Don Juan Manuel, Trastámara - article ; n°1 ; vol.25, pg 163-181
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Cahiers de linguistique hispanique médiévale - Année 2002 - Volume 25 - Numéro 1 - Pages 163-181
Cette étude montre que l’idéologie de la dynastie trastamare repose sur la pensée politique et doctrinale du noble castillan non seulement pour des raisons de parenté, mais encore à cause des positions favorables à l’aristocratie que Jean Manuel exprima dans ses oeuvres et qu’il transmit aux membres de son lignage. Ce souvenir de faits et de mots se perpétua dans la seconde moitié du XIVe siècle et fut utilisé par les chroniqueurs pour justifier la fracture que supposa le changement dynastique de 1369. Don Juan Manuel se défendit agoniquement contre les agressions d’Alphonse XI en construisant la théorie politique qui allait soutenir la descendance bâtarde de ce monarque.
Esta ponencia pretende demostrar que la ideología de la dinastía trastámara se asienta en el pensamiento político y doctrinal del noble castellano, no sólo por razones de parentesco sino por la defensa del aristocratismo que don Juan formuló en su obra y que transmitió a los miembros de su linaje. Esa memoria de hechos y de palabras se mantuvo en la segunda mitad del siglo XIV y fue utilizada por los cronistas para justificar la fractura que supuso el cambio dinástico de 1369. Don Juan Manuel se defendió, agónicamente, de las agresiones que contra él moviera Alfonso XI para construir la teoría política que sostendría la línea bastarda de este monarca.
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Source : Persée ; Ministère de la jeunesse, de l’éducation nationale et de la recherche, Direction de l’enseignement supérieur, Sous-direction des bibliothèques et de la documentation.

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Publié le 01 janvier 2002
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Langue Español

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Don Juan Manuel, Trastámara
Fernando G  R 
Universidad de Alcalá de Henares SIREM, GDR 2378, CNRS
R  Cette étude montre que l’idéologie de la dynastie trastamare repose sur la pensée politique et doctrinale du noble castillan non seulement pour des raisons de parenté, mais encore à cause des positions favorables à l’aristocratie que Jean Manuel exprima dans ses œuvres et qu’il transmit aux membres de son lignage. Ce souvenir de faits et de mots se perpétua dans la seconde moitié du XIV e siècle et fut utilisé par les chroniqueurs pour justifier la fracture que supposa le changement dynastique de 1369. Don Juan Manuel se défendit agoniquement contre les agressions d’Alphonse XI en construisant la théorie politique qui allait soutenir la descendance bâtarde de ce monarque. R  Esta ponencia pretende demostrar que la ideología de la dinastía trastá-mara se asienta en el pensamiento político y doctrinal del noble castellano, no sólo por razones de parentesco sino por la defensa del aristocratismo que don Juan formuló en su obra y que transmitió a los miembros de su linaje. Esa memoria de hechos y de palabras se mantuvo en la segunda mitad del siglo XIV y fue utilizada por los cronistas para justificar la frac-tura que supuso el cambio dinástico de 1369. Don Juan Manuel se defen-dió, agónicamente, de las agresiones que contra él moviera Alfonso XI para construir la teoría política que sostendría la línea bastarda de este monarca.
, , , p. 
P  Del Libro del caballero Zifar ( ca . 1300) a la Sucesión de los Manueles , con que en 1575 el humanista Gonzalo Argote de Molina enriquece su edición del Libro del Conde Lucanor , ha sido más evocada la figura de don Juan Manuel que sus escritos, lo que no tiene tampoco nada de particular, por cuanto esos libros surgieron directamente de las distintas situaciones a que el noble tuvo que enfrentarse. Don Juan Manuel, antes que reconocido autor de una obra, es una figura real, cuya influencia siguió siendo efectiva más allá de ese arco de fechas, 1282-1348, en que vivió ; es un personaje fundamentalmente cro-nístico, que recibe un tratamiento muy diverso, sujeto a los cambios de orientación de esa historia que él ayudó, cuando menos, a configurar. Quien fuera prolijo (aun en lo abreviado) historiador nobiliario acabó convertido en actor histórico, sirviendo de soporte a distintas representa-ciones ideológicas que conviene examinar porque de ellas depende la propia transmisión de la obra juanmanuelina.
