HACIA EL QUE ES
141 pages
Français

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HACIA EL QUE ES , livre ebook

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Description

Hacia El que es constituye el cuarto tomo de las entrevistas que Yvonne Trubert concedio al Libro de Invitacion a la Vida, la revista de esta asociacion eponima. A traves de temas como la salud, el agua, la peregrinacion, la paz interior y el don de uno mismo, esta obra propone al lector todos los elementos de reflexion que responden a nuestras preocupaciones cotidianas. Entre ellos, destacan dos temas : la fuerza del amor y la fuerza de la presencia divina.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 01 novembre 2010
Nombre de lectures 50
EAN13 9782296707740
Langue Français

Informations légales : prix de location à la page 0,0550€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Hacia El que es
Yvonne TRUBERT


Hacia El que es

Crónicas de una Invitación a la Vida


Tomo 4


L’Harmattan
Dirección Editorial: Albertine Gentou


Traducción: Macarena Brun-Ferri


Grabadas entre 1984 y 1995 para la revista de
la asociación Invitación a la Vida, El Libro de IVI,
estas crónicas han sido extraídas de entrevistas
realizadas por la
Misión Escribir y por cuatro periodistas:
Marie Mignon Gardet,
Marie d’Hennezel-Whitechurch,
Marie-Hél è ne Rose y Albertine Gentou .


Fotografías de Yvonne Trubert y de la portada:
© Prisca Léonelli


© L’H ARMATTAN, 2010
5-7, rue de l’École-Polytechnique ; 75005 Paris

http://www.librairieharmattan.com
diffusion.harmattan@wanadoo.fr
harmattan1@wanadoo.fr

ISBN : 978-2-296-12906-1
EAN : 9782296129061

Fabrication numérique : Actissia Services, 2012
Prefacio
Saint-Exupéry le hace decir al Pequeño Príncipe: "Sólo podemos ver bien con el corazón, lo esencial es invisible a nuestros ojos." Desgraciadamente, si el alma no está sobre aviso, nuestros sentidos solamente pueden transmitirnos una percepción aproximada de la realidad.
Yvonne Trubert, inspiradora, fundadora, animadora infatigable de la asociación Invitación a la Vida, hoy reconocida de Interés General, nos invita a emprender una nueva vida siguiendo los pasos de Jesucristo, a través de tres llaves:
La oración cristiana (el rosario), que hace posible que el hombre se una a lo divino, obedeciendo a esa primera ley espiritual, que nos fue dada por Moisés y Jesucristo renovó :
« Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu Espíritu. » (Mateo, 22,37).
La armonización de las energías, terapia silenciosa que asocia a la oración un gestual especifico. La armonización se practica a una persona que desea sentirse mejor, que busca sentirse reconfortada a través de una purificación. Así pues, el armonizador obedece a la segunda ley espiritual : « Amarás a tu prójimo como a ti mismo. »
Las vibraciones que, tras rezar un rosario, constituyen un trabajo vocal de grupo, en la unidad y en la armonía de los sonidos. Esta práctica tiene una influencia en el equilibrio cósmico telúrico y responde a la tercera ley: « Amaos los unos a los otros como Yo os he amado. »
Estas tres llaves de vida aportan una respuesta a las eternas preguntas del hombre :
« – ¿Quién soy yo ? »
« – ¿De dónde vengo ? »
« –; ¿A dónde voy ? »
Para todo médico, y hablo desde mi capacidad como tal, la búsqueda del origen de la enfermedad es la base de una terapéutica adaptada. Mantener el cuerpo sano, hacer posible que un cuerpo enfermo evolucione hacia la curación, sólo puede darse si conocemos la relación que existe entre ese cuerpo y sus fuerzas de vida… y de muerte.
Esta toma de conciencia inspira a todo terapeuta el deseo de convertirse en testigo del proceso curativo, posibilitando así que el alma del paciente se renueve y que « viva a través del amor que le es manifestado. »
Para poder adoptar esta nueva toma de conciencia, es necesario realizar un trabajo personal, cierto, pero también colectivo : los grupos de oración de Invitación a la Vida fueron creados por este motivo.
Nosotros no podemos evolucionar solos, sino con los demás.
Desde hace treinta años, Yvonne Trubert ha guiado nuestros pasos por un terreno empinado, plagado de obstáculos, a través de la acogida, de las escuchas, de las misiones, de las peregrinaciones, las comitivas, las animaciones, los seminarios, al servicio de nuestros hermanos de todo el planeta Tierra, ya sean ateos o creyentes, profanos o iniciados, sin distinción de raza, color, credo o clase social.
Le dedico este prefacio con toda la alegría de mi corazón, como reconocimiento a su fe, a su valor y por el honor que rinde tanto al hombre como a la mujer, al saberse hijo o hija de Dios, hermano o hermana de Cristo.

