Arde la memoria
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Colecciones : Educación y biblioteca. Año 11, n. 104
Fecha de publicación : 1999

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..
ADE l MEMOI
. �.r, SIlO del hecho u\.
arde la memoria
por Ramón Salaberria
En 1499, en Granada, el arzobispo Cisneros arrojó a las llamas los
libros musulmanes. para reducir a cenizas mho siglos de historia
escrita de la cultura islámica en España.
En 1562, en Maní de Yucatán. fray Diego de Landa arrojó a las llamas
los libros mayas, para reducir a cenizas ocho siglos de historia escrita
de la cultura indígena en América.
En 1888. en Río de Janeiro. el emperador Pedro 11 arrojó a las llamas la docu­
mentación sobre la esclavitud en Brasil, para reducir a cenizas tres siglos y medi()
de historia escrita de la infamia negrera.
En 1983, en Buenos Aires. el general Reynaldo Bignone arrojó a las llamas la documen­
tación sobre la guerra sucia de la dictadura militar argentina, para reducir a cenizas ocho
años de historia escrita de la infamia carnicera.
En 1995. en la ciudad de Guatemala. el ejército arrojó a las llamas la docu­�C
mentación sobre la guerra sucia de la dictadura militar guatemalteca. para �n c
reducir a cenizas cuarenta años de historia escrita de la infamia carnicera. l. el baJa
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(Eduardo Galeano: "Memorias y desmemoras". En: Brecha. 4 il on
abril 1997) te de
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EDUCCIO y BIBUOTC -10, 199 5