D  J  M ,   Son, por lo menos, cuatro los don Juan Manuel que pueden estudiarse. El primero es el don Juan Manuel « molinista », el noble que aparece engas-tado en ese friso cortesano que se coloca al frente del Zifar con ocasión de recibir el cuerpo del cardenal don Gonzalo García Gudiel : « E fue don Gonçalo, arçobispo de Toledo, su sobrino, e don Juan, fijo del infante don Manuel, con él. » (fol. 2r°) Se trata de un don Juan Manuel apenas adolescente, acomodado al ámbito cortesano de doña María de Molina, desposeído de sus tierras de Murcia, que habían sido concedidas por Jaime II a Alfonso de la Cerda ; acababa de casar con la infanta de Mallorca, doña Isabel, en 1299, cuya muerte aprovechó para pactar alianzas con Aragón que le devolvieran la posesión territorial de que había sido privado 1 . Comenzaba así una larga
1. Resume David A. FLORY : « Según las condiciones de la tregua, el Rey de Aragón se que-daría con la villa de Elche por seis años ; es decir, hasta que don Juan Manuel cumpliera los veinte años. Si a esta edad el Príncipe reconocía a don Jaime II como Rey de Murcia le serían
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disputa por un señorío nobiliario, aún no definido, y que pasadas las décadas se convertiría en uno de los principales problemas de la corona. El segundo don Juan Manuel es el individuo histórico, el hijo de infante, que se obstina en ser tutor, que roza la gloria linajística cuando su hija doña Constanza es requerida por Alfonso para casar con ella y que debe defender su estado con resolución ante las « justicias » con que el rey abate el poder nobiliario. El rastro de estas actuaciones lo registra F. Sánchez de Valladolid, con implacable saña, en la crónica de este rei-nado ; don Juan es considerado el principal enemigo no sólo de la realeza, sino de ese pensamiento político, el « molinismo », en que se inspiraba la autoridad del rey. El tercer don Juan Manuel es el ser ficcional, construido por el noble a lo largo de una ambiciosa producción letrada cuya finalidad no era otra que la de fijar precisas imágenes de su promotor : ahora se trata del sobrino de Alfonso X, del hijo del infante don Manuel, del adelantado mayor de la frontera y del reino de Murcia ; también del creador de pru-dentes consejeros, del tratadista político, del depositario de una memoria familiar que lo privilegiaba como heredero directo de Fernando III ; este don Juan, por los libros que ordena, por su abundante producción canci-lleresca, resulta ser el principal de los intérpretes del « molinismo » en que se había educado, razón por la que se convirtió en el adversario más peligroso al que Alfonso XI podía enfrentarse 2 . El cuarto don Juan Manuel es al que llamo Trastámara, surgido del paradójico cruce de las descendencias del noble y del monarca que tanto empeño pusieron en defender, el uno frente al otro, su pensamiento y su posición estamental : si Alfonso XI no quiso casar con doña Constanza, sino apoderarse de ella para sojuzgar a don Juan, en cambio su hijo don Enrique, ya en el primer año del reinado de su hermano don Pedro, se apresurará a consumar su casamiento con doña Juana Manuel por las ventajas linajísticas que tal enlace habría de reportarle ; en cierto modo, buena parte de sus derechos dinásticos, así como los de sus sucesores, se
devueltas sus tierras perdidas. Mientras tanto, recibiría las rentas de ellas, aunque legalmente pertenecieran al rey don Jaime II », « El Conde Lucanor » : Don Juan Manuel en su contexto histórico , Madrid : Pliegos, 1995, p. 17-18. l2e.s,PvaerraFlearsniamnpdliocaciÓonesdeltérmino«molinismo»eneldesarrollodeestosmodeloscultura-G MEZ REDONDO, Historia de la prosa medieval castellana I. La creación del dis-curso prosístico : el entramado cortesano , Madrid : Cátedra, 1998, en concreto el « Capítulo V. La corte de Sancho IV (1284-1295) », p. 853-1092, así como Historia de la prosa medieval castellana II. El desarrollo de los géneros. La ficción caballeresca y el orden religioso , Madrid : Cátedra, 1999, en con-creto el « Capítulo VII. De Fernando IV a Alfonso XI (1295-1350) : el triunfo del molinismo », p. 1225-1314. En el VIII Congreso de la Asociación hispánica de literatura medieval (Santan-der, 1999), presenté una comunicación con el título « Don Juan Manuel, autor molinista » en la que exploraba las relaciones del escritor con el mundo cultural que configura doña María de Molina para proyectar su linaje más allá del reinado de Sancho IV.
