- .iV<>^0K^S¡^^t¥^9iLa Ciudad de DiosAño XLII,—s Enero 1922 CXXVIII.—LACiudad de DiosREVISTA QUINCENALRELIGIOSA, CIENTÍFICA Y LITERARIADEDICADAAL GRAN PADRE SAN AGUSTÍNPUBLICADAPORLOS PP.AGUSTINOSDE ELESCORIAL^>Con aprobación eclesiástica
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La Ciudad de Dios
Año XLII,—s Enero 1922 CXXVIII.—LA
Ciudad de Dios
REVISTA QUINCENAL
RELIGIOSA, CIENTÍFICA Y LITERARIA
DEDICADA
AL GRAN PADRE SAN AGUSTÍN
PUBLICADAPORLOS PP.AGUSTINOSDE ELESCORIAL
^>Con aprobación eclesiástica ,que
tanto trabajó en dicha nación por la difusión del buen libro, se ha
apresurado a publicar una versión digna de todo elogio que naday
tendrá que envidiar a las mejores de otras lenguas, así por su fide-
lidad, como por la coirección elegancia de estilo la hermosuray y
de su presentación.
El Saint Augustin de Luis Bertrand ha sido altamente ensalzado
por la mayoría de los críticos, entre los que merece contarse el sa-
bio agustinólogo, Prospero Alfasie, quien le ha dedicado un largo
erudito estudio en la d- Histoire et Litterature Religieu-Revuey
faltado aristarcos inexorables lo han combati-ses; pero no han que
llegando algunos, como Mr. Godchot, a no encontrardo duramente,
ni una línea sana. Si la crítica ha influido o no en elen toda la obra
fácil averiguarlo, pero lo cierto es que éste ha dispen-público, no es
como a ninguna otra del mismo autor.sado una acogida a esta obra
en estos triunfos resonantes entra mu-No desconocemos que
la educación literaria • • hastacho la afición gusto particular, yy
prestigio de que goza un escri-el capricho la moda; que la famay y
literaria de la obra, el estilo bri-tor cualquiera, la forma externa y
amenidad las descripciones sonllante deslumbrador, la de etc.,y y
fascinar al vulgo indocto: todo esto enlo más a propósito para