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CULTURA & POLÍTICA @ CIBERESPACIO 1er Congreso ONLINE del Observatorio para la CiberSociedadComunicaciones – Grupo 18 Las TIC y su influencia en la educación Coordinación: Diana Englebert, Norah Mazzuco, Graciela Domingo & Mª Adela Prieto (linkeduc@fibertel.com.ar)http://cibersociedad.rediris.es/congresoLas TIC en los indicadores de evaluación universitaria. Elementos para un análisis Miren Barrenetxea Ayesta eipbaaym@lg.ehu.esAntonio Cardona Rodríguez efpcaroa@lg.ehu.esUniversidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea RESUMEN Las universidades españolas están inmersas en un proceso de evaluación institucional. La utilización de un adecuado catálogo de indicadores es una parte fundamental del proceso evaluador. Por otra parte las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han irrumpido en la sociedad y existe un consenso generalizado sobre la necesidad de incorporarlas en todos los niveles de la educación. En este trabajo recogemos algunos elementos para el análisis del catálogo de indicadores propuesto por el Consejo de Coordinación Universitaria en relación con su capacidad para medir la incorporación de las TIC en las aulas universitarias. ABSTRACT Spanish universities are immersed in a process of institutional assessment. The use of a suitable catalogue of indicators is a fundamental part of the assessment process. On the other hand the Information and Communication Technologies (ICT) have burst into the society and there exists a widespread consensus on the need to incorporate them in all educational levels. In this paper we gather some elements for the analysis of the catalogue of indicators proposed by the Council of University Co-ordination in relation with its aptitude to measure the incorporation of ICT in the university classrooms.
INTRODUCCIÓN Las universidades de la mayoría de los países occidentales se han convertido, en las últimas décadas, en instituciones abiertas a su entorno social, en las que se forman capas cada vez más amplias de la población. En esta situación empieza a plantearse el problema de la calidad, y con él, el del cambio necesario para alcanzarla. En estos últimos años se ha acentuado la percepción del agotamiento del sistema clásico de enseñanza universitaria. Y con esa percepción aparece la demanda de cambios radicales; entre ellos la introducción de las llamadas nuevas tecnologías y la búsqueda de la calidad como objetivo final. "Calidad" es un término omnipresente en la enseñanza actual. Por desgracia, no siempre significa lo mismo, ni existe un consenso sobre cómo medir la calidad, aunque existe cierta tendencia a hacerlo en función de la facilidad de incorporación de los titulados al mercado laboral. Junto a la calidad aparece la evaluación, como requisito previo para avanzar. De manera que calidad y evaluación se convierten en términos de moda. Y se constata una presión social, o al menos mediática para que todo el mundo se suba a estos carros. Algo parecido podría decirse de la incorporación de las TIC. Se ha hecho imprescindible proclamar su necesidad y su uso en la educación, y en no pocas ocasiones vemos asociadas TIC y calidad. Muchas universidades usan como reclamo el uso de las TIC tanto por parte de los alumnos como por parte de los docentes. Y muchas veces son parte del escaparate en el que se venden las enseñanzas. TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN La irrupción de lasTecnologías de la Información y la Comunicaciónnuestra en sociedad ha sido espectacular, y desde el mundo educativo, no podemos ser ajenos a ello. Hay muchas cosas que se pueden hacer desde las aulas universitarias para aprovechar esas tecnologías y para integrarlas en la vida cotidiana del alumno y ciudadano. Desde todos los sectores se promueve la extensión de las TIC, y en particular a la educación. Desde la Unión Europea, desde los estados, desde las propias universidades. Así, leemos entre los objetivos delPlan de Acción eLearningpara la Unión Europea: "Impartir una formación adecuada a todos los profesores; adaptar los programas de formación de los profesores