Un caso de aplicación (1560) del privilegio lingüístico alfonsino - article ; n°1 ; vol.20, pg 269-343
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Cahiers de linguistique hispanique médiévale - Année 1995 - Volume 20 - Numéro 1 - Pages 269-343
75 pages
Source : Persée ; Ministère de la jeunesse, de l’éducation nationale et de la recherche, Direction de l’enseignement supérieur, Sous-direction des bibliothèques et de la documentation.

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Publié le 01 janvier 1995
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Langue Español
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Extrait

Fernando González Ollé
Un caso de aplicación (1560) del privilegio lingüístico alfonsino
In: Cahiers de linguistique hispanique médiévale. N°20, 1995. pp. 269-343.
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González Ollé Fernando. Un caso de aplicación (1560) del privilegio lingüístico alfonsino. In: Cahiers de linguistique hispanique
médiévale. N°20, 1995. pp. 269-343.
doi : 10.3406/cehm.1995.939
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/cehm_0396-9045_1995_num_20_1_939UN CASO DE APLICACIÓN (1560)
DEL PRIVILEGIO LINGÜÍSTICO ALFONSINO
1. La mención de nuevos elogios genéricos dirigidos al habla
de Toledo o de los toledanos, como también de repeticiones apenas
diferentes en la formulación del privilegio lingüístico alfonsino *
referente a aquéllos, no acarrearía un mejor conocimiento sobre
la efectividad histórica de su práctica normativa. De ahí que haya
renunciado, por el momento, a incrementar los testimonios publi
cados hace años 2 con los abundantes descubiertos desde entonces
hasta ahora.
Por el contrario, ante las escasas muestras atestiguadas de la
aplicación efectiva del privilegio a alternativas idiomáticas
concretas 3, estimo de interés dar a conocer un caso que, si no me
equivoco, ha pasado inadvertido.
1) Lo recuerdo según la exposición que me parece más ajustada, la de Pedro
de Alcocer, Historia o descripción de la imperial cibdad de Toledo (Toledo,
1554, lxxxiv): Ordenó el Rey que si dende en adelante en alguna parte de su
reyno oviesse diferencia en el entendimiento de algún vocablo castellano
antiguo, que recurriessen con él a esta cibdad como a metro de la lengua castel
lana, y que passassen por el y declaración que al tal vocablo
aquí se le diesse.
2) F. González Ollé, «Aspectos de la norma lingüística toledana». Actas del I
Congreso Internacional de Historia de la lengua española, Madrid, 1988, I,
859-71. — íd., «Nuevos datos sobre la primacía lingüística toledana», RFE,
1987, 67, 123-6.
3) A los estudios citados en la nota precedente, añádase F. González Ollé,
«Un informe sobre el habla de Toledo y su aplicación como modelo idiomá-
tico», Homenaje a Eugenio Asensio, Madrid, 1988, 215-23. F. GONZÁLEZ OLLÉ 270
2. Calmados notablemente los ánimos de humanistas y
pedagogos tras las violentas discusiones habidas entre ciceronianos
y erasmistas 4, que no le fueron ajenas durante su estancia en la
Universidad de Valencia en el período de 1546 a 1556, Palmireno5,
residente en Zaragoza, compone y publica una obrita específic
amente pedagógica, destinada a aprender a redactar en latín: De vera
et facili imitatione Ciceronis... (Zaragoza, Pedro Bernuz, 1560). A la
parte de estricto carácter docente, escrita en latín, precede un
diálogo, en castellano, entre Padre e Hijo, personajes por medio de
los cuales Palmireno aborda cuestiones varias de índole general
(criterios de selección del vocabulario; actitud ante los neologismos;
comentadores de Cicerón preferidos; etc.).
Mencionado el título de la obra, no es preciso declarar que
Palmireno — ya lo había mostrado con anterioridad en otras — se
alinea claramente, pero sin adoptar posturas extremosas, entre los
partidarios de Cicerón. Pues si prodiga los elogios a éste, en
abundantísimas citas, no escasean las menciones propicias a Erasmo
y a Luis Vives. Concorde con su alineamiento intelectual, sostuvo
durante toda su vida que la enseñanza del latín debe conducirse
por medio de la lectura directa de las obras clásicas, relegando el
aprendizaje gramatical. Baste por ahora esta somera caracterización
para llegar al pasaje que aquí interesa examinar.
4) E. Asensio, «Ciceronianos contra erasmistas en España. Dos momentos
(1528-1560)», RLC, 1978, 206, 135-54. A. García Galiano, La imitación poética
en el Renacimiento, Kassel, 1992. J. M. Nuñez González, El ciceronianismo
