Mi... pez rojo: El carácter, la alimentación, los cuidados y todo lo que hay que saber

Bruno Tenerezza

Description

¿Es mejor que viva solo o acompañado? ¿Puede perder el color? ¿Para qué sirven las aletas? ¿Dónde tiene las orejas? ¿Puede comer pan? Pequeño y silencioso, juega conmigo al escondite, no se enfada, da mucho y no pide nada... Es mi diversión favorita. Es... mi pez rojo.

Sujets

• Carassius auratus
• Color
• Panda

Informations

• Publié par: De Vecchi Ediciones
• Date de parution: 17 novembre 2017
• Nombre de lectures: 0
• EAN13: 9781683255192
• Langue: Español
• Poids de l'ouvrage: 1 Mo

Extrait

A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
Traducción de Parangona, Realització Editorial, S. L.
Diseño gráfico de la cubierta de Studio Tallarini.
Fotografías de la cubierta y del interior de Andrea Sperotti y archivo DVE.
Ilustraciones de Michela Ameli.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-519-2
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Bruno Tenerezza









EDITORIAL DE VECCHI
Índice

Su Vida Con El Hombre
Tendré Un Pez Rojo
Empiezo A Conocerlo
Está A Punto De Llegar
El Acuario
¡Buen Provecho!
Algunas Variedades
SU VIDA CON EL HOMBRE
Los orígenes de la cría de peces deben buscarse en Asia y, en concreto, en China. Naturalmente esto también es válido para nuestro amigo el pez rojo, como nos confirman algunas antiguas leyendas chinas.
Cuenta la leyenda que siete siglos antes del nacimiento de Jesucristo, China padecía un largo periodo de sequía y el pueblo ofrecía, continuamente, sacrificios a los dioses para que le concediesen la tan esperada lluvia. Un buen día, de la nada brotó una pequeña fuente en la que nadaba un pez de color oro. En ese mismo instante, las nubes se agruparon oscureciendo el sol y ofreciendo la tan anhelada lluvia. El mérito del final de la sequía fue otorgado a ese providencial pez dorado.

«Maravilla del cielo»

Como pasa con todas las leyendas, no es para tomarla al pie de la letra, pero es útil para indicarnos que la historia del pez rojo es milenaria y que los orígenes de su cría, datados a finales del siglo IV d. de C., deben ir a buscarse, precisamente, a China. Allá, en el periodo de mayor popularidad del pez rojo, entre los siglos XI y XIII , los monjes lo llamaban «maravilla del cielo» porque lo consideraban un descendiente directo de los dioses.
Por otro lado, los emperadores de China cuidaban personalmente de sus peces rojos y uno de ellos incluso llegó a ordenar que le hiciesen valiosos jarros de porcelana para poder alojar allí a estas mascotas.


La cría de peces rojos tiene sus orígenes en Asia

De Japón a la corte de Francia

Posteriormente, la «moda» se impuso en Japón. En el siglo XVI y cerca de la actual ciudad de Osaka, empezó la moderna cría del pez rojo, en la cual se seleccionaban variedades apreciadas por sus colores y sus formas.
El pez rojo llegó a nuestro continente entre 1600 y 1700, cuando los navegantes de la época lo importaron a Portugal y a Inglaterra, los países más directamente relacionados con las rutas comerciales de Extremo Oriente.
Hacia 1750 el pez rojo, que en Europa era considerado un pez extraño, hizo su aparición en la corte del rey de Francia, Luis XV. Pero quien realmente hizo más popular al pez rojo fue Madame de Pompadour, que valoraba mucho los valiosos pececitos que la Compañía Francesa de las Indias le había regalado. También en París, parece ser que, durante un cierto periodo, entre las damas francesas estaba de moda lucir unos pendientes vivientes formados por pequeñas ampollas de cristal que contenían microscópicos peces rojos.


Un pez rojo nadando nos hace comprender la belleza de la naturaleza y nos enseña a respetarla
De muy caro...
A finales del 1700 el pez rojo empezó a gozar de una cierta popularidad en Europa, aunque las grandes sumas de dinero que solicitaban los comerciantes para comprarlos hacían que su cría fuese un pasatiempo que sólo los nobles y los ricos podían permitirse. Los precios elevados se justificaban también por el hecho de que durante el transporte desde Asia hasta Europa —obviamente por mar— muchos ejemplares morían debido a las duras condiciones del viaje. Por ejemplo, gracias a unos documentos de la época sabemos que de 260 peces rojos que zarparon de Yokohama con destino Hamburgo llegaron sólo 28, a causa del calor que padecieron al cruzar el Mar Rojo.


Un pez de cola de abanico con manto arlequinado
...a muy asequible
Los pasos más importantes en la selección y en la cría de las variedades más diversas y apreciadas del pez rojo se remontan al siglo XIX : por ejemplo, los peces Cola de abanico de largas aletas llegaron a París y a Berlín —ciudades europeas donde más popular era la cría de peces— después del año 1870. Otras variedades hicieron su aparición en el siglo XX , cuando el pez rojo ya se había convertido en una mascota familiar dentro de nuestros hogares.
Hoy en día, Italia se considera uno de los mayores países productores de peces rojos (la región más activa en este aspecto es la Emilia-Romaña): cada año nacen entre 15 y 20 millones de nuevos ejemplares que se crían en modernas instalaciones.


Ejemplar de la variedad cometa