y prever medidas de incentivación para que los profesores utilicen realmente las tecnologías digitales en su enseñanza, de aquí a finales de 2002." (COMISIÓN EUROPEA, 2001c, 4). Todos abogan por la incorporación de las TIC en la educación. Y a la vez, defienden que las TIC favorecen mejores resultados académicos. En este sentido, "el tema de la penetración de las TIC dentro de la educación y la formación representa la “llaga” del debate sobre los aspectos futuros de los sistemas educativos." (DONDI, 2002, 5). Pero tampoco faltan voces críticas sobre el estado actual de la cuestión: "todas las indicaciones que tenemos apuntan al hecho de que, en la educación, los esfuerzos bastante parciales y dubitativos para integrar educación y TIC, a pesar de ser muy caros no han tenido éxito" (AVIRAM, 2002, 2). Consideramos que una parte del problema se debe a una falta de reflexión sobre el cómo y para qué introducir las TIC en la enseñanza. Se están introduciendo como nuevas herramientas con viejos métodos y sin pararse a pensar y realizar una apuesta clara para reformar los objetivos de la educación y el papel del profesor y el alumno en la misma. Los alumnos están acostumbrados a jugar un papel pasivo en las aulas, siendo el profesor el que "enseña" y ellos unos meros receptores de esas enseñanzas que no las ponen en tela de juicio en ningún momento sino que las
intentan memorizar o retener. El sistema educativo en general y la universidad en particular, no está capacitando a los alumnos con unas habilidades básicas como son la búsqueda y selección de información, el análisis crítico y el autoaprendizaje para aprovechar las potencialidades que ofrecen los productos digitales. Con lo cual no es extraño que "la unión entre las TIC y la educación aún no ha dado ni siquiera los modestos resultados que se preveían (mejorar el rendimiento de los estudiantes o su habilidad para aprender activamente)" (AVIRAM, 2002, 4). Centrándonos en nuestro sistema universitario, en los informes anuales del 1 Consejo de Universidades se constata la necesidad de potenciar el uso de las nuevas tecnologías de la información como vehículo de formación, como apoyo en la orientación y asesoramiento de los estudiantes, en el acceso a la bibliografía y en la participación en la vida universitaria. La universidad es una institución que se mueve despacio, habitualmente de forma reactiva, sin anticiparse a las demandas y necesidades sociales, sino presionado por las mismas. Así, "debemos considerar la poderosafuerza de la inerciade los sistemas de educación y formación, que con frecuencia han absorbido algunas innovaciones tecnológicas en el pasado sin cambiar substancialmente su modo de trabajar" (DONDI, 2002, 6). Estamos en un momento en el que es necesario reflexionar sobre dónde estamos y hacia dónde queremos ir; para ello sería interesante tener, al menos, una foto fija sobre la situación de las distintas universidades en la aplicación de las TIC a la docencia. Y eso nos lo puede proporcionar la evaluación institucional. EVALUACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES En la década de los ochenta, en España se elaboró un marco jurídico para el desarrollo de la autonomía universitaria, considerando ésta como instrumento decisivo para el logro de objetivos de calidad educativa. La contrapartida exigida por el gobierno ha sido la exigencia progresiva de una rendición de cuentas. No hay que olvidar que la universidad española es una universidad bastante burocratizada, sometida a una detallada regulación estatal, con profesorado funcionario público y caracterizada por su escasa transparencia. Sin embargo, los mecanismos reguladores han hecho que no haya grandes diferencias aparentes de calidad entre las distintas universidades. Como efecto negativo, las universidades "tienen poco desarrollados los mecanismos de rendición de cuentas, los sistemas para ofrecer información a los ciudadanos, o los mecanismos para atraer "clientes"" (MORA, 2002, 3). Se argumenta que la sociedad no está dispuesta a seguir aceptando que las universidades se autojustifiquen y desea conocer las actividades que desarrollan. Otros