Contextos funerarios en la transición del mundo prerromano al romano en el sur peninsular
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Grupo de Investigación HUM-236 http://www.arqueocordoba.com Grupo de Investigación HUM-236 http://www.arqueocordoba.com ALICIA JIMÉNEZ DÍEZ–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– En este trabajo propongo revisar al-INTRODUCCIÓN gunas de estas cuestiones y las causas que han contribuido a difi cultar el estudio de Las difi cultades a las que nos enfrentamos al las necrópolis de este período –tradicional-estudiar la evolución que se produjo en los mente considerado de transición– entre la espacios funerarios del sur peninsular como conquista del sur de Hispania y la creación consecuencia de la conquista romana son del Imperio romano, para analizar, en último múltiples y están estrechamente relaciona- lugar, algunos aspectos de un caso concreto das con las preguntas más importantes que que puede emplearse como ejemplo: las ne-se plantean al analizar el complejo problema crópolis de Castulo. de la ‘romanización’. En primer lugar, no es sencillo distinguir los enterramientos de itálicos asentados en la Ulterior de los de la población local durante una etapa histórica 1. EL PROBLEMA DE LAS como la época republicana, todavía mal co- NECRÓPOLIS DE ÉPOCA nocida en el sur peninsular desde un punto REPUBLICANA de vista arqueológico.

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Publié le 01 janvier 2006
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 ALICIA JIMÉNEZ DÍEZINTRODUCCIÓNEn este trabajo propongo revisar al-gunas de estas cuestiones y las causas que Las di cultades a las que nos enfrentamos al han contribuido a di cultar el estudio de estudiar la evolución que se produjo en los las necrópolis de este período tradicional-espacios funerarios del sur peninsular como mente considerado de transición entre la consecuencia de la conquista romana son conquista del sur de Hispania y la creación múltiples y están estrechamente relaciona-del Imperio romano, para analizar, en último das con las preguntas más importantes que lugar, algunos aspectos de un caso concreto se plantean al analizar el complejo problema que puede emplearse como ejemplo: las ne-de la romanización. En primer lugar, no crópolis de Castulo. es sencillo distinguir los enterramientos de itálicos asentados en la Ulterior de los de la población local durante una etapa histórica 1EL PROBLEMA DE LAS como la época republicana, todavía mal co-. NECRÓPOLIS DEÉPOCA nocida en el sur peninsular desde un punto  de vista arqueológico. El recurso a elemen-REPUBLICANA tos de carácter arcaizante –que son más bien una reformulación de objetos y rituales La tendencia de arqueólogos e historiadores antiguos que una copia exacta de ellos en a presentar en sus estudios a las sociedades las necrópolis hasta época altoimperial con-del mundo antiguo como si fuesen seres vi-trasta, además, con otras fórmulas de expre-vos con fases de nacimiento (antigua o de sión de la identidad colectiva e individual en formación), desarrollo (cénit o etapa clási-el interior de la ciudad, especialmente en ca) y declive (período tardío o  nal) ha con-torno al cambio de era. Las necrópolis son, tribuido a generar una imagen de los siglos sin duda, un escenario privilegiado para el III-I a. C. como una época de decadencia, análisis de los procesos de interacción que considerada como una especie de epílogo se produjeron como consecuencia de la colo-de su objeto de estudio por parte de los pro-nización romana y un ejemplo de la superpo-tohistoriadores y un período de formación, sición o convivencia de discursos sobre qué aún no plenamente romano, por parte de los signi caba ser romano dentro de un mismo arqueólogos dedicados al mundo clásico. A asentamiento. Son interrogantes, por tanto, pesar de la abundante información propor-que no se limitan a nuestra interpretación cionada por las fuentes antiguas sobre la de contextos funerarios, sino que están rela-etapa de conquista de Hispania, el problema cionadas con un debate mucho más amplio se complicaba por el escaso número de yaci-sobre el signi cado de la cultura material mientos con estratigrafías que pudiesen ser empleada en las primeras regiones conquis-asignadas a este período, llegándose a suge-tadas dependiendo del contexto y su utiliza-rir en algunos casos, la posibilidad de que ción consciente por parte de distintos acto-los poblados ibéricos fuesen abandonados de res inmersos en un proceso de colonización forma masiva como consecuencia de la colo-para expresar diferentes clases de identidad nización romana, lo que explicaría la escasez social. de necrópolis fechadas en este momento. 68 ESPACIOS Y USOS FUNERARIOS EN LA CIUDAD HISTÓRICA
