Locos por... la pasta
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Description

De la pasta fresca a la seca, de la más sencilla a las variedades rellenas, con formas largas o cortas, finas o gruesas, lisas o curvas… Son incontables los tipos de pasta que nos podemos encontrar en el mercado, así como las salsas que intensifican las infinitas posibilidades culinarias que nos ofrecen. Gracias a las más de 200 recetas contenidas en esta obra, aprenderá a: fabricar usted mismo sus propia pasta fresca; controlar perfectamente la cocción al dente; conocer las mejores combinaciones entre las diferentes formas de pasta y las diferentes salsas. Así, las auténticas recetas tradicionales —como los espaguetis a la carbonara, la lasaña boloñesa o los bucatini a la puttanesca— y otras más raras y originales dejarán de tener secretos para usted. ¡Lleve Italia a su mesa, para disfrute de sus amigos y familiares!

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 21 janvier 2013
Nombre de lectures 0
EAN13 9788431555221
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0192€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Locos por... la pasta
Luca Rossini



Locos por... la pasta
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos a menudo únicos de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. DE VECCHI EDICIONES, S. A.

Traducción de Ariadna Martín Sirarols.

Fotografías de cubierta: © Desgrieux / Sucré salé, © Thinkstock (fotografías de contracubierta).

Fotografías del interior de © Studio Novak ( Milán ), excepto © Jarry , Marie José / Stockfood , © M. Giberti ,© Lehmann, Herbert/ Stockfood ), © Zouev , Tanya/ Stockfood ,© Stowell , Sam/ Stockfood ,© Schulze, Harald / StockFood ), © Foodcollection / Stockfood , © Joy Skipper FoodStyling / Stockfood ), © Scherer, Jim/ Stockfood , © Watt, Elizabeth/ Stockfood , © TH Foto / StockFood , © Stowell , Sam/ Stockfood , © Keller & Keller Photography/ Stockfood , © Lehmann, Herbert/ StockFood , © Mallet/ Sucré salé , © Urban, Martina/ StockFood , © Alack, Chris/ Stockfood , © Brauner , M./ StockFood .

© De Vecchi Ediciones, S. A. 2011
Avda. Diagonal 519-521, 2º 08029 Barcelona
Depósito Legal: B. 19.437-2012
ISBN: 978-84-315-5522-1

Editorial De Vecchi, S. A. de C. V.
Nogal, 16 Col. Sta. María Ribera
06400 Delegación Cuauhtémoc
México

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o trasmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de DE VECCHI EDICIONES.

Introducción



LA RIQUEZA DE LA PASTA

La pasta, el alimento más representativo de la cocina italiana, está viviendo actualmente un éxito y una difusión sin precedentes: sólo en Italia se producen casi cuatro millones de toneladas de pasta de unas trescientas variedades, aproximadamente, que dan trabajo a unas doscientas empresas industriales y a una infinidad de talleres artesanos.
Es un alimento variado, práctico, nutritivo y ligero, que, tras décadas de dietas en las que ha sido relegado, ha entrado a formar parte de regímenes alimenticios equilibrados, que tienen en cuenta tanto el valor nutritivo de los alimentos como aspectos psicológicos relacionados con estos, con los rituales de su preparación y con su consumo.
La pasta, caliente o fría, cocinada de mil maneras distintas, con verduras, hortalizas, pescado, carne, etc., despierta el entusiasmo de todo el mundo: desde la familia hasta los amigos, e incluso el de los invitados más formales a los que se quiere agradar. También presenta la posibilidad de poder cocinarse de un modo tradicional o ser materia de experimentación y desafío, evocación o reversión de antiguas recetas, fusión de géneros, tipos de cocción…
Como podrá observarse en las páginas de este libro, en un buen plato de pasta puede descubrirse todo un mundo: variado, sano, estimulante y sabroso.



CENAS HISTÓRICAS

El origen de la pasta presenta un debate ampliamente conocido. Se dice que la pasta y en particular los espaguetis se descubrió en la antigua China, desde donde se difundió a Europa en el siglo XIII, transportada por los mercaderes medievales capitaneados por Marco Polo. En realidad, la pasta de agua y harina cocida en agua hirviendo o con distintos condimentos se extendió por el área mediterránea mucho antes de las expediciones comerciales al Extremo Oriente. Así, por ejemplo, en la época romana se difundió un plato que puede considerarse el antepasado de la lasaña, ya que consistía en hojas de pasta ( lagana , vocablo de origen griego) condimentadas y dispuestas en capas en un recipiente y cocidas en el horno. Del mismo modo, también son muy antiguas las pastas planas, muy similares a las pappardelle o los tallarines, que se servían en sopas de verduras o acompañando platos de carne (y que probablemente han sobrevivido en platos austriacos, alemanes y franceses, a pesar de las protestas de los italianos, convencidos de que ellos son los únicos depositarios de la «verdadera pasta»). Asimismo, tienen un origen antiguo las pastas rellenas. Entre otras de sus cualidades, destaca la de aprovechar todos los ingredientes, sin despilfarro.
En la época medieval, probablemente a partir de los árabes, apareció en Italia la pasta seca. Sin duda, este tipo de pasta procedía de las tribus nómadas, que necesitaban alimentos ligeros, que fueran fáciles de transportar y que pudieran conservarse durante mucho tiempo. El geógrafo El Idrisi mencionó en el siglo XII un gran centro de producción de pasta en las cercanías de Palermo. De ahí, la producción se extendió a Nápoles y Génova, y después al resto de la península itálica, convirtiéndose, poco a poco, en uno de los alimentos básicos de la población italiana, hasta ser considerada como el «estandarte» de Italia en el mundo.
Dicho sea de paso, la palabra macarrones , derivada del latín maccus , en su origen no se refería a una forma determinada de pasta ni a la pasta simplemente, sino a un modo de preparación parecido a los ñoquis.
En cuanto a las salsas, debe recordarse que el tomate, el condimento más extendido y, aparentemente, indisociable del concepto de pasta para todo el mundo, llegó a la mesa a mediados del siglo XIX, es decir, que es relativamente reciente en comparación con la larga historia de la pasta, que se consumía con sopas de verduras y legumbres, menestras, caldos o leche, y espolvoreada con azúcar, especias o queso (seguramente la combinación con más aceptación y antigüedad).



