Revista LATINA de Comunicación Social. La Laguna (Tenerife) - junio de 1998 - número 6. D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820. Recepción televisiva y ...
El programa "Caiga quien Caiga" producido en Argentina y las prcticas polticas de los adolescentes
Dra. Paulina Beatriz Emanuelli
(6.047 palabras - 15 pginas)
Escuela de Ciencias de la Informacin - Facultad de Derecho y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Crdoba (Argentina)
pemanuel@sun.eco.uncor.edu
De la concepcin poltica a la recepcin y las prcticas polticas
La problemtica de los medios masivos de comunicacin social y las nuevas tecnologas han ido ocupando un papel relevante en la reproduccin y crecimiento de la sociedad actual.
El vertiginoso desarrollo de los medios masivos (prensa, radio, televisin etc.) desde finales de la segunda guerra mundial y la importante adopcin de nuevas tecnologas en la ltima dcada marcan sin dudas la oferta y el consumo de medios en nuestra sociedad.
Las grandes transformaciones en las reas de produccin, en los formatos y hasta en los gneros que se entremezclan y funden, establecen nuevas relaciones con los pblicos y los procesos polticos que vive nuestro pas.
En este nuevo paisaje massmeditico, que trasciende las fronteras geogrficas, se disean nuevos mapas de consumo y recepcin. En ellos se definen viejas y nuevas relaciones, marcos y reglas para la interaccin entre los sujetos, sus identidades y socializacin, y sus sistemas de normas y valores.
Estas nuevas prcticas construidas en los espacios mediticos han rediseado a su vez la vida cotidiana, cultural, econmica y tambin poltica.
De gran importancia en la constitucin de nuevos espacios pblicos e instauracin de concepciones polticas, los medios masivos tambin redefinen la prctica poltica.
Este aspecto es de gran inters en un pas de escasa tradicin democrtica como Argentina (1) donde la participacin de la poblacin es esencial para la consolidacin democrtica.
El presente trabajo se ocupa de esta cuestin y se propone conocer las concepciones de prctica poltica se plantean desde un programa televisivo.
Con respecto a la eleccin del medio televisivo, el fundamento para su eleccin es doble: por su alcance en la poblacin como medio masivo y por su historia y evolucin en argentina.
Como medio masivo podemos decir que la TV es el de mayor alcance y consumo en la ciudad de Crdoba.
As lo afirman estudios realizados en Crdoba
or Mara Cristina Mata en 1995. Al res
ecto esta investi
adora dice:
"... La televisin -tal como se afirma en numerosos estudios- es el medio que por la extensin de su consumo (la ve globalmente un 94% de la poblacin) se ha convertido en el eje a partir del cual toda una sociedad comparte (presuntamente) similares propuestas..." (2).
Con respecto a la historia de la televisin, podemos decir que la TV en Argentina naci signada por la poltica. Creci sujeta a las tendencias dominantes, a las fuerzas de poder en pugna en cada circunstancia y a las contradicciones de
cada gobierno de turno. No es casual entonces pensar en la TV como campo donde se consolida y construye la poltica nacional. Eso le da una relevancia especial como objeto de estudio para el presente trabajo.
Otro eje importante es el de considerar adolescentes como unidades de observacin.
Esta eleccin tampoco es casual, su fundamentacin tiene dos aspectos.
En primer lugar, no existe consolidacin democrtica ni futuro posible, si quienes son los artfices del futuro, los adolescentes y jvenes, no tienen esperanza ni inters en construirlo.
Esto genera una gran preocupacin ¿Cmo unir la concepcin de poltica y prctica poltica con el inters de los adolescentes?
Un tema nada sencillo porque estas concepciones se estn manejando socialmente en y fuera de la TV. Existe, de hecho, un descreimiento de la poltica y una fuerte crisis de autoridad y representatividad poltica que tambin se plasma en el consumo televisivo.
Al res ecto C. Ulanosk dice:
"Mientras la poltica est octava entre los intereses de los adultos, entre los adolescentes y jvenes se ubica en el decimocuarto lugar..."(3)
No obstante, los adolescentes, son los mayores consumidores de televisin:
"6 de cada 10, cuyas edades van de los 14 a los 17 aos, tienen una dieta televisiva diaria de 3 a 4 horas..." (4).
El tema es difcil. ¿Cmo estudiar la poltica y los polticos presentes en la TV y la recepcin de estos mensajes por parte de adolescentes si stos no ven programas polticos ni siquiera se informan sobre acontecimientos polticos?
La solucin se present en una nota cuando uno de los productores del programa "Caiga quien caiga" de Amrica TV (Canal 2 de La Plata) deca que su programa acercaba a los jvenes a la poltica. Y, efectivamente, su programa tiene una gran audiencia de adolescentes y jvenes.
