La guerra de las bandas , livre ebook

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Jay, Kelvin y Cia son los Lunar Ticks, una banda de rock muy esforzada, y están convencidos de que van camino al estrellato. El grupo espera ganar muy pronto una competencia de bandas de rock que ofrece como premio un día entero en un estudio de grabación. Van a competir contra Indigo Daze, una banda de otra escuela, y resulta que Jay se está enamorando de la líder del otro grupo, Rowan. Cuando alguien destroza la guitarra de Rowan antes de la competencia, los Lunar Ticks son los principales sospechosos.



Jay, Kelvin and Cia are The Lunar Ticks, a dedicated band, convinced they are on their way to the top. They hope to win an upcoming battle of the bands where the first prize is a full day in a recording studio. Going up against Indigo Daze, a band from another school, Jay finds himself falling for Rowan, the leader of the other band. When Rowan's guitar is trashed right before the contest, The Lunar Ticks are the prime suspects.
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Publié par

Date de parution

01 mars 2008

Nombre de lectures

0

EAN13

9781554694938

Langue

Español

La guerra de las bandas

Por K.L. Denman
Traducido por Queta Fernandez
orca soundings
Orca Book Publishers
Copyright K.L. Denman 2008
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording or by any information storage and retrieval system now known or to be invented, without permission in writing from the publisher.
Library and Archives Canada Cataloguing in Publication
Denman, K. L., 1957-
[Battle of the bands. Spanish] La guerra de las bandas / written by K.L. Denman; translated by Queta Fernandez.
(Orca soundings) Translation of Battle of the Bands. ISBN 978-1-55143-998-3
I. Fernandez, Queta II. Title. III. Series. PS8607.E64B3818 2008 jC813 .6 C2008-901496-0
Summary: The Lunar Ticks are on their way to the top.
First published in the United States, 2008 Library of Congress Control Number: 2008923640
Orca Book Publishers gratefully acknowledges the support for its publishing programs provided by the following agencies: the Government of Canada through the Book Publishing Industry Development Program and the Canada Council for the Arts, and the Province of British Columbia through the BC Arts Council and the Book Publishing Tax Credit.
Cover design by Lynn O Rourke Cover photography by Getty Images
O RCA B OOK P UBLISHERS PO B OX 5626, S TN. B V ICTORIA, BC C ANADA V8R 6S4
O RCA B OOK P UBLISHERS PO B OX 468 C USTER, WA USA 98240-0468
www.orcabook.com Printed and bound in Canada. Printed on 100% PCW recycled paper.
11 10 09 08 5 4 3 2 1
Para Judy
Lista de contenido
Cap tulo uno
Cap tulo dos
Cap tulo tres
Cap tulo cuatro
Cap tulo cinco
Cap tulo seis
Cap tulo siete
Cap tulo ocho
Cap tulo nueve
Cap tulo diez
Cap tulo once
Cap tulo doce
Cap tulo trece
Cap tulo catorce
Cap tulo uno
El garaje huele realmente mal. No importa cu nto incienso Cia queme, no puede eliminar el olor a moho y a humo. Los bombillos llenos de polvo acumulado por a os y las telara as no ayudan con la iluminaci n. Pero cuando agarro mi guitarra, paso los dedos por las cuerdas y el primer arpegio sale con toda su fuerza por el amplificador, todo desaparece y lo nico que importa es la m sica.
Kel me sigue con el bajo y Cia se nos une fuera de ritmo, poniendo cara de protesta, porque ella piensa que la bater a debe ser la que marca el paso.
Ella toca una bater a de primera, pero yo siempre le digo que la originalidad no sigue ninguna regla. Kel y yo le sonre mos y ella nos hace una mueca. Luego se r e y logramos sincronizarnos. Tocamos deliciosamente.
