The Project Gutenberg EBook of El Arroyo, by El seo Reclus �This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and withalmost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away orre-use it under the terms of the Project Gutenberg License includedwith this eBook or online at www.gutenberg.netTitle: El ArroyoAuthor: El seo Reclus�Release Date: March 22, 2004 [EBook #11663]Language: SpanishCharacter set encoding: ISO-8859-1*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL ARROYO ***Produced by http://gallica.bnf.fr/, Virginia Paque and the OnlineDistributed Proofreading Team. EL�SEO RECLUS EL ARROYO #El ARROYO# El �seo Reclus Traducci n de A. L� pez Rodrigo � #EL ARROYO#CAP�TULO PRIMERO#La fuente#La historia de un arroyo, hasta la del m s peque o que nace y se pierde � �entre el musgo, es la historia del infinito. Sus gotas centelleantes hanatravesado el granito, la roca calc rea y la arcilla; han sido nieve �sobre la cumbre del fr o monte, mol cula de vapor en la nube, blanca� �espuma en las erizadas olas. El sol, en su carrera diaria, las ha hechoresplandecer con hermosos reflejos; la p lida luz de la luna las ha �irisado apenas perceptiblemente; el rayo la ha convertido en hidr geno y �ox�geno, y luego, en un nuevo choque, ha hecho descender en forma delluvia sus elementos primitivos. Todos los agentes de la atm sfera y el �espacio y todas las fuerzas c smicas, han trabajado en concierto para �modificar ...
The Project Gutenberg EBook of El Arroyo, by Elseo Reclus
This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
with this eBook or online at www.gutenberg.net
Title: El Arroyo
Author: Elseo Reclus
Release Date: March 22, 2004 [EBook #11663]
Language: Spanish
Character set encoding: ISO-8859-1
*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL ARROYO ***
Produced by http://gallica.bnf.fr/, Virginia Paque and the Online
Distributed Proofreading Team.
ELSEO RECLUS
EL ARROYO
#El ARROYO#
Elseo Reclus
Traduccin de A. Lpez Rodrigo
#EL ARROYO#
CAPTULO PRIMERO
#La fuente#
La historia de un arroyo, hasta la del ms pequeo que nace y se pierde
entre el musgo, es la historia del infinito. Sus gotas centelleantes han
atravesado el granito, la roca calcrea y la arcilla; han sido nieve
sobre la cumbre del fro monte, molcula de vapor en la nube, blanca
espuma en las erizadas olas. El sol, en su carrera diaria, las ha hecho
resplandecer con hermosos reflejos; la plida luz de la luna las ha
irisado apenas perceptiblemente; el rayo la ha convertido en hidrgeno y
oxgeno, y luego, en un nuevo choque, ha hecho descender en forma de
lluvia sus elementos primitivos. Todos los agentes de la atmsfera y el
espacio y todas las fuerzas csmicas, han trabajado en concierto para
modificar incesantemente el aspecto y la posicin de la imperceptible
gota; su vez, ella misma es un mundo como los astros enormes que dan
vueltas por los cielos, y su rbita se desenvuelve de cielo en cielo
eternamente y sin reposo.
Toda nuestra imaginacin no basta para abarcar en su conjunto el
circuito de la gota y por eso nos limitamos seguirla en su curso y su
cada, desde su aparicin en la fuente, hasta mezclarse con el agua del
caudaloso ro y el ocano inmenso. Como seres dbiles, intentamos medir
la naturaleza con nuestra propia talla; cada uno de sus fenmenos se
resume para nosotros en un pequeo nmero de impresiones que hemos
sentido. Qu es el arroyo, sino el sitio hermoso y apacible donde hemos
visto correr el agua cristalina bajo la sombra de los lamos,
balancearse sus hierbas largas como serpentinas y temblar agitados los
juncos de sus islitas? La orilla florida donde gozbamos acostndonos al
sol, soando en la libertad, el sendero tortuoso que bordea el margen y
que nosotros seguimos con paso lento contemplando el curso del agua, la
arista de la piedra desde la cual el agua unida en apretado haz se
precipita en cascada se deshace en espuma; he ah lo que en nuestro
recuerdo es el arroyo, casi con toda su infinita y compleja naturaleza,
puesto que lo restante se pierde en las obscuridades de lo inconcebible.