Esto fue sumamente interesante y motivador, a partir de all se inici la indagacin. ¿Qu contenidos polticos se manejaban en el programa? ¿Qu receptaban de esos contendidos los jvenes y cmo se relacionan con su propia prctica poltica?
Concretando, el resente traba o se ro one conocer ue conce ciones de oltica de los olticos se lantean desde el programa televisivo "Caiga quien caiga" y de qu manera los adolescentes las receptan considerando su propia prctica poltica.
El enfoque planteado es desde la recepcin y el consumo de los medios masivos y ms especficamente de televisin.
Cabe destacar cul es el concepto de "recepcin". Es el espacio donde los agentes sociales producen y negocian sentidos del orden social, en el encuentro de las ofertas simblicas, tomndolas como articulacin para pensar desde la cultura no solo la comunicacin sino tambin la reproduccin y construccin de lo social.
Metodologa empleada
En principio, debemos sealar que la indagacin se realiz en dos unidades de observacin diferentes: el programa televisivo y los adolescentes.
Para averiguar acerca de las concepciones, temticas y actores polticos mostrados en "Caiga quien caiga" se trabaj, como es obvio, con los contenidos efectivamente emitidos por dicho programa. La tcnica de recoleccin de datos fue el anlisis de contenido y se aplic a un corpus grabado de 38 programas emitidos durante 1997.
Para indagar sobre la recepcin y concepciones propias, se trabaj con adolescentes en sesiones que contenan dos momentos diferenciados. Primero se indagaba sobre sus hbitos de consumo y preferencias de TV a travs de una encuesta; lue o con entrevista en rofundidad se inda aba sobre su rece cin del ro rama C.Q.C. Esta utilizacin de dos tcnicas distintas estaba orientada a recolectar la mayor cantidad de informacin posible sin cansar a los jvenes. Cada una de estas sesiones llevaba cerca de dos horas y an quedaba la posibilidad de volver a preguntar si era necesario aclarar algn tema. Algunas de estas sesiones debieron descartarse, pues no todos los adolescentes tienen la misma capacidad de expresin. De hecho, las distintas edades, que significan distintos estados de evolucin en el pensamiento, marcan diferencias sustanciales.
Un problema metodolgico de orden conceptual que se debi resolver fue determinar ¿quines son los adolescentes?, para poder definir con quines se trabajara. Por lo tanto, previo a definir la muestra no probabilstica, sobre la que se
aplicaron la tcnica para recabar datos, se debi acotar y definir el trmino "adolescente".
Si bien hay numerosa bibliografa al respecto, se adopt el criterio de Rolf Muuss (5), cuando dice:
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"... sociolgicamente, la adolescencia es el perodo de transicin que media entre la niez dependiente y la edad adulta autnoma... cronolgicamente es el lapso que comprende desde los doce o trece aos hasta los primeros de la tercera dcada..." (1979: 6).
Si bien parecera quedar claro cules son los lmites de inicio de la pubescencia, pubertad o preadolescencia que coincide con los cambios biolgicos que se asocian a la madurez de la capacidad reproductora, no est nada claro cundo finaliza la adolescencia, ya que no existen fenmenos fisiolgicos objetivos que puedan marcar la madurez e independencia, es decir, la edad adulta del individuo. Es ms, la definicin de estos conceptos vara segn la realidad social y cultural en la que est inmersa.
Un principio de acuerdo se plantea desde el punto de vista legal. Con la mayora de edad en Argentina, a los 21 aos, la ley suprime toda proteccin por "inmadurez" y asigna a cada persona independencia legal con la plena posesin de sus derechos y de sus responsabilidades. Este podra ser en principio un lmite socialmente reconocido. Actualmente hay autores que plantean que por la crisis de la sociedad moderna, la adolescencia se est extendiendo (6).
Para concluir con nuestra definicin operacional y dejando de lado la preadolescencia, diremos que se tomaron individuos de 15 a 21 aos de ambos gneros y de distintos sectores sociales de la ciudad de Crdoba.
El 'Caiga quien caiga' argentino
Definido por sus presentadores al iniciar el programa como "Resumen semanal de noticias", el Caiga quien caiga producido en Argentina se plantea como una parodia de los informativos televisivos.
Surgido de una idea original de Mario Pergolini, se desarroll con Juan di Natale, Eduardo de la Puente y Diego Guebel y se realiza en la productora Cuatro Cabezas en capital federal.
Los presentadores del piso, periodistas formados en la radio, son: Pergolini, Di Natale y De la Puente. Los apoyan periodsticamente en exteriores: Andy Kusnetzoff, Daniel Tognetti, Ignacio Goano (deportes), Diego Angeli y Juan di Natale, quien realiza notas no obstante ser presentador.