factores adicionales que se señalan por elConsejo de Coordinación Universitaria para justificar la necesidad de desarrollar procesos de evaluación son las restricciones presupuestarias unidas a un aumento de los costes, el derecho de los usuarios a conocer datos sobre la calidad ofrecida por su universidad y cierta exigencia social hacia las universidades para que realicen una mayor aportación al desarrollo nacional. "La evaluación de las universidades ha de permitir que conozcamos mejor la realidad de dichas instituciones y su funcionamiento, lo que son; y, también, facilitar un juicio de valor desde la perspectiva de lo que deberían ser. En estos dos ámbitos, la evaluación ha de ser formativa, es decir, debe permitir aprender a conocer los objetivos y el funcionamiento efectivo de las instituciones y, así, favorecer la mejora." (PÉREZ, 1998, 114). Pero no hemos de olvidar que "la evaluación no es una actividad neutral, ni pretendidamente "objetiva", siempre deberemos pensar a quién sirve" (BENEDITO, FERRER y FERRERES, 1995, 199). En España, las actividades de evaluación institucional para la mejora empezaron a principios de los noventa, con elPrograma Experimental de Evaluación de la Calidad del Sistema Universitario (1992-1994), en el cual se ensayó la metodología típica
de evaluación. Le siguió elProyecto Piloto Europeo para la Evaluación de la Enseñanza (1994-1995). Esas experiencias confirmaron la idoneidad de la metodología utilizada, y establecieron elI Plan de Evaluación de la Calidad de las Universidades PNECU (1995-2000). En abril de 2001 se puso en marcha elII Plan de Calidad de las Universidades PCU (2001-2006). Entre los objetivos delPCUestablece: "Implantar un sistema de se información a las universidades, a las administraciones públicas y a la sociedad, basado en la evaluación por resultados y apoyado en un catálogo de indicadores, que pueda servir de base para la toma de decisiones en el ámbito de sus respectivas competencias." (CONSEJO DE COORDINACIÓN UNIVERSITARIA, 2002a, 6). En la actualidad existe unBorrador del Catálogo de Indicadores del Sistema Universitario Público Español, (CONSEJO DE COORDINACIÓN UNIVERSITARIA, 2002c)que es en el que nos hemos basado para este trabajo. No apostamos por el uso exclusivo de indicadores para realizar la evaluación institucional; pero estamos de acuerdo con Escudero en que "no basta con ofrecer información, del tipo que sea, sobre la calidad institucional; es preciso contar con referentes para su contraste. Se necesitan criterios para poder decir si la información que se nos ofrece demuestra que la universidad que se juzga es mejor o peor que lo que era en el pasado, es mejor o peor que otras instituciones similares y si ha cumplido o no tales o cuales objetivos que se había propuesto como meta." (ESCUDERO, 2002, 179). Entre los objetivos del catálogo de indicadores se recogen el de facilitar el diagnóstico del sistema y de sus instituciones y ayudar en la toma de decisiones sobre la mejora. Tanto el diagnóstico como las posibles propuestas de mejora deben incluir el uso de las TIC. Aquí surgen las preguntas: ¿recoge el catálogo de indicadores para la evaluación de las universidades propuesto por elConsejo de Coordinación Universitariaincidencia de las TIC en la educación superior?, ¿nos la proporciona una visión de la situación de las TIC en la enseñanza universitaria? En este trabajo recogemos algunos elementos para el análisis del catálogo de indicadores, en relación con su capacidad para medir la incorporación de las TIC y sugerimos algunas ideas para mejorar dicha capacidad, a la vez que esbozamos algunas de las posibles repercusiones que una mayor incorporación de las TIC tendrían en el valor de algunos de los indicadores, especialmente los relativos a los resultados. ANÁLISIS DEL BORRADOR DEL CATÁLOGO DE INDICADORES En una primera visión del borrador, si tomamos los 45 indicadores tal como se explican en éste, únicamente el referido a "puestos de informática" nos daría algún tipo de información sobre el nivel de introducción de las TIC en las universidades; y además lo hace de una forma meramente instrumental