De nadie más : (Saving Grace)
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De nadie más : (Saving Grace) , livre ebook

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Description

Evie tuvo una bebita y fue obligada a darla en adopción, pero no puede simplemente dejarla con extraños, sobre todo porque tiene la impresión de que no la cuidan bien. Mientras su novio espera en su camioneta, Evie secuestra a la niña y lo convence de llevarlas a Montreal, donde planea empezar una nueva vida con la pequeña. Pero la niña no quiere comer y, después de una pelea entre Evie y Justin, él las deja solas en un pueblo perdido. Cuando la niña empeora, Evie tiene que decidir si admitir su error y entregarse, o seguir huyendo.



Evie was pregnant and forced to give up the baby. But she can't just leave the child with strangers, especially when she thinks the baby is being neglected. With her boyfriend waiting in the truck, Evie snatches the baby and convinces him to drive her to Montreal where she plans to start a new life with her child. But when the baby won't eat and she and Justin argue, she ends up alone in a small town. As the baby becomes sicker, Evie must decide whether to admit her mistake and turn herself in, or to keep running.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 01 mars 2008
Nombre de lectures 4
EAN13 9781554694563
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0470€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

De nadie m s
De nadie m s

Por Darlene Ryan
Traducido por Queta Fernandez
orca soundings
Orca Book Publishers
Copyright 2008 Darlene Ryan
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording or by any information storage and retrieval system now known or to be invented, without permission in writing from the publisher.
Library and Archives Canada Cataloguing in Publication
Ryan, Darlene, 1958-
[Saving Grace. Spanish] De nadie mas / written by Darlene Ryan ; translated by Queta Fern ndez. (Orca soundings) Translation of Saving Grace.
Electronic Monograph Issued also in print format. ISBN 9781551439716 (pdf) -- ISBN 9781554694563 (epub)
I. Fern ndez, Queta II. Title. III. Series.
PS8635.Y35S2918 2008 jC813 .6 C2008-901497-9
Summary: Evie is determined to care for her baby-even if it means kidnapping her.
First published in the United States, 2007 Library of Congress Control Number: 2008923639
Orca Book Publishers gratefully acknowledges the support for its publishing programs provided by the following agencies: the Government of Canada through the Book Publishing Industry Development Program and the Canada Council for the Arts, and the Province of British Columbia through the BC Arts Council and the Book Publishing Tax Credit.
Cover design by Lynn O Rourke Cover photography by Getty Images
In Canada: Orca Book Publishers PO Box 5626, Station B Victoria, BC Canada V8R 6S4
In the United States: Orca Book Publishers PO Box 468 Custer, WA USA 98240-0468
www.orcabook.com
11 10 09 08 5 4 3 2 1
Para Judy
Lista de contenido
Cap tulo uno
Cap tulo dos
Cap tulo tres
Cap tulo cuatro
Cap tulo cinco
Cap tulo seis
Cap tulo siete
Cap tulo ocho
Cap tulo nueve
Cap tulo diez
Cap tulo once
Cap tulo doce
Cap tulo trece
Cap tulo catorce
Cap tulo quince
Cap tulo uno
Atraves corriendo el jard n. Qui n ha visto que en una casa donde vivan ni os no haya ni hierba en el jard n? Met el asiento de beb en la parte de delante de la camioneta y entr de un salto.
- Dale! -le grit a Justin.
Me mir con la boca abierta.
-Por Dios, Evie -dijo-. Qu diablos has hecho?
- Puedes arrancar ya? Vamos, mueve la maldita camioneta. Vamos!
-Vamos, a d nde?
Me inclin sobre el asiento de beb y le di un manotazo a Justin en el brazo.
-No me importa a d nde. S canos de aqu ya.
Finalmente, Justin puso la camioneta en marcha y se alej . Luch con el cintur n de seguridad para tratar de pasarlo por la parte de atr s del asiento de beb . La bebita todav a dorm a.
Logr ponerle el cintur n, me recost en el respaldar del asiento y me puse el m o. Llegamos a un se al de pare donde la calle atravesaba la autopista.
-Hacia all -dije, se alando hacia la derecha.
Justin me mir y luego mir a la bebita, pero gir y tom la carretera Old River .
-Dijiste que s lo quer as verla -me reproch .
-Bueno, ment .
-Evie, t no puedes llevarte el beb de otra persona.
Extend el brazo y le acarici la carita a la bebita con un dedo. Era la cosa m s suave que hab a tocado en mi vida. Un rizo de pelo oscuro, del mismo color del m o, le sal a por debajo del gorrito rosado.
-Yo no me rob el beb de nadie, Justin -le dije-. Ella es m a y de nadie m s. Me voy a quedar con ella.
Justin se pas una mano por el pelo.
-Maldici n -dijo bajito entre dientes.
Est bien, l estaba enojado, y qu ? Ya cambiar a de idea. Se dar a cuenta de que esto es lo que deb amos hacer. Adem s, yo sab a como convencer a Justin.