El nacimiento del ro rama se remonta a 1995 desde entonces ha ido cambiando am liando su horario hasta lle ar en 1997 a emitirse todos los martes de 22 a 23.30 hs. por Amrica TV (Canal 2 de La Plata). Si bien se transmite por televisin por cable, dado lo extendido del cable en Argentina, su rea de cobertura incluye todas las provincias argentinas (a travs de Cablevisin o subsidiarias). Tambin se emite en varios pases de Latinoamrica como Chile, Paraguay, Per, Colombia y Ecuador, entre otros.
Caiga quien caiga (C.Q.C. en adelante) cubre con informacin, notas y entrevistas la realidad nacional y en ciertos casos la internacional que se produce principalmente en la capital federal. No obstante, ante acontecimientos es eciales enva a los "noteros" o "movileros" 7 hacia otras rovincias o ases como la reunin de residentes en El Salvador o para la entrega de los Oscars en EEUU).
Hasta aqu pareciera que estamos ante un noticiero clsico, las temticas son las mismas, usan tcnicas periodsticas para recabar informacin, las "secciones" de la estructura del programa son similares, la escenografa y las vestimentas de los presentadores, los tonos de voz remiten al telenoticiero clsico.
¿Dnde est la diferencia con lo telenoticieros clsicos?. En un cambio de perspectiva en el tratamiento de la informacin, la edicin, el anuncio de las noticias y los comentarios posteriores de los presentadores en el piso que transforman e invierten los sentidos transformndolos en contenidos humorsticos, a travs de la irona que a veces roza el sarcasmo.
En realidad, el "respeto" a ciertos aspectos del gnero, no hace sino acrecentar los efectos pardicos. De hecho, la arodia como forma intertextual efecta una su er osicin de textos 8 . De modo ue estas convenciones del nero, incluso cuando exageran sus saludos al inicio del programa o cuando colocan maniques de periodistas famosos detrs de los presentadores, en realidad estn reforzando el gnero burlado.
En sus comienzos ao 1995 , el ro rama se lante como de eriodismo humorstico, Al res ecto, el coordinador de roduccin Cune Molinero 9 dice:
ero este criterio fue variando.
"Al principio queramos hacer periodismo y hacer rer, entonces nos veamos obligados a cubrir muchas cosas, ms all de que produjeran risa o no. Esto significaba un gran desgaste para los noteros, pues nosotros a diferencia de los noticieros, no tenamos tanto personal y los chicos a veces hacan guardias para obtener una informacin hasta la madrugada y al otro da a las ocho tenan que hacer otra nota y no siempre ese sacrificio era fructfero...".
Buscando abarcar me or las temticas interesantes, novedosas redituables desde la ers ectiva de la roduccin, se plantearon como criterio de seleccin "... todo lo que tenga contradiccin, contraste o conflicto..." (10). Esos son los criterios que marcan la seleccin informativa actual y que desplazan la caracterizacin del programa.
Hoy, luego de varios aos de evolucin, Molinero dice que el programa es:
"... un programa humorstico que trabaja con mtodos y formatos periodsticos y que adems es hecho por periodistas..." (11).
Al res ecto, Mario Per
olini dice:
"El programa no trans. En lo formal se parece a un programa periodstico, aunque nuestro objetivo es hacer rer a la gente..." (12).
Si bien las temticas de las que se ocupa el programa son la farndula (el mundo del espectculo), el ftbol y la poltica, a los fines del presente trabajo se abordar el tratamiento de esta ltima.
Del mismo modo que el programa evolucion en los criterios de seleccin de informaciones, tambin lo hizo en la bsqueda de lo cmico.
Es interesante sealar que como discurso, C.Q.C. es un producto de la interaccin social (13) (tanto en lo verbal como en lo extraverbal) entre locutor, auditor y aquello de lo que se habla.
La referencia contextual, ue sub ace a la situacin de enunciacin, en la arodia la irona se vuelve im rescindible permanente. En "lo que se habla" se hace referencia a la realidad social, poltica, econmica y cultural por lo que el auditor-rece tor debe tener com rensin suficiente del contexto ara lo rar el contrasentido. Debe conocer la situacin del pas, la noticia de la semana, etc.; es necesario un manejo intertextual para lograr el efecto cmico. De hecho, este programa en otra realidad social (otro pas) promover una produccin de sentido diferente (14).
Este "manejo" de la realidad social por parte del receptor incluye, ciertamente, el conocimiento que tenga del programa.
Esto tambin influy en los cambios de objetivos para lograr el efecto cmico.
En un principio, la produccin consider bsico para lograr un efecto cmico, conseguir el saludo con la mano en alto de los polticos, durante o luego de las conferencias de prensa o actos, etc. Luego de un par de programas, la exaltacin y alegra ante el saludo ("... nos salud!... al nico medio presente, que salud con la mano, fue a C.Q.C...") fue insuficiente.
Ocurri ue los roductores de C.Q.C. descubrieron No haba un reconocimiento del medio.
ue "... todos los olticos saludaban no im ortaba a uien..." 15 .
En un segundo momento empezaron a tomar contacto con los actores polticos (en su mayora funcionarios o integrantes de partidos polticos).
