Mishima, un fascismo japonés
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Colecciones : Tiempo de historia. Año VII, n.79
Fecha de publicación : 1-jun-1981

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Publié le 01 juin 1981
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Langue Español
Poids de l'ouvrage 2 Mo

Extrait

104

r.T.'1ISHlMA era hombre in­
!W verosímilmente polifa­
cético. Autor de novelas. pie­
zas de teatro, películas.
quiso siempre hacerse valer
como activista: artes mar­
ciales, gimnasia, política,
todo le valía. Fetichista in­
contenible, su imagen sirvió
de tema para toda suerte de
desvaríos fotográficos: re­
tratos sadomasoquistas. po­
ses culturista - homosexua­
les, glorificaciones de lo sa­
murai. Su muerte no pudo
ser más coherente con todos
esos aspectos.
Nació en una familia rica
venida a menos, empeñada
en contar aún con media do­
cena de criadas. Su madre.
hija de un director de cole­
gio, sería hasta el fin su pri­
mera lectora. El padre. de
familia agraria acomodada,
llegó a ser director general
de pesquerías. La abuela pa­
terna, Natsu, era de sangre
noble. y su influjo discipli­
nario fue fundamental en
Mishima: le hizo ingresar
. _. AI!in Iogr. un cu.rpo, un .... rd.d ... o cu.rpo, y al con.quirlo m. dominó l. p •• ión por
en un colegio tradicional· moalr.rlo._. (T."o y 1010 d. Mi.tllma).
Fol.-
d .. IIlbum
.Torh, ••
con ro ....
11.&3).
105

mente l"eservado para la
aristocracia, caracterizado
JX>r una rigidez inflexible.
Enclenque, el que luego se
haria llamar Yukio Mishima
destacó muy pronto por ge­
nialidad literaria; los alum­
nos mejor dotados intelec­
tualmente de los cursos su­
periores le consideraban
como uno de los suyos en
cualquier proyecto, pero en
su propia clase era tenido
como muy endeble deporti­
vamente. Para colmo, el pa­
dre, políticamente admira­
dor del nazismo, no veía con
buenos ojos los pinitos lite­
rarios del pequeño, y llegó a
romperle el cuaderno en que
guardaba sus esbozos. En
este ambiente tan «joven
Tórlesslt, Mishima era za­
randeado JX>r violentas rela­
ciones de amor - odio, admi­
ración - desprecio - sumi­
sión. A lo largo de su vida,
hará tremendos esfuerzos
para innigirse castigos que a
la vez impliquen el perdón
Mi.Mm. ean ellnl'rpr.l. d •• MI .mlgo Hltl.,. (1"'1 . ... p.r.on.j. -I~un p.l.brl. di MI.hlm_ qUI lunquI mll.ldna na mi
gUlt .. HIU.r .r. un g.nia. p.ra na un h'ra' .• M ,
106

MI.hllYWl r_( •• lIdo con .u propio cu.rpo.1 _S.n 5.., .. 1I6n_ d.
GuIdo A.nl.
bados.y son normales; yo me que él mismo llegará a imi­de los de arriba, como es el
taren foto atado a un árbol y caso de llegar a fotografiarse comporto normalmente, y
estoy enfermo del alma». con tres flechas clavadas en repetidas veces con ga tos, a
el cuerpo sangrante: una de los que aborrecía, pero que
ellas, en el sobaco, zona del eran idolatrados por su pa­
cuerpo que en «Confesiones. dre. Fue el padre quien, a la
EROS DEL ACERO vista de lo inevitable de la ya ncs presenta como la más
Y LA SANGRE erótica, hasta el punto de vocación literaria del mu­
chacho, le arrancó la pro­ que el libro concluye con la
En .Confesiones de una mesa de serel.mejor novelis­ pasión irremediable ante el
máscara», concebida como ta» . Mishima, quizá para so­ sobaco de un macarra, en un
una precoz autobiografía, brevivir, quedó pronto CIIcrescendolt sólo compara­
Mishima proporciona, bajo prendido en la necesidad .de ble al de aquella película
una maraña de baladrona­fingir, de representar pape­ homosexual de Alfredo Ala­
das y desconfiados guiños. rla que se estrenó inconcebi­les adecuados a cada situa­
da tos preciosos sobre sus ob­ blemente bajo el franquismo ción, de en todo momento
sesiones. Se mezclan aquí, -cDiferentelt- y en una de procurar satisfacer el voraz
narcisismo que le redimía de inseparables, las eróticas de cuyas escenas AJaria, al es­
la sangre, de la homosexua­ quivarel insinuante perfil de las humillaciones de la vida.
lidad, de las órdenes. Cuenta La disciplina, hasta en el sa­ Mara Lasso, quedaba tras­
que su primera masturba­domasoquismo, fuesu arma. puesto y con sudores fríos al
ción le vino sugerida por la Años después, hablando de toparse en la calle con la
contemplación de un cuadro sus colegas escritores, dirá musculatura en camiseta de
de Guido Reni, «El martirio algo revelador: • Los escrito­ un obrero que empuñaba un
de San Sebastián., pintura res se portan como pertur- trepidante taladrador.
107

