Revista Cultural (Ávila, Segovia, Salamanca). Dirigida y editada por Pilar Coomonte y Nicolás Gless. Nº. 58, Junio 2004.

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Portada: Postal del Alcázar, Colección Pilar Coomonte y Nicolás Gless.
3. Basilio Martin Patino: Un genio cercano, por Ángel González Quesada.
8. La nueva batalla incruenta, de momento, de la guerra del Archivo de Salamanca, por Juan Carlos Aguilar Gómez.
10. El protestante Pedro Núñez Vela, por Adolfo Yáñez.
13. El Pecado y la Noche: Mishima, el crisantemo y la espada, por Luis Antonio de Villena.
14. Leonardo, Juan de Espina y los Códices Madrid, por Alfredo Melgar.
18. El trasdós rescatado y los velos de la incógnita, por Piero di Gubbio.
21. Teresa de Jesús. Retrato e imagen de la Santa abulense en la España del siglo XIX, por Jesús Mª. J. Sanchidrián Gallego.
26. Rincón de los Versos: Juan Gil Albert: Comprensión de la vida, tras el ventanal de la muerte, por Juan Manuel González.
30. Trece preguntas para Antonio Pereira, por Luis Artigue.
32. Joaquín Mir: Mallorca y otros paisajes.
34. Segovia, Viaje y recuerdo. Postales antiguas de la ciudad, por Rafael Cantalejo.
39. La música y el lenguaje lírico en la tradición literaria, por Pablo Bethencourt.
41. 1936; De Julio a Agosto en una villa segoviana (III), por Antonio Linaje Conde.
46. Persiguiendo caminos de la Vía Láctea. Acercamiento al Camino de Santiago a su paso por León (III), por Nicolás Miñambres.
48. Las aves urbanas, por Vicente García García.
51. La Corneja: Maestros del humor gráfico español (9): Miguel Mihura, halcón y paloma (o al menos Codorniz) por José Orcajo.
62. Música: Holywater, Ruido a flor de piel, por Alfredo Arias Horas.

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Nº.58 Junio 2004 Ejemplar gratuito

Revista dirigida y editada por Pilar Coomonte y Nicolás Gless 5ACoLE= 8E=AOHA?KAH@o 2oIJ=AI=nJECK=I @A=?EK@=@

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Revista Cultural de Ávila, Segovia y Salamanca

Ángel González Quesada

BASILIO MARTÍN PATINO:

A R D E M A D R I D E N J U N I O , agobiada la ciudad y todavía recuperán dose de las bodas con su propia imagen y de las contradicciones de su identidad. Madrid, la ciudad, el nombre, el lugar donde todo puede ser verdad, donde el mundo se refleja, a veces como de men tira, como en sueños, como de espaldas. Basilio Martín Patino vive en el centro del mundo, rodeado de fotografías, car teles, planos, cuadros, tebeos, revistas y videos, ahora esparcidos y desordena dos por su casa, después de la selección hecha para la exposición“La seduc ción del caos. Documento y ficción en la obra de Basilio Martín Patino”. A él le parece que podrían haberse selec cionado más documentos, que todavía hay muchas cosas que mostrar, que enseñar. Le hubiera gustado que en la sala de exposiciones del Cuartel del Conde Duque le hubiesen dedicado algún espacio más, porque le da rabia que se queden tantas fotografías, tantos documentos importantes sin poder enseñarse. Basilio me recibe en su casa, en un barrio céntrico otrora plácido y tranquilo, y últimamente acosado por grupos de skins o neonazis o, como él los llama, anormales que se juntan para molestar y que han tomado la zona pero no sólo ésa como cuartel. “Pintan las paredes con cruces gamadas, ponen el brazo en alto y ni siquieran se saben el Cara al sol, que intentan cantar de un modo patético”. Son los restos ”no tan restos, están ahí, perviven, débiles ahora, pero quién sabe”. Le pregunto si es el principio del caos, pero cree que no, que son los restos de una especie intole rante, los vástagos estúpidos de un modo de represión, de un modo de enfrentar la vida radicalmente equivo cado. Le da lástima que queden todavía esos restos de la intolerancia y el racis mo y, sobre todo, que aniden entre ciertos grupos de jóvenes a los que desprecia profundamente: “Son el producto de una educación, por llamarla de algún modo, de una subcultura del machismo y la hombría; de una visión del país retrógrada y criminal. Hay también mujeres, igual de estúpi das, y son mucho más guerreras, más intoleran tes”. Si el cine no hubiese sido su forma de expre sión, ¿en qué otro género se hubiese sentido cómodo?, me interesa saber, porque el talento de este irrepetible hombre del siglo XX no me pare ce limitado es un decir al cine. Me dice que, sin duda, en la pintura, porque él pintaba, desde que era pequeño, influenciado por un hermano suyo que murió he visto el boceto de un cartel de una de sus películas,Canciones para después de una guerra, que hizo a mano, a plumilla, y es idénti co al que luego se difundió. Y, también, quizá en la literatura, en la que hizo su incursión impor tante con la novelaCalle Toro, antes Generalísimo, que fue finalista en el premio Biblioteca Breve. Era una descripción de la vida provinciana de los cincuenta y era una buena novela que fue alabada por grandes nombres, Valverde, Barral... “Pero me dediqué al cine, que era mi gran pasión”. ¿Qué sentido tiene hablar de mí ha dicho muchas veces, y su amigo Juan Antonio Pérez Millán así lo recoge en su magní fica obraLa memoria de los sentimientos. Basilio Martín Patino y su obra audiovisual. ¿A quién le puede interesar? Podemos hablar de cine, de mis

