El Viviente, la Vida y la Calidad de Vida (Living, Life and Quality of Life)
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Resumen
Se abordan unitariamente la vida humana y la calidad de vida desde su común anclaje en el sujeto personal vivente, único que las puede reclamar como derechos y atender como deberes. El tránsito de la inclinación natural a seguir viviendo al orden moral se realiza desde el concepto-puente ético-ontológico de dignidad humana. El carácter absoluto de la dignidad hace que, antes que como un derecho, la vida se presente en el orden ético como un deber, tanto en lo que concierne a su cuidado por el propio sujeto como a su respeto por parte de los otros. Este derecho-deber se prolonga desde la vida a la calidad de vida, ya que el viviente siempre dispone de un margen entre su vivir personal y los logros vitales para los que es apto: también este margen debe ser respetado y promovido.
Abstract
Human life and quality of life are approached unitarily from their common root in living person, since only the person can claim them as rights and observe them as duties. The passage from the natural inclination to live towards the moral order is fulfilled from the ethical-ontological bridge-concept of human dignity. The absolute character of dignity means that life appears in the ethical realm as a duty prior to a right, both with regard to its care by the subject itself and its respect by others. This right-duty extends from life to the quality of life, since the living person always has a margin between personal living and the vital achievements it is capable of: this margin must be respected and promoted.

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Publié le 01 janvier 2008
Nombre de lectures 14
Langue Español

