Discípulos del Viviente
144 pages
Français

Discípulos del Viviente , livre ebook

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144 pages
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Description

Este libro constituye el octavo tomo de las entrevistas que Yvonne Trubert concedió al “Libro de Invitación a la Vida”, revista de esta asociación epónima. A través de temas como el Cuerpo, el Regreso de Cristo, el Invisible, Servir, la Transformación, la Muerte, Yvonne Trubert nos invita a emprender el camino de la transformación interior. Invitándonos a encontrarnos con nosotros mismos y con los demás, ella nos incita a la conversión, es decir, a cambiar de estado de espíritu, para que el amor y la alegría se conviertan en los signos exteriores de nuestra fe.

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Date de parution 01 décembre 2017
Nombre de lectures 0
EAN13 9782140053191
Langue Français
Poids de l'ouvrage 3 Mo

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Extrait

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Yvonne Trubert
Discípulos del Viviente
Discípulos del Viviente
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Yvonne T
Crónicas de una Invitación a la Vida
Tomo 8
Prefacio de Maria Isabel Waddington Achatz
Discípulos del Viviente
Yvonne TRUBERT Discípulos del Viviente Crónicas de una Invitación a la Vida Tomo 8 Prefacio de Maria Isabel Waddington Achatz
Dirección Editorial: Albertine Gentou Traducción: Macarena Brun-Ferri Grabadas entre 1984 y 1995 paraEl Libro de Invitación a la Vida,revista de la asociación epónima, estas crónicas han sido extraídas de las entrevistas realizadas por la Misión Escribir y por cuatro periodistas: Marie Mignon Gardet, Marie d’Hennezel-Whitechurch, Marie-Hélène Rose y Albertine Gentou. Fotografía de la portada © Agnès Cambourne Fotografia de Yvonne Trubert © Prisca Léonelli Bibliografía Invitados a Vivir, Colectivo, L’Harmattan, 2008 París Grabaciones de referencia Conferencia en Assas « El hombre en búsqueda de sí mismo » (11/02/1984) Conferencia en Assas « El hombre en su plenitud » (13/11/1984) © L’Harmattan, 2017 5-7, rue de l’École-Polytechnique, 75005 Paris http://www.editions-harmattan.fr/ ISBN: EAN:
PREFACIOMe emociona enormemente haber sido invitada a escribir el prefacio del octavo libro de Yvonne Trubert. Esta mujer maravillosa, madre de cuatro hijos, ha consagrado su vida a escuchar a los que sufren, a mostrarles el camino de la fe y a prodigarles sus enseñanzas. Desde hace más de treinta años, Yvonne Trubert viaja por el mundo para sembrar palabras de amor y de esperanza, para despertar las conciencias, dormidas desde hace mucho tiempo. Sus palabras sencillas y claras van dirigidas a todos los seres humanos, poco importa su origen, su etnia o sus creencias; se basan en las tres leyes fundamentales de Cristo: « Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas » ; « Ama a tu prójimo como a ti mismo » y « Amaros los unos a los otros como Yo os he amado». Así pues, durante su segundo viaje a Brasil, en 1985, Yvonne dio una conferencia ante un grupo de quinientas persona en Copacabana, Rio de Janeiro. Joven adolescente, llegué en el último momento, y fui invitada a tomar asiento en el centro de la primera fila, como si me estuviesen esperando. Yvonne empezó a hablarnos, y me dio la sensación de que el tiempo y el espacio habían dejado de existir. Sus palabras me llegaban directamente al corazón, su luz me deslumbraba. El amor del que nos hablaba Yvonne, nos lo daba con su mirada y con todo lo que emanaba de ella. Tras su intervención, en el momento en que ella me abrazó, solamente deseé una cosa: seguirla y construir mi vida sobre sus principios de amor y de fe. Las palabras de Yvonne Trubert me acompañan desde entonces, a cada paso. En mi profesión como médico, en mi periplo por la investigación científica, cuando veo a mis pacientes y también cuando doy clases, sus palabras me guían y me siguen ayudando a proseguir mi camino y a superar muchos obstáculos. La alegría de compartir este camino con mi marido, en un mismo ideal, y de ver crecer a nuestros cuatro hijos en la fe, es inmensa.