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UN GENIO CERCANO

películas, de los problemas de la imagen, de todo..., pero la biografía importa muy poco. Sobre la idea del caos, del desorden, de la per cepción de la sociedad como un maremagnum de provocaciones y propuestas desordenadas, Basilio Martín Patino confiesa una manía “casi neurótica” de aversión al orden, a la disciplina, a lo establecido. Un rechazo de las jerarquías y a todo lo que se da por sentado (“Quizá todo sea nostalgia del caos, ruinas y más ruinas. Yo mismo, a lo mejor, no soy más que la herencia de otras ruinas...”Nueve cartas a Berta, 1965). Porque todo tiene, no otra cara, sino múltiples caras, la realidad es cambiante y todo depende de cómo es mostrada, de cómo es vendida. “Me atreví a hacer un nuevo montaje deEl acorazado Potemkin, de Eiseinstein, no para corregirle la plana a él, cómo podría, sino para mostrar que, con las mismas imágenes, montadas de otro modo, podía hacerse otra película y, sobre todo, defender una idea contraria a lo que él había hecho. Y fue posible. Porque, aunque Eiseinstein era doctrinario, un hombre de partido que per seguía un determinado mensaje, sus imágenes podían servir, y yo lo hice con este montaje, para afirmar lo contrario, para decir otra cosa de la misma circunstancia. Sí, es verdad que la reali dad es cambiante y que depende de los elemen tos que se venden de ella. Hay en mi obra, por ejemplo, una preocupación por la manipulación del arte, del valor del arte, de los cuadros, de los artistas; cómo se vende, a veces, algo que no sólo