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apoyarán en el significado que el noble rebelde a Alfonso XI había logrado otorgar al apellido de los Manuel 3 . Es a este don Juan Manuel, quizá al más desconocido, al que se refiere el presente estudio.
L     J  M  :  C   A  Por eso, desde la misma Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique de López de Ayala se requiere la memoria de don Juan Manuel no por lo que su turbulenta vida de enfrentamientos con la corona pudiera supo-ner, tampoco por lo que sus obras, jamás mencionadas, pudieran signifi-car, sino por la conciencia linajística que supo crear en torno a sí ; si don Juan no logró transmitirla a sus descendientes directos, sí sirvió eficaz-mente para justificar el fin de la dinastía que arrancaba de Sancho IV y de doña María de Molina, agostada en su cuarto grado, con la figura del rey don Pedro I. Vínculo de conexión con el pasado prestigioso que representaba la figura de Fernando III, don Juan Manuel se convertirá en inspirador del nuevo pensamiento político con que el conde don Enrique reclamará y ocupará el trono de Castilla. Por ello, las primeras noticias que ofrece Ayala muestran la activa implicación de los hijos de don Juan Manuel en la configuración de los dos modelos políticos que se van a oponer a par-tir de 1350. Doña Juana Manuel, como antes lo fuera su hermanastra doña Constanza, será la codiciada pieza linajística a la que se querrán vincular Pedro I y el conde don Enrique. Contaba el rey con el apoyo del primogénito del noble escritor, don Fernando Manuel, el heredero del estado y del poder señorial que su padre había logrado construir ; sin embargo, a don Pedro se le había adelantado el propio don Juan Manuel ; es factible que este enlace entre doña Juana y el conde don Enrique hubiera sido planeado por el propio padre, antes de morir, en conniven-cia con doña Leonor de Guzmán ; por algo, doña Juana se encontraba junto a doña Leonor cuando ésta fue encerrada por el ya rey de Castilla, tras firmar alianzas con sus hermanastros ; y doña Leonor no estaba dis-puesta a conceder tiempo alguno al rey para reflexionar, acelerando el casamiento entre su hijo don Enrique y doña Juana ; Ayala registra la oposición de toda la corte a este enlace : E estava con ella doña Johana, fija de don Johán Manuel, que era esposa del dicho conde don Enrique. E por cuanto doña Leonor sopo que le era dicho estonçe que don Ferrando, señor de Villena, hermano de la dicha doña
3. Para un estado de la cuestión sobre los estudios centrados en don Juan Manuel, en los últi-mos treinta años, remito a Fernando GÓMEZ REDONDO, « Nota actualizadora », in : José Manuel BLECUA (ed.), Don Juan Manuel, El Conde Lucanor , Madrid : Castalia, 2000, p. i-xlii.
