La artista posa con dos de sus obras./ ROSA BLANCO
A.MARTÍN|SEGOVIA aurelio.martin@promecal.es ilar Coomonte comenzó a di P bujar con el pintalabios de su madre y realizó la primera exposi
aunque era joven su obra no esta ba hecha con aquel elemento de cosmética, sino que ya tejía con hilos de colores su jardín secreto donde siempre domina la figura de una mujer, aunque en su mun do caben desde desde iguanas a dioses, diablos o Adán y Eva... Un mundo de mujeres envuel tas en ramas y hojas, con animales en simbiosis amorosa. Con la in tención de abrir su alma a los se
ción en su Zamora natal, en 1965, govianos y de compartir con ellos
“momentos de ternura, tristeza,
alegría y calma”, esta mujer que llegó a Segovia hace más de 35 años acaba de inaugurar en La
‘En el corazón de la tierra o atrave sar la obra de Pilar Coomonte’. Esta militante feminista que se dejaba la detener en las manifes taciones para dar visibilidad a este movimiento compara a Segovia con una rosa: «De agradable per fume, pero te acercas y tiene sus espinas». Tras recuperarse de un cáncer hace balance de su vida,
Alhóndiga su última exposición: también de su arte, refiriéndose a
un «camino de mucho sacrificio y de ser yo misma, sin influencia de otros, mi obra es inconfundible, para mi es una maravilla». En su pintura no faltan referen cias a la muerte –no deja de ser
una parte de la vida, aunque el fi nal– enredada entre los seres y plantas que dibuja. Sin embargo no hace pública su reflexión ínti ma acerca del tránsito, posible mente por el pasado reciente, pro mete contarlo pronto, pero avan za: «Amo a la muerte y le pido que no se olvide nunca de mí, me ho rrorizan las personas muy mayo res con alzhéimer, me despierto cada día pensando que ese minu to va a ser el último de mi vida, afronto así la muerte, he echado todo mi valor y todo mi amor a la vida, pero también a la muerte». Y se levanta a las siete de la ma ñana para comenar a caminar so bre el hilo entre un baile de cien lapiceros de colores distribuidos por tonalidades en botes de cris
segovia
Pilar Coomonte expone en La Alhóndiga su mundo de mujeres entre ramas y hojas Propone la muestra como una forma de abrir su alma a los segovianos
tal: «Abro mi alma como si fuera a tejer una alfombra de seda muy fi na (...) mi mundo es como un bos que impenetrable y, cuando entro, es como si llegara al universo de las ninfas, los pájaros, el sol, la llu via, la pena, la angustia, el suici dio, todas las cosas que rodean al ser humano y también las banali dades ...». HECHICERA.Quien pertenece al censo de hechiceras, como aseve ra Manuel Vicent, según ella por que trae suerte y desea el bien, in cluso a los que le han hecho daño –«lo he pasado muy mal, la envi dia existe, no soy ingenua»– entra en melancolía al recordar a quien ha perdido en el camino, «me en cuentro triste cuando paso por lu
gares que fueron comunes, otros sitios me retrotraen a mucha feli cidad, luego voy sola caminando, miro las cosas con ojos de niña, tengo una vida muy activa, amo tanto a Segovia que si me sacan de aquí sería como arrancarme el co razón», dice la creadora de la fe minidad vegetal. Sobre todo está feliz, trabaja en una carpeta de dibujos sobre ‘El Quijote’, ya fue la primera pintora que abordó el tema para el editor de Anaya, Germán Sánchez Rui perez , y esboza una sonrisa pícara con una extraordinaria fuerza vi tal, se retroalimenta, para no mo rir de pena: Tiene corazón y mira da de niña, también agujeros en las manos, como decía su madre, « porque lo regalo todo...».