No te vayas : (Comeback)
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No te vayas : (Comeback) , livre ebook

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Description

Ria es bonita, rica, delgada y popular. Si sólo la conocieras de la escuela, pensarías que tiene una vida de ensueño. Pero de repente todo cambia para ella. El matrimonio supuestamente perfecto de sus padres se ha roto y antes de que Ria tenga tiempo de hacerse a la idea, su padre desaparece en un accidente aéreo. Y todo empeora cuando empiezan los rumores de que tal vez él no era el hombre—ni el padre—que todos creían. Ria decide que tiene que tomar medidas desesperadas para protegerse a sí misma, a su hermano menor y la reputación de su padre.




Ria is rich, slim, pretty, popular. You'd think she led a charmed life—and until recently you'd have been right. But her situation has taken a sudden, unfortunate change. Her parents' seemingly perfect marriage has broken up, and before she's had a chance to absorb the blow, her beloved father disappears in a plane crash. What's worse, rumors begin to surface that he may have perpetrated a multimillion-dollar investment scam and everybody—Ria's mother, her best friends, even her boyfriend—believes them. Ria sees no choice but to take her little brother and run. She vows to keep the memory of her father alive. Soon, though, she begins to wonder: is her memory playing tricks on her—or is he?

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 01 novembre 2011
Nombre de lectures 5
EAN13 9781554699728
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0470€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

No te vayas Vicki Grant
Traducido por Eva Quintana Crelis

ORCA BOOK PUBLISHERS
D.R. 2010 Vicki Grant
Derechos reservados. Prohibida la reproducci n o transmisi n total o parcial de esta obra por cualquier medio o m todo, o en cualquier forma electr nica o mec nica, incluso fotocopia o sistema para recuperar informaci n, conocido o por conocerse, sin permiso escrito del editor.
Catalogaci n para publicaci n de la Biblioteca y Archivos Canad
Grant, Vicki
[Comeback. Spanish] No te vayas [electronic resource] / Vicki Grant. (Orca soundings (Online))
Translation of: Comeback. Type of computer file: Electronic monograph in PDF format. Issued also in print format.
ISBN 978-1-55469-971-1
I. Title. II. Title: Comeback. Spanish. III. Series: Orca soundings (Online) PS 8613. R 367 C 6518 2011 A JC 813 .6 C 2011-903517-0
Publicado originalmente en Estados Unidos, 2011 N mero de control de la Biblioteca del Congreso: 2011929401
Sinopsis: Cuando su padre desaparece, Ria se ve obligada a reconocer que tal vez nunca lo conoci de verdad.

La editorial Orca Book Publishers est comprometida con la preservaci n del medio ambiente y ha impreso este libro en papel certificado por el Consejo para la Administraci n Forestal .
Orca Book Publishers agradece el apoyo para sus programas editoriales prove do por los siguientes organismos: el Gobierno de Canad a trav s de Fondo Canadiense del Libro y el Consejo Canadiense de las Artes, y la Provincia de Columbia Brit nica a trav s del Consejo de las Artes de Columbia Brit nica y el Cr dito Fiscal para la Publicaci n de Libros.
Portada dise ada por Teresa Bubela Imagen de portada de Getty Images ORCA BOOK PUBLISHERS ORCA BOOK PUBLISHERS PO Box 5626, Stn. B PO Box 468 Victoria, BC Canada Custer, WA USA V 8 R 6 S 4 98240-0468