en España, Valladolid, 1993. No he alcanzado a ver M. A. Rábade, «Cicero
nianismo moderado e imitación en la España del XVI : Las figuras de Maldo-
nado, Palmireno y Matamoros», Fortunatae, 1991, 1, 197-201.
5) Juan Lorenzo Palmireno (Alcañiz, 1524-Valencia, 1579) comenzó a estudiar el
año 1546 en la Universidad de Valencia, de la que obtuvo la cátedra de Poética
en 1550); entre 1556 y 1557 enseñó Griego y Retórica en su ciudad natal; de
1557 a 1561, ejerció en la Universidad de Zaragoza; de nuevo en Valencia entre
1561 y 1570, para, tras otra estancia en Alcañiz, de 1570 a 1572, retornar def
initivamente a Valencia.
Abundante información sobre su vida y actividad, con la bibliografía
pertinente, en A. Gallego Barnés, Juan Lorenzo Palmireno (1524-1579). Un
humanista aragonés en el Studi General de Valencia, Zaragoza, 1982. J. M.
Maestre Maestre, El humanismo alcañizano del siglo XVI, Cádiz, 1990,
125-127. UN CASO DE APLICACIÓN (1560) DEL PRIVILEGIO LINGÜÍSTICO ALFONSINO 27 1
3. Cuando el Hijo formula la delicada pregunta: ¿ Y cómo se
probará quel latín de Cicerón es mejor que el de Politiano?, el Padre
se extiende en la respuesta6:
Hijo, de la mesma manera que tú conoces quál vocablo es más
castellano que otro; porque, si tú vees que uno dize traxo, otro,
truxo; y uno, carrucha, y otro, polea; y uno, pretiendo, y otro,
pretendo, conoces quál es más toledano o cortesano. Assí, si uno
dize multoties, albedo; y otro, non raro, candor, conoces quál se
allega más al proprio lenguaje de Roma. Y assí como en Castilla
buscan vocablos más pulidos y dexan los comunes, assí tú en el
hablar y escoger vocablos latinos has de dexar la común opinión
y seguir los doctos.
Antes de comentar el pasaje recién transcrito, estimo muy
conveniente dar a conocer otro texto que lo complementa.
4. Bastantes años después de la obra recién examinada, se
publicó El Diálogo de imitatione Ciceronis de Lorenço Palmyreno,
que se imprimió en Çaragoça año 1570 y agora sale nuevamente
añadido y emendado (Valencia, Pedro de Huete, 1573), a conti
nuación, con paginación propia, de otro libro suyo — el que alcanzó
mayor número de ediciones — titulado Segunda parte del Latino
de repente, con el mismo pie de imprenta. Todos los estudiosos de
Palmireno consultados por mí que describen esta obra, la consi
deran, al menos implícitamente, como segunda edición de la antes
(§ 2) examinada (Zaragoza, 1560), sin preguntarse por la mención
que en la nueva se consigna de una edición de 1570. Tampoco los
bibliógrafos recogen esta última 7. Sólo Palau la enumera, pruden
temente, como «edición citada por el mismo autor».
Haya existido o no la edición de El Diálogo de 1570 (quizá errata,
por 1560), el hecho es que la conocida, la de Valencia, 1573, ofrece
un texto que tiene mucho en común con el contenido de su prece
dente, la de Zaragoza, 1560; pero, tras un somero examen, se percibe
que difiere otro tanto. Entre las novedades introducidas se
6) J. L. Palmireno, De vera..., F iii.
7) No se encuetra en J. M. Sánchez, Bibliografía aragonesa del siglo XVI,
Madrid, 1913-4. Catálogo colectivo de obras impresas en los siglos XVI al XVII
existentes en las bibliotecas españolas, Madrid, 1977. J. Simón Díaz, Biblio
grafía de la literatura hispánica, Madrid, 1994, XVI. 272 F. GONZÁLEZ OLLÉ
encuentra el pasaje que a continuación copio, perteneciente a la
conversación que mantienen Arsenio y Palmyreno. A éste corres
ponde el siguiente parlamento8:
No permitían en el Senado que los Embaxadores hablassen sino
en Latín; pero cresciendo el Imperio, como uieron cosas que en
Roma no las hauía, uinieron a fingir uocablos nueuos a cosas
nueuas. Pues como dize Ulpiano: Plura sunt negotia quam
uocabula. Con todo esto, si el Imperio se conseruara, huuiéramos
de seguir al Pueblo Romano y no a los libros, como en la lengua
castellana no seguimos a los libros de don Antonio de Gueuara,
sino lo que cada día inuentan en Toledo. Si el Imperio Romano
durara, no siguiéramos a Cicerón en los uocablos, pues el pueblo
y uso es señor dellos; y como uulgus est mutabile, assí cada día
huuiera mudado phrases y uocablos, si el Imperio no se acabara.
Entiéndese esto por la graciosa respuesta de Pomponio Marcello.
Hauía reprehendido en una conuersación al Emperador Tiberio un
uocablo que no era latino; defendíale Atteius Capito diziendo:
Latinum est, aut futurum aliquando, pretendiendo que el
Emperador tenía poder para ello. Boluióse Pomponio al E

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