LA SALUD PUBLICA EN ESPAÑA EN EL CONTEXTO EUROPEO, 1890-1925 (Public Health in Spain in the European Context 1890-1925)
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LA SALUD PUBLICA EN ESPAÑA EN EL CONTEXTO EUROPEO, 1890-1925 (Public Health in Spain in the European Context 1890-1925)

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Publié le 01 janvier 1994
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LA SALUD PUBLICA EN ESPAÑA EN EL
CONTEXTO EUROPEO, 1890-1925
Esteban Rodríguez Ocaña
Dpto. Anatomía Patológica e Historia de la Ciencia. Universidad de Granada.
El año pasado. ante este mismo foro, tu- La derrota frente a los Estados Unidos, en
1898, que acabó con las últimas colonias ve ocasión de señalar dos grandes etapas en
la Sanidad civil española que cubren la pri- transoceánicas de la monarquía hispana, fue
mera mitad del siglo XX, definidas en fun- el revulsivo que cristalizó el malestar de los
ción de la profundidad y extensión de las diversos estratos de la nación. Como afilma
competencias oficiales en Salud Pública. En Manuel Tuñón de Lara, el siglo XX comen-
esta segunda edición de los Encuentros Mar- zaba teniendo pendientes muchas de las pro-
celino Pascua voy a abordar el contexto in- puestas levantadas en el XIX. De forma
genérica, se empleó el término “regeneracio- ternacional en que se produjo la primera de
nismo” ’ para referise al intento de modificar dichas fases, que denomino ETAPA DE
FORMACION de la Salud Pública española. todas las facetas de la vida social y la acción
del Estado, con un sentido modernizador. La
Dicho período se caracteriza porque supu-
modernización, como programa, consistía en
so la forja de una voluntad de modernización
adaptar a las condiciones españolas las pau-
de la vida española, en particular de la Admi-
tas y estructuras vigentes en los países que se
nistración del Estado, que partía de la concien-
consideraban, ejemplarmente, “civilizados”,
cia de vivir un grave atraso; en nuestro caso,
como eran los europeos occidentales.
una situación sanitaria calificada de “desastre”,
“vergüenza” o “deshonra”. Dicha voluntad fue No puede extrañarnos que esta aspira-
tomando cuerpo mediante la creación de una ción tuviera un señalado componente sanita-
nueva legislación y administración sanitarias rio, por cuanto la comparación con dichos
(en 1899 se creó, aunque efímeramente, la Di- países denotaba importantes deficiencias del
rección General de Sanidad) que, a nuestro en-
lado español, tales como los pésimos servi-
tender, alcanzaron su definitivo asentamiento cios de suministro de agua y alcantarillado
u-as la reinstalación de dicha Dirección Gene- urbanos, la ausencia de servicios organiza-
ral de Sanidad (1922) y la promulgación del dos de estadística’sanitaria ‘, una más eleva-
Reglamento de Sanidad Provincial de 1925,
que creó los Institutos provinciales de Higiene
como centros técnicos competentes y dotados ’ De forma más específica, regeneracionismo iden-
tifica a unos concretos grupos de presión (Liga de Pro- de la administración sanitaria periférica.
ductores, Unión Nacional, etc.) y a determinados
ensayistas, como Joaquín Costa, vinculados a los movi-
1. EL ATRASO SANITARIO mientos de una burguesía media. Cf. Tuñón de Lara. La
España del siglo XX, 3.” ed., vol. 1, Barcelona: Laia, DE ESPAÑA
1974: 15-16. Medio siglo de cultura española, 1885 -
1936, Madrid: Tecnos, 1977: 57-78.
Al terminar el siglo XIX, España vivía ’ Véanse los trabajos presentados al 1 Encuentro
una grave crisis económica, política y social. Marcelino Pascua. E Rod~fguez Ocaña
da mortalidad general y la amplia presencia merosos depósitos de descarga de agua para
de enfermedades infectocontagiosas entre mantener la circulación de las alcantarillas,
sus causas. Era obvio, igualmente, que los por la ausencia de suficientes conexiones a
frentes de avance de la ciencia sanitaria se los domicilios 6. En Sevilla, en 1901, se pro-
encontraban fuera de :ucr,tras fronteras, y dujo un gran conflicto entre la Liga de Pro-
fuera había que acu&r para aprender, bien a pietarios y el Ayuntamiento que estuvo a
través de traducciones de tratados y mono- punto de impedir la construcción del nuevo
grafías, bien mediante la presencia física en alcantarillado en el casco antiguo de la ciu-
los centros extranjeros. Las causas de este dad ‘. En 1913, una encuesta llevada a cabo
por Philip Hauser ’ entre los Inspectores pro- atraso, en opinión de Manuel Martín Salazar
vinciales de Sanidad demostró que (19 13) ’ eran complejas, de índole política,
cultural y médica. Por ejemplo, citaba entre
“[..,] la gran mayoría de las capitales
ellas la persistente creencia popular en la
carecen de las condiciones sanitarias
“acción fatalista de la providencia”, reflejo necesarias para la salud de sus habi-
de la importancia de Ia religión en la confor-
tantes”.
