Lo que se ve y lo que no se ve. La economía política en una lección, dada a sus paisanos de Francia por Federico Bastiat, e interpretada y ofrecida a los suyos de Zipaquirá Eustacio Santamaría  (What is Seen and not Seen. The Political Economy in one Lesson, Given by Federico Bastiat to his French Fellows, and Offered by Eustacio Santamaría to his in Zipaquirá)
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Lo que se ve y lo que no se ve. La economía política en una lección, dada a sus paisanos de Francia por Federico Bastiat, e interpretada y ofrecida a los suyos de Zipaquirá Eustacio Santamaría (What is Seen and not Seen. The Political Economy in one Lesson, Given by Federico Bastiat to his French Fellows, and Offered by Eustacio Santamaría to his in Zipaquirá)

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Publié le 01 janvier 2003
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LO QUE SE VE Y LO QUE NO SE VE
La economía política en una lección, dada a sus
paisanos de Francia por Federico Basiat,
e interpretada y ofrecida a los suyos de Zipaquirá
por Eustacio Santamaría
* * *
ustacio Santamaría nació en Nemocón el 29 de marzo de 1829.EFue nombrado cónsul en El Havre en diciembre de 1869,
durante el gobierno del general Salgar, y empezó a ejercer sus funciones
ante Francia y Gran Bretaña desde abril de 1870. Antes de su
nombramiento la delegación consular fue dirigida en 1869 por J. M.
Torres Caicedo, quien se opuso en un fuerte debate a los manejos que
hizo Santamaría de los asuntos de la delegación; por Jesús T. Tejada
entre 1866 y 1868; y por Rafael Núñez en 1866, que apoyó la
elec1ción de Santamaría como cónsul .
En 1873, Santamaría ejerció el cargo de secretario general del
gobierno del Estado Soberano de Cundinamarca y se destacó por
firmar el contrato con Percy Brandon y William Powles para la
construcción de una línea férrea entre Bogotá y el sitio de Los Manzanos
en el camino de occidente. Este contrato, como muchos otros que se
suscribieron durante la fiebre ferrocarrilera de la década de los 70,
suscitó controversias apasionadas sobre la viabilidad del proyecto, su
rentabilidad, el beneficio que traería para el erario público y su
im2pacto en la vida económica de la región .
Sus escritos más estructurados son el segundo y el tercer tomo de las
3Conversaciones familiares sobre industria, agricultura, comercio, etc. , en los
1 Torres Caicedo, J. M. 1874. Muerte moral de don Eustacio Sanz de Santamaría,
Nemocón, Imprenta de don Basilio-Eustacio, 134 p.
2 Santamaría, Eustacio. 1873. Informe general al Gobernador de Cundinamarca,
Bogotá, Imprenta de Gaitán, 120 p.
3 S. 1871/2. Conversaciones familiares sobre industria,
agriREVISTA DE ECONOMÍA INSTITUCIONAL, VOL. 5, N.º 8, PRIMER SEMESTRE/2003LO QUE SE VE Y LO QUE NO SE VE. 203
que interpreta la realidad neogranadina y sugiere políticas a partir de los
4elementos teóricos que aprendió en París . Uno de los temas más
importantes de esta obra es el manejo de las minas de sal de Zipaquirá y Chita,
tema de vital importancia al que dedicó siete capítulos.
Su traducción, bastante libre, de la obra de F. Bastiat, Lo que se ve
y lo que no se ve: o la economía política en una lección, es una
interpreta5ción ofrecida a “los suyos de Zipaquirá” , en la que añade algunos
capítulos que siguen el método propuesto por Bastiat de analizar los
fenómenos económicos no sólo por sus consecuencias inmediatas sino
también por las de largo plazo. En la nota que acompaña a la
traducción advierte, con un estilo retórico más propio del Renacimiento
que del siglo XIX, que agregó los capítulos VIII, IX, X, XI, XII, XIV y XVI,
basado en las lecciones que recibió en París de Bastiat, Chevalier,
Blanqui y Garnier.
Los capítulos que se transcriben a continuación tratan temas que
constituyeron el eje del debate político y económico durante la
segunda mitad del siglo XIX: la discusión entre librecambio y
proteccionismo; la producción agrícola de exportación y la creación de una
base industrial; el papel paternalista del Estado y la reducción de sus
funciones a la protección de la vida, la propiedad, las obras de
fomento, el ejercicio judicial y la defensa de la soberanía. También defiende
la eliminación del monopolio estatal sobre las salinas de Zipaquirá y
Chita, opinión que no prosperó durante los gobiernos radicales, pues
estos obtenían gran parte de sus recursos de estas minas, las rentas de
las aduanas y los ingresos del Ferrocarril de Panamá.
La presentación de los temas no es rigurosa, pero los comentarios
son valiosos en la medida en que reflejan los intereses políticos y
económicos que antecedieron las reformas liberales de mediados del
siglo XIX. Además, muestra que el debate político en Colombia no ha
cambiado en lo sustancial, y que la discusión sobre el proteccionismo
y el librecambio ha sido y sigue siendo un comodín en las discusiones
de política económica.