Al comienzo, cuando todava no eran mu conocidos, el hecho racioso era re istrar la sor resa de los re ortados al realizarle alguna pregunta "delirante". Luego, cuando fueron ms conocidos, ya que el programa tena ms tiempo de emisin, comenzaron a tener dilogos ms extensos y el recurso cmico se centraba en regalar algn objeto cuyo significado era resaltado o desvalorizado, invertido.
Como e em lo odemos citar la nota resentada or And Kusnetzoff cuando en Lausana, Suiza abril 1997 el Comit Olmpico decidi la clasificacin de cuatro probables ciudades sedes olmpicas. En esa oportunidad, Andy le regal al entonces efe de abinete, Jor e Rodr uez, una ata de cone o, a modo de amuleto de la suerte. El ministro lo uard en el bolsillo de su saco. Una vez ue hicieron el anuncio de ue Buenos Aires se clasificaba entre las cuatro finalistas, And le idi al ministro ue mostrara el amuleto. Rodr uez sac la ata de cone o de su bolsillo con una ran sonrisa mientras Andy exaltado gritada: "... Buenos Aires clasificada, C.Q.C. lo hizo posible...".
En bsqueda de la irona, la entrevista y el dilogo se hicieron imprescindibles. Como los polticos ya los conocan se buscaba entonces, a travs del dilo o, rovocar una reaccin en el entrevistado. No im ortaba ue fuera de sor resa, enojo o asentimiento.
La idea era tratar de desestructurarlos, de preguntar cosas que otros periodistas no preguntaran.
De esta etapa, se pueden dar varios ejemplos:
- Le idieron a la ministra de Educacin ue ex licara el teorema de Pit oras comentando durante varios programas.
ella no udo hacerlo lo ue si uieron
- Le aplicaron el "test peronista" (una serie de preguntas con respecto a la historia de J. D. Pern y el Partido
Justicialista que incluye la letra de la "marcha peronista"), al primer candidato a diputado peronista impulsado por el presidente Menem. Daniel Scioli famoso corredor de lanchas, al igual que otros deportistas, se incorpor a la vida oltica nacional de la mano del residente, sin tener rctica oltica anterior. Cuando le a licaron el test refirindose a la marcha peronista Andy deca: "...¡No la sabe!.. ¡No la sabe!..." Poniendo en clara evidencia su situacin de advenedizo.
En la bsqueda de esta "segunda reaccin" para desestructurar a los polticos, se recurri, entre otros, a la exacerbacin de las contradicciones ya sea de comportamientos presentes o pasados.
Podemos mencionar como ejemplo:
la alusin a promesas incumplidas (la promesa preelectoral del presidente sobre la "revolucin productiva" o el "salariazo"),la corrupcin y falta de honestidad (como el caso Pico o Manzano y ms), usufructo de la propiedad pblica en beneficio propio (la casa en Anillaco del presidente),la falta de coherencia poltica (polticos que han saltado del gobierno a otras alianzas como G. Beliz o D. Cavallo),la falta de idoneidad para el desempeo de tareas asignadas (como el caso de la ministra de Educacin), la falta de dedicacin eficiencia en el desem eo de car os blicos Mara Julia Also ara como secretaria del Medio Ambiente frente al incendio en Bariloche, 1996),el excesivo uso del discurso floreado, la retrica, palabrero o el hablar sin decir nada ("verso"), disimular o "bajar el perfil" frente a un tema o suceso conflictivo ("... a veces hay que hacerse el boludo...". Secretario de Agricultura y Ganadera de la Nacin)
De esta forma quedan legitimadas, como caractersticas de los polticos, la corrupcin, la incoherencia, falta de compromiso, incompetencia, etc.
La aplicacin de la figura de la irona, adems de materializarse a travs de la conversacin mantenida con el periodista, se refuerza con lenguaje no verbal. Puede ser que el periodista mire en forma cmplice hacia la cmara, haciendo algn gesto que pone en evidencia an ms al entrevistado.
Gracias a una cuidada edicin del material (sesenta horas para un programa semanal), existen numerosos recursos que se obtienen por computadora y que cumplen una funcin reforzadora. Entre ellos podemos mencionar:
El efecto pia o puetazo:cuando la pregunta incisiva o el comentario cido es recibido por el entrevistado, en la pantalla gracias a un cuidadoso trabajo de edicin, se deforma la cara del sujeto como si hubiera recibido un golpe de puo.
El efecto peligro:cuando la respuesta a la pregunta puede comprometer al entrevistado mientras ste piensa, se coloca una chicharra y un letrero que dice "danger".
El efecto tiovivo:cuando el entrevistado responde con un discurso floreado y en realidad no dice nada importante ni nuevo, se coloca en la parte inferior de la pantalla un tiovivo de juguete con ositos y msica que dan vueltas.