ARDE L MEMORIA
En 1499, en Granada, el arobispo Cisneros arrojó a las llamas los
libros musulmanes, para reducir a cenizas ocho siglos de historia
escrita de la cultura islámica en España.
Granada fe la última representante de la gran lar la ciencia latina de la árabe; si bien los árabes lle­
civilización hispanoára be. Tras las caídas de Valen­ garon a prohibir la venta de sus libros a los cristianos
cia en 1238, de Córdoba en 1246, de Sevilla en 1248, y judíos par que éstos no se los apropiaran, los
de Cádiz en 1260, un pequeño estado de 30.000 kiló­ reconquistadores se hicieron con las bibliotecas de
metros cuadrados. último bastión de AI-Andalus, las ciudades que ocupaban o apresaron como escla­
mantuvo su independencia durante dos siglos. Su vos a los sabios vencidos, a quienes obligaron a ense­
conquista, en la que par ticiparon mercenarios alema­ ñarles: tal es el caso de un religioso que, en la toma
nes y suizos, ingleses y fanceses, fe vivida en toda de Almería por Alfonso VII (1147), tomó a su servi­
la cristiandad como una revancha de la caída de cio a un matemático.
Constantinopla en 1453. Pero, ¿cuál había sido el sis­ La época de los reinos de taifas fe la de máximo
tema de enseñanza, cómo eran los libros y bibl iote­ esplendor de la ciencia española, que se cultivó con
cas de esa civilización durante los ocho siglos en gran intensidad. Los reyes se vanagloriaron de sus
España? escritores y de sus sabios y, no teniendo potencia
La organización de la enseñanza en el islam fe económica para asimilar en bloque a todos los fu gi­
absolutamente libre, dependiendo de la voluntad del tivos de Córdoba, acogieron según sus partic ulares
maestro que la impartía o del mecenas que creaba o afciones a unos más que a otros. Así, a mediados del
sufagaba una escuela o las enseñanzas en la mez­ siglo XI, Sevilla era el paraíso de los poetas y Tole­
quita o en las madrazas (madarsas). Las madrazas se do de los científcos. Y la mayoria de éstos eran dis­
crearon en el siglo XI y, como centros de enseñanza cípulos directos de las fguras más descollantes de la
superior, se extendieron por todo el islam hasta erudición cordobesa de fnes del siglo X.
Al-Andalus. Algunos historiadores las consideran u En todo este complejo fe nómeno de trnsmisión
precedente de las universidades europeas. Dado el científica hay que hacer una observación: los musul­
principio de libre iniciativa que rigió la educación en manes casi nunca buscaron mayores conocimientos
el islam, las escuelas generalmente eran de fu nda­ fu era de sus fonteras ni se preocuparon por lo que
ción privada y el maestro concertaba con los padres pasaba más allá de ellas. Por contra. los occidentales,
los honorarios a percibir, y que comúnmente fu eron desde el siglo X, no vacilaron en entrar en los domi­
modestos. nios musulmanes y en aprender de maestros árabes.
Las escuelas, en cuanto tales, o las habitaciones y Dos de las ramas del conocimiento más desarro­
edifcios destinados a la enseñanza debieron existir lladas feron la medicina y la agricultura. La medici­
desde muy pronto en AI-Andalus, pues ya hay ref e­ na árabe, inspirada en Galeno, fe más allá que éste
rencias del siglo VIII. Su demanda debió ser amplia, en numerosas especialidades. E igualmente puede
puesto que los andalusíes del siglo X se habían dado decirse de la agricultura, que superó desde todos los
ya cuenta de que el único modo de ascender de posi­ puntos de vista lo que sobre la misma habían escrito
ción económica y social consistía en el estudio, que sus precursores.
les per mitía entrar en la escala del fu ncionariado y Para realizar los estudios superiores los árabes
alcanzar cargos más altos de la adminis tración, espe­ dispusieron de tres tipos de libros para una misma
cialmente si se tenía una buena caligrafa. materia: los resúmenes elementales, de expresión
Los intercambios entre los científicos de la época concisa, que servían para repasar de modo rápido los
debieron de ser numerosos. Motivos politicos o los puntos principales al que ya había cursado la materia
altos sueldos ofrecidos por la Córdoba del califato o a alumnos especialmente dotados; los superiores,
movieron a sabios orientales a instalarse en la Penín­ que servían para aprender la asignatura por primer
sula. Así, Abu Ali al-Qali, iraquí del siglo X, se ins­ vez; y los medios, en que la idea y la expresión se
taló en Córdoba; Ishaq Ibn Abraham Ezr, originario equilibran y son útiles a todo tipo de lectores.
de la Península, viajó a lraq; Alfonso X el Sabio
mantuvo relaciones científcas con los mamelucos de
Bibliotecas de AI-Andalus
Egipto y los iljanes de Persia, y sus doctrinas astro-
,nómicas llegaron, muy posiblemente, a China. Ni Durante un buen período de tiempo las enseñan­
'(a Reconquista del siglo XIII se pudo desvincu- zas de lo que ahora denominaríamos segundo y ter-
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ARDE L MEMORI
cer ciclo se imparieron en las mezquitas. Luego apa­ evolucionando y se llamaron casa de la ciencia (dar
recieron instituciones para lelas bien dentro de las al-ilm): contaban con un director, varios biblioteca­
mismas, bien fu era, que contrib uyeron a mejorar la rios, copistas y ordenanzas. Los libros se colocaban
calidad de los estudios. Tales feron las bibliotecas, unos encima de otros en distintos estantes, lo cual
las madrazas y los hospitales. hizo nacer la necesidad de escribir en sus cantos el
Las bibliotecas nacieron como consecuencia de nombre abreviado del autor y el título. Se colocaban
reunir textos de El Corán en las mezquitas, y luego según un orden prefijado, y de las obras más consul­
por la donación de libros hecha por sus dueños a tadas se tenían varios ej emplares.
éstas. Así, Ibn Jaldún, en 1396, donó a la biblioteca El acceso a la biblioteca era público, aunque para
de la mezquita de Fez el manuscrito de su Historia acceder a detenninadas obras o a algunas secciones
Universal, estableciendo que sólo sería prestado a era necesaro un penniso especial. El préstamo era,
personas de confianza mediante el depósito de una según los casos, con o sin fanza y para un plazo
ferte suma y por un plazo máximo de dos meses de determinado. No se sabe con certeza el número de
tiempo, sufciente, según él, para estudiarlo o copiar­ obras que tenían estas instituciones, pero, según Ver­
lo. net, sí se puede sospechar que algunas de las cifras
Otro tipo de bibliotecas, y con una reglamenta­ que nos han transmitido los histor iadores no refe jan
ción menos estricta, fu eron las de fndación real o la realidad. Por ej emplo, se afra que la biblioteca
privada. Un buen ej emplo es la biblioteca del califa antes mencionada de al-Hakam 11, la más importante
omeya andalusí al-Hakam 11 al-Mus tansir (961-975), de todo Occidente, tenía cuatrocientos mil volúme­
de la cual, que sepamos, sólo un libro, fe chado en nes. Pero esa cifa se atribuye también a otras biblio­
970, ha llegado hasta nuestros días y se conserva en tecas, lo cual o es pura casualidad o signifca que hay
la biblioteca de la mezquita de Fez. El punto de par­ que entenderla como expresión de una gran cantidad,
tida fu ndamental de la bibl ioteca de al-Hakam

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