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no tiene valor sino que incluso no tiene sentido; y cómo todos van detrás de ese inventado mérito, y llegan incluso a reconocerlo y, lo que es peor, a argu mentarlo. El valor de las cosas está en otro lado, no en la imagen que tenemos de ellas, al menos no en la imagen impuesta, manufacturada y general mente aceptada. Yo he utilizado imáge nes de los soldados y generales triun fantes cuando volvían de la Guerra del Golfo, por las calles de Nueva York, mientras al fondo se oía el más patrióti co poema de Rubén Darío, en un intento de endiosar la guerra, a los guerreros, al margen de lo que hubieran hecho, como representantes de no sé qué tipo de gallardía, o de valor, o de patriotis mo. Es lo mismo que las ridículas entra das de Franco en la Plaza Mayor de Salamanca, rodeado de la guardia mora, como para aureolar esa entrada de una majestad que era sólo inventada, que no existía. O tal vez para causar temor; el efecto es el mismo. La historia que se repite de los grandes salvadores, los nazis en la puerta de Brandemburgo, los grandes desfiles de la Plaza Roja... Es la manipulación de la realidad, la construcción de una verdad que se quiere inalterable después y que tanto cuesta desenmascarar, si es que se logra. Afortunadamente, este tipo de manipulación, hecha durante tantos años, que ha sumido a los pueblos, a la gente en la mentira y el miedo, tiene días malos, que es cuando la verdad aparece limpia, resplandeciente. Como el 14 de marzo en España, como en la manifestación “de los paraguas” de Madrid del día 12 de marzo: la gente iba porque sí, porque quería, no necesitaba que nadie la manipulase, ni la utilizase, como tantas veces, ni que nadie se col gara medallas; iban porque querían ir, porque sentían que tenían que hacerlo. Y los políticos no tenían más remedio que seguir a la gente, cuando siempre sucede al contrario. Fue algo grande, majestuoso; algo que te reconcilia en parte con el mundo. Madrid ha sido siempre una ciudad muy viva, que se ha dejado engañar poco. Ahora veo que no sólo es Madrid, sino otros muchos lugares”. Habla Basilio Martín Patino de sus primeros años en Salamanca, con los cineclubs, a los que les imponían un capellán para asegurar ciertos criterios morales, del ahogo de la ciudad asfi xiante, de su escapada a Madrid y de sus prime ros trabajos. Le pregunto por el material de Caudilloy deCanciones para después de una gue rra,dos de sus más emblemáticas películas: “lo saqué, en su mayor parte, de Portugal, cuando se estaba produciendo la revolución de los claveles. Aquello era magnífico. La gente reía por la calle, se ilusionaba, te abrazaba. Yo sabía que en labo ratorios de Portugal se había tratado mucho material filmado en la guerra y en la posguerra, en la clandestinidad. Y allí encontré un material espléndido, en muy buen estado. Ese material también lo utilizó Sáenz de Heredia para montar una película franquista, para decir justamente lo contrario que yo (lo que antes hablábamos del poder del montaje, de la manipulación del mate rial). Había allí material rodado en la guerra civil, con imágenes de una crueldad demoledora. La muerte de una niña en un bombardeo, la gente desmembrada, medio agonizante. Había

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escenas brutales que los mismos operadores de cámara no sabían si filmar (Alberti mismo tra bajó en algunas de esas filmaciones), porque se planteaban si merecía la pena mostrar aquello, pero al final decidieron que sí, que había que mostrarlo, justamente para saber recordarlo, para saber en el futuro qué es lo que había ocu rrido (“Necesitaban testimoniar desespera damente sobre el horror. Gritar con sus cámaras, protestar contra quienes rompían la armonía del mundo ¿duplicar la realidad? ¿copiarla? Retratar el tiempo. Capturarlo en el espacio, poseerlo dentro de un reducido fragmento del mundo”Madrid, 1987). Es lo que hago con mis películas, recordar, defender me contra el acoso moral al que me someten estos que todavía dominan este país, los de la censura, los de la imposición, los del silencio. Yo utilizo esas imágenes como medio de defensa, o de ataque, da igual, contra esa manipulación. Utilizo los sentimientos, las emociones, la evoca ción, pero, al tiempo, aunque sin una intención directa de denuncia, quiero, al menos dejar cons tancia de lo que fue este país, de lo que todavía es, de qué es lo que nos hizo como somos, de quiénes tienen la culpa de tantas cosas. Por eso busco material, colecciono cosas inéditas, foto grafías, cuadros, posters, tebeos, libros... cual quier cosa que sirva para dar testimonio del tiempo, para alimentar la memoria reflexiva, para intentar buscar la verdad. Y he encontrado cosas tremendas: la cámara se movía, no enfoca