La irona funciona en complicidad con el espectador y con los presentadores del piso, el receptor advierte el "doble ue o" de sentido ue a haba sido instalado al resentar la nota. En cambio, las "vctimas" de la irona en eneral quedan atrapadas entre el sentido literal y un sentido implcito, que puede terminar de construirse con la edicin y que los pone en ridculo.
Esta figura emblemtica que permite "burlarse" de los personajes polticos ubica a los periodistas en un lugar "crtico" frente a los entrevistados. Y mientras que inicialmente "lo ms fuerte" iba a estar en el piso, actualmente lo fuerte est en el dilogo con los polticos en exteriores o en la edicin.
De esta manera, en la evolucin del programa se pasa de hacer "... cosas divertidas con los polticos... a mantener un dilogo picante, un contrapunto, a pegarles palos..." (16).
Esta postura "crtica" del programa en la temtica poltica, se fue instalando y qued definitivamente consolidada en 1997.
Tanto es as que Mario Pergolini dice:
"Pero bueno, nos convertimos en vengadores populares, bsicamente. La gente por la calle me grita ¡hacelos mierda a esos hijos de puta!’..." (17).
Del mismo modo, Juan di Natale apoya diciendo:
"ste es el atractivo del programa: poder decirles a los funcionarios las cosas que la gente no puede... jorobar un poco a los que nos joroban la vida..." (18).
No obstante, manifiesta perspectiva crtica del equipo de C.Q.C. frente a la realidad poltica, es interesante la reflexin de Di Natale al respecto:
"... Creo que no somos periodistas que se la juegan y estn totalmente comprometidos. Nosotros no estamos para denunciar la corrupcin, sino para divertir a la gente..." (19).
Mas all de esta afirmacin, es indudable que el tratamiento que se hace de la temtica construye y consolida ideas sobre los polticos y la poltica en general.
Veamos ahora al
unas rimeras a roximaciones a la rece cin de esta temtica en C.Q.C. 20 .
Recepcin de C.Q.C. por parte de los adolescentes:
En la recepcin, las competencias del lector (receptor) tanto como su interpretacin de intencin entran en juego en la produccin de sentido.
Es sabido que frente a un mismo producto comunicativo no todas las personas ven lo mismo.
Sobre los receptores de C.Q.C., Molinero dice:
"Tenemos una audiencia de diez a sesenta aos aun ue el fuerte son los adolescentes... cada uno ve cosas distintas... algunas chicas ven el programa por los ojos claros o las cosas divertidas que hace Andy... otra gente se siente identificada con nuestras venganzas simblicas de los polticos..." (21).
Naturalmente, las competencias del receptor ya sean lingsticas, genricas o ideolgicas estn construidas en las condiciones de existencia de esos receptores. De esta forma, entran en juego la edad del sujeto, su situacin socio-cultural y sus disposiciones psquicas.
En este trabajo se aborda la recepcin de los adolescentes sobre los valores y caractersticas que se plasman en el programa C.Q.C referidos a los actores polticos.
A la re unta Qu te usta del ro rama?, la ma ora contest ue desenmascarar y poner en evidencia las falencias de los polticos.
Hay distintas respuestas al respecto:
"Me gusta cmo escrachan (22) a los polticos..." (Pablo, 15 aos).
refiere C.Q.C or ue le a rada su actitud de
"Me gusta porque utilizan el periodismo para burlarse de los otros por ejemplo, los polticos... (Diego, 16 aos).
"Ellos dicen o preguntan cosas que a uno le gustara preguntar o decir y capaz que si tens esa persona adelante no se lo pregunts... Ellos reflejan lo que a uno le gustara decir y la forma en que lo dicen..." (Eliana, 18 aos).
Con respecto a "¿Qu mensaje deja traslucir C.Q.C. de la poltica y los polticos?", la mayora coincidi en que la poltica es:
"... ellos (C.Q.C) te demuestran que es un mundo de chantas y mentirosos..." (Pablo, 15 aos).
"... ellos mismos (los polticos) dicen que hay corrupcin que est mal todo..." (Nicols, 17 aos) .
En este punto es interesante sealar la tendencia a homogeneizar la concepcin de "los polticos" desplazndola a la de "poltica".
"... la poltica y los polticos son sucios..." (Maximiliano, 15 aos).
No obstante, slo uno de los entrevistados recuper la posibilidad de la diferencia:
"... por ah puede haber polticos honestos pero ellos no los sacan, no los ven..." (Pablo, 15 aos).
Ante esta conce cin de oltica de olticos, era im ortante re untar a los venes si crean ue esto oda cambiar y cmo podra hacerse.
Las respuestas fueron variadas, muchos optimistas y algunos pesimistas:
"... esto no cambia, siempre van estar los de arriba y nosotros..." (Cristian, 19 aos).
"... podra cambiar con gente nueva en la poltica, gente joven YO NO..." (Diego,16 aos).
