Revista Latina de Comunicación Social. La Laguna (Tenerife) - número 2 - febrero de 1998. D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820. PERIODISMO REGIONAL ...
Daz Mora, Gabriel, 1998: El clera en Canarias. Su tratamiento enrensa.
Revista Latina de Comunicacin Social
La Laguna (Tenerife) - nmero 2 - febrero de 1998
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820
El clera en Canarias (1851):
su tratamiento en prensa
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Lic. Gabriel Daz Mora(La Laguna)"La eidemia uetantas desracias caus, que tantos brazos quit a la agricultura..." Francisco Gonzlez Ferr,obernador civil. Carta al director de "El Comercio", 28-11-1851. LA ENFERMEDADEl clera, tambin llamado "clera morbo" -ambos trminos se usan en los peridicos estudiados- es una enfermedad aguda y contagiosa, que se manifiesta por superaciones acuosas, retortijones, vmitos, calambres musculares, suresin de la orinacola so.La causa el bacilo vibrin de Koch cuando infesta el agua potable. Normalmente causa la muerte por convulsiones, colapso y congestin pulmonar.Esta enfermedad se produce principalmente en los trpicos, pero ha aparecido en todas las partes del mundo, llevada por el hombre en sus viajes. Esto ha justificado numerosas veces la cuarentena, como observamos en la epidemia canaria de 1851.
La principal causa de la propagacin del clera es la falta de higiene generalizada, pues el bacilo causante se destruye fcilmente con los desinfectantes habituales y con el calor.
El clera morbo es una de las grandes enfermedades epidmicas que ha padecido la humanidad, y actualmente se mantiene de forma endmica en ciertas regiones, como el delta del Ganges. Se trata claramente de una enfermedad tercermundista, pues se desarrolla en contextos de insalubridad, hacinamiento de la poblacin y falta de los servicios sanitarios bsicos como alcantarillado, agua corriente y controles sanitarios de los alimentos.
El perodo de incubacin de la enfermedad es de 24 a 48 horas. Durante los brotes, el mecanismo de transmisin ms frecuente es la inestin de aua contaminadaor heces. Esta circunstancia favorece la alarma generalizada en la poblacin -por ejemplo, los canarios de 1851-, una poblacin que no dispone de agua y alimentos garantizados al 100%, y que se ve en la disyuntiva de comer -y contaminarse- o no comer en absoluto.
Para que se produzca la enfermedad, el microorganismo debe vencer las defensas del husped, as como fijarse y colonizar el intestino delgado. En una poblacin bien nutrida y vacunada en masa, es prcticamente imposible que se produzca una epidemia de clera, pues las vacunas contienen un alto grado de inmunidad. Pero en Canarias, en el ao de 1851, ni la poblacin estaba vacunada ni la dieta media del canario ofreca fuertes defensas frente a los contagios.
El comienzo de la enfermedad aparece de forma brusca con vmitos y diarrea. La deshidratacin puede ser rida rave,va seuida de sed intensade deterioro del estado mental. Elaciente uedeentrar
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en shock tras un perodo de 4 a 12 horas del inicio de la enfermedad. El clera no tratado tiene una evolucin de 4 a 7 das y una mortalidad superior al 50%.
La rapidsina evolucin de la enfermedad, junto a la facilidad del contagio, son motivos suficientes para que cunda la alarma entre una poblacin ignorante y temerosa de Dios.Para la prevencin del clera deben adoptarse medidas higinicas, como la proteccin del agua y los alimentos de la contaminacin fecal, inmunizacin y aislamiento de los pacientes. Este ltimo punto lo observan con prontitud los vecinos en Las Palmas al comienzo de la enfermedad, en mayo de 1851.El aislamiento de los infectados por clera es el captulo ms doloroso de la epidemia, que, adems, se traduce en trminos del pleito insular, cuando los grancanarios protestan por el rechazo y la falta de ayuda de Tenerife.EL TRABAJO HEMEROGRFICO . LIMITACIONESEl perodo estudiado ha sido el bienio 1850 -1851, y las publicaciones analizadas han sido las existentes en Santa Cruz de Tenerife entre esas fechas. El clera tiene como escenario principal la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, por lo que hubiera sido ms oportuno estudiar los peridicos editados en aquella ciudad. Pero no nos ha sido posible, pues nos hemos tenido que restringir a lo existente en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz y en la Universitaria de La Laguna, campus de Guajara.A diferencia de los trabajos semejantes realizados por otras personas, no nos restringimos al estudio de un solo peridico en un aspecto concreto. Estudiamos un acontecimiento -la epidemia de clera- a travs de todas las publicaciones a nuestro alcance.