Mir la beb otra vez. Mi ni a. No la ni a de los Hansen. Ellos no eran ni buenos padres. Lo s porque he estado observando la casa por casi dos semanas. Dejan la ni a todo el d a con una ni era. Est bien, es la madre del se or Hansen, pero de todas maneras. Dijeron que se mor an por tener un ni o. Eso fue lo que dijeron en los papeles oficiales, y ahora ni pasan tiempo con ella. Y no hay ning n otro ni o a su alrededor para jugar cuando ella crezca, s lo un solar yermo a un lado y una casa abandonada, a medio construir, al otro.
Esa casa medio construida result ser muy til, porque me permiti observar a mi beb desde all sin que nadie me viera. En realidad, no me estaba tratando de esconder. Ya yo ten a pensado lo que iba a hacer y no quer a que nadie me molestara.
Al principio, s lo quer a ver a mi bebita. Quer a estar segura de que estaba bien. Despu s de que naci s lo me dejaron verla una vez porque mi pap dijo que eso har a las cosas m s f ciles para m . Cuando llegamos a casa del hospital me dijo: Ya saliste del apuro. Ahora, olv dalo como si nunca hubiera ocurrido. Era como si no se diera cuenta de que yo acababa de entregar un pedazo de m . Mi propia sangre. Fui derecho a mi cuarto y cerr la puerta. Me dol an las entra as. Pens que era por el parto, el esfuerzo y todo eso, pero el dolor nunca me ha dejado. Nunca pude olvidarlo como si no hubiera ocurrido . Finalmente, supe que yo ten a que ver con mis propios ojos que mi ni a estaba bien.
Mi pap hab a puesto todos los papeles de la adopci n en una caja de metal que ten a en el fondo del cl set. Y yo sab a d nde l escond a la llave: en el caj n de las medias. Una vez que supe el nombre de los Hansen, fue f cil buscar en Internet y encontrar su direcci n. A la ma ana siguiente me escap de la escuela e hice autoestop hasta la casa. Llevaba una carpeta y un bol grafo para aparentar que estaba haciendo una encuesta, pero cuando vi la casa vac a de al lado, me di cuenta de que pod a observarlo todo desde all .
A mi mam le gustaba observar a los p jaros. Ten a un libro grand simo con todo sobre los p jaros y siempre me dejaba verlo. Despu s que muri , mi pap puso todas las cosas de ella en cajas y las guard en el s tano. Tuve que registrar cerca de cinco cajas para encontrar sus binoculares. Pens que a ella no le importar a que yo los usara para mirar a su nieta.
Y eso era todo lo que yo ten a en mente: mirar a mi ni ita. Pero mientras m s la miraba, m s me daba cuenta de lo mucho que me necesitaba. Al final, me di cuenta de que ten a que hacer algo, porque todo beb debe estar con su madre. Result muy f cil hacerlo, lo que prueba que ellos no eran buenos padres, porque en vez de yo, pudo hab rsela llevado alg n perverso.
Cada vez que la mam del se or Hansen llegaba a la casa, pon a el asiento de beb en el portal, mientras llevaba las compras o la ropa de la tintorer a adentro de la casa. Qu clase de abuela deja a un beb afuera de esa manera? Mi mam nunca hubiera hecho semejante cosa a su nieta.
Todo lo que hice fue esperar en la esquina de la casa. Le ment a Justin. Le dije que quer a mirarla por la ventana. Fue mucho m s f cil as que darle toda una larga explicaci n con anticipaci n. Yo sab a que una vez que l estuviera con su bebita por un rato, se dar a cuenta de que los tres deb amos estar juntos como la familia que somos.
Cap tulo dos
Mir a Justin. Creo que sinti mi mirada.
-Yo pens que esto ya se hab a decidido -me dijo sin quitar los ojos de la carretera.
-Yo nunca decid nada -dije-. Mi padre fue el que lo hizo. Me dijo: Si fuiste lo suficientemente est pida para salir embarazada, eso no quiere decir que vas a arruinar el resto de tu vida . Él fue quien llam a la trabajadora social. Él fue quien revis la documentaci n de los posibles candidatos y quien decidi que los Hansen eran los m s indicados. Yo no lo hice.
Justin se encogi de hombros.
-Me parecieron buenas personas.
-Ser n buenas personas, pero no son los verdaderos padres de Briana. Ella debe estar con su madre. Es decir, yo.
- Briana? Yo cre que su nombre era Grace o algo as .
-Su nombre ahora es Briana. Adem s, Grace es un nombre de vieja.
- Y ahora qu hacemos? -pregunt Justin-. Haz pensado en alg n plan o vamos a dar vueltas en esta camioneta interminablemente?
No me gust el tono de su voz.
-Por supuesto que tengo un plan -dije-. Crees que soy est pida? Vamos para Montreal. Por qu crees que te dije que cogieras a la derecha en la intercepci n?
-Yo no voy a ir hasta Montreal -dijo Justin.
-No podemos quedarnos aqu -le dije. A veces Justin es muy cabeza dura.
-Ya lo s , pero por qu Montreal?
-Porque es una ciudad muy grande. Nadie nos podr encontrar.
-Todo lo que me dijiste era que quer as verla. Nunca me dijiste nada sobre llev rtela o ir a Montreal.
Me le acerqu y le apret la pierna.
-Perd name, por favor. No estaba segura de que me ayudar as, por eso no te dije lo que iba a hacer.
-No te hubiera ayudado.
- Lo ves? Por eso es que no te dije nada.
Justin dej escapar un gru ido. Trat de prender el radio y yo le tom la mano.

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