Doctor Georges Dulaurans
La Peregrinación
Las peregrinaciones no datan de la Cristiandad, existen desde el principio de los tiempos. La Biblia, el Antiguo Testamento nos hablan de ellas. Todas las fiestas actuales ya se celebraban en la Antigüedad. Tenían nombres diferentes. En Pascua, el pueblo judío iba a Jerusalén para honrar a Dios y conmemorar la travesía del mar Rojo.
Mientras siga en la tierra, el hombre necesitará hacer peregrinaciones: éstas representan para él algo tan importante como el beber y el comer. El ser humano necesita volver a sus raíces profundas, necesita volver a encontrar algo que parecía haber olvidado pero que sigue llevando en su interior. Dios ha creado las maravillas del mundo para que el hombre las disfrute. De forma innata, el ser humano siempre desea volver a encontrar la conexión con su Dios.
Muerto en la cruz para salvar a la humanidad, Cristo levantó un puente entre una orilla del río Jordan y la otra, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Esa Arca de la Alianza que simboliza la nueva religión y que hemos denominado Catolicismo, debería constituir el principio básico universal.
Hoy, como cristianos que somos, tenemos la oportunidad de conocer la historia de ese Cristo que vino al mundo para salvarnos, y sentimos la necesidad de hacer peregrinaciones.
Durante largos años, los hombres hacían peregrinaciones, especialmente a Jerusalén, esa « ciudad del alma », en la que el ser humano encuentra sus raíces profundas y se renueva. Pero, en verdad, llegará el día en el que viajar no será necesario. Bastará con que recemos « en espíritu » como nos enseñó Cristo. Sin embargo, de momento, Él nos invita a que tomemos conciencia de ese viaje interior, únicamente, dejando atrás nuestros hogares.
El hombre no puede renovarse por sí mismo y en soledad, sobre todo en nuestra época: tiene que hacer un trabajo con los demás, por los demás. ¿Por qué creéis que hemos ido a Lourdes, a Lisieux, a Chartres, a Santiago de Compostela, sin olvidarnos de Francia y Europa, sino para ofrecer este regalo a los hombres y a nuestra tierra?
En nombre del dinero, nos hemos mofado de la creación de Dios, situada en una galaxia, interconectada con todos los planetas, con todas las estrellas; la hemos destruido completamente, la hemos despojado de su verdadera estructura y de su belleza. Imaginaos a esa tierra y a nosotros, de paso por ella, como sus peregrinos.
Dios no nos pide, en particular, que « veamos », nos pide que vivamos nuestra fe, que creamos en la vida eterna, es decir, que no desatendamos a nadie ni a nada en este mundo. Él nos dice: « Venid a beber a la fuente. » Para realizar un trabajo de renovación a nuestro alrededor, primero tenemos que reponer nuestras propias fuerzas. Destruidos, debilitados, empequeñecidos, debemos recargarnos lo más a menudo posible.
¿Sabíais que antes de elegir a sus apóstoles, Cristo realizó un largo trabajo de preparación en solitario? ¿Creéis que se quedaba en su casa puliendo muebles? Él trabajaba, es cierto, pero también se desplazaba para preparar todos los sitios a los que tendría que ir más tarde, para que los hombres pudiesen congregarse en dichos lugares y llevar a cabo el trabajo que se les pedía que hiciesen.
Para organizar la venida de Cristo, Juan Bautista llevó a cabo, él mismo, una peregrinación y un trabajo de oración y de abnegación total. Si no hubiese hecho todo esto, él no hubiese podido bautizar a Cristo en el río Jordán. Nada es creado por casualidad. Las peregrinaciones no datan únicamente de la era cristiana, existen desde que el mundo es mundo.
En el momento en que el hombre toma conciencia de la existencia de Dios, quiere nutrirse y regenerarse. Se embarca en ese viaje extraordinario que implica abandonar todo durante un espacio de tiempo, y partir con los demás, ya que la peregrinación en solitario no existe. En verdad, no se trata, de aislarse en una montaña o en un monasterio. En ningún caso, repito, la peregrinación constituirá una aventura en solitario. Las almas necesitan frotarse las unas con las otras. Nos desplazamos juntos, con un objetivo bien determinado: enriquecernos para enriquecer a los demás.
La unión hace la fuerza: en donde rezamos se instala una fuerza. Cuantos más somos, más fuerza e intensidad tiene la oración. Os invito a llevar a cabo este trabajo. Ya ha llegado la hora de preparar la venida de Cristo.
Al leer la Biblia o la historia de Egipto, comprendemos que, en esa época, los hombres partían en peregrinación a millares. Dios siempre le ha dado al hombre todos los elementos necesarios para que éste camine hacia su reflejo, hacia su identidad. Los profetas nos enseñaron el camino: en el Antiguo Testamento figuran Jacob, Abraham, Elías. Se veneraban sus casas, los lugares en

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