Nos hemos encontrado con la dificultad de la escasez de material, sea por la inconstancia en la edicin de los peridicos , sea por la imposibilidad de los periodistas tinerfeos de la poca para saber lo que ocurra en Las Palmas. El miedo a la propagacin de la epidemia de una isla a otra se traduce automticamente en el corte de las comunicaciones por barco -las nicas de la poca-,ue recisamente haban sido lasortadoras de la fatal infeccin desde Cuba. Por lo tanto, los redactores, deendientes de las noticias que traan y llevaban los barcos de una isla a otra, se quedan sin material que publicar.
Si pensamos en la agudizacin del pleito insular, unida a la vocacin insularista de la prensa canaria, podemos pensar que para los lectores tinerfeos "quedaba muy lejos" la epidemia de clera de Las Palmas, y mientras se asegurara que la infeccin no llegara a Tenerife, no haba de qu preocuparse ni nada que hacer.
Es curiosa la publicacin de noticias sobre el clera en lugares remotos como los puertos de Egipto. ¿Qu inters puede tener esto para el pblico canario de 1850 o 1851? A nuestro entender, existen dos razones claras:a) Las islas Canarias no pueden sobrevivir sin el trfico martimo. Es importante conocer el estado sanitario de los puertos de origen de las mercancas: quiz Argel no, pero s La Habana, Londres, Liverpool o Gotemburgo.b) La poblacin canaria -tanto la minora lectora de prensa como los no lectores- est muy sensibilizada con las epidemias de clera, pues conocen sus efectos devastadores sobre las vidas humanas, el comercio y la sociedad en general. Aceptar en un puerto canario a un buque infectado puede significar seis mil muertos. As ocurri en1851.LOS PERIDICOSLos peridicos de los que hemos extrado informacin sobre la epidemia de clera de 1851 han sido los siguientes:- El Avisador de Canarias, peridico de anuncios e intereses materiales.
- El Avisador Reformado - El Eco de Canarias, peridico de anuncios e intereses materiales. Se trata del mismo "Avisador" de antes, que cambia de cabecera por motivos ajenos a su voluntad.
- El Eco de Canarias, peridico de anuncios e intereses materiales. Otra vez el director de "El Avisador de Canarias" se ve obligado a cambiar la cabecera, por un litigio con la autoridad.
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- El Noticioso de Canarias, semanario de avisos e intereses materiales.
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Conscientes deue el materialoda ser alo framentado, hemos recurrido a fuentes bibliorficas ara reconstruir la historia de la epidemia. Por todos los medios hemos intentado no remitirnos a las mismas, pero ha sido imposible, por las dificultades ya sealadas:- No hemos encontrado material hemerogrfico suficiente.- La dificultad de las comunicaciones durante perodos de cuarentena y aislamiento imposibilitan reconstruir hemerogrficamente de forma hilvanada los acontecimientos del verano de 1851.LA EPIDEMIA DE 1851Como hemos sealado anteriormente, un hecho aparentemente irrelevante, como la llegada a puerto canario de unas ropas infectadas a bordo de un barco transatlntico, supuso una dolorosa epidemia que se sald con 6.000 muertos y un engranaje econmico destruido.El 24 de mayo de 1851 muri repentinamente en el barrio de San Jos de Las Palmas Mara de la Luz Guzmn, de oficio lavandera. Tres das despus, otra mujer del mismo barrio tambin falleca con los mismos sntomas. El 1 de junio, el sacristn de las monjas de San Ildefonso mora tambin. El 5 de junio, a roa adoslos rumores sobre el clera en la ciudad, la Junta local de Sanidad de Las Palmas declar oficialmente la existencia de la epidemia.
Todos conocen el carcter fulminante de la infeccin en las personas, y por eso los mdicos actan con rapidez, a la vez que las autoridades intentan llevarse con tranquilidad ante la poblacin, ya de por s alarmada.
La declaracin oficial del 5 deunio llea a El Eco de Canarias, cua redaccin est en Santa Cruz, el da 12. Se declaran como "patente sucia" todas las procedencias de Gran Canaria, y se prohibe la admisin, en ningn puerto de Tenerife, La Gomera, La Palma o El Hierro, de buques procedentes de Gran Canaria.
Paradjicamente, pocos das antes -el 30 de marzo- el mismo peridico haba anunciado el fin de la cuarentena de 12 das que estaba impuesta a los barcos procedentes de Argel. Pero a partir de junio y hasta diciembre de 1851, queda aislada Gran Canaria.
A partir de esos primeros das de junio de 1851, la enfermedad se extiende rpidamente por la capital grancanaria. El terreno est abonado para que cunda este tipo de males epidmicos, en una poblacin mal nutrida, que vive en condiciones de salubridad precaria. Pero, ¿cul fue el origen del contagio?
En mayo haba arribado al puerto de La Luz un buque procedente de Cuba, isla que sufra el clera, y entre los enseres descargados estaban un colchn, unas ropas sucias y una manta que se haban entregado para su limpieza a la lavandera que falleci el da 24. Averiguar el origen del clera morbo no fue difcil, y entre la poblacin cundi el pnico y la aprensin a relacionarse con cualquier persona sospechosa de haber estado en contacto con el bacilo.
