A reventar
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Description

Luego de ver un documental sobre los problemas de salud que provoca la comida rápida, Ian organiza un boicot para que la gente no coma en Frankie's, una cadena de restaurantes con un pésimo menú. Los abogados de la empresa tratan entonces de detenerlo. ¿Podrá Ian luchar por sus convicciones? ¿Será posible ganarle a una corporación gigantesca?




When Ian and his classmates watch a documentary about the health concerns of eating fast food, Ian decides to start a boycott and stop everyone he can from eating at Frankie's, a huge fast-food chain with a questionable menu. The boycott takes off and Frankie's gets concerned. The company's lawyers threaten Ian and his friends and try to force them to stop the boycott. Ian must convince others that the boycott is a good idea. Can Ian stand up for what he believes in? Can you take on a corporate behemoth and win?

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 01 mai 2011
Nombre de lectures 2
EAN13 9781459800229
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0470€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

A reventar
Eric Walters
Traducido por Eva Quintana Crelis
orca soundings
ORCA BOOK PUBLISHERS
D.R. 2006 Eric Walters
Derechos reservados. Prohibida la reproducci n o transmisi n total o parcial de esta obra por cualquier medio o m todo, o en cualquier forma electr nica o mec nica, incluso fotocopia o sistema para recuperar informaci n, conocido o por conocerse, sin permiso escrito del editor.
Catalogaci n para publicaci n de la Biblioteca y Archivos Canad
Walters, Eric, 1957- [Stuffed. Spanish] A reventar [electronic resource] / por Eric Walters ; traducido por Eva Quintana Crelis. (Orca soundings)
Translation of: Stuffed. Electronic monograph in PDF format. Issued also in print format. ISBN 978-1-55469-862-2
I. Quintana Crelis, Eva II. Title. III. Title: Stuffed. Spanish. IV. Series: Orca soundings (Online) PS8595.A598S8818 2011A JC813 .54 C2010-908091-2
Publicado originalmente en Estados Unidos, 2011 N mero de control de la Biblioteca del Congreso: 2010942201
Sinopsis: Ian decide hacerle frente a una cadena multinacional de comida r pida.

La editorial Orca Book Publishers est comprometida con la preservaci n del medio ambiente y ha impreso este libro en papel certificado por el Consejo para la Administraci n Forestal.
Orca Book Publishers agradece el apoyo para sus programas editoriales prove do por los siguientes organismos: el Gobierno de Canad a trav s de Fondo Canadiense del Libro y el Consejo Canadiense de las Artes, y la Provincia de Columbia Brit nica a trav s del Consejo de las Artes de CB y el Cr dito Fiscal para la Publicaci n de Libros.
Portada dise ada por Teresa Bubela Imagen de portada de Getty Images ORCA BOOK PUBLISHERS ORCA BOOK PUBLISHERS PO B OX 5626, Stn. B PO B OX 468 Victoria, BC Canada Custer, WA USA V8R 6S4 98240-0468
www.orcabook.com
Impreso y encuadernado en Canad .
14 13 12 11 4 3 2 1