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Johana, tratava por partir este casamiento e que casase su hermana con el rey don Pedro o con el infante don Ferrando de Aragón, primo del rey, que allí estava, fabló doña Leonor de Guzmán con el conde su fijo que fiziesse bodas con la dicha doña Johana e assí lo fizo el conde e consumió el dicho matrimo-nio escondidamente en aquel palaçio a do la dicha Johana estava con doña Leonor su madre. E d’esto pesó mucho al rey e a doña María, su madre, e a don Johán Alfonso, señor de Alburquerque e a los otros privados del rey cuando lo sopieron. E por esta razón fue más afincada la prisión de doña Leo-nor e non dexavan al conde que la fuese veer nin a otro alguno de los que eran de su partida. E estonçe la levaron presa a Carmona. Enpero el casamiento fincó fecho e la dicha doña Johana por muger del dicho conde e de allí adelante llamávanla condesa. E a pocos días después d’esto, fue dicho al conde que le quería prender el rey e fuxó de Sevilla para Asturias e fueron con él dos cavalleros suyos… (I.xii, I.23) 4 . Otra era la intención del hermano, de don Fernando, que sobreviviría bien poco a este suceso. Ayala apunta la noticia de su muerte y, junto a ella, la de la disputa por el señorío de Villena, que iba a convertirse en uno de los principales resortes de tensión política, al menos hasta el rei-nado de Enrique IV : E en este año mesmo [1350] finó en su tierra don Ferrando, señor de Villena, fijo de don Johán Manuel, sobrino de don Johán Núñez, fijo de doña Blanca, hermana del dicho don Johán Núñez. E dexó el dicho don Ferrando una fija, que dixeron doña Blanca, la cual ovo de su muger doña Johanna d’Espina, fija del infante de Aragón, que dizían don Remón Berenguel. La cual doña Blanca fue después traída por mandado del rey don Pedro a Sevilla e allí finó, segund adelante veremos, e fincó toda su tierra, que se dizía tierra de don Johán e agora se llama el Marquesado, en el rey don Pedro, ca non dexara ningund otro heredero la dicha doña Blanca (I.xiv, I.26). No hay que olvidar que el señorío de Villena había nacido como una donación aragonesa a don Juan Manuel, que fue primero señor de Villena, después Príncipe, para ostentar finalmente el título de Duque de Villena, en 1336, ya bajo el reinado de Pedro IV, el Ceremonioso 5 . En todo caso, Ayala testimonia el modo en que ese dominio nobiliario era conocido como « tierra de don Johán », algo que hubiera enorgullecido sin duda a quien presumía de poder cruzar la Península alojándose sólo en posesiones propias 6 . El propio Ayala, cuando el cardenal de Boloña 4. Cito por Germán ORDUNA (ed.), Crónica del rey don Pedro y del rey don Enrique , 2 t., Buenos a añ 5A.ireAsn,iSceetcoritL,Ó19P9E4Z-1S99E7R.RSeArNeOm,it J e aime I o I , y d o c n a p J í u t a u n l o M p a ri nu m el e r y o e , l a s e t ñ o or m ío o d y e V p i á ll g e i n n a a,dAelsicpaunétse.:Insti-tuto de cultura « Juan Gil-Albert », 1999. 6. Tal como explica a su malogrado primogénito : « Et otrosí de la vuestra heredat [podedes] mantener çerca de mill cavalleros, sin bien fecho del rey, et podedes ir del reino de Navarra fasta el reino de Granada, que cada noche posedes en una villa çercada o en castiellos de los que yo he », Libro enfenido vi, in : José Manuel BLECUA (ed.), Obras completas 1 , Madrid : Gre-dos, 1981, p. 162.
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comienza a preparar acuerdos de paz entre Castilla y Aragón, que cua-jarán en la paz de Terrer de 1361, considera importante recordar el pro-ceso de construcción de este señorío, desde la perspectiva aragonesa, en boca de Pedro IV : Otrossí que Guardamar e Alicante e Elche con su puerto de mar e Elda e Novelda e Horihuela con todos sus términos, segund que ataja el agua de Segura el regno de Valençia, fasta el más soberano cabo del término de Villena, fincasse del rey de Aragón cuanto al señorío, pero cuanto a la propie-dat, fincasse de don Johán Manuel […] que todos estos logares que son den-tro en estos mojones fasta la tierra del rey de Aragón fincassen del dicho rey de Aragón salvo Yecla, que fuesse de don Johán Manuel, con jurediçión del rey de Castilla, de la cual sentençia e partiçión fueron fechas dos cartas parti-das por abc […] E fueron testigos a esta sentençia […] Gonçalo Martínez chançeller de don Johán Manuel (X.x, I.296-297). Se trataba de un orden territorial que gozaba de un enorme prestigio no sólo por la extensión geográfica, las rentas o el número de vasallos, sino por la conciencia linajística que supo imprimir don Juan Manuel a sus actos. Decir « tierra de don Johán » bastaba para que, en ese presente al que se dirige el historiador, se recuperara toda la significación política que entrañaba ese señorío. Tan importante era que don Enrique, tras ser coronado rey en Burgos en 1366, la primera de las « mercedes » que concede presupone la creación del marquesado de