ba bien porque el operador estaba llorando por lo que veía, apenas podía aguantarlo. Pero seguía rodando, para que yo hoy, y otros muchos, podamos dar testimonio, para que todos puedan verlo, para que la memoria no esté mutilada y podamos defendernos contra la mentira, la manipulación y la ocultación”. Basilio Martín Patino, que ha sido reconoci do como uno de los cineastas más importantes del siglo XX (el 14 de junio viajaba a San Petersburgo a iniciar un proyecto internacio nal que recorrerá varios países, y en el que ha sido seleccionado por críticos, junto con Buñuel, como director más importante de España), parece no dar importancia a lo que ha hecho. Cuando le pregunto por la diferencia entre una película documental, comoCaudillo, una película falso documental o una película de ficción, comoOctavia, no apunta demasiadas diferencias, porque dice, rueda aquello que le interesa mostrar, da igual que en un determi nado momento sea una filmación verdadera o una dramatización, que los personajes sean reales o inventados; sólo tienen que servir para mostrar lo que se quiere, para decir lo que uno quiere decir. “La industria cinematográfica, es decir, el negocio del cine, me importa bien poco. A veces he tenido que transigir en ciertas cosas para poder tener la posibilidad de expresarme como quería, y hay que entrar en las servidum bres de la exhibición, de la duración, etc. Pero yo intento huir de todo ello. Fui completamente libre a partir deLa seducción del caos. En ese momento comprendí que no merecían la pena las ataduras que te imponían. La verdad es que hago cine para mí, aunque luego eso conecte con los demás. Alguien decía que cualquier cre ador crea para sí mismo. Es verdad, pero como dijo Borges, es que lo que le pasa a un hombre le pasa a todos los hombres, y uno transmite universales sentimentales y evocadores que sir ven para mucha gente. Por ejemplo, en la evo cación; la primera idea que tuve de hacer Canciones para después de una guerra,me la dió Carmen Martín Gaite, otra salmantina que huyó, en un viaje en coche en que ella iba can tando alguna canción de Concha Piquer, y aque lla canción me hizo retroceder cincuenta años, y experimenteré sensaciones de entonces, no se pueden explicar, pero son como los olores, te transportan, te llevan a otro tiempo. Así con las canciones. Entonces me planteé cómo podrían funcionar imágenes de un tiempo exhibidas junto con el sonido de ese tiempo, que era el de Concha Piquer, el de Manolo Caracol, el del Cara al Sol; e hiceCanciones... y fue un taqui llazo, un éxito de público, lo que quiere decir que, en realidad, no somos tan diferentes, que a todos nos emocionan casi las mismas cosas, que nuestros mecanismos de evocación se desatan

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por cosas tan sencillas como una frase musical, el olor del pegamento con que poníamos los cro mos en los álbumes... Luego hay otras que son más, cómo decirlo, radicales, que no buscan la evocación sino la plasmación pura y dura de una realidad, ajustar algunas cuentas con la historia, por ejemplo. Es el caso deCaudillo, cuyo material quiso comprarme un director alemán que había hecho un documental sobre España y había ganado mucho dinero; quería hacer otro con el material que yo tenía para Caudillo, pero para utilizarlo en el sentido con trario. Para volver a hacer un gran “NoDo”. No se lo dí”. La conversación escapa del orden que me empeño en imponerle, vano intento, claro, hablando con quien hablo. Las palabras de Martín Patino van y vienen de un tiempo a otro, de la evocación de la Salamanca de los primeros cincuenta al Madrid de poco después, al de ahora, de sus experiencias con otros directores, de sus inicios, de anécdotas de rodajes, recuer dos personales y del tiempo hecho trizas, a esa innata humildad que le hace minusvalorar su propia obra, cuando a su alrededor, tantos la consideran magistral. Su preocupación por los fundamentalismos, todos los fundamentalis mos, es grande: “me parece que son los que han propiciado todas las desgracias de los últimos siglos. El fundamentalismo católico, la Iglesia, ha provocado muchos desastres, y ahora se per miten atacar otros. Hay ciertas formas de