o de recursos. Esto nos hace pensar que, a pesar de cuanto se dice sobre la importancia de las TIC aún no existe un consenso claro sobre la necesidad de medir su influencia en la enseñanza universitaria. Consideramos que las universidades y el sistema educativo en general están realizando grandes inversiones en recursos informáticos y creemos que estamos en un momento en el que se ha de reflexionar sobre la finalidad y el nivel de utilización de las mismas en la docencia. El catálogo de indicadores se organiza en siete bloques:oferta universitaria, demanda universitaria,humanos recursos ,recursos financieros,recursos físicos, procesoyresultados(CONSEJO DE COORDINACIÓN UNIVERSITARIA, 2002c). Cada uno de los bloques agrupa varios indicadores. Nuestra aportación consiste en tomar, de forma ordenada siguiendo los mismos bloques de indicadores que establece el catálogo, algunos indicadores que con pequeñas modificaciones o introduciendo algunos indicadores complementarios de fácil cálculo, permitan ofrecer una primera foto sobre el uso de las TIC en las
aulas universitarias, aunque ésta sea borrosa y haya que retocarla contextualizando cada uno de los mismos. I. OFERTA UNIVERSITARIA Los indicadores son: 1. Distribución interna de la oferta de titulaciones. 2. Distribución porcentual de la oferta de titulaciones. 3. Adecuación de la oferta de estudios con relación al entorno. En este primer bloque, los dos primeros indicadores podrían modificarse obteniendo información mas detallada. Sería interesante ver cuáles de esas titulaciones se ofrecen de forma virtual, es decir diferenciar entre titulaciones ofrecidas de forma presencial y las virtuales. La ventaja de separar de esta forma la información nos permite ver cuál es la prioridad de las distintas universidades y si éstas están haciendo una apuesta por las posibilidades que ofrecen las TIC. También nos permite ver qué tipo de estudios son los punteros en este campo. Además esta información está fácilmente disponible en las universidades. Como desventaja habría que citar que no siempre la existencia de campus virtual nos indica una utilización innovadora de las TIC, a veces se limitan a ser un escaparate, una imagen que cuidar, algo que todos quieren tener porque está de moda y eso vende. Habría que tener cuidado en su construcción e incluir como virtuales sólo aquellas titulaciones que ofrecen algo más que unos apuntes colgados en la red. II. DEMANDA UNIVERSITARIA Los indicadores son: 1. Preinscritos en 1ª opción sobre la oferta de plazas. 2. Nuevo ingreso en 1ª opción sobre el total de nuevo ingreso. 3.1. Nota media de acceso del 20% superior. 3.2. Nota media de acceso. 4. Movilidad interautonómica de alumnos. 5. Movilidad Internacional de alumnos. En cuanto a la movilidad, las TIC tienen una función informativa, de facilitar el contacto y también de permitir al alumno, en algunos casos, seguir los estudios en caso de desplazamientos. En este sentido, la movilidad podría ser aumentada (y con ella el valor del indicador) con una mejora de la información disponible en Internet, a través de la web de la universidad, y de las webs de los organismos rectores de la educación (Ministerios, Consejerías Autonómicas, ....), ya que la red es cada vez más la primera fuente de información a la que se acude. Además, la posibilidad de usar el correo electrónico, y la de seguir parte de los estudios a través de campus virtuales, facilita también esa movilidad. De ahí que volvamos a incidir en la conveniencia de recoger en algún indicador la utilización de los campus virtuales, el uso del correo electrónico, o la información vía web. Las TIC pueden fomentar esa movilidad de alumnos tanto presenciales como virtuales. Sería interesante introducir un indicador que recogiese la "captación" de alumnos virtuales provenientes de otras comunidades autónomas. Según se vayan extendiendo las titulaciones virtuales, este nuevo indicador podría indicar cuáles son las universidades que ofrecen una formación virtual de calidad, ya que a diferencia de la movilidad presencial, la virtualidad no tiene costes de desplazamiento añadidos para el estudiante.