La fuente, el punto donde el chorro de agua, oculto hasta all, se
manifiesta repentinamente, es el paraje encantador hacia el cual nos
sentimos invenciblemente atrados; que sta parezca adormecida en un
prado como simple balsa entre los juncos, que salga borbotones de la
arena arrastrando laminitas de cuarzo de mica, que suben y bajan
arremolinndose en un torbellino sin fin, que brote modestamente entre
dos piedras, la sombra discreta de los grandes rboles, bien que
salga con estrpito de una abertura de la roca cmo no sentirse
fascinado por el agua que acaba de salir de la obscuridad y tan
alegremente refleja la luz? Gozando nosotros del espectculo encantador
que el manantial nos ofrece, nos es fcil comprender por qu los rabes,
los espaoles, los campesinos de los Pirineos y otros muchos hombres de
todas las razas y de todos los climas han credo ver en las fuentes
ojos de seres encerrados en las tenebrosas entraas de las rocas, con
los cuales contemplan el espacio y la verdura. Libre de la crcel que la
aprisionaba, la ninfa alegre mira el cielo azul, los rboles, las
hierbas, las caas que se balancean; refleja la inmensa naturaleza en el
hermoso zafiro de sus aguas, y, sugestionados por sus lmpidas miradas,
nos sentimos posedos de misteriosa ternura.
La transparencia de las fuentes fu en todo tiempo el smbolo de lapureza moral; en la poesa de todos los pueblos, la inocencia se compara
con el agua cristalina de las fuentes, y el recuerdo de esta imagen,
transmitido de siglo en siglo, se ha convertido para nosotros en
atractivo.
No cabe duda que esta agua se enturbiar ms lejos; pasar por rocas que
le dejarn materias impuras y arrastrar vegetales en putrefaccin; se
escurrir por sucias tierras y se cargar de inmundancias por los
animales y los hombres; pero aqu, en su balsa de piedra en su cuna de
juncos, es tan pura, tan luminosa, que parece aire condensado: los
reflejos movibles de la superficie, los repentinos borbotones, los
crculos concntricos de sus rizos, los contornos indecisos y flotantes
de las piedras sumergidas, es lo nico que revela que ese fluido tan
claro, es agua lo mismo que los ros cenagosos. Inclinndonos sobre la
fuente y viendo en ella reflejada nuestra cara fatigada y con frecuencia
nada buena sobre su lmpida superficie, no hay nadie que no repita
instintivamente, hasta sin haberlo aprendido, el antiguo canto que los
gebros enseaban sus hijos:
Acrcate la flor, pero no la deshojes,
Mrala y d en voz baja: Oh, quin fuera tan bueno!
En fuente cristalina no arrojes nunca piedras;
Contmplala y exclama: Oh, quin fuera tan puro!
Qu hermosas son esas cabezas de nyade con la cabellera coronada de
hojas y flores que los artistas helnicos han burilado en sus medallas y
esas estatuas de ninfas que han elevado sobre las columnatas y los
templos! Cun encantadoras son esas imgenes ligeras y vaporosas que
Goujon ha sabido, no obstante, fijar para los siglos en el mrmol de sus
fuentes! Cun graciosa y alegre no es esa fuente que el viejo Ingres ha
casi esculpido con su pincel! Nada parece ser tan fugitivo, tan
indeciso como el agua corriente vista entre juncos; es cosa de
preguntarse cmo una mano humana puede atreverse simular la fuente,
con sus rasgos precisos, en el mrmol la tela; pero pintor escultor,
el artista no tiene ms que mirar esta agua transparente, dejarse
seducir por el sentimiento que le invade, para ver que aparece ante suvista la imagen graciosa y de redondeces abultadas y hermosas. Hla ah,
bella y desnuda, sonriendo la vida, fresca como la onda en la que su
pie se baa; es joven y no envejecer jams; aunque las generaciones
pasen rpidas ante ella, sus formas sern siempre igualmente suaves, su
mirada igualmente pura, y el agua que se extiende como perlas en su urna
encantada, brillar siempre al sol con iguales resplandores. Qu
importa que la ninfa inocente, desconocedora de las miserias de la vida,
no tenga en su cabeza un torbellino