Villena, mediante la entrega de esa « tierra de don Johán » a don Alfonso, conde de Denia : E dio a don Alfonso conde de Denia, del regno de Aragón, que venía con él, la tierra que fuera de don Johán, fijo del infante don Manuel, maguer perte-nesçía a la reina doña Johana su muger del dicho rey don Enrique, que era fija legítima del dicho don Johán Manuel, e mandó que le llamassen marqués de « Villena » (XVII.vii, II.129) 7 . Recuérdese, en fin, que este don Alfonso será el primer condestable de Castilla, el abuelo de don Enrique de Aragón, el que trocara sus derechos sucesorios por aquel maestrazgo de Calatrava que tantos sinsabores le producirían. En cualquier caso, tras la mención de la figura de don Juan emerge un orden ideológico, una afirmación de poder real que, sólo por esa causa, debía de ser combatido, como lo hará Pedro I en 1352 : Por cuanto sopo el rey nuevas que el conde don Enrique era en Asturias e bas-teçía a Gijón, fuesse para allá e çercó la villa de Gijón, do estava la condesa doña Johana, muger del conde don Enrique, e estavan aí pieça de cavalleros
7. Esta noticia se recuerda, también, en El Victorial , en el llamado Cuento de los Reyes , en I.xvi : « La tierra de don Juan Manuel dio al conde de Denia, e el marquesado de Alcoçer, e Salme-rón, e Valdeolivas » (Rafael Beltrán (ed.), Madrid : Taurus, 1994, p. 227).
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con ella. E era esta condesa doña Johana, muger del conde, fija del dicho don Johán, que primero deximos, que era fijo del infante don Manuel, e de doña Blanca, hermana de don Johán Núñez de Lara, señor de Vizcaya, segund ave-mos ya contado (III.v, I.76). Ayala insiste en la autoridad linajística que envuelve a esta doña Juana por la cobertura y la propaganda que presta a don Enrique ; también el malogrado don Fadrique protegerá del rey, en 1356, a la que consideraba su hermana, respondiendo con energía a don Juan Fernández de Hines-trosa : […] pero agora non paresçe que me dades buen consejo en que yo desenpare e dexe la reina doña María mi señora, que está en la villa, e a mi hermana doña Johana, muger del conde don Enrique mi hermano […] (VII.i, I.229). En este mismo año, tras liberarse don Pedro del sitio de Toro, la Cró-nica utiliza la perspectiva de esta doña Juana Manuel para mostrar las terribles juticias que comenzaba a cobrarse don Pedro en sus enemigos : E la reina doña María madre del rey, cuando vio matar así estos cavalleros, cayó en tierra sin ningund sentido como muerta e con ella la condesa doña Johana, muger del conde don Enrique (VII.ii, I.232-233). También en el transcurso de la guerra fratricida, su posición servirá para reflejar la precariedad en que se encontraba don Enrique tras la derrota de Nájera de 1367 : E la reina doña Johana, muger del dicho rey don Enrique, e sus fijos estudie-ron en Çaragoça algunos días, ca non sabían del rey don Enrique a dó apor-tara nin en qué tierra era después que partiera de la batalla (XVIII.xvii, II.184). Ya no es condesa, sino reina, casi perseguida y calumniada, como las heroínas de los romances narrativos de tema hagiográfico, por cuanto el Ceremonioso, airado con don Enrique, romperá el acuerdo de casar a su hija doña Leonor con don Juan. Ayala no desperdicia, entonces, el eje de significados que representa doña Juana Manuel ; no sólo era despositaria de la « tierra de don Johán », de ese señorío de Villena, sino también del antiguo señorío de Lara y de Vizcaya, que por ella acabará en manos de la corona : E dio el rey el señorío de Lara e Vizcaya a su fijo el infante don Johán, que era primero heredero del regno por cuanto non dexó fijo legítimo don Tello. Otrossí porque estos dos señoríos pertenesçían por herençia a la reina doña Johana su muger, madre del dicho infante (V.vi, II.313). Desde el reinado de Sancho IV, la posesión de este señorío había supuesto uno de los principales litigios en el ininterrumpido enfrenta-
    miento que mantienen la realeza y la aristocracia. No deja de ser curioso que tenga que ser, precisamente, doña Juana Manuel la que sirva de vín-culo entre estos dos importantes dominios nobiliarios : uno lo devuelve a la corona 8 , mientras que el otro, el del señorío de Villena, es reconstruido por esa misma realeza para mantener, intacto, todo el poder nobiliario que supo construir don Juan y que un miembro de esa misma aristocra-cia levantisca, el conde de Trastámara, tan bien sabría aprovechar para afirmar sus derechos a la corona de Castilla ; todo el valor que represen-taba la hija del noble lo puso de manifiesto Alfonso Álvarez de Villasan-dino en la cuarta estrofa del « dezir » que compuso « para la tumba del rey don Enrique el viejo » : Mi alma va muy gozosa por dexar tal capellana, tan complida e onrosa, la muy noble doña Juana, muy honesta e sin ufana, reina de liña real, mi muger noble, leal, en todo firme e christiana, quita de esperança vana 9 .
