La aventura humana de José De Creeft: Un "catalán universal" anclado en los Estados Unidos
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Colecciones : Tiempo de historia. Año VI, n.68
Fecha de publicación : 1-jul-1980

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Publié le 01 juillet 1980
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Langue Español
Poids de l'ouvrage 2 Mo

Extrait


La aventura hUIllana
de José De Creeft
• Un «catalán universal» anclado
en los Estados Unidos
Caries Fontsere
OS mejores años de Ul1a vida, aUl1que no siempre son
los más, constituyen una reserva psíquica de feli­L cidad capaz de configurar mlestro presente. Así, las vivencias de
José de Creeft en los lejanos inicios del turismo de lujo en la mediterrá­
nea isla de la calma, dOl1de «mi corazón estima un árbol! más viejo que
el olivar .. . », constituyen la clave del arte de este notable escultor «nol'­
teamericano» yla savia secreta de su franca y humanísima personali­
dad.
rA1 ON noventa y cin co años cumplidos, De-Creeft Masdeu, padre de José, también
era militar al igual que el progenitor de otro ~ en su ya vieja casa~estudlo neoyor­
quina de la calle veinte, José de Creeft re­ famoso escultor catalán, Manolo Hugue, na­
memora las anécdotas de aquellos años este­ cido en Barcelona doce años antes de de
lares anteriores a la guerra civil en la isla de Creeft. Cuando sólo tenía 18 años, ellO de
Mallorca con la misma naturalidad que co­ noviembre de 1838. don Mariano instó plaza
menta las incidencias del pasado verano en voluntariamente y fue filiado en el Regi~
su casa de campo de Hoosick Falls; una tí­ miento de Cataluña 11 de Caballería. incor­
pica «Vermont farm» de madera aposen lada porándose a los escuadrones que se ha! ¡aban
con elementos de nostalgia mallorquines; si­ en campaña. Pocos meses más tarde, el 6 de
tuada al nord-este del estado de Nueva York mayo del siguiente año, fue condecorado con
y a menos de doscientas millas de la gran la cruz de plata de San Fernando de primera
metrópoli norteamericana. clase «en recompensa del particular mérito
A José de Creeft Champane se le reivindica que contrajo en la acción ocurrldaentre Cor­
como escultor catalán, pese al origen foráneo tes y Segura el 23 de marzo anterior». En
de sus apellidos y que naciera en Guadala­ t 852, terminada la guerra de los «Matiners»,
jara en 1884. Hijo tardío de un militar cata~ a pesar de que su carrera militar se augura
brillante. el joven don Mariano abandona el lán de SantAndreu de la Barca, provincia de
Barcelona-su madre también era de Barce~ servicio, pero por más de dos decenios contj~
lona-, hijo a su vez de militar, los de Creeft nuará luchando como .francotirador en la
constituyen un puente generacional que guerra franco-prusianade170 por lasucesión
del trono de España. «Volvía cada siete años abarca dos siglos de la h istolia polí tica de la
y le hacía un hijo a mi madre», dice José de España contemporánea. El abuelo de José
-Decreft según algún documento--, nacido Creeft recordando sus antecedentes. de pro~
en 1800, al frente de su columna se enfrentó fundas raíces españolas. «hasta la proclama~
repetidas veces con las huestes de Ramón ción de la República: así mi hermana mayor
nació en Madrid, la pequeña en Barcelona y Cabrera en el Maestrazgo durante la primera
yo en Guadalajara. Todavía no sé por qué guerra carlista.
nací en Guadalajara». Como más arriba apuntamos, don Mariano
101