Todo lo dicho es aplicable tanto a la movilidad interautonómica como a la internacional, pero en esta última, las distancias y los costes de desplazamiento serán, por lo general mayores. Por otra parte, es más importante la labor de las TIC como medio de captación de estudiantes, ya que muchos de los contactos iniciales se harán a través de la red. Bien por medio de páginas web de la universidad, bien a través del correo electrónico. Internet añade transparencia: todos podemos saber lo que se hace en otras universidades. Los 3 primeros indicadores no recogen la influencia de las TIC en la docencia, aunque puede ser alterado su valor con el uso de las TIC como medio que permita acercar la información referente a las universidades a los potenciales alumnos de las mismas y ampliar su ámbito de influencia. 2 III. RECURSOS HUMANOS (P.D.I. y P.A.S.) . Los indicadores son: 1. P.D.I. a tiempo completo. 2. P.D.I. doctores . 3. P.D.I. funcionario. 4.1. P.A.S./P.D.I. 4.2. P.A.S./P.D. I. a tiempo completo. El desglose, tan habitual, según categorías y dedicación, no aporta ninguna información para nuestro tema. Con alguna modificación en los indicadores 4.1 y 4.2, se podría tener una visión más clara de la situación. Sería interesante que estos indicadores 4.1 y 4.2 estuviesen desglosados o existiesen otros indicadores complementarios que recogiesen el PAS dedicado a "apoyo técnico a la utilización de las TIC en la docencia" y también aquél dedicado a "apoyo pedagógico a la utilización de las TIC en la docencia". Una de las ventajas de estos indicadores complementarios es que nos indicarían de forma más clara si las universidades se están tomando en serio el uso de las TIC en la docencia planteándose métodos innovadores. También nos indicarían si se trata sólo de un interés meramente de uso como herramienta técnica o con un soporte pedagógico. IV. RECURSOS FINANCIEROS Los indicadores son: 1. Transferencias corrientes de las Administraciones Públicas sobre el total de ingresos corrientes. 2. Precios públicos de enseñanzas de grado sobre el total de ingresos corrientes. 3.1. Ingresos generados por prestación de servicios sobre el total de ingresos corrientes. 3.2. Ingresos generados por la actividad investigadora sobre el total de ingresos no financieros. 4. Gastos de personal sobre el total de gastos corrientes. 5. Gastos de mantenimiento y conservación sobre el total de gastos corrientes. 6.1. Gasto corriente por alumno matriculado. 6.2. Gasto corriente por alumno matriculado corregido por la experimentalidad. Sería interesante dar mayor relevancia a la financiación que las universidades dedican a proyectos de innovación docente y elevarlo a la categoría de indicador. Estos datos ya se recogen en las tablas que han de rellenar los centros para la evaluación de la titulación, así que no generaría una dificultad añadida.
Sencillamente sería una forma de introducir en los indicadores el interés que se muestra por la docencia. Aún serían más útiles si pudiera desglosarse la financiación para las TIC. Tal y como están planteados podrían usarse en combinación con otros indicadores sobre TIC, para analizar relaciones entre el uso de éstas y los recursos financieros. Surgirían preguntas del tipo de ¿usan más las TIC las universidades con más recursos?, ¿las TIC suponen más inversiones, o más gasto corriente? V. RECURSOS FÍSICOS Los indicadores son: 1. Puestos en aulas. 2. Puestos en laboratorios. 3. Puestos en bibliotecas. 4. Puestos de informática. En estos indicadores hay que analizar cómo se tratan las TIC, ¿existe interdependencia entre los indicadores?, ¿más acceso a Internet supone menos puestos en biblioteca?, ¿la biblioteca es un punto de acceso a Internet?, ¿están las bibliotecas conectadas?, ¿cómo se realizan las búsquedas bibliográficas?, ¿y los préstamos? Se debe recoger en estos indicadores los puestos con conexión a Internet para los alumnos, y el uso que se hace de ellos. En algunos casos, los laboratorios reales se pueden sustituir por laboratorios virtuales, y también esto debe recogerse. Sería interesante diferenciar entre aulas con conexiones a Internet y aquellas que no lo tienen. Lo mismo habría que hacer entre las que poseen infraestructura multimedia y las que no la tienen. La ventaja de recoger esta diferenciación nos indica el tipo de adaptación a los requisitos de la sociedad de la información y el ritmo al que las universidades lo están haciendo. En lo relativo a los laboratorios se podría completar la información con un indicador complementario que recoja la utilización de "laboratorios virtuales". El indicador sobre puestos de bibliotecas