Juan Santiago Correa*
cultura, comercio, etc., Havre, Imprenta de A. Lemale Aine, tomos II y III. El tomo
I fue escrito por José María Gutiérrez de Alba.
4 Aunque sus recomendaciones giran alrededor de temas económicos
nacionales, también hace comparaciones con otros países hispanoamericanos y da
consejos culinarios y prácticos sobre la vida diaria del campo y la ciudad.
5 Aunque no es claro quiénes eran “los suyos de Zipaquirá”, cabe suponer que
se refiere a miembros de la élite política y académica colombiana de la época,
como Lorenzo María Lleras, los hermanos Santiago, Rafael y Felipe Pérez
Manosalva, y José María Triana, entre otros zipaquireños notables.
* Economista, docente investigador de la Universidad Externado de Colombia.204 Eustacio Santamaría
* * *
XIV
PROTECCIÓN A LOS ARTESANOS NACIONALES
Don Chapetón, carpintero de Cádiz, Don Gavacho, sastre de Burdeos,
y el ladino Juan Bull, zapatero de Londres, emprenden viaje para
Bogotá. Establécense allí; mas al establecerse, mil obstáculos se les
presentan para hacer pronto fortuna, que es el objeto que los ha
traído por esos mundos de Dios. Muy bien sabido tienen ellos lo bueno,
barato y elegante de los artefactos europeos; no ignoran tampoco que
a pesar de los enormes gastos de transporte que ocasionan, muy bien
podrían venderse con ganancia en nuestro mercado zapatos, vestido
y muebles de la mejor calidad y última moda de Francia, Inglaterra y
Alemania; conocen que el oficio de negociante sería mejor que el de
artesano en tales circunstancias: se mecen por un momento con las
ilusiones de abandonar para siempre serrucho, aguja y cartabón, mas
llevando la mano al bolsillo, ven que les falta nervio para transportar
por su cuenta calzado, vestido y obras de ebanistería de Europa a
Nueva Granada. Devánanse los sesos pensando y repensando de qué
modo harían para hacer frente a la concurrencia de los comerciantes,
cuyos importes de artefactos extranjeros amagan abundar en el
mercado, y son preferidos a los nacionales por la mayor parte del público
consumidor. Propónense traer artesanos europeos, y maderas, telas,
cueros, clavos y útiles europeos; y no dudan de ese modo en hacer
calzado, vestido y obras de ebanistería mejores y más baratos que los
de pura cargazón que envía el extranjero. Mas la misma falta de
nervio les desbarata su nuevo proyecto.
La crisis es terrible; el mercado extranjero abunda; el público
gusta mucho de él, porque le conviene más bajo todos aspectos; los
artesanos no saben qué camino tomar, se ven perdidos, arruinados,
prontos a tomar violentas resoluciones contra los negociantes; cuando el
cuerdo Juan Bull convoca a los zapateros, sastres, carpinteros,
herreros, cerrajeros, cuya industria estaba amenazada y con ella el porvenir
de sus familias, para acordarse sobre el partido que deberían tomar.
Ningún artesano faltó a la reunión, delante de la cual cada uno de
ellos dijo lo mejor que le parecía para arrostrar la crisis. Debe creerse
que ninguna de las proposiciones era conducente, cuando no hemos
sabido que alguna de ellas fuera adoptada por todos; hasta que se
levantó Juan Bull, que ocupaba el asiento de presidente, y en su mal
español les dijo: “es ciertamente muy sensible el que no pueda
hallarse medio alguno que, conservándonos en nuestro respectivo oficio,
nos ampare de la postración que nos amenaza; porque, digan lo que
quieran (atención general), yo sé lo poco que vale la mano de obra enLO QUE SE VE Y LO QUE NO SE VE. 205
Europa y los ingeniosos auxilios que las artes sacan de la mecánica;
auxilios que hacen ganar tiempo, y ahorrar dinero, material y trabajo;
sé también, porque soy de allá y lo he visto con mis propios ojos, que,
a pesar de los crecidos gastos del transporte, los artefactos extranjeros
nos llegan aquí mejores, más baratos y más elegantes que los
fabricados con nuestra poca destreza y nuestros malísimos útiles. Y como
no tenemos capitales con qué poder hacer concurrencia a los ricos
extranjeros, no veo sino un recurso que no solamente nos preservaría
de una ruina completa, sino que nos proporcionaría mayor número
de goces y un porvenir que puede llamarse muy lisonjero; bienestar y
porvenir que jamás lograríamos atenidos a nuestro pobre oficio”.
“¿Cuál es el recurso?, ¿cuál es el recurso?”, gritó el auditorio
entusiasmado. “¡Viva Juan Bull! ¡Viva el famoso míster!”.
Tan luego como el alboroto cesó, continuó Juan Bull: “si es cierto
que los e

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