doro Lo construí en un abrir y cerrar de ojos,
con alambres y hierros viejos, y con e l entu­
siasmo que puse en mi trabajo se me fue e l
dolor. Aquella misma noche, con misamigos
y los barilarincs de la compañía, cantando y
hacareando, arrastramos la estatua ecuestre
calle abajo hasta el baile. Al pasar delante de
la cárcel de La Sante (entonces de Creeft te­
nía su estudio en el Impasse de la Santre,
detrás de la famosa cárcel) el alboroto alertó
a los guardias. Pero la entrada a l baile fue
apoteósica. El año siguiente expuse el arma­
toste en el Salón de los Independientes, con
gran escándalo de la prensa conservadora de
aquel tiempoll. Eso no obstante, la fotografía
de la pieza apareció publicada en toda la
prensa; en alabanza en algunos papeles, y
como demostración pasmosa de desenfreno
en otros. Por todo lo cual puede considerarse .. El PIc::.oor". Obnl d, fumlttlrfl e.puI,te In II 5 .. 6n de loe
Indlpendlent .. de Plrf .. en lt2e. al Picador como una obra que ha hecho his­
toria. LUCHAS, ESPERANZAS
REVOLUCIONARIAS, Y DERROTA . A Picasso, que estaba en el baile en un palco
rodeado de amigos que ya en aquel entonces . Mi madre tenía dieciocho años cuando co­
le admiraban, mi broma escultórica le cayó noció a mi padre encarcelado en el castillo de
mal, y a partir de aquel día hizo el silencio e n Montjulch. , un hombre ya cuarentón que
torno mío. Tengo que confesar que en aque­habia panicipado activamente en la lla­
lla epoca yo no comprendí bien a Picassu. mada revolución de Septiembre de 1868 que
destronó a Jsabel ll .• La familia de ella tenía
una chocolatería cerca del Llano de la Bo­
queria, en e l centro de las Ramblas barcelo­
nesas, donde se reunían conspiradores repu­
blicanos. Su padre también estaba encarce­
lado en Montjuich -antes habían pasado un
año en la prisión vieja de Barcelona- y mi
madre, que Iba a visitarlo, romántica, se
enamoró del compañero de cautiverio. Los
otros, el general Prim y compañía, cambia­
ron de chaqueta ysesalvaron, pero el los no, y
continuaron encalabozados en el castillo.
Por esto, más tarde, mi madre, a pesar de ser
viuda de militar, no cobró nunca ninguna
pensión, ni nada •. De Creeft se sonríe amuc­
cado y tuerce e l gesto como queriendo signi­
ficar que se desentiende de aquel pasado
trasfondo humano, que es historia para los
demás, y presente para él.
.EL PICADOR. DE LA
FUNDACION JOAN MIRO
.El Picador. es una obra de f-umisteria y
hierros viejos que de Creeft ejecutó en 1925
en París .• Esta noche es mi recita!!, me dijo
entrando en mi estudio Vicente Escudero, el
gran bailarín de flamenco, sin reparar que
aquel día yo, enfermo, me retorcía de dolor ...
Tienes que ha..:erme algo para el escenario
Vna estufa que no funcionaba y unos tubos
_Hlm.")'.", 11142. "omo r4IPUJ,do(Whltn.y Mu •• um o, .merlcl
de chimenea me dieron la idea para El Pica- .rt, Nu.vI York).
102

Pero en esto no luvo razón. Yo siempre he
hecho cosas para divertirme y complacer a
Jos amigos. "El picador" y "La sardinc a
l'huile", que esculpí en granito negro y colo­
qué suspendida dentro de una campana de
vidrio. sobre un plato. hay que juzgarlos en
aquel contexto. Forman parte de la faceta
lúdica de mi carácter. Aquella sarinda negra
la expuse como una inocentada a Mateo
Hernández que hacía alarde de poseer un
secreto para acentuar la negrura de sus gra­
nitos, que yo desvelé con mi sardinaal aceite.
Un bromazo que tampoco sentó bien a Ma­
teo».
«Más tarde, en mi prime,' viaje a los EE.UU.
el año 29, encontré dificultades en la Aduana
De CrMIt en_ t.u obr ... Ou.lemel.e. (1163). En gr. n.o negro de americana para entrar mi Picador como
B'~Ic.,
obra de arte, pues me pedían mucho dinero.
Así que en otro vieja que realicé posterior­ tes de su madre en Guadalajara, pues llegó a
mente llevé la pieza desmontada como hie­ B'arcelona cuando sólo tenía cuatro años y
rro viejo y me lo dejaron entrar sin dificul­ abriasus puertas en dicha ciudad la primera
tad • . Exposición Universal de España; represen­
tación triunfal de la nueva y potente burgue­
EN MANHATTAN sía catalana, que en su eufórico optimismo, a
JOSE CUENTA SU HISTORIA pesar de la depresión y los connictos socia­
De poco se acuerda José de Creeft de su pri­ les, consideraba la pobreza como un signo de
mera infancia pasada en casa de los parien- idiotez. «Vivíamos en un cuarto piso de la
calle del Carmen», cuenta de Creeft, .frente
a la Iglesia de Belén,que hace esquina con las
Ramblas. Mi padre padecía de asma y ape­
nas podía subir las escaleras. Me acuerdo
que sentado al lado de la mesa le caían las
lágrimas y se lamentaba: No volverá la Re­
pública; quisiera recuperar mis cosas para
que tú fueses feliz, le decía a mi madre. El
pobre murió en la cama con una taza de
chocolate en la mano, dejándonos en la mise­
ria, las Hermanas de la Caridad quisieron
ayudamos. pero mi madre era liberal y las
mandó a freír espárragos • .
Ahora de Creef. es propietario, y en las cinco
plantas de su casa en M

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