mación de la mentalidad popular, y la consi-
deración excesivamente individualista del En particular, de las 7 ciudades de m,?s
derecho, personificada en el “derecho de pro- de 100.000 habitantes, sólo 7, (Zaragoza y
piedad”, que se oponía a cualquier atisbo de Sevilla) contaban con una red amplia y mo-
“derecho sanitario”. A todo ello podía sumarse derna de alcantarillado, aunque el suministro
la débil implantacidn de las ciencias básicas de agua era deficiente en ambos casos. De
en el currículum médico, en particular Mi- otras 3 (Madrid, Valencia y Málaga) la buena
crobiología y Química Biológica. Un último dotación de aguas resultaba desaprovechada
argumento ad honzinern, que apuntaba dicho por el mal estado del alcantarillado, mientras
personaje, sería la escasa presencia de “mé- que, todavía, Barcelona y Murcia se caracte-
dicos y naturalistas” entre los legisladores. rizaban por un equipamiento incorrecto en
ambos extremos. Las condiciones de salubridad de nues-
tras ciudades dejaban mucho que desear 4. Por otra parte, de “mortalidad verdadera-
En Madrid, en 1902, se calculaba que, pese a mente vergonzosa” se calificaba a la que se re-
la extensión del alcantarillado acometido gistraba en España en el primer decenio del
desde 1856, existían m& de 3.000 pozos ne- siglo XX, cuando se la comparaba con la de los
gros y se señalaba que en los barrios extre- “principales” países de Europa, en un contexto
mos y en buena parte del caso antiguo, los dominado por criterios poblacionistas. Para sa-
sumideros carecían de sifones, mientras más nitaristas ilustres, como Francisco Murillo ’
de 4,000 casas carecían de suministro directo (1909) o el ya citado Martín Salazar (19 13), re-
de aguas 5. Barcelona, que acometió entre sultaba escandaloso que, pese a su elevada na-
1885 y 1893 un proyecto global de saneamien- talidad, España requiriese 436 años para
to, se veía obligada, en 1913, a construir nu-
Capel, H.; Tatjer, M. Reforma social, serveis as
sistencials i higienisme (1876-1900). En: Cent anys de
Salut Pública a Barcelona. Barcelona: Ajuntament, 1991: Martín Salazar, Manuel. La Sanidad en España.
31-73. En: Discursos leidos ante la Real Academia de Medicina
7 Pulido Fernandez, A. Saneamiento de poblacio- en la recepción pública del Ilmo. Sr. Doctor... el día 8 de
junio de 1913. Madrid, Impr. Colegio Nacional de Sor- nes ppañolas. Sevilla. Madrid: C. Velasco, 1992.
domaudos y Ciego, 19 13. Hauser, P. (1913). Geografía médica de la Penín-
sula Ibérica. val. 2, Madrid: Eduardo Arias, 1913: 23% Real Consejo dc Sanidad. Cuestiones fundamen-
236. tales de Higiene Pública en España Madrid, E. Teodoro,
62 pp., 1901. ’ En el Prólogo a una publicación oficial, La reor-
ganización Sanitaria en España. Madrid: Imp. Alemana, 5 Hauser, P. (1902) Madrid bajo el punto de vista
1909. médico-social, Madrid: Editora Nacional, 1979.
12 Rev San Hig Púb 1994. Vol. 68, MonogrL?fco LASALUD PUBLICAENESPAÑAENELCONTEXTOEUROPEO, 1X90-1025
duplicar su población, mientras que Alemania ción pueda caber, la de no saber con-
necesitaba sólo 133, Inglaterra 166 o Italia 284. servar la vida de sus ciudadanos . .
La población sana, subrayaban, era “el capital que podrían rescatarse a la muerte
de una nación” (Murillo), o, de otro modo, con sólo higienizar algo la nación
[...]” l3
“[...] el acerbo humaño que sirve ver-
El carácter beneficioso para la economía daderamente de base a la riqueza y
engrandecimiento de los pueblos.” lo nacional de las inversiones sanitarias era de
mención constante en los escritos e interven-
Estas estimaciones adquirían su dimen- ciones sobre estos asuntos, y no sólo por la ga-
sión económica más evidente cuando se nancia en vidas. Así, el ingeniero Membrillera
asignaba un valor monetario preciso a cada resaltó los beneficios que del saneamiento ur-
vida humana, pr&

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