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inquisición que todavía perviven, la maledicencia, la marginación de los que no se ajustan a ciertos patrones que algunos santones imponen”. Ya no sé por dónde seguir. La entrevista se me ha ido de las manos y ha derivado en una conversación amigable y caótica, cómo podría ser de otro modo, que toca todos los temas, desde la evoca ción de nuestra Salamanca común, de la que Martín Patino prefiere ahorrarse adjetivos, hasta las reflexiones sobre la verdad y las más caras, el tiempo y su sentido, la puntual anécdota o el sarcasmo casi venial. He releído el magnífico libro, ya citado, de Juan Antonio Pérez Millán, editado por la Semana de cine de Valladolid, y me parece que cualquier comentario en torno a la obra y al significado de la obra de Basilio Martín Patino, se me quedaría corto al lado de lo que ya se ha dicho, así que se lo ahorraré a ustedes, recomendándoles la lectura de ese libro. Diré, para finalizar, que en la conversación con Martín Patino descubrí de nuevo al pensador que no quiere serlo o que ni siquiera sabe que lo es, al hombre íntegro que, quizá también a su pesar, es capaz de comunicar, con ese rasgo tan reconocido en él, la fascinación, cierta medida del mundo que, de tan evidente, sólo los muy clarividentes son capaces de atrapar y de mostrárnosla. Un hombre contrario a todo tipo de violencia, empeñado en ese trabajo ímprobo de desenmascaramiento de los que se dicen benefactores y protectores; de desvelamiento de la manipulación que ejercen los herederos de los grupos de bandoleros que fundaron las estirpes feu dales, y poco después las realezas divinas dedicadas a coordinar los intereses de tales familias; dedicado a aventar los velos que cubren las razones de esos dinerómanos y gregarios analfabetos funciona les, aterrados ante la posibilidad de ser tullidos por alguna metralla, y que apoyan el terrorismo que se sufraga con fondos públicos, con dicionados para aplicar el ojo por ojo de la ley mosaica: los resenti dos a la antigua, por recuerdos amargos y cortos horizontes, que se inclinan hacia el lado opuesto de la razón por simple egoísmo o pura nadería; apasionado por desvelar la mentira de las sagradas inte gridades territoriales, integrismos mentales e incontestables verda des, las soberanías inalienables y ese rasgo fascista que perdura en las sociedades modernas donde la injusticia se eleva a calidad de verdad y sus detractores a delincuentes comunes; devoto de la cul tura y la educación, con una gigantesca nostalgia de una felicidad que pudo haber sido en este país tan pintado, todavía, de oscuro color.

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Exposición LA SEDUCCIÓN DEL CAOS Documento y ficción en la obra de Basilio Martín Patino

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La seducción del caosnos invita a un original recorrido por la obra de Basilio Martín Patino, uno de nuestros realizadores cinematográficos más sugerentes. La edición de fragmentos de sus películas, agrupados temáticamente dentro del concepto de “Exposición”, permite otras posibilidades expresivas respecto a la convención de los formatos, el imperativo argumental, las ataduras de la rentabilidad industrial y los intermediarios mediáticos. Y aporta otras maneras de combinar y actualizar los espacios y los tiempos, como puede apreciarse en el homenaje a Madrid. Es una pro puesta que surge en el actual momento crítico del audiovisual, superadas las engañosas disyuntivas realidadficción, documentoinvención, verdadmentira. e intenta a la vez afianzar lúdicamente el pasado, generando mundos imaginarios a través de la fascinación y de los sentimientos. La exposición se complementa con fotografías, libros y revistas; papeles informativos de los que se ha servido el autor como huellas e indicios que avalan, a modo de credenciales documentales, la subje tividad de sus vivencias. El trabajo del cineasta Basilio Martín Patino (Lumbrales, Salamanca, 1930) aborda las nuevas formas de tratar el pasado a través del documental y la ficción; el testi monio de una historia común como modo de repensar y recordar el presente. La exposición se compone de una selección de su amplio archivo fotográfico un con junto documental centrado en el período 19301950, aproximadamente y de fragmen tos de algunas de sus películas, además de programas, carteles e impresos de su colección. El montaje expositivo pone de manifiesto la tendencia creciente, tanto en arte como en literatura, de intercalar técnicas y recursos expresivos. Para ello se incide en el modo en que este autor ha hecho uso de la imagen fotográfica en su obra, en la que ha primado elcollagede materiales y géneros. Su producción se convierte en materia privilegiada para la reflexión sobre las rela ciones entre ficción y realidad histórica; sobre la noción de documento y de cine documental; en torno a la fotografía y sobre su capacidad de fascinar y provocar la memoria del público. Basilio Martín Patino es uno de los directores más destacados del cine español de la segunda mitad del siglo XX, tanto en su trabajo de ficción cinematográfica como en el género experimental, en el que es reconocido como un autor de referencia inter nacional.