L    :  A   J  I Tal es el eje de argumentaciones con que Juan I, el hijo de don Juan Manuel, defiende en 1386 su legitimad regia ante las pretensiones del duque de Lancáster, casado con la hija de Pedro I, al trono de Castilla. Ayala, en la Crónica de este monarca, recoge el alegato que Álvar Martí-nez de Villarreal, doctor en leyes y decretos, presenta ante este duque, apoyándose en los derechos sucesorios que propiciaba doña Juana Manuel : E mi señor el rey don Juan es Rey con derecho d’estos regnos de Castilla e de León, ca él viene legítimo del linaje de los de la Cerda, por su madre la reina doña Juana, que era nieta de don Alfonso de la Cerda, e visnieta del infante don Ferrando de la Cerda, que con derecho avía de heredar los regnos de Cas-tilla, porque fue fijo legítimo primogénito del rey don Alfonso. E, señor, si 8. Si bien, Enrique II tendrá que admitir la reclamación que a corte presenta doña María de Lara y que Ayala, tan escrupuloso con los testimonios documentales, transcribirá al pie de la letra : « E por semejante razón la señora reina de Castilla vuestra muger tiene e hereda la tie-rra de don Johán Manuel su padre e non la tiene el rey don Ferrando de Portogal su sobrino, fijo de doña Costança su hermana, como quier que el rey de Portogal sea fijo de su hermana mayor de días, porque la dicha señora reina de Castilla es más çercana de linaje porque ella es fija de don Johán Manuel, e el rey de Portogal es nieto del dicho don Johán Manuel, fijo de doñaCostanznasGuOjNaZ»Á,II.356. 9. En Joaquí LEZ CUENCA (ed.), Cancionero de Baena , Madrid : Visor, 1993, p. 74.
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algunos letrados ha que contra esto quisieren dezir algo, yo só presto para lo disputar, e provar por derechos que es así como yo digo (VIII.ix) 10 . Se trata de la defensa de una corte ante las agresiones que suponen la amenaza portuguesa y la invasión del pretendiente inglés. Las mismas razones expone Juan I en una importante Arenga , supuestamente pronun-ciada en unas cortes segovianas celebradas el 24 de noviembre de 1386, de las que Ayala nada dice 11 . Sin embargo, esta importante pieza del pen-samiento político trastámara se conserva en nueve testimonios, entre ellos el llamado Cancionero castellano misceláneo de la BN París (Esp. 216), junto a textos poéticos y fragmentos cronísticos. Este discurso de Juan I, estrechamente conectado al hilo argumentativo de los farautes que fue-ron enviados al de Lancáster, representa la evocación más completa del poder nobiliario y de la memoria histórica que lograra construir su abuelo don Juan Manuel, a quien esos mensajeros no mencionarán, pero sí el rey ; parece, incluso, que Juan I se ha leído aquella Razón del rey don Sancho , en la que el Rey Bravo desautorizaba a su propio linaje, prestán-dole además a don Juan Manuel los conceptos necesarios para conside-rarse depositario de la bendición de Fernando III 12 . Juan I comparece en cortes como nieto del nieto del Rey Santo ; don Juan Manuel será el vínculo que le permita trascender la línea maldecida por Alfonso X y, a la vez, demostrar la ilegitimidad de las aspiraciones de la descendencia de don Pedro el Cruel ; Juan I tuvo que conocer esa « maldición de Alfonso X », tan bien estudiada por Georges Martin y Léonardo Funes en trabajos separados, pero complementarios 13 , y que no sería muy arriesgado suponer nacida en el círculo político y cultural que represen-tan los Manuel : […] pero este don Sancho con cobdiçia mala e desordenada de reinar fizo en tal manera que deseredó a su padre en vida e después de la muerte del dicho su padre retovo el regno e el señorío por fuerça a los dichos sus sobrinos, e por-que este don Sancho fue desagradesçido al dicho rey don Alfonso, su padre, en deseredarlo de los sus regnos en vida e él con razón derecha e notoria e mani-