Esta aprensin es el origen del duro aislamiento impuesto por Tenerife a Gran Canaria, a la que dejan a su suerte.
Sin prdida de fechas, el alcalde de Santa Cruz, Esteban Mandillo, firma un bando publicado literalmente por El Eco de Canarias el 12 de junio de 1851: el ayuntamiento, de acuerdo con el gobernador de la provincia, toma medidas de higiene para prevenir el brote de la enfermedad en esta isla.
Ese mismo da, El Eco de Canarias publica otras dos noticias de inters:
Una carta del alcalde advirtiendo que las subidas de precios en artculos de primera necesidad estn totalmente injustificadas.
Evidentemente, el alcalde Mandillo conoce las consecuencias de estas situaciones epidmicas. Canarias es una regin que tradicionalmente ha dependido de suministros alimentarios externos, y en pocas de escasez o aislamiento, el hambre se deja notar automticamente. En momentos como ste, los especuladores se benefician del miedo y la confusin generalizados, y venden los suministros a precios desorbitados.
b) El segundo texto es un informe, muy til, elaborado por la Academia de Ciencias de Pars, que da instrucciones sobre las precauciones a tomar y el tratamiento a seguir en caso de clera morbo.
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El orien de este artculo es, caso muhabitual en loseridicos analizados, unaublicacin anterior. En esta poca no hay inconveniente tico en fusilar textos de diversas procedencias para incluirlos en la seccin de noticias del propio peridico.
La epidemia, que dur alrededor de dos meses, dej a Gran Canaria exhausta: seis mil fallecidos, la agricultura y el comercio arruinados, y una recuperacin lenta y trabajosa.
Se celebr una accin de gracias "al Todopoderoso Dios por haber hecho cesar de todo punto la epidemia del clera morbo asitico que tantos estragos ha hecho en la mencionada isla" (de Gran Canaria) el 23 de noviembre de 1851. (El Noticioso de Canarias, 29-11-1851, pg. 1).
Das despus, el 13 de diciembre, el propio Noticioso de Canarias publica una crnica del tedeum remitida por su corresponsal en Las Palmas.
Desde elunto de vista administrativo, el fin de la eidemia seuede fi ar el 20 de diciembre de 1851, da en ueEl Noticioso de Canariasublica un mandato del ministro de la Gobernacinara uese admitan a libre prctica las mercancas procedentes de Gran Canaria, en vista de que ha acabado la epidemia. Pero aqu hay un punto que merece la pena destacarse: el ltimo caso oficialmente conocido data del 18 de septiembre. ¿Por qu tarda Tenerife tres meses en reabrir sus puertos a Gran Canaria?
La interpretacin en clave de pleito insular est servida: Tenerife dir que no hay seguridad absoluta de ue el clera est extinuido, oreso siue aislando a Las Palmas,roducindole uner uicio evidente. Gran Canaria de Gran Canaria dir que las autoridades de Tenerife exageran el aislamiento y que aprovechan las circunstancias para dar la espalda y negar la ayuda en momentos difciles.
Como en muchas otras "batallas" del pleito insular, cada parte tiene algo de razn, pero en este caso la balanza se inclina en favor de los grancanarios, que se pronuncian a favor de la solidaridad y en contra de un aislamiento muy exagerado: a pesar de que constaba ya en septiembre del 51 el fin de la epidemia de clera, algunos sectores de Tenerife solicitaron que la incomunicacin se prolongara un ao ms. Tuvo que intervenir Madrid, mediante el mencionado mandato del Ministerio de la Gobernacin, para que cesara el aislamiento.
En el siguiente prrafo, extrado de la "Historia de Canarias" de Millares Torres, se refleja perfectamente la situacin:
"Desde los tiemos de la Edad Media, enue se condenaba a unaoblacin a morir aisladasin socorro alguno, rodendola de un crculo de hierro y degollando a todo el que intentara salir de sus muros, no se haba dado en el mundo un espectculo semejante. Exasperados los canarios con estos actos y con el recuerdo de su inmenso infortunio, se publicaron acerbas censuras que fueron contestadas con acritud por los tinerfeos, envenenando las cuestiones que dividan a las dos islas rivales. Las pasiones vivamente excitadas por una y otra parte, exagerando los unos su abandono y los otros su derecho a la defensa, produjeron escritos lamentables donde se acus a los canarios de deslealtad por no haber declarado antes el clera, y stos a los dems isleos de inhumanidad por el rigor en la aplicacin de los preceptos sanitarios, entre los cuales hubo algunos intiles y propios slo para enconar los nimos."
En definitiva, la desgracia de la epidemia de clera morbo de Las Palmas fue contemplada con distancia e indiferencia desde Tenerife, que no prest la ayuda oportuna, dejando aislada a Gran Canaria e ignorando el inters informativo evidente de los hechos.