UN ALIMENTO SANO

La pasta es un alimento fácil de digerir para la mayoría de las personas y aporta una gran cantidad de energía , en forma de carbohidratos com plejos, que son asimilados lentamente por el organismo, proporcionando una sensación de saciedad prolongada; por ello, representa un elemento indispensable en la alimentación de los deportistas, que realizan disciplinas de «resistencia».
Las calorías aportadas por la pasta seca son aproximadamente unas 370 kcal por cada 100 g, por lo que en las dietas hipocalóricas habrá que prestar especial atención a los condimentos. Tiene un contenido en proteínas de un 11-12 % y un porcentaje en grasas muy bajo (inferior al 1 % ), así como en la cantidad de vitaminas; también es limitado el contenido en aminoácidos esenciales (lisina). Entre las sales minerales, prevalece el potasio. Las carencias alimenticias que presenta la pasta se compensan con los condimentos que tradicionalmente la acompañan: el aceite, la mantequilla u otras grasas cubren la falta de lípidos. El queso aporta aminoácidos esenciales y el calcio que no tiene la pasta; el tomate y las demás hortalizas o verduras, especialmente crudas o ligeramente cocidas, aportan vitaminas, oligoelementos y fibras. Por último, es ideal la combinación de pasta con legumbres, ya que proporcionan, justamente, los aminoácidos esenciales y las vitaminas de las que carece el trigo.
En el caso de la pasta al huevo, se produce una mejora del ya buen nivel nutritivo inicial de la pasta: con el huevo aumenta el valor biológico de las proteínas, se incrementa el contenido de calcio, hierro, fósforo, lípidos, y vitaminas B1 y A.
La pasta no sólo influye positivamente en nuestra forma física, sino que también es muy beneficiosa para la salud mental, debido a la serotonina, una amina que provoca sensación de bienestar y tranquilidad. Contrariamente a la opinión general, la pasta cocida al dente resulta más digestiva, ya que debe masticarse durante más tiempo.



FABRICACIÓN INDUSTRIAL

La materia prima con la que se elabora la pasta es la sémola de trigo duro (Triticum durum) , de aspecto alargado, vítreo y amarillo anaranjado en el interior, que, cuando se aplasta, se rompe en fragmentos (la semilla de grano tierno, en cambio, redonda y blanquecina, tiende a enharinarse cuando se aplasta). El trigo duro, relativamente pobre en almidón, es particularmente rico en gluten, un complejo de proteínas que, además de representar un importante aporte nutritivo, confiere a la pasta cocida su característica elasticidad.


CUIDADO CON LA ETIQUETA
En las tiendas, se han popularizado productos parecidos a la pasta más convencional (espaguetis, macarrones, etc.), que no indican en la etiqueta la definición de pasta y que se denominan preparados alimenticios o especialidades gastronómicas.
Elaborados con harina de maíz, farro, etc., son a todos los efectos alimentos distintos a la pasta propiamente dicha y, por lo tanto, no están sujetos a las exigencias de calidad que impone la legislación alimentaria a la pasta.



FASES DE ELABORACIÓN

1. Se mezclan los distintos tipos de sémola.
2. Se amasan con agua (25-30 % ) caliente (a unos 80 °C ).
3. Para amasar el conjunto, se utiliza la agramadera: aparato que liga perfectamente los granos de sémola.
4. Se trefila la masa, lisa, homogénea y elástica, poniéndola en tubos de una sección determinada (trefilas), dándole la forma deseada. Las trefilas pueden ser de bronce (material que hace la superficie de la pasta especialmente porosa, áspera y opaca, mejorando la absorción de los condimentos y la cocción) o de material sintético (teflón o plástico, materiales más económicos y que permiten una mayor velocidad de extrusión; el producto final tiene, con todo, una superficie más lisa).
5. Se seca la pasta en diferentes fases y en distintos tiempos (entre 6-7 y 17 horas) según la temperatura de los sistemas de ventilación y del grado de humedad. Durante la primera fase, la pasta pierde rápidamente más de un cuarto de su contenido en agua y en la superficie se forma una especie de película rígida.
6. Se enfría y se conserva en ambientes a temperatura

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