A veces, esa inigualable sensaci n de tocar en perfecta armon a dura varios minutos. Entonces todo se acaba cuando uno de nosotros mete la mata. Yo digo, Ay! y Kel dice Qu porquer a! Cia no dice nada, pero revira los ojos. Volvemos a intentarlo. Seguimos practicando, porque estamos seguros de que llegar el d a en que todo el mundo escuche a Las Garrapatas Lunares.
Ése es el nombre de nuestra banda. Kelvin toca el bajo y es alto y flaco. Mide m s de seis pies y en un d a de suerte, despu s de atracarse de pizza, puede llegar a pesar 130 libras. Tiene el pelo largo y los pies, qu puedo decir digamos que sus padres tienen que mandarle a hacer zapatos especiales. Parecen esqu es. La nica cosa gorda en Kel son sus labios. Es posible que eso sea lo que le atrae a su novia, Amy.
En Amy, todo es gordo. El trasero se le desparrama fuera de los pantalones vaqueros. El pecho es de proporciones descomunales y de su boca, ni hablar. No es s lo el tama o, sino lo que sale de ella. Es uno de los principales problemas que tiene nuestra banda. Amy habla m s de la cuenta y cada vez que terminamos una canci n, tiene que plantarle un beso en la boca a Kel. La sesi n de pr ctica se hace cada vez m s corta entre beso y beso. Parece como si Kel necesitara, constantemente, resucitaci n boca a boca. No es nada placentero. Siempre trato de no mirar, pero a veces no puedo evitarlo y es realmente desagradable. Desagradable, porque Amy lo besa con los ojos abiertos y mirando a Cia.
Cia nunca mira las sesiones de apachurramiento. S lo trata de seguir practicando o enciende un cigarrillo para ver c mo el humo se eleva. Esto causa a n m s retrasos.
Ocurren dos situaciones diferentes. A: Tenemos que esperar a que Cia termine de fumar o B: La mam de Cia huele el cigarrillo y comienza a gritar. Odio esta situaci n. As empieza:
- Alicia Stanton!, qu olor es se tan asqueroso? Voy a contar hasta diez y voy a entrar al garaje. Mejor te las arreglas para que cuando yo entre, todos tus amigos se hayan ido, porque de lo contrario, van a saber lo que es bueno. Me escuchaste? Menudo problema se van a buscar todos.
Entonces, la se ora Stanton comienza a contar y Kel, Amy y yo tenemos que recoger nuestras cosas y salir corriendo. Si nos agarra la mam de Cia en el garaje, el serm n es de nunca acabar. Tenemos que escuchar lo dichosos que somos y lo agradecidos que tenemos que estar porque ella nos deja practicar all ; que tenemos que ser m s considerados; que no sabemos que fumar no es bueno para nuestra salud?
Cia jam s dice una palabra, se mantiene con la mirada fija en las vigas del techo mientra su mam da rienda suelta a su ira. Lo c mico es que la se ora Stanton nunca le echa la culpa directamente a Cia. No me pregunten por qu . No se trata de que Cia sea la estampa viva de la inocencia. Cia tiene el pelo m s corto que Kel o yo, peinado como un erizo y de una mezcla de color p rpura, verde y negro. Perd la cuenta de cu ntos aretes y perforaciones tiene en el cuerpo. Los tiene en la nariz, en los labios, en las cejas, por supuesto en las orejas, y qui n sabe d nde m s. Me imagino que la se ora Stanton sabe que es Cia la que fuma, pero nos grita a todos, para as garantizar que el mensaje le llegue a ella. O algo as de complicado.
Luego, estoy yo. No soy un dechado de virtudes, ni mucho menos, pero soy el l der de Las Garrapatas Lunares. Soy el que cre la banda. Somos unos m sicos dedicados y tenemos que serlo, porque no hay otra manera de triunfar. Muy pronto vamos a ganar una de esas competencias entre bandas, como sa que viene ahora en junio. Es en s lo dos semanas y tenemos que ganar. El premio es un d a en un estudio de grabaci n profesional. Vamos a hacer copias de nuestro cd y todos los disk jockeys van a tocar nuestra m sica y a todo el mundo le va a encantar. Lo tenemos todo bien planeado.