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Incluso a diez mil kilómetros de distancia de Francia, mediante 1 las tres llaves:la oración, la armonización y las vibraciones, que Yvonne nos enseña con sus enseñanzas, me es posible vivir Invitación a la Vida. Esta integración hace posible que estemos unidos, nosotros, los miembros de esta asociación internacional, en más de cuarenta y cinco países en todo el mundo, todos en unión y al unísono en estos principios. Yvonne lo expresa ampliamente a lo largo de esta obra. La lectura de este libro nos ofrece, de hecho, la felicidad de sumergirnos en otra dimensión. Desde el principio, nos impregna una dulzura que nos guía hacia la reflexión, a través de la intensidad de sus palabras. Sin embargo, no esperéis un tratado de autoayuda, con unas recetas ya preparadas sobre cómo vivir nuestra propia existencia. Muy al contrario, Yvonne nos invita, con unos pensamientos claros y directos, a abrir nuestros corazones y nuestras conciencias. Esta edición nos lleva a temas diversos pero, no obstante, muy relacionados entre sí. « El Cuerpo », primer tema abordado, posibilita la comprensión de la Resurrección de Cristo y un mejor entendimiento de nuestro propio cuerpo, templo y cuerpo de luz. Según una lógica divina, « El Regreso de Cristo » insiste sobre la importancia y la necesidad de transformación del ser humano. A continuación, « El Invisible » nos permite conocer la verdad que existe más allá de la comprensión. Pero solamente « La Transformación » nos dará la gracia para acceder a ello. Este hermoso viaje continúa y nos lleva a nuestro mundo moderno, hacia « El Trabajo » que nos recuerda lo esencial en la vida. Gracias Yvonne por enseñarme a poner a Dios primero. Gracias Yvonne, por tu ejemplo. Gracias por enseñarnos a Vivir. Dr. Maria Isabel Waddington Achatz Médico e Investigadora, Säo Paulo, Brasil 1 La oración, la armonización y las vibracionesconstituyen las 3 llaves propuestas en las enseñanzas de Invitación a la Vida. Estasllaves, estas herramientas, apoyan y aceleran la dinámica de la transformación. Para conocer mejor las actividades de la asociación Invitación a la Vida e IVI, leer los Anexos de este libro, página 133.
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El Cuerpo Como preámbulo, volvamos a la conferencia médica 2 celebrada en Cali , Colombia. Uno de los médicos, que no está en Invitación a la Vida, dio una explicación sobre la armonización en relación a su mujer, de cuya curación fue testigo a pesar de padecer una enfermedad incurable. Él dijo: « Se acerca el tiempo en el que está escrito que el cuerpo ya no envejecerá más, no sufrirá más, y la muerte no existirá.» Así pues, ello corresponde a las dos cara de la misma moneda. La llegada de la Pascua debe aportarnos una toma de conciencia, a cada uno de nosotros. Templo divino, el cuerpo humano posee una importancia mayor de la que pensamos, y que nunca hemos podido imaginar. Desde hace miles de años, el pecado, es decir la muerte, persigue al hombre. Esta muerte física proviene de la incapacidad del hombre para unirse a Dios. El hombre se halla en un combate perpetuo entre el bien y el mal, y suele ir más a menudo hacia el mal, que hacia el bien. En el Antiguo Testamento, Dios demostró a los hombres, sobre todo a David, a Moisés y a tantos otros, Abraham, Isaac, la importancia que tenía el cumplir sus preceptos. La vida es fácil a condición de que dejemos actuar a Dios en nuestras acciones y en nuestros pensamientos. El gran dilema de la humanidad consiste en no poder hacer frente a la influencia del Maligno. Y la muerte sobreviene como su culminación, porque nosotros hemos generado la destrucción de ese templo, de ese cuerpo humano.
