Ernesto Sánchez Villares, medio siglo de maestro de la Pediatría. Introducción al VI Curso de Excelencia en Pediatría
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Ernesto Sánchez Villares, Maestro, creador de vocaciones, forjador de pediatras, renovador de la pediatría, hombre bueno, generoso en el dar, parco en el recoger, personalidad de la medicina en la segunda mitad del siglo pasado, de quien Castilla y León no supo recoger el liderazgo de la mejor pediatría...

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Publié le 01 janvier 2003
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Langue Español

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Bol SCCALP -80 pag 27/1/04 15:15 Página 290
BOL PEDIATR 2003; 43: 290-292
VI Curso de Excelencia en Pediatría
Fundación Ernesto Sánchez Villares
Ernesto Sánchez Villares, medio siglo de maestro de la pediatría.
Introducción al VI Curso de Excelencia en Pediatría
M. CRESPO
Presidente del Patronato de la Fundación Ernesto Sánchez Villares. Catedrático de Pediatría de la Universidad de Oviedo
Ernesto Sánchez Villares, Maestro, creador de vocaciones, for- la pediatría española que mantiene con vigor e ilusión su
jador de pediatras, renovador de la pediatría, hombre bueno, gene- Escuela.
roso en el dar, parco en el recoger, personalidad de la medicina Destacados rasgos y perfiles de su vida se recogen en el
en la segunda mitad del siglo pasado, de quien Castilla y León no magnífico libro “Estudios de Pediatría. Homenaje al Pro-
supo recoger el liderazgo de la mejor pediatría. fesor Sánchez Villares” que editó la Universidad de Valla-
dolid en 1996, siendo Rector F.J. Álvarez Guisasola, uno
Los Cursos de Excelencia en Pediatría. En Segovia cele- de sus más destacados discípulos.
bramos un nuevo encuentro en homenaje al Maestro de la Don Ernesto nació en Villavieja de Yeltes (Salamanca)
Pediatría, el Profesor Ernesto Sánchez Villares. Será el VI en 1922 y falleció en Valladolid en el año 1995. Era “un sal-
Curso de Excelencia en Pediatría, continuando así el ciclo mantino de Valladolid y venir a Salamanca –ciudad de la
iniciado por la Fundación Ernesto Sánchez Villares con el I que Medalla de Oro (1993)– resultaba un premio”, como
Curso en Burgos, con el II en León, el III en Oviedo, el IV recuerda Valentín Salazar al referir la no asistencia el 29 de
en Santander y el V en la vecina Ávila. junio de 1994 a la presentación del libro “Historia y Medi-
Son reuniones científicas con profesorado de alta cali- cina en España” en homenaje a su gran amigo el Prof. Sán-
dad y atractivo temario en un clima que permite el vivo diá- chez Granjel. La enfermedad le hizo romper su habitual con-
logo entre los asistentes. Con destacada participación de dis- ducta: “cuando aceptaba una invitación – malamente sabía
cípulos de don Ernesto el cuerpo docente lo integran reco- rehusarlas– compromiso o exigencia personal quedaba pos-
nocidos expertos que guardan un entrañable afecto para tergada”.
la figura de quién, con razón, fue calificado de “renovador Se interesó por la formación continuada y este interés y
de la pediatría española”. el rigor en el cumplimiento de los compromisos contraídos,
Los Cursos de Excelencia en Pediatría son una actividad le obligaban a viajar constantemente. A propósito de ello,
muy querida dentro de las propias de la Fundación Ernes- recuerda Miguel García Fuentes que comentó, ”no sin cier-
to Sánchez Villares de la Sociedad de Pediatría de Asturias, ta satisfacción”, que se sentía profesor de una “Cátedra Ambu-
Cantabria y Castilla y León en homenaje a quien fue el reno- lante de Pediatría”. En nuestra Sociedad fue impulsor del “Pro-
vador auténtico de una Sociedad iniciada en 1956 con el grama de Formación Continuada en Pediatría” (1993) y como
nombre de Agrupación de Pediatras. Coordinador General del mismo continuó hasta su muerte.
Homenaje al Maestro. La peculiar personalidad de Vivió y sufrió una de las mayores decepciones al ver
don Ernesto, en la que se fundían inquietud y serenidad, cómo se impedía, de forma tan incomprensible y arbitra-
maestría y ansias de aprender, forjador de discípulos y ria, la opción a la mejor Pediatría para Castilla y León. Deci-
receptor de estímulos de cuantos a su lado nos adentrá- sión que está sufriendo aún la sanidad de esta Comunidad
bamos en el mundo pediátrico, dejaron una impronta en Autónoma. Como recoge Alfredo Blanco Quirós, el no al
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M. CRESPO