www.orcabook.com Impreso y encuadernado en Canad .
14 13 12 11 4 3 2 1
Este libro es para Jane Buss, quien ha hecho tanto por m y por muchos otros escritores de Nueva Escocia.
Contents
Cap tulo uno
Cap tulo dos
Cap tulo tres
Cap tulo cuatro
Cap tulo cinco
Cap tulo seis
Cap tulo siete
Cap tulo ocho
Cap tulo nueve
Cap tulo diez
Cap tulo once
Cap tulo doce
Cap tulo trece
Cap tulo catorce
Cap tulo quince
Cap tulo diecis is
Cap tulo diecisiete
Cap tulo dieciocho
Cap tulo diecinueve
Cap tulo veinte
Cap tulo veintiuno
Cap tulo uno
Mi novio est tratando de hacerme sentir mejor. Est apoyado contra su casillero con un brazo sobre mi cabeza, formando un peque o capullo. Me acomoda un mech n de cabello detr s de la oreja y me dice:
-No es el fin del mundo, Ria. Qui n sabe? Tal vez hasta te termine gustando. As que sonr e, s ? Vamos! Una sonrisita por favor?
Aprecio el esfuerzo. De verdad. Colin es muy dulce pero no me est ayudando. No tiene ni idea de c mo me siento.
C mo podr a saberlo?
Su vida es como un programa del canal de Disney. La mam . El pap . Los tres hijos. El perro travieso pero adorable. Todos juntos, sentados alrededor de la mesa de la cocina, ri ndose de chistes bobos y lanz ndose palomitas de ma z.
Colin no puede entender lo que es vivir sin todo eso igual que yo no habr a sido capaz de comprenderlo hace tres meses, supongo.
Lo raro del asunto es que ni siquiera sab a que mi vida era perfecta hasta que de repente ya no lo era. Fue como despertar despu s de un accidente de coches y darte cuenta de que tus piernas ya no est n ah . Qui n piensa en lo genial que es caminar antes de que pase algo como eso?
La palabra inv lida aparece en mi cabeza y es m s que suficiente para ponerme mal de nuevo. Tengo que cerrar los ojos.
-Ay, Ria -me dice Colin, y siento que se le va el aire de los pulmones.
Esto no es justo. No debo hacer que se sienta miserable s lo porque as me siento yo. Eso es exactamente el tipo de cosas que har a mi madre.
Pero qu estoy diciendo? Eso es lo que de hecho hizo .
Todo tiene que girar a su alrededor. Es su vida, su felicidad, su lo que sea.
Es como si una ma ana simplemente hubiera decidido que ya no quer a estar casada. Y eso fue todo. Ni una explicaci n. Ni una disculpa. Nada.
En un instante ya hab a corrido a pap de la casa. Despidi a la se ora de la limpieza, cort en pedazos nuestras tarjetas de cr dito, consigui un empleo pat tico en una oficina cualquiera y llen el congelador con esos discos de cart n que insiste en llamar pizza.
No me entra en la cabeza. Si de repente somos tan pobres, por qu no cobra los cheques que pap sigue mand ndole? Él es un corredor de bolsa exitoso. Tiene monta as de dinero. No le molesta mantenernos. De hecho quiere hacerlo.
Mam est tratando de avergonzarlo. Eso es lo que pretende. Sabe muy bien que l se ver a muy mal si llevara a sus clientes a cenar a los mejores restaurantes de la ciudad mientras sus propios hijos ni siquiera pueden permitirse el lujo de pedir pizza a domicilio.
Estoy segura de que sueno enojada e infantil, como una ni a consentida y probablemente lo sea. Pero no puedo evitarlo. Cuando todo esto empez , trat de ser comprensiva. Me tragu a la fuerza la pizza congelada. No me quej cuando mam cancel nuestro viaje a Italia. Me ocup de cuidar a Elliot, mi hermano menor. Hasta trat de entenderla.
Quiero decir que no estoy totalmente ciega. Me doy cuenta de que estar casada con pap no es lo m s f cil del mundo: viaja demasiado por asuntos de negocios, est involucrado con demasiadas empresas, tiene un mont n de amigos, clientes, conocidos y dem s y todos quieren jugar al golf con l. Puedo entender que eso le haya molestado a mam .
Al principio pens que mam s lo necesitaba un descanso. Despu s de un par de semanas -y tal vez de alguna joya y de una cena rom ntica en alguna parte-, se acordar a de todo lo bueno de pap y volver amos a ser una familia. Eso es lo que me imagin .