"... puede mejorar pero tiene que haber gente honesta en la poltica..." (Marcela, 19 aos).
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Luego se busc la relacin de los adolescentes con su propia prctica poltica a travs de las preguntas ¿Particips o has participado en poltica? Si la respuesta era positiva se preguntaba ¿En qu? Y si era negativa se repreguntaba ¿Porqu?
Las respuestas fueron variadas. Los que participaron en poltica (que no fueron pocos) lo hicieron a travs del Centro de Estudiantes de la Escuela Secundaria:
"... estoy en el Centro de Estudiantes..." (Nicols, 17 aos).
".... particip en el Centro de Estudiantes..." (Eliana, 18 aos).
"... colabor para las elecciones del Centro de Estudiantes..." (Jos, 19 aos).
Los que no lo hicieron se justifican en su concepcin de poltica.
"... los polticos dan una imagen de ladrn... es un camino muy spero... yo no particip ni participara de ninguna manera..." (Diego, 16 aos).
A la re unta Partici aras en oltica? La res uesta fue una contundente ne ativa. Slo un caso de los entrevistados dijo que si. Cabe aclarar que la familia de esta joven participa tradicionalmente en el Partido de la Unin Cvica Radical.
Lo interesante es que los casos que participan del Centro de Estudiantes de su escuela plantean cosas como:
"... sobre la poltica de la Argentina, no es que me quiera borrar, me parece que todo est tan mal y desde hace tanto tiempo, que no participara..." (Nicols, 17 aos).
"... no participara, no es lo mismo lo de la escuela, la poltica nacional est podrida..." (Jos, 19 aos).
Una cuestin interesante para resaltar es la aparente disociacin’ o fractura entre la prctica poltica cotidiana (de la escuela, por ejemplo) y la poltica nacional. sta se visualiza como lejana, como un espacio para robar o escalar como algo "sucio".
Para conocer el modo en que se informan de las temticas polticas, se realiz la pregunta ¿Cmo te informas sobre temas polticos? La respuesta fue general y coincide con lo que plantebamos al comienzo del texto. En general, no ven noticieros ni programas polticos y salvo escasas excepciones en donde el tema se conversa en familia, su nica fuente de informacin es el programa C. Q. C.
Veamos al unas res uestas:
"... veo C.Q.C. y me gusta, porque me informa de la realidad que est pasando pero de otra forma. Ver noticieros me aburre y me bajonea..." (Nicols, 17 aos).
"... no me informo en otros medios porque son aburridos, en Caiga quien caiga te explican todo..." (Marcela, 19 aos).
"... si hay algo del programa que no entienda, me informo preguntndoles a mis padres..." (Eliana, 18 aos).
Conclusiones
En la preferencia del programa hay un acuerdo en los jvenes que los lleva a ubicar a C.Q.C. como vengadores populares’, algo que muchos de ellos quisieran hacer pero que no pueden.
En un primer anlisis surge que existe una participacin imaginaria’, como la llama Edgar Morin, que se materializa en la "identificacin" y proyeccin’ (23).
Identificacin en que los receptores viven’ con los periodistas sus notas y aunque no se confundan totalmente con ellos, gozan con las cosas que ellos dicen o las burlas’ que realizan.
Hay algunos casos donde se han llegado a la imitacin del mismo programa en prcticas escolares. As, en un taller creativo escolar, algunos alumnos entre ellos Nicols (17, aos) reprodujeron una parodia del programa en lo que se llam "Vuelva quien vuelva".
En cuanto a la ro eccin, tambin est resente, ues reconocen se animaran a hacer
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ue C.Q.C. hace cosas ue uisieran hacer ero no
"... preguntan cosas que a uno le gustara preguntar o decir y capaz que si tens esa persona adelante no se lo pregunts..." (Eliana, 18 aos).
Esta participacin imaginaria’ en cierta forma puede contribuir a lo que Robert King Merton conceptualizaba como disfuncin’: el efecto narcotizante’ a travs de la cual se tiene la ilusin de ue se artici a cuando en realidad se est inmovilizado.
Vindolo desde otra ers ectiva terica o uesta, la escuela de Francfort si uiendo a Theodor Adorno, odramos decir que esta ilusin de participacin contribuye a consolidar el efecto de alienacin’ de la industria cultural sobre el individuo.
Lo cierto es que de una forma o de otra existen valores y concepciones que se transmiten que son en cierta forma adoptadas por los receptores.
En realidad, no se quiere llegar a la conclusin simplista de que la construccin del imaginario poltico se realiza en la televisin nicamente. Bien por el contrario y siguiendo a Omar Calabrese:
"...Toda la cultura de una poca se expresa, en mayor o menor cantidad y de un modo ms o menos profundo, en la obra de cualquiera. Precisamente evitando jerarquas y marginaciones entre textos es posible descubrir el retorno peridico de algunos rasgos que distinguen nuestra mentalidad de la de otros perodos..." (24).