CONTEXTOS FUNERARIOS EN LA TRANSICIÓN DEL MUNDO PRERROMANO... –––––––––––––––––––– La escasa visibilidad de las necrópolis teamiento de las dataciones de algunos yaci-de la baja época de la cultura ibérica puede mientos, rebajando la cronología de ciertas deberse a distintos factores. Quizá uno de producciones de campaniense A hasta 50 los principales dejando a un lado las di cul-años, en un período crítico para la interpre-tades para etiquetar las necrópolis de los si-tación de la romanización del mundo fune-glos III-I a. C. como romanas, ibéricas o rario ibérico como es el inicio del s. II a. C. púnicas, y la división de los estudiosos en Todo ello ha provocado una alteración de la dos grupos bien diferenciados de clasicistas cronología y el contexto cultural en el que se y protohistoriadores es la escasez defósi-situaban determinados cementerios, como  les guía que permitan diferenciar de mane-ha señalado F. Quesada en relación con la ra clara los cementerios de este período. En necrópolis ibérica de El Cabecico del Teso-general, las dataciones más precisas de las ro (Murcia) (F. Quesada, 1989: 49-50). Aún tumbas ibéricas de las fases más antiguas hdoe y cieenr tdaísa, leal sems odmee nctaom pdae nliae ndsees aepna rliac iPóen- han sido consecuencia, casi siempre, de la nínsula Ib écrica, la de nición exacta de cda inclusión en el ajuar de objetos importados, acomo por ejemplo cerámica ática. En el caso uno die zsauss  ag rcuieprotso sy  tlaal laedrsecs ri(epscpióenci adlem aelngtue- de las tumbas tardorrepublicanas, cuando nas pefalta la cerámica campaniense y únicamente edne  dele bcaatseo,  cdoe mlao  scea pmopnaen ideen sme anBi)  eesst oo bejnetlo se cuenta con la urna cineraria y otras piezas publicación de las actas de la mesa dn daa  de tradición ibérica, como un plato-tapade-celebrada recientemente en Ampurrieas opara ra, la adscripción temporal se hace a veces tratar de aclarar algunas de estas cuestiprácticamente imposible si no existen datos ones complementarios ofrecidos por las relacio-(X. Aquiliué, et al. coords. 2000)1. nes estratigrá cas dentro del yacimiento.A todo ello hay que añadir que los ha-Cuando aparece representada entre los llazgos de campaniense en el sur de la Pe-objetos del ajuar funerario, la cerámica cam-nínsula Ibérica son de por sí escasos y que paniense plantea, además, otras cuestiones. huassot ad eh easctea  ncoe rmáumcichao  htiaebmíap qo useed cardeoí ar eqsuteri ne-l En primer lugar, la datación en época exce-sivamente antigua de algunos ejemplares en gainddoa lau zzaos.n aAs ucnoqsutee rhaso ye ns aablegmuonsa s qrueeg ieosnteoss  publicaciones de la primera mitad del siglo raron XX, previas a los primeros estudios de N. edjaelqmupilvairr ehs apstean leltegar a apsoern tela vmailelne tdoes l coGumao- Lamboglia (1952) sobre esta clase de ma-Corduba os las diferencias entreteriales, provocó que determinadas necrópo-cerámicas  dHei slapsa lzio,nas cercanas al mar y  ldaesl  lis fueran consideradas menos recientes de lo que realmente eran, incluyendo a veces dentro de un mismo conjunto tumbas con 1| Tras la reunión de Ampurias parece haberse cerámicas de barniz negro ático del s. IV a. impuesto la reformulación propuesta por L. Predoni en C. y campaniense del s. II a. C. Pero no es sus trabajos sobre la cerámica de Cales. Ello ha supues-hasta los años ochenta del siglo XX, sobre tou, efstuon dqaumengtarlmdeenst er,a sugno s claa mcbrioon odloe gínao qmueen sclea vteunríaa,  todo a partir de la divulgación de los traba-ple a anjos sobre este tipo de cerámica de P. Morel empeando desde la publicación en los años ochenta de las investigaciones de P. Morel se mantiene (F. Sala, (1980, 1981), cuando se produce un replan-2003: 292-293).ANALES DE ARQUEOLOGÍA CORDOBESA 17 (2006) / VOL. I 69
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