Al menos hasta esta ma ana, cuando me enter de que mam hab a vendido nuestra casa. Ahora, aparte de todo, est haciendo que nos mudemos a un horrible apartamentucho a millas de todos nuestros amigos y de la escuela, y tambi n ( qu coincidencia!) de nuestro padre.
Ya no puedo ser comprensiva. Est en la crisis de los cuarenta. No deber amos sufrir todos por eso.
Yo no voy a ser as .
Abro los ojos y le sonr o a Colin.
-Estoy bien -le digo-. Los lentes de contacto me estaban molestando.
No hay forma de que Colin me crea, pero a estas alturas ya debe estar harto de mi honestidad. Me besa en la frente y empieza a empujarme hacia la cafeter a. Me r o como si fuera un juego muy divertido, pero no estoy segura de por cu nto tiempo puedo seguir actuando. S lo de pensar que tengo que hacer de Miss Simpat a frente a todos los alumnos hambrientos del Colegio Citadel, me agoto.
Mi tel fono suena justo cuando nos ponemos en la fila de las hamburguesas. La Sra. Meade me lanza una mirada feroz y dice Celulares, afuera . En general pienso que la regla es completamente injusta, pero hoy me parece una prueba de que Dios tal vez s existe. Digo Perd n en un susurro y me escabullo por la puerta lateral hasta el estacionamiento. Noto que Colin no sabe si salir conmigo o pedir su orden, pero al final me sigue.
- S ? -contest el tel fono.
-Hola, princesa.
- Pap ! -digo con una sonrisa sincera. No puedo recordar la ltima vez que sonre asi-. D nde est s?
-Adivina.
No tengo que hacerlo: Colin ya lo vio y est caminando por el estacionamiento hacia el viejo convertible m s grande y brillante que he visto en mi vida. Es de color turquesa y blanco y tiene unos gigantescos alerones traseros al estilo del batim vil. Pap est apoyado contra l. Tiene la corbata floja y la chaqueta colgada al hombro como si fuera a hacer una audici n para Mad Men .
Se me escapa una carcajada.
- De d nde sacaste esa cosa?
- Cosa? Te informo que este veh culo perteneci un d a a Elvis Presley.
- Pap !
- En serio! Y Elvis siempre llevaba a una despampanante pelirroja a su lado. As que ap rate, querida: el Rey te espera.
Un chico que reconozco de la clase de literatura tambi n se ha acercado para ver el auto. Pap nos hace un tour guiado: las llantas con aro blanco, la tapicer a original, el motor, hasta los ceniceros. Yo no s nada de autos, pero me doy cuenta de que los dos chicos est n completamente impactados.
Pap disfruta su momento de gloria por un rato y despu s le da las llaves a Colin.
-Muy bien, amigo m o, vamos a ponernos en acci n.
Colin mira las llaves y despu s a pap , grita como un vaquero y se pone tras el volante de un salto.
El otro chico comienza a alejarse, pero pap no lo deja.
-Oye, oye. Quieto. T tambi n. Arriba.
-No, gracias -dice el chico medio riendo-. Est bien.
Trata de escabullirse, pero pap no acepta un no por respuesta.
-La vida es muy corta como para perderse un paseo en un LeSabre convertible de 1962 original y en perfecto estado -dice y se ala el auto como si estuviera mandando al chico a la oficina del director-. S bete, muchacho! Lo digo en serio.
El chico me mira como pidiendo ayuda, pero yo sacudo la cabeza. Qu puedo hacer? Cuando mi padre quiere algo, lo consigue.
Se nota que el chico est preocupado de que haya una c mara escondida en alguna parte, pero al final se encoge de hombros y se sube al asiento trasero con pap . Yo me siento junto a Colin y salimos rechinando llantas.
Pap no le dice a Colin que baje la velocidad ni se escandaliza cuando pasa demasiado cerca de un auto estacionado. Simplemente se estira sobre el asiento delantero y prende la radio. El viento me azota el cabello contra la boca y los ojos. La gorra de Colin sale volando. La gente que hay en las aceras voltea a ve

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