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TEMA DE ESTUDIO:
VIDA HUMANA, DIGNIDAD Y CALIDAD DE VIDAEl viviente, la vida y la calidad de vida
EL VIVIENTE, LA VIDA Y LA CALIDAD DE VIDA
LIVING, LIFE AND QUALITY OF LIFE
Urbano Ferrer Santos
Departamento de Filosofía
Facultad de Filosofía. Universidad de Murcia
Campus de Espinardo. 30100. Murcia
ferrer@um.es
Resumen
Se abordan unitariamente la vida humana y la calidad de vida desde su común
anclaje en el sujeto personal vivente, único que las puede reclamar como derechos y
atender como deberes. El tránsito de la inclinación natural a seguir viviendo al orden
moral se realiza desde el concepto-puente ético-ontológico de dignidad humana. El
carácter absoluto de la dignidad hace que, antes que como un derecho, la vida se
presente en el orden ético como un deber, tanto en lo que concierne a su cuidado
por el propio sujeto como a su respeto por parte de los otros. Este derecho-deber se
prolonga desde la vida a la calidad de vida, ya que el viviente siempre dispone de
un margen entre su vivir personal y los logros vitales para los que es apto: también
este margen debe ser respetado y promovido.
Palabras clave: derecho, dignidad, inclinación natural, persona.
Abstract
Human life and quality of life are approached unitarily from their common root
in living person, since only the person can claim them as rights and observe them as
duties. The passage from the natural inclination to live towards the moral order is
fulfi lled from the ethical-ontological bridge-concept of human dignity. The absolute
character of dignity means that life appears in the ethical realm as a duty prior to a
right, both with regard to its care by the subject itself and its respect by others. This
Cuad. Bioét. XIX, 2008/2ª 213Urbano Ferrer Santos
right-duty extends from life to the quality of life, since the living person always has
a margin between personal living and the vital achievements it is capable of: this
margin must be respected and promoted.
Key words: right, dignity, natural inclination, person.
Entre las traslaciones equívocas que se Otra traslación equívoca viene del
producen con el paso de los seres inertes a modo de aplicar la fi nalidad a unos y
los organismos está el modo de acoplarse otros seres. En el Universo la fi nalidad
la estructura materia-forma. Así, mientras se encuentra como orden externo (no otra
en la teoría hylemórfi ca aristotélica la cosa designa el término griego cosmos),
materia interviene como un sustrato indi- como armonía entre las partes. Existe
ferenciado e inmodifi cable, que recibe las un fi n unitario, en la medida en que las
distintas formas específi cas individuadas partes se subordinan al conjunto y están
en la materia, en el ser vivo, en cambio, presididas por él. En cambio, el fi n del vi-
lo que permanece constante a lo largo viente es constitutivo de cada individuo:
de su desarrollo es la forma o plan de no es que sobre él planee un fi n externo,
conjunto que le otorga su confi guración sino que como viviente no es sin dirigirse
específi ca, mientras que la materia está a su fi n, sin su programa vital. Pero no
en renovación continua en forma de teji- por ello necesita representarse el fi n, sino
dos, órganos, células… En el ser vivo la que le basta con tender a él ejecutivamen-
permanencia inmodifi cada de la materia te en su mantenimiento y reposición con-
equivaldría al cese de su actividad como tinuos como viviente. Como hace notar
viviente. Renovarse o morir, podría de- A. Pfänder a este propósito: «En este ser
cirse en este caso. Pero si, dando un paso vivo está trazado lo que llega a ser. Ahora
más, nos fi jamos en el viviente personal, bien, si tal fi nalización apunta a producir
su situación sobrepasa la del viviente una constante autorrenovación en el exis-
específi co. Aquí las operaciones vivientes tir, es que entonces esta fi nalización está
ya no dimanan de una naturaleza espe- determinada ya en cuanto al contenido,
cífi ca e individuada, sino que se precisa sin que necesite ser representado aquello
1un agente singular, un alguien que les a lo que se dirige» . Su principio fi naliza-
acompañe y sea su sujeto de atribución. do de operaciones diversas es lo que se
Ciertamente no hay persona sin actividad
1 «In diesem Lebewesen ist das angelegt, viviente, pero esta actividad es de alguien
was es wird, und wenn nun diese Zielung darauf que se sabe el mismo yo a lo largo de toda
hinzielt, das äußere Dasein des Lebewesens zu
su peripecia vital. El animal se agota en produzieren und durch stetige Selbsterneuerung
im Dasein zu erhalten, so ist diese Zielung schon sus manifestaciones vitales; el hombre, en
inhaltlich bestimmt, ohne daß das, worauf die cambio, tiene las manifestaciones vitales
Zielung hingeht, vorgestellt zu sein braucht»
como suyas y su identidad se expresa en (Pfänder, A., Philosophie der Lebensziele, Gotinga,
la conciencia de su yo inalterable. 1948, p. 30).
214 Cuad. Bioét. XIX, 2008/2ªEl viviente, la vida y la calidad de vida
entiende por naturaleza. Con el paso a la tenido (otra cosa es que se la vea amena-
persona el fi n es dado, para sí misma y zada, pero lo que se reclama entonces no
para las demás, en el respeto hacia ella. A es su posesión, sino su no pérdida).
la persona le es dada cognoscitivamente La única distancia que cabe encontrar
su condición de fi n en la actitud ética en este caso entre el sujeto del derecho y
correspondiente. su ejercicio es la que hay entre viviente
Con ello quedan esbozados los su- y vida, bien entendido que no se trata
puestos de ser sujeto de derechos: ser de la mera diferencia gramatical entre
alguien o persona y poseer un fi n dado participio presente e infi nitivo sustanti-
o implícito en los fi nes más inmediatos vado, aplicable a todo ser vivo, sino de
que se propone. Ambos supuestos —no la diferencia entre el existente (viviente
heterogéneos, sino mutuamente impli- personal) y su vivir (o vida). Al no ser
cados— pueden ser hechos conscientes, semánticamente referencial la expresión
pero para ser no dependen de la concien- del sujeto viviente en primera persona,
cia que de ellos se tiene. Es lo que voy a como si estuviera más allá del ejercicio de
abordar a continuación. sus funciones vitales, sólo cabe que posea
una identidad que es además de estas fun-
1. El derecho a la vida ciones y cuando las desempeña.
Es esta la primera equivocidad que
Para poseer un derecho ha de poder en el orden del derecho a la vida —que
distinguirse el sujeto del derecho de los estamos dilucidando— importa disipar.
bienes o cosas a que tiene derecho. Es Por ejemplo, lo que se suele llamar res-
un modo de postular la diferencia entre ponsabilidad por la vida es responsabi-
persona y res, tal como se encuentra ya lidad hacia el ser vivo que está confi ado a
en el Derecho Romano. La paradoja del mi cuidado, o bien hacia mi propio ser en
derecho a la vida está en que con ella no tanto que no me identifi co sin más con su
se trata de un objeto ni de una prestación transcurso (el vivir es el transcurso, que
ajena, sino de la precondición básica de como verbo admite las fl exiones tempo-
todos los bienes humanos que son objeto rales). Y si se la considera como un bien,
de derecho. La vida no la poseemos como también hay cierta equivocidad, ya que
un bien del que podamos disponer. ¿Es- la vida no es un bien junto a los demás,
taría entonces en el caso de las libertades sino que en realidad es el sustrato de
fundamentales o derechos en sentido sub- todo otro bien o lo que hace posible que
jetivo, que se pueden reclamar? Tampoco se pueda perseguir uno u otro bien. Este
propiamente, porque estas libertades son carácter básico o elemental de la vida es
derechos en tanto que pueden ser objeti- lo que hace que se la considere el derecho
vadas, vale decir, poseídas a la distancia más fundamental.
precisa para poder ser reivindicadas, pero De aquí derivan algunas de sus pe-
la vida es el ser del viviente, del que no culiaridades como derecho. En términos
podemos distanciarnos como de algo no generales, los derechos se pueden enaje-
Cuad. Bioét. XIX, 2008/2ª 215Urbano Ferrer Santos
3nar o deponer sólo en parte, pues no se de toda lesión por parte de los demás .
deja por ello de poseerlos. Así, renuncio Ambos sentidos se aplican eminentemen-
a una parte de mi libertad para poder te al derecho a la vida.
usarla en orden a algún fi n determinado, Pero si este derecho es la base de los
o renuncio a la propiedad sobre algún otros derechos, ¿en qué se funda él a su
bien para destinarla a otro fi n distinto del vez? Sin duda hay una inclinación natu-
que tiene como

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