10. Cayetano ROSELL (ed.), Crónicas de los reyes de Castilla (1875), Madrid : Atlas (B.A.E. 68), 1953, p. 112b. 11. Sólo habla de unas cortes segovianas en 1389.iv, sin registrar intervención alguna del rey. 12. « Ca bien cred que esta muerte que yo muero non es muerte de dolençia, mas es muerte que me dan mios pecados, et señaladamente por la maldiçión que me dieron mios padres por muchos mereçimientos que les yo mereçí », y un poco más adelante : « Et así mio padre nin mi madre non avían bendición de los suyos, nin la pueden dar a mí, et yo fiz’ tales fechos por que yo mereçí et ove la su maldiçión, et por ende lo que yo non he, non lo puedo dar a vós nin a ninguno. Et só bien çierto que la avedes vós conplidamente de vuestro padre et de la vuestra madre, ca ellos heredaron la de los suyos » ( Obras completas 1 , p. 137-138). 13. Ver Georges MARTIN, « Alphonse X maudit son fils », Atalaya , 5, 1994, p. 153-177, y Leonardo FUNES, « La blasfemia del Rey Sabio : itinerario narrativo de una leyenda », Inci-pit , 13, 1993, p. 51-70 y 14, 1994, p. 69-101.
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fiesta diolo por traidor e deserodólo en su testamento para que él nin ninguno de los que desçendiesen d’él non podiese susçeder nin heredar los dichos reg-nos por razón del dicho don Sancho, segunt claramiente se contiene en el su testamento (fol. 66v°). A partir de este punto la arenga persigue las irregularidades en que concurrió el linaje que arrancaba de Sancho IV : Fernando IV no podía reinar por dos razones, una porque si su padre no tenía derecho al reino, menos lo iba a tener quien, además, no había nacido de legítimo matri-monio, y no porque, como sería esperable, el Papa no hubiera legitimado el enlace de Sancho con doña María, sino porque él, antes, había casado con doña Violante, hija del conde Bearne por palabras de presente : E biviendo la dicha doña Violante casóse otra vez de fecho non lo podiendo fazer de derecho con doña María, su tía primera de su padre, fija del infante don Alfonso de Molina, el cual don Alfonso era hermano del rey don Ferrando (fol. 67r°). Por primera vez, además, se va a hacer culpable a Alfonso XI del abandono de la hija del noble, un suceso al que se sacará notable rendi-miento ideológico : E d’este don Ferrando quedó don Alfonso que se ha llamado Rey d’este regno, e este don Alfonso casó con doña Costança, fija de don Juan Manuel, su tío, por palabras de presente e seyendo casado con ella, con acuerdo de su abuelo e de todos los más de su regno, e después por consejo de algunos malos, par-tióse d’ella, e perdióla e púsola en el castillo de Toro en el cual la tovo presa luengo tienpo, de la cual presión la sacó el dicho don Juan, su padre, e fizo guerra por ello al dicho rey don Alfonso, e después que fue fuera todavía se llamó reina e labró moneda en este regno así como regna puede fazer, e turando el dicho matrimonio entre el dicho don Alfonso que se llamó rey e la dicha doña Costança, que se llamava reina, así como su muger, el dicho don Alfonso casó de fecho e non de derecho con la infanta doña María, su prima, dos vezes fijos de hermanos, fija del rey de Portogal, del cual casamiento [e luçio] naçió don Pedro que se llamó Rey non lo podiendo ser de derecho (fol. 67r°). Juan I está hablando de sus dos abuelos, del paterno Alfonso XI y del materno don Juan Manuel, y este segundo Trastámara no duda en afir-mar las razones que asistían al noble en su enfrentamiento contra ese poder real, injustamente asentado en el trono 14 ; y lo hace porque una 14. Con razón exclamaba Andrés GIMÉNEZ SOLER : « ¡ Quién hubiera dicho a Don Juan que el Enrique de Trastamara, hijo de Alfonso y la Guzmán, rechazado por bastardo para yerno del Rey aragónes, había de llegar a serlo suyo y a sentarse en el trono de su abuelo el santo y bienaventurado rey san Fernando, mediante un fratricidio regicida, y que un nieto suyo, llamado como él y por él, Juan, había de legitimar la posesión de la corona, por el hecho de heredarla sin competidor ! », Don Juan Manuel. Biografía y estudio crítico , Zaragoza : Tip. La Académica, 1932, p. 116.
