Primeras Vidas
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Primeras Vidas , livre ebook

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Description

Alex piensa que esta vida ya la vivió con Carmina y después de la tragedia con Sara, cree poder cambiar el resultado de su vida cuando la vuelva a vivir, porque esta primera vida no es suficiente para lograr el final que quiere.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 24 mars 2023
Nombre de lectures 0
EAN13 9781669871712
Langue Español
Poids de l'ouvrage 1 Mo

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Primeras Vidas
Jesús Arreola

Copyright © 2023 por Jesús Arreola.
 
Library of Congress Control Number:
2023905565
ISBN:
Tapa Dura
978-1-6698-7173-6

Tapa Blanda
978-1-6698-7172-9

Libro Electrónico
978-1-6698-7171-2
 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
 
Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, incidentes, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia.
 
Arte de portada por Jesús Arreola.
 
 
 
 
 
Fecha de revisión: 03/23/2023
 
 
 
 
Xlibris
844-714-8691
www.Xlibris.com
838059
Contents
El Final
1970s
1980s
1990s
2000s
2010s
2020-2022
El Final

Para Yvette Marín
Porque me das mi espacio y mi tiempo y compartes conmigo la incertidumbre.
 
 
 
Para Elizabeth Anchondo
Porque escribí uno y aquí está otro.
Para Lee
Para Yoli
El Final
Alex despierta de un sueño donde Carmina jugando lo empuja a una piscina. Voltea la cabeza y ve el reloj sobre la mesita de su lado de cama que marca las 4 con 45. Después se voltea para ver a la mujer desnuda que está a su lado y le da la espalda. La luz sigue encendida y él en calzoncillo se levanta de su cama, toma su celular que estaba sobre la mesita de lado, revisa un mensaje y toma otra cosa en su mano, no apaga la luz, sale de la recámara y recorre el pasillo hasta el fondo que conduce finalmente al patio, abre la puerta de vidrio sale y mira hacia el cielo, la noche templada y sin nubes, cuando algunas horas atrás la noche había sido una tormenta, esta mañana se ilumina de estrellas.
Alex se dirige hacia la piscina, escoge la parte más profunda y estando al borde de ella mira eso que trae su mano, lo suelta a su lado y el objeto cae al suelo, después respira profundo y se deja ir de pies al agua. Desciende rápido hasta sentir tocar el fondo con ellos, sabe lo que va a suceder. Entre la luz que difunden los focos integrados en las paredes de la alberca y la luz de la luna, ve en hojas de agua transparentes que reflejan como espejos su vida, esta vida y confirma lo que ya había deducido.
1970s
Era un día de verano a mediados de mil novecientos setenta y tantos, a la edad de 6 años, Alex fue acompañado por su hermano Damián a una piscina pública a pasar esa calurosa tarde. Siendo su hermano 10 años mayor ese día le tocó a Damián cuidar del niño.
Alex aún no sabía nadar y el propósito de su hermano Damián ese día era hacer eso, enseñarle a nadar.
Después de un tiempo en el que el niño se divertía en la parte baja y no muy profunda de la piscina su hermano lo llama después de que termina de platicar con unas chicas de su edad.
Lo llama, Alex, carnalito ven!
El niño lo escucha, lo reconoce, corre hacia su hermano y al llegar junto a él, Damian lo levanta, lo carga y así cargando en sus brazos se lo lleva hacia el lado más profundo de la piscina, mientras el niño primero confundido, para pronto ya saber lo que iba a suceder, le pide que lo suelte pero su hermano no cambia su intención y le dice, Es por tu bien, solo así aprenderás a nadar.
¡No! bájame! le grita a su hermano.
Pero ya era muy tarde porque Damián llegaba a su destino y estando ahí arroja al niño al agua, Alex solo cierra los ojos y no trata de hacer ni lo mínimo para quedar a flote o subir a la superficie del agua, se hunde, solo se hunde y oye a su hermano gritarle que se mueva,
¡Mueve los brazos! le dice, le grita, patea hacia arriba y le sigue gritando que se mueva, que mueva sus brazos y piernas y traté de subir.
Ya en el fondo, Alex abre sus ojos y ve unas láminas de agua transparentes que llevan escenas de su vida, una vida que aún no la ha vivido porque en esas escenas él no se reconoce. Él en esas láminas de agua tiene más años, ya es un adulto. Confuso sigue viendo esos cristales con imágenes que parecen repetirse pero varían minuciosas en detalles que él a su corta edad no logra definir ni rostros, ni simbolismos, ni menos lo que esas experiencias significan.
Afuera del agua su hermano sigue, sigue gritándole a la orilla de la piscina. Se sentía impotente, se paraliza y no se avienta para salvar a su hermano menor. Alex se enfoca en una escena cómo si elige la que más le atrae. Entonces esa escena se acerca rápidamente hasta estrellarse contra él.
De pronto Alex siente unas manos grandes y fuertes que lo sostienen y lo llevan a la superficie donde se lo entregan a su hermano. Damian estira los brazos para sacarlo de la de la alberca y parece no sentirse mal por lo ocurrido e inmediatamente regaña al niño por no haber hecho caso a sus instrucciones. Gritándole Damián le reclama, Porque no movías tus brazos y tus piernas, pendejo! y el niño aún muy confundido de todo el tumulto de lo sucedido comienza a llorar y su hermano le dice con enojo, No llores, ya pasó güey, ya estás bien.
Ni gracias le dio a la persona que salvó a su hermano porque se vio mal con las chicas con las que platicaba y que quiso impresionar.
Inmediatamente se van del lugar pero antes de llegar a casa Damián lo amenaza. No digas nada de lo que pasó cabrón, si lo dices te llevo de nuevo a la piscina pero para que ahora sí te ahogues. Alex solo lo mira con lágrimas en los ojos, no responde y no vuelve entrar una piscina hasta una docena de años después.
1980s
Era en los años finales de mil novecientos ochenta y tantos, ambos en su último año en un instituto de educación superior cuando Alex conoce a Carmina.
Era una mañana nublada y lo seguía siendo a mediodía. Alex cruzaba la calle en una esquina para llegar a la tienda de autoservicio cuando rápido reacciona a un coche que al dar la vuelta casi