(RUINAS, FICCIÓN, REALIDAD. EL TIEMPO SE MUEVE Y TODO ESTÁ QUIETO, DETENIDO EN EL BRILLO AZUL VERDOSO DE LA PANTALLA CEGADORA. MÁSCARAS. LO QUE HAY DETRÁS, SE VE, SE INTUYE, NO SE VE. LA VERDAD, GRANDE, PEQUEÑA, ENORME COMO UNA MANO QUE PIDE PAN. LOS ESPEJOS QUE SE ROMPEN EN LA NOSTALGIA DE LO QUE SE RECONOCE, Y A TRAVÉS DE TODO, EL PLIEGUE, LA SUGERENCIA, EL MAZAZO A LA CONCIENCIA. LO VENDIBLE Y LO FALSO, QUE ES LO MISMO. ROSTROS, UNIVERSOS, OJOS, OJOS, OJOS... SALAMANCA, QUE ENHECHIZA EN LA LEJANÍA, TODO DISTANTE Y TODO AQUÍ: BORRA CHOS COMO DIOSES INTENTANDO ESO, QUE NO DESCIENDA DEL NEGRO CIELO LA PENA DE VIDA, LA PENA DE MUERTE QUE DICEN, SE DICEN, NOS DICEN... FOTOS, IMÁGENES QUE NO TIENEN PASADO SINO CERTEZA A MARES, SOLAS Y TAN DE TODOS COMO EL HAMBRE. FRANCO, FRAN CO, FRANCO, MOROS, NIÑOS DEPAUPERADOS, TEBEOS, RECORTABLES, CRISTALES... FRANCO, FRANCO, FRANCO. Y EL TIEMPO AQUÍ, QUE SE DERRAMA TRISTE POR LAS VITRINAS Y AZULEA POR LOS RESQUICIOS DE LA EDAD. IGNOMINIA Y FUEGO LENTO DE OLVIDO QUE NO QUIERE SERLO. LA SEDUCCIÓN DEL CAOS, LA MANO DE LA MEMORIA. Ángel González Quesada, junio 2004.)

MADRID, CONDE DUQUE / GALERÍA DEL 98 c/ Conde Duque, 9 y 11 3 de junio al 18 de julio de 2004 / Comisario:Salvador Albiñana

FILMOGRAFÍA DE BASILIO MARTÍN PATINO

 IMÁGENES SOBRE UN RETABLO, cortometraje, 1955.  TARDE DE DOMINGO, cortometraje, 1960.  EL NOVENO, cortometraje, 1961  TORERILLOS'61, cortometraje, 1962.  IMÁGENES Y VERSOS A LA NAVIDAD, cortometraje, 1962  NUEVE CARTAS A BERTA, largometraje, 1965.  PASEO POR LOS LETREROS DE MADRID, cortometraje, 1968.  DEL AMOR Y OTRAS SOLEDADES, largometraje, 1969.  CANCIONES PARA DESPUÉS DE UNA GUERRA, largometraje, 1971.  QUERIDÍSIMOS VERDUGOS, largometraje, 1973.  CAUDILLO, largometraje, 1974.  RETABLO DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, largometraje en video, 1980.  HOMBRE Y CIUDAD. UNA APROXIMACIÓN AL URBANISMO, cortometraje, 1981.  INQUISICIÓN Y LIBERTAD. REFLEXIONES EN TORNO A UNA EXPOSICIÓN SOBRE EL SANTO OFICIO EN ESPAÑA, largometraje, 1982.  EL NACIMIENTO DE UN NUEVO MUNDO, cortometraje en video, 1982.  LA NUEVA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA (Núm. 0, "De altamira a la televisión comu nal" 36'; Núm. 1, "Testimonios 84" 70'. 1984.  LOS PARAÍSOS PERDIDOS, largometraje, 1991.  ANDALUCÍA, UN SIGLO DE FASCINACIÓN: 1. Ojos verdes 92'; 2. Carmen o la libertad 100'; 3. El grito del Sur. Casas Viejas 61'; 4. El jardín de los poetas 70'; 5. Desde lo más hondo, I. Silverio 68'; 6. Desde lo más hondo, II. El museo japonés 72'; 7. Paraísos 80'. 1995.  OCTAVIA, largometraje, 2002.