²Conferencia que tuvo lugar durante la visita de Yvonne Trubert a este país.
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Cristo, núcleo de nuestra vida, viene a la Tierra después de los profetas que Le precedieron, para enseñarnos a vivir y para amarnos. Él no nos deja en paz. Él habla de amor. ÉL nos da unos signos. Él se convierte en ejemplo vivo de su Padre en la Tierra. Presente en todo instante, Él testimonia; Él resucita a los muertos; Él sana; Él devuelve la vista a los ciegos; Él cura a los paralíticos. La gente ve esto, sus discípulos, sus Apóstoles. Y con una sola finalidad: Cristo obedece a su Padre, mostrando una obediencia total en sus actos, que Él ofrece a la humanidad. Llega el tiempo en el que Cristo se prepara para irse de este mundo. En esta preparación, Él va a ofrecernos el néctar de su vida. Él sabía cuanto Le odiaban. Molestaba a las sociedades, a las religionesa la de los romanos como a la de tanto los judíos, su propio pueblo. Por obediencia a Dios y después de haber hablado a Dios, su Padre, Él nos ofrece el vínculo indefectible más extraordinario que existe, aquel que une al hijo con el Padre. Dando a la humanidad el derecho de llamar « Padre » a su Padre, Él le da la grandeza que Él mismo posee por ser el Hijo de Dios. Él nos la da a nosotros, pobres humanos, instituyendo las palabras que enseñó a sus Apóstoles, que unen al hombre con Dios, el « Padre Nuestro ». Mediante esta oración, Él nos integra en su fraternidad. Nosotros nos convertimos en hermanos y en hermanas a través de Cristo, en el momento en el que Él nos enseña a rezarle a su Padre, para regenerar nuestro cuerpo y utilizarlo en la misión que Dios nos confía en esta Tierra. Él conoce la debilidad del hombre, su vulnerabilidad; Él ha conocido la traición, incluso la de aquellos que más le amaban, como Pedro y los otros. En sus últimas palabras, Cristo dijo a su Padre: « Padre, perdónales porque no saben lo que hacen. » Ello subraya claramente la inconsciencia de la humanidad. Los hombres
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actúan sin conocer ni comprender el alcance de sus gestos ni de sus palabras. Las traiciones no se ven limitadas a los hechos, tienen una repercusión más allá de las palabras, de los pensamientos; conllevan el descrédito, destruyen. Cristo nos lleva a ofrecer nuestra vida. Nos hace comprender que la muerte no existe, que hay que morir para vivir. Ahora bien, pasamos nuestra vida en la Tierra sin vivirla. Al ofrecer su vida, su sangre derramada, sobreviene borrar lo que fue escrito en la Biblia cuando había que dejar que se desangrasen los corderos, las tórtolas, como ofrenda a Dios. Moisés había dicho: « ¡Dios no necesita eso! » He aquí que Cristo no solamente lo repite sino que además, derrama su propia sangre para que ninguna otra sangre sea derramada nunca más. Cristo no experimentó la muerte, Él la ofreció. Él ofreció su cuerpo físico para que fuese colgado de un madero a fin de purificarnos, y borrar el pecado original mediante el derramamiento de su sangre. Ese cuerpo representa la herencia del suyo. Tomemos conciencia de nuestro cuerpo, ese templo vivo. Hubo manifestaciones. Cristo se manifestó a través del cuerpo, de la muerte de aquellos a los que resucitó, Lázaro, la hija de Jairo. Después, Él llevo a cabo el último acto, el suyo. Dios creó al hombre a su imagen. Él ha querido esconderse en lo más profundo de nuestro ser. Cada uno de nosotros es portador de su vida. En nuestras acciones, en nuestros pensamientos, en nuestras miradas, en nuestra escucha, en nuestros gestos, somos el reflejo de Dios en permanencia. Así pues, el cuerpo humano está estructurado y elaborado mediante el amor. Cuando Dios desea que una mujer sea madre y que un niño nazca, antes de enviar esa alma a la Tierra, Dios le hace elegir a sus padres, por motivos que no podemos
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