Cap tulo dos
Aparte de la banda, mi vida es muy aburrida. Mis padres no son muy estrictos y me compraron una guitarra Gibson . La guitarra es usada, pero es una belleza. La parte de arriba es de color marr n brillante y la parte del frente tiene una terminaci n de nitrocelulosa de color verde. Es simplemente preciosa. El m stil es de palo de rosa y el cuerpo es de bano. Se ajusta a mi cuerpo como si estuviera hecha a mi medida.
De vez en cuando toco para mis padres. Mi mam me obsequia con una sonrisa de oreja a oreja y mi pap me dice:
- Qu bien, Jay!
Mi pap entrecierra los ojos y trata de llevar el ritmo tamborileando en la mesa mientras dice que a l le hubiera gustado aprender a tocar la guitarra. Y eso es todo lo que tengo que hacer para mantenerlos felices.
Eso y por supuesto, llegar a casa a la hora convenida y no faltar a la escuela, a pesar de que detesto el onceno grado. Otra cosa que mis padres hacen es mantener un billete de cinco d lares pegado a la puerta del refrigerador. Est all desde que yo estaba en d cimo grado cuando, seg n ellos, yo ten a problemas de conducta. Apareci con la siguiente nota: Jay, si no quieres seguir las reglas de esta casa, aqu tienes para que te compres un boleto sin regreso a cualquier lugar.
A d nde puedo ir con solamente cinco d lares? Vamos, no soy est pido. Hago lo que tengo que hacer. Soy un chico como otro cualquiera, que vive con una familia como otra cualquiera, en una casa como otra cualquiera en las afueras de Vancouver. Si hay algo de la escuela que me gusta, son las guerras de las bandas que tenemos a la hora del almuerzo. Cada dos meses, tocamos en el gimnasio. ltimamente, siempre hemos ganado, lo que hace que le pueda ver un ngulo positivo a la escuela: a las chicas les gustan los m sicos. Por eso se fijan en m . Tal vez no sea algo tan bueno, despu s de todo. S que no debo quejarme, pero muchas de las chicas son del tipo de Amy. Son muy lanzadas y probablemente tengan mucha m s experiencia que yo.
Y hablando de experiencia, se es mi mayor problema. No tengo experiencia en nada, y lo considero un defecto. C mo voy a poder componer buena m sica si no he hecho nada en mi vida? A veces pienso que debo agarrar los cinco d lares, y experimentar por mi cuenta qu cosa es la vida. No es bueno estar atrapado para siempre en el mundo de los ni os.
Hoy, Kel y yo vamos a visitar la tienda de m sica. No podremos comprar nada, pero vamos a mirar todas las cosas que podremos comprar una vez que Las Garrapatas Lunares sea una banda famosa. Es como un ritual, hacemos lo mismo cada vez que vamos. Nos detenemos antes de entrar y miramos la vidriera. Luego, entramos y Kel se queda sin respiraci n. Se le olvida que tiene que dejar la mochila en el mostrador de la entrada, y se le olvida que cada vez que camina muy de prisa con esos pies tan grandes, puede dar un tropez n. Es como si la mente se le quedara en blanco en presencia del bell simo y brillante bajo Fender Precision .
Cuando nos paramos delante del cristal del escaparate, Kel susurra: Todav a est aqu .
Pone la nariz a un mil metro de distancia del cristal y se bebe cada curva sensual del instrumento. Su cara larga se alarga a n m s mientras contempla la guitarra, probablemente porque la boca se le queda abierta. Me imagino que en ese momento est escuchando a Roger Waters de Pink Floyd tocando Money en su Fender Sunburst.
Yo le digo: S . Todav a est aqu . No s que le suceder a a Kel si alguien compra la Fender . Creo que se desplomar a ah mismo. Deseo que ese d a nun

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