se podría complementar con otro en el que se recojan los puntos de conexión a la red y/o ordenadores de consulta para acceder al catálogo de la biblioteca y a otras bases de datos. Creemos que es necesario ver la biblioteca como espacio de consulta e investigación, y en este aspecto, las TIC tienen mucho que ofrecer. Y en cuanto a los puestos de informática, vemos necesario la introducción de varios indicadores complementarios que nos permitan conocer la situación real de las universidades: Diferenciar entre aulas de informática o puestos en la sala de ordenadores dedicados única y exclusivamente a la docencia de las que están a libre disposición de los alumnos. La primera nos indicaría el uso real que se hace en las diversas asignaturas de los soportes TIC. Los centros disponen de esta información en la planificación del centro y en la asignación de aulas, por lo que no sería difícil obtener los datos. Recoger el número de ordenadores conectados y las horas de uso del ordenador por estudiante y semana, tal y como se propuso para el seguimiento del Plan eEuropeDE LA UNIÓN EUROPEA, 2000). La ventaja de estos dos (CONSEJO indicadores es que nos dan una visión más clara de la situación de los centros, el inconveniente sobre todo del segundo de ellos es que los centros tendrían que establecer mecanismos de control de las aulas de informática usadas por los alumnos de forma libre. El propioConsejo de Universidadesque "todavía se hace escaso uso señala de las tecnologías de la información como recurso de apoyo a la docencia. (...) es preciso que las titulaciones planifiquen las necesidades de prácticas con nuevas
tecnologías y que éstas tengan prioridad frente a otros usos de las aulas informáticas" (CONSEJO DE UNIVERSIDADES, 2002, 20). Sería interesante ver si hay diferencias entre las universidades al respecto y tomar como modelos aquellas prácticas o experiencias más adecuadas. VI. PROCESO Los indicadores son: 1. Dedicación lectiva del alumnado en Créditos. 2. Prácticas requeridas. 3.1 Optatividad requerida de la titulación. 3.2 Oferta de Optatividad de la titulación. 4. Prácticas en empresa del plan de estudios. 5.1. Grupos grandes de teoría. 5.2. Grupos pequeños de teoría. 6. Dedicación del Profesorado doctor funcionario al 1º curso del 1 Ciclo. 7. Estudiantes por profesor. Habría que introducir un indicador que nos recogiese el uso de las TIC en la parte práctica y en cuanto a las prácticas de laboratorio indicar si son prácticas reales o virtuales. En cuanto al tema de las prácticas en empresas, ¿sería muy aventurado pensar que es ahí donde muchos alumnos empiezan a ser verdaderamente conscientes de la importancia de un buen uso de las TIC? Si es así, esto provocaría que el alumno reclamara una mayor formación en TIC. Sin embargo, los indicadores por sí solos no nos dan información relevante. En aquellos estudios en que las prácticas en empresas son abundantes, se puede recoger información sobre el uso de las TIC y el nivel de satisfacción del alumno con su formación en ellas, así como la percepción de alumnos y empresas sobre la importancia de las TIC. El uso de las TIC puede relacionarse con el tamaño de los grupos. Al no disponer de indicadores sobre las TIC, es difícil establecer esa relación. Pero parece claro que un adecuado uso de las TIC exige que existan grupos no muy grandes. Aunque por otra parte, esas mismas TIC pueden atenuar algunas de las desventajas de los grupos grandes: el correo electrónico o el uso de páginas web puede facilitar la comunicación, el hecho de tener la información disponible puede facilitar la labor del profesor, es más fácil la formación de grupos, lo que puede reducir el número de interlocutores directos con el profesor. Para que los indicadores sobre tamaño de los grupos nos diesen información sobre si con los grupos pequeños se usan métodos más innovadores de uso de las TIC, habría que introducir un indicador adicional que nos recogiese el "porcentaje de docentes que utilizan periódicamente Internet con fines de enseñanza, salvo la de la informática" (CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA, 2000, 7). El número de estudiantes por profesor, junto con el indicador propuesto anteriormente, puede ser interesante para medir la posibilidad de uso innovador de las TIC, pasando el papel del profesor de transmisor de conocimientos a orientador y tutor, con lo que ello supone de atención personalizada al alumno y de tiempo dedicado a dicha función. VII. RESULTADOS Los indicadores son: 1. Tasa de abandono (interrupción de estudios). 2. Tasa de rendimiento. 3. Tasa de éxito. 4. Tasa de graduación.