  ,   reclamación parecida, asentada en las relaciones familiares de la otra línea, es la que el duque de Lancáster le está presentando, de ahí que tenga que desmontar esos derechos sucesorios, basados en un recorrido linajístico jalonado de maldiciones : E este rey don Pedro casó con doña Blanca, fija del duque de Borbón públi-camente por palabras de presente, e sin perjuicio en faz de la Iglesia e consu-mió matrimonio e tóvola por muger e por reina gran tienpo fasta que finó e durando así el matrimonio ovo en doña María de Padilla estas dos fijas que oy son bivas, doña Costança e doña Isabel, las cuales non pueden aver herençia nin subçeder en los dichos regnos por tres razones (fol. 67r°-v°). Todo esto lo recuerda Juan I para señalar, públicamente, en cortes que las hijas del rey don Pedro eran « hijas de ganancia », nacidas en ese tiempo en que el rey estaba casado con doña Blanca de Borbón. No es que la memoria histórica sea selectiva y Juan I se olvide de que su padre había nacido en circunstancias similares a las que afea a don Pedro, es que el matrimonio de Alfonso XI con doña María de Portugal jamás debió celebrarse por cuanto Alfonso XI estaba casado ya con doña Cons-tanza Manuel. Las conclusiones de Juan I en esta Arenga lo convierten en restaurador de aquellos linajes desheredados por la innoble conducta de los reyes pasados : E eso mismo podedes ver cómo nós somos vuestro rey natural e de derecho, como deçendemos legítimamente de la línea derecha a quien pertenesçe este regno de todas partes, e primeramente deçendemos ligítimamente de la línea del dicho rey don Alfonso e de su fijo el infante don Ferrando e de sus fijos que fueron deseredados por el infante don Sancho 15 e otrosí como deçendemos legítimamente por la línea derecha del infante don Manuel que fue fijo del infante don Ferrando que ganó a Sevilla (fol. 67v°). Por supuesto, no se mencionará para nada el fratricidio de 1369 ; Juan I necesariamente alude a Sancho IV, a Fernando IV y a Alfonso XI para sostener, también, los derechos linajísticos a la corona : E otrosí por el rey don Enrique nuestro padre, que Dios perdone, el cual ovo muy grandes derechos por este regno por algunas razones, señaladamente por ser casado con la reina nuestra madre, e porque fue resçevido e tomado por rey e por señor en este regno, después que los del regno fueron contra el rey don Pedro por non aver derecho en el regno e por sus mereçimientos por lo cual devedes tomar grand esfuerço, e tener grande e firme esperança en Dios : que Él que es derechero e vee el poco derecho que ellos traen e sabe el dere-
15. Éste es el vínculo tan importante que ofrece el escritor al casar con doña Blanca Núñez, la hija de don Fernando de la Cerda y de doña Juana Núñez de Lara ; recuérdese que de ese enlace nacerían el don Fernando del Libro enfenido y doña Juana Manuel, la que casaría peli-grosamente con el conde de Trastámara, la madre por tanto de este Juan I.
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