Es decir, existe un ima inario oltico construido a travs de las rcticas olticas ue durante aos se han estado en nuestra sociedad. Estas concepciones estn marcadas por las condiciones de existencia en las que se han desarrollado y que tienen que ver con las transformaciones de valores y mentalidades en este perodo histrico.
Por lo tanto, no es que no existan polticos corruptos que usen la poltica para su propio beneficio sin desempear su verdadero rol. El tema es que hay quienes quieren cambiar esta situacin y de hecho hay polticos que pueden quedar fuera de estas categoras.
¿Qu ocurre con estas concepciones en el campo del consumo televisivo?
Sabemos con Douglas e Isherwood que:
"... El consumo es un proceso activo en el que continuamente se redefinen todas las categoras sociales... las decisiones sobre el consumo pasan a ser la fuente vital de la cultura del momento... El consumo es la autntica arena donde se debate la cultura y se la obliga a adquirir su forma..." (25).
El consumo es adems donde se constru dice:
en las identidades sociales. Al res
ecto, coincidimos con Silverstone cuando
"Las identidades pueden forjarse o fortalecerse dentro de un sistema de consumo predominantemente cognitivo -de informacin- y es posible reconocer las varias racionalidades que podran intervenir en esto..." (26).
Dentro de los factores que intervienen en este proceso podemos sealar diferencias sociales y culturales que van desde la pertenencia o no a una determinada clase social, grupo o subcultura hasta la edad y el sexo del sujeto.
En el caso de los adolescentes que como hemos visto no se informan sobre poltica por otros medios que no sea este ro rama, tienen una fuerte ro eccin o " artici acin ima inaria" en l, el efecto en la construccin de identidades es doblemente peligrosa.
Los adolescentes estn en una etapa de evolucin psicolgica clave en la constitucin de sus identidades.
El adolescente no tiene marco referencial e histrico propio de donde extraer elementos para relativizar los valores transmitidos por este programa.
Ms bien hay una adopcin conceptual acrtica que refuerza el mito de la prctica poltica actual. El sentimiento escptico se reafirma con la figura de la irona promoviendo un fuerte grado de escepticismo difcil de revertir.
Ciertamente, no podemos atribuir a este programa una exclusiva responsabilidad en el tema; por el contrario, debe llamar nuestra atencin para pensar cmo intervenir sobre estas cuestiones.
El problema de la disociacin entre prctica poltica "cotidiana" (escolar) y poltica nacional podra revertirse mediante el acercamiento de los jvenes a los rganos polticos democrticos (viendo cmo funcionan, etc.).
El problema tico es un problema social mucho mas serio y complejo. Si no hay un freno a la corrupcin y la inoperancia por parte de la dirigencia poltica, poco se podr hacer.
No es fcil pensar en aumentar la participacin de los jvenes en poltica cuando los modelos de adultos que tienen son nefastos. Es probable que a muchos de estos polticos ni siquiera les interese que los jvenes participen.
Habra que pensar en algn programa gubernamental orientado a motivar, posibilitar la participacin poltica y aumentar el compromiso de los jvenes con la sociedad.
Sin duda, los jvenes y la poltica es un tema preocupante sobre el que habr que seguir pensando, pues un pueblo sin esperanza es un pueblo sin futuro.
Bibliografa
Burgeln, Olivier; "La comunicacin de masas", Ed. A.T.E., Barcelona. 1974. Entrevista a Juan di Natale; en Revista Nueva N. 312, septiembre 1997. Entrevista a Eduardo de la Puente; en Revista Nueva n 291, febrero 1997. Entrevista a Mario Pergolini; en Pgina 12, 21/XII/ 97. Entrevista a Mario Pergolini; en "Testimonios" programa de Canal 31 de Video Visin, noviembre de 1997. Gndara, Santiago y otros; "Vidas imaginarias. Los jvenes en la tele". Ed. Biblos, Buenos Aires, 1997. Hutcheon, Linda "La ironie, satire, parodie, une approche pragmatique de l’ironie; en Poetique n. 46 Ao 1981. Lema, Augusto; "La juventud es ms que un objeto de estudio" en Causas y Azares N5 Otoo 1997, Buenos Aires.Mata, Mara Cristina; "Pblicos y consumos culturales en Crdoba" Proyecto de Investigacin n 258 Area de Estudios Sociales, Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Crdoba, mimeo, 1995, Crdoba, Rep. Argentina.Rolf E. Muuss; "Teoras de la adolescencia" Ed. Paids, Buenos Aires, 1979, p. 6. Todorov.: Mikhail Bakhtine, Le Principe Dialogique Ed. Seuil, Pars, 1981. Ulanosky, Carlos en "Pobres los adolescentes" revista La Nacin N. 1480- del 16 /XI/97.