5.1. Duración media de los estudios. 5.2. Tasa de progreso normalizado. 6. Satisfacción con los estudios. 7. Satisfacción con el empleo. 8. Tasa de participación en proyectos de investigación. 9. Proporción de sexenios. 10. Producción de doctores. Estos indicadores no nos dan información sobre el uso de las TIC. Sin embargo, parece claro que la incorporación de nuevos métodos puede influir en los resultados si se hace de forma adecuada, con el consiguiente cambio del modo de evaluación. Deberían hacerse estudios más completos sobre el efecto de la introducción de las TIC en los resultados. Aunque existen estudios parciales, no existe un estudio general, y nos parece difícil de hacer, ya que habría que analizar temas como el tamaño de los grupos, tipo de evaluación, optatividad u obligatoriedad del sistema (tanto por parte de alumno como de profesores). Y por supuesto no podemos comparar universidades o estudios presenciales, con estudios puramente virtuales. En principio, aunque estos indicadores de resultados no dan información sobre TIC, podrían desglosarse en el caso de que existieran estudios virtuales. De esta forma podrían compararse con los presenciales; aunque por el momento hay pocas universidades que tengan enseñanzas virtuales completas. Sí que resultarían útiles estos indicadores en combinación con otros, como los que hemos mencionado en otros apartados, que recogieran el uso de las TIC, para comparar y tratar de deducir la influencia de las TIC en los resultados. Es decir, ayudarían a encontrar la respuesta a preguntas del tipo de ¿mejoran las TIC los resultados?, ¿en qué condiciones es relevante el uso de las TIC en los resultados? REFLEXIONES FINALES Las TIC son usadas como escaparate por las universidades para vender sus enseñanzas sin que exista un apoyo real en datos sobre la verdadera utilización de las mismas en la docencia. Se habla mucho de la necesidad de usar las TIC en la docencia universitaria pero no se impulsa la recogida de datos homogéneos para medir ese uso. Esa falta de información sobre el uso de las TIC impide estudiar sus efectos reales en los resultados. La simple lectura de los valores de los indicadores actuales en distintas universidades no nos permitiría comparar la situación de las mismas en cuanto al uso de las TIC en educación. Una universidad puntera en TIC no vería esto recogido con los actuales indicadores. BIBLIOGRAFÍA APODACA, Pedro M., 2001, "Calidad y evaluación de la educación superior: Situación actual y prospectiva"; en Revista de Investigación Educativa, 19 (2), pp 367-382. APODACA, Pedro M. y GRAO, Julio, 1997, "Análisis crítico de las experiencias de Evaluación Institucional", en APODACA, Pedro y LOBATO, Clemente (eds.), Calidad en la Universidad: Orientación y evaluación. Barcelona: Laerttes, pp. 234-251. AVIRAM, Roni, 2002, "¿Conseguirá la educación domesticar a las TIC?", ponencia presentada en el II Congreso Europeo de Tecnologías de la Información en la Educación y la Ciudadanía: Una Visión Crítica, Barcelona 26, 27, 28 de junio de 2002, [CD-ROM]. BALLART, Xabier, 1992, ¿Cómo evaluar programas y servicios públicos?, Madrid: Ministerio para las Administraciones Públicas.
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