Hospital Materno-Infantil de Valladolid, “representó la des- Federico Collado y don Ernesto se habían conocido en
trucción de una forma de entender y de vivir la Pediatría, 1945 en el Hospital Valdecilla de Santander o, como se lla-
la Pediatría Moderna que le separaba de aquella otra Pedia- maba entonces, en la Casa de Salud. En sus años de convi-
tría Histórica de la primera mitad del siglo que él había vencia santanderina, forjaron una entrañable amistad. Fede-
conocido. Para él fue un súbito retroceso al subdesarrollo”. rico fue una, o quizás la mejor, de las amistades de don Ernes-
Sus palabras forman parte de las inquietudes de muchos to. Y Federico le recuerda como poseedor de don de gen-
en los comienzos del siglo XXI: “sigo pensando y repen- tes, incansable trabajador, hombre culto y, además, ameno.
sando que Castilla y León necesitan un HMI de nivel III. Lo recuerda así: Ernesto/el amigo; Ernesto/ ese hombre; el
Que el nonato estuvo planificado de acuerdo con datos Prof. Sánchez Villares/el maestro. Tres categorías en una
demográficos y sanitarios válidos. Que su cancelación se recia personalidad de inagotable capacidad para el trabajo
contrapone al objetivo establecido por la política sanitaria y la generosidad. “Tras las interminables tertulias después
del Gobierno: accesibilidad a la misma calidad asistencial a todos de cenar, aunque nos acostáramos a las dos o las tres de la
los españoles”. madrugada, él era el primero en llegar a la sesión matutina”.
Jubilado en 1987, mantuvo, permanentemente, ávida Don Ernesto y un nuevo modo de hacer la Pediatría.
inquietud intelectual. Álvarez Guisasola lo recuerda a pro- Creador de una nueva Pediatría en Asturias, Cantabria y
pósito de la respuesta de un estadista español cuando a la Castilla y León, impulsó la actividad pediátrica de las ahora
pregunta “¿En qué se nota la vejez?”, contesta “en falta de ya Comunidades Autonómicas, con el más eficaz método
interés”, y prosigue: don Ernesto no envejeció nunca… pues de formación continuada: peregrino con vocación y expe-
siempre mantuvo un interés sin límites por todo lo que le riencia, de talante humano definido por la templanza, fir-
rodeaba y, sobre todo, aquello que atañía a la ciencia y a la meza y amistad, ilusionado e ilusionante, contagiaba a los
cultura. Después de su jubilación publicó 49 trabajos, pro- compañeros que se integraban en la naciente Sociedad de
nunció un número ”casi incontable” de conferencias, siguió Pediatría.
como Vicepresidente de Castilla y León UNICEF, coordi- Más allá de los límites de estas Comunidades, influyó
nó los Cursos de Formación Continuada para Pediatras de decisivamente en el radical cambio de la Pediatría españo-
la Sociedad de nuestra Sociedad de Pediatría y una intensa la que se iniciaba al finalizar la década de los sesenta. Supo
y ejemplar actividad en el ámbito de la Pediatría. respetar a colegas y condiscípulos de la Escuela de Arce, cre-
Don Ernesto y la Escuela de Pediatría del Profesor Gui- ando un entramado afectivo que debe servir de modelo a
llermo Arce. Firme admirador de su maestro, el Profesor las generaciones actuales.
Guillermo Arce, en las enseñanzas de la Cátedra de Sala- Apuntes sobre la Pediatría de Segovia. Nuestra Socie-
manca y en la admirada Valdecilla de Santander, captó como dad de Pediatría se ve formal y definitivamente creada como
pocos la trascendencia de la obra pediátrica de Arce. En su agrupación científica en 1960 (4 de abril) cuando a la reunión
ejercicio profesional posterior, la personalidad de Arce trazó anual, ese año celebrada en Zamora, acuden los pediatras
los rasgos fundamentales de la de don Ernesto, el hombre salmantinos. Los pediatras de Segovia se incorporaron a la
que hizo de la generosidad el don más emblemático de su nueva Sociedad con motivo de una Sesión Científica cele-
quehacer diario. Su dedicación al niño sano y al enfermo, brada en Ávila (2 de julio de 1961) en colaboración con las
tal vez sólo fue superada por la apasionada entrega a su Secciones de Pediatría y Hematología de la Clínica de la Con-
tarea docente. Sus alumnos, su “segunda familia” se con- cepción de Madrid, con el tema monográfico “Trastornos
virtió, casi sin advertirlo, en parte integrante de la familia hemorrágicos en la infancia”. En el Boletín de la Sociedad se
natural. Supo mantenerse firme en momentos que habrían recoge en los siguientes términos: “En esta ocasión quedó
de avergonzar a más de un gestor público; defendió con integrada la sección de Segovia

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