Notas
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Las irrupciones al orden democrtico argentino han sido constantes, ya que en los ltimos veinticinco aos han existido varias revoluciones militares: "Revolucin libertadora" (1955 – 1958 , en 1962 hubo un levantamiento ue derroc al Dr. Illia, luego sigui la "Revolucin argentina" (1966 - 1973) y finalmente el cruento "Proceso de reconstruccin nacional" (1976-1983) del que resultaron miles de personas desaparecidas. Todas estas dictaduras se definan como libertadoras, reparadoras y fundacionales, aunque finalmente con rotundos fracasos sumieron a la nacin en el caos econmico, poltico y social.Mata, Mara Cristina "Pblicos y consumos culturales en Crdoba" Proyecto de Investigacin n 258 Area de Estudios Sociales, Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Crdoba, mimeo, 1995, Crdoba, Rep. Argentina.Ulanosky, Carlos en "Pobres los adolescentes" revista La Nacin N. 1480- del 16 /XI/97.Ulanosky, Carlos Op. Cit.Rolf E. Muuss; "Teoras de la adolescencia" Ed. Paids, Buenos Aires, 1979, p. 6.Entre otros G. Stanley Hall, plantea que en Estados Unidos la adolescencia se est extendiendo hasta ms de los 25 aos, en Muuss Op. Cit.Se llaman "noteros" o "movileros" a aquellos periodistas que realizan notas o reportajes en exteriores, transportndose en vehculos llamados "mviles".Segn Linda Hutcheon: "... Al nivel de su estructura formal, un texto pardico es la articulacin de una sntesis, de la incorporacin de un texto parodiado a un texto parodiante. Pero este desdoblamiento pardico no funciona sino para marcar la diferencia: la parodia representa la desviacin de una norma literaria..."Hutcheon, L.; " Ironie, satire, parodie une approche pragmatique de l’ironie" en Poetique N. 46 Ao 1981.Entrevista realizada al coordinador de produccin Cune Molinero en la Productora Cuatro Cabezas, Buenos Aires, 25/VII/97.Entrevista a C. Molinero Op. Cit.Entrevista a C. Molinero Op. Ct.Entrevista a Mario Pergolini; Revista Radar- Cultura y estilos en Pgina 12- Ao 1 N 22, enero 1997.La dimensin social del discurso ueda clara en Todorov, cuando, citando a Ba tin, dice: "... La materia lin stica no constituye ms que una parte del enunciado; existe una parte no verbal que corresponde al contexto de la enunciacin... El contexto extraverbal del enunciado se compone de tres aspectos: 1. El horizonte espacial comn a los locutores (compuesto de elementos espacio-temporales, semnticos y evaluativos); 2. El conocimiento y la comprensin de la situacin comn a ambos y 3. La evaluacin comn de la situacin... Cada enunciado cotidiano es como una palabra clave que conocen solamente aquellos que pertenecen al mismo horizonte social..." en Todorov.: Mikhail Bakhtine, Le Principe Dialogique Ed. Seuil, Pars, 1981.Al respecto, sera interesante realizar un estudio de recepcin en otro pas donde se emita el programa, para determinar cules han sido los significados anclados y porqu.Entrevista a C. Molinero. Op. Ct.Entrevista a C. Molinero Op. Ct. Pegarles palos significa ponerlos en evidencia, desenmascararlos.Entrevista a Mario Pergoln, publicada en Pgina 12, 21/12/97, pg. 17Entrevista a Juan di Natale publicada en Revista Nueva N 312, noviembre 1997.
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN BIBLIOGRAFIAS:
Nombre del autor: ttulo del artculo, en Revista Latina de Comunicacin Social nmero 6, de junio de 1998; La Laguna (Tenerife), en la siguiente URL:
24. 25. 26.
Entrevista a Juan di Natale Op. Cit.Esta ponencia es parte de un proyecto de investigacin an en desarrollo, que involucra el tratamiento de todos las reas temticas representadas en C.Q.C. Por ello se plantean aproximaciones del anlisis y no conclusiones acabadas que implican comparaciones.Entrevista a C. Molinero Op. Cit.Escrachar en lunfardo significa poner en evidencia a alguien mostrando su incoherencia o inmoralidad ridiculizndolo.En psicoanlisis se designa al trmino identificacin’ al hecho por el cul un sujeto se apodera de un rasgo caracterstico de otro para revestirse con l. Se habla de proyeccin’ cuando un sujeto rehusa reconocer en s mismo cierta cosa, por ejemplo un deseo y lo atribuye expresamente a cualquier cosa ajena a l o a cualquier otra persona. En Burgelin, Olivier; en "La comunicacin de masas" Ed. A.T.E. Barcelona. 1974.Calabrese, Omar; "La era neobarroca" Ed. Ctedra, 1989, pg.12Silverstone, Roger; "Televisin y vida cotidiana" Ed. Amorrortu, Buenos Aires 1996. Pg. 198.Silverstone, Roger; Op. Cit. Pg.200.