Apunta VaIleJo-NáJera que existencia de su cuerpo, tan persona con un reloj de oro,
Mishima no conoció otro bello, no le era suficiente que fue seleccionado como ka­
cuadro de Reni, «Marsias estuviera circunscrito por su mikaze; pero aprovechando
piel. Le faltaba eso precisa­desollado por Apololt, en el una gripe, pretextó tubercu­
que Apolo se aplica concien­ mente, el fluir de la sangre •. losis. La vergüenza, el des­
Pero no sólo la di mensión zudamente al sobaco de un honor, tan claves en una so­
metafísica más explícita le Marsias transido de éxtasis ciedad corno la njpona, le
atrae, sino que «hacerse un tal vez también doloroso. perseguirán toda la vida:
cuerpo. será durante largos Como sea, Mishi ma merecía .En mi vida futura jamás al­
años su vocación más devo­haber conocido tal pintura. canzaré una gloria que
radora; al menos, le dedica Las ligaduras, como a buen pueda justificar haber esca­
tantas horas comoa la litera­oriental,le fascinan, pero en pado a la muerte en el ejérci­
tura, y la misma fiebre. A páginas decisivas de su obra to •. Por todas partes, como
partir de los treinta años, hay referencias al símbolo vemos, se estrecha el círculo
harto de verse escuchimi­universal sadomasoquist3, de que habla en sus .Confe­
zado y bajito en las fotos, el látigo; así, en su pieza siones de una máscara.: .Mi
hano de tener que posar so­. Madame de Sacie., la pro­ corazón se fue inclinando a
bre ocultas tari mas para tagonista dice del Marqués: la Muerte, a la Noche y a la
destacar, se pone a hacer .Nunca me permitió oír el Sangre» . El .novio de la
gimnasia como un poseso. sonido del látigo. Ignoro si es muerte. no había acatado, a
Como siempre, medio en se­señal de respeto o de menos­ fin de cuentas, la tácita or­
rio medioen broma,justifica precio. Su sed de sangre den del. Edicto de soldados
de muy diversos modos su acaso esté influida por la y marinos. del emperador
proceder: • Las palabras no gloria guerrera de sus mayo­ Meiji de 1882, que venía a
sirven. Busqué otro lengua­res •. insistir en la total sumisión
je.; o el menos enrevesado: de los ciudadanos al deber, y Gloria. Guerrera. Mayores.
• Al fin logré un cuerpo, un que obligaba a meditar diez Obsesiones eróticas y obse­
verdadero cuerpo, y me do­ minutos diarios en ello, e in­siones políticas forman en
minó la pasión por mostrar­ cluso al suicidio del mílite Mishima un nudo indestruc­
lo.. Recordará como un pregonero que fallase al tible. Másde una vez hablará
«momento increíblemente leerlo en voz alta. Deber, ri­del .espíritu español del sa
feliz. el de la publicación de to, acto, cuerpo, muerte, murai., invocando la .con­
unas fotos suyas, en compa­ todo se funde en el espíritu dencia de la muerte como
ñía de amigos cachas y acei­ de este traidorque es un dile­condición previa de toda au­
tosos(su mujer llegó un día a tante, que es un neurótico, téntica cultura. y admi­
echarles a todos de casa, que es un actor, que es no rando los desplantes calde­
donde estaban en una sesión importa qué. ronianos, el arte del . bien
artística poniendo posturi­morir., los gritos de .viva la
tas), en una revista culturis­
muerte •. ¿Estética? Sí y no.
ta, e incluso llegará a de­Mishima es un claro ejemplo
mandar a otra publicación MASCARAS de cómo se imbrican en nos­
por sacar un reportaje en el
otros lo estético, lo erótico.
que se le ve con menos mus­lo político, lo ético, Jo meta­
Basta con ver una película culatura. físico.
Merece la pena detenerse en japonesa -y no necesaria­
mente ambientada en la otra justificación de la in­
cansable gimnasia. Elogiará época samurai, sino por
ejemplo cualquier filme de como la muerte más noble y
CUERPO belJa la de un cuerpo con tema contemporáneo de Ku­
rosawa, Oshirna u Ozu&

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