Para todos aquellos que toman decisiones saludables en la vida.
Contents
Cap tulo uno
Cap tulo dos
Cap tulo tres
Cap tulo cuatro
Cap tulo cinco
Cap tulo seis
Cap tulo siete
Cap tulo ocho
Cap tulo nueve
Cap tulo diez
Cap tulo once
Cap tulo doce
Cap tulo trece
Cap tulo catorce
Cap tulo uno
Los cr ditos empezaron a subir por la pantalla. Detr s de los t tulos hab a im genes de gente: personas incre blemente obesas con rollos de grasa desbordando sus pantalones de mezclilla y camisetas; gente con triple ment n y vestida con ropa tan grande que podr a servir como carpas de circo.
Se encendieron las luces y la Sra. Fletcher camin hacia el frente del sal n, apag la televisi n y el dvd.
-Fue un documental muy interesante -dijo.
Su t tulo era A reventar y trataba sobre Frankie s, la gigantesca cadena de comida r pida. En la pel cula aseguraban que toda la comida de Frankie s est llena de grasa y qu micos, y que la gente que la come puede sufrir sobrepeso, mala salud general y enfermedades; en pocas palabras, seg n el documental la comida de Frankie s puede matarte.
- Comentarios? -pregunt la Sra. Fletcher.
-Fue repugnante -espet Julia, una de mis mejores amigas-. Simplemente repugnante!
-Fue bastante asqueroso -concord Oswald. Él era mi mejor amigo.
Dos semanas atr s, Oswald podr a haber estado de acuerdo o no con Julia. Ahora, todo el tiempo estaba de acuerdo con absolutamente todo lo que ella dec a. Hac a dos semanas, l y Julia hab an dejado de ser amigos y se hab an vuelto novios.
-Me dio hambre -dijo Trevor y su comentario provoc un coro de carcajadas.
- Hambre? -pregunt Julia con una voz que sonaba no s lo sorprendida, sino hasta ofendida-. C mo puedes siquiera pensar en comer despu s de lo que acabamos de ver en el documental?
-Me gusta la comida de Frankie s -dijo Trevor-. Es sabrosa y grande realmente grande y a m me gusta la comida abundante.
Por su aspecto, Trevor bien podr a haber aparecido en el documental.
Julia abri la boca para decir algo, pero la Sra. Fletcher la interrumpi y se dirigi al grupo:
- Qu opinan los dem s?
Pens que eso hab a sido muy astuto de su parte: interrumpir a Julia antes de que dijera algo sobre Trevor que probablemente todos est bamos pensando, pero que nadie deber a decir en voz alta.
Otras personas se unieron al debate. El dvd estaba generando muchas opiniones. Y es que la verdad es que era un documental muy fuerte.
Todo giraba en torno a un hombre que no com a nada que no fuera de Frankie s: desayuno, almuerzo y cena, hac a todas sus comidas ah . Salchichas, caf , panqueques y croquetas de papa como desayuno; hamburguesas, papas fritas y aros de cebolla frita, Coca-Cola y cerveza de ra z como almuerzo y cena. Todos los d as, tres comidas diarias durante sesenta d as. Al final de la pel cula el hombre estaba gordo, so oliento y deprimido.
- Qu fue lo m s interesante que aprendieron? -le pregunt la Sra. Fletcher a todo el grupo.
-Que le ponen az car a todo, hasta a las papas fritas y a los aros de cebolla -dijo una chica.
-Es incre ble la cantidad de az car que comi ese tipo -dijo otro alumno-. Era como una peque a monta a!
En una escena de la pel cula, hab an apilado en una mesa una cantidad de az car equivalente a la que el hombre hab a comido en sesenta d as. Era tanta que el az car hab a desbordado la mesa.
- Lo que m s asco me dio fue toda esa grasa! -dijo Julia.
- Eso fue unacochinada! -concord Oswald-. Y no lo digo como algo bueno.
Despu s de la escena del az car, hab an mostrado frascos de vidrio llenos de una grasa espesa y viscosa, equivalente a la que el hombre hab a comido en los dos meses.
-Las dos escenas fueron unos excelentes testimonios visuales. Cu ntos de ustedes van a dejar de comer en Frankie s? -pregunt la Sra. Fletcher.
Tres cuartas partes de los alumnos levantaron la mano.
-Las personas que no levantaron la mano, podr an explicar por qu el documental no los afect de la misma manera que a los dem s?
-La comida de Frankie s es la que sabe mejor -dijo un chico.
-S , sobre todo la hamburguesa triple con queso y tocino -concord Trevor, cerrando los ojos como si se estuviera imaginando la hamburguesa. No me hubiera sorprendido ver un hilo de saliva corriendo por su barbilla.
De hecho tambi n era mi hamburguesa favorita. A m me gustaba, pero parec a que Trevor estaba enamorado de ella.
- Ser as capaz de comerte una de esas hamburguesas despu s de ver la pel cula? -le pregunt Julia.
- Y por qu no? -contest Trevor.
- Te quedaste dormido durante el documental? -le pregunt Julia entonces.
-Julia -le advirti la Sra. Fletcher.
-Pero Sra. Fletcher, es lo peor de todo el men ! -protest Julia-. Cada una de esas hamburguesas tiene m s de mil doscientas calor as y m s grasa de la que nadie deber a comer en un d a entero! Ese tipo subi treinta y siete libras por culpa de esa hamburguesa!
-No fue s lo por las hamburguesas -dijo Trevor-. Y adem s, no dije que fuera a comer ah todos los d as.
-En eso Trevor tiene raz n -dijo la Sra. Fletcher-. Ahora bien, este documental se concentr en una sola cadena de comida r pida, qu me dicen de las dem s?
-Todas son iguales -contest Julia.
- Ah, s ? -pregunt la Sra. Fletcher.
-Claro que s . Todas venden comida frita, grasosa y llena de az car.
-As es, pero, no es cierto tambi n que las cadenas suelen ofrecer alternativas saludables? -dijo la Sra. Fletcher.
-Bueno
- No es posible comprar ensaladas, fruta con yogurt, agua mineral y jugos en la mayor a de esos restaurantes?
-Supongo que s -admiti Julia.
-Entonces, aunque en general las opciones no sean las mejores, en casi todos los restaurantes de comida r pida la gente puede comer de manera m s o menos saludable.
-Pero no en Frankie s -dijo Oswald-. No tienen ninguna de esas cosas. Es como si se sintieran orgullosos de hacer comida que es mala para la salud.
-En sus comerciales presumen de que ofrecen las porciones m s grandes de papas fritas y de refresco, y tambi n las hamburguesas m s gigantescas -dijo alguien m s.
-Ian -dijo la Sra. Fletcher, haciendo que me sobresaltara-. Qu piensas de todo esto?
- Yo?
-S , t .
-S , t . Has estado muy callado durante toda esta discusi n.
-Tal vez haya aprendido que a veces es mejor mantener la boca cerrada -dije.
-A veces s es mejor. Pero no en mi clase. Y por cierto, me alegra tenerte de regreso -dijo.
-Estoy contento de haber vuelto.
Era mi primera ma ana en clase despu s de una suspensi n de dos d as. Todav a no pod a creer que me hubieran suspendido!
Conducta irrespetuosa es lo que dec a en los papeles. Lo que eso significaba es que hab a tenido una discusi n con mi maestro de derecho, el Sr. Phillips. Hab a cometido el terrible error de se alarle que no ten a idea de qu estaba hablando, que era un idiota.
El muy est pido pensaba que, como era maestro de derecho, sab a algo de leyes. Mis padres eran abogados. Mi hermana y mis dos hermanos mayores eran abogados. En mi casa habl bamos siempre de leyes. Mis padres esperaban que yo tambi n terminara abogado. Yo no estaba seguro de qu iba a ser, pero sab a muy bien lo que no iba a ser: abogado. Ni tampoco maestro de derecho.
A fin de cuentas, despu s de suspenderme la escuela acept que yo hab a tenido la raz n y que Phillips se hab a equivocado. Por desgracia, tanto la escuela como mis padres concordaron en que probablemente no deb haberle dicho que era un idiota aunque lo fuera. Mi padre dijo que si no lo hubiera insultado, habr an luchado contra la suspensi n.
-Entonces, Ian, qu te pareci A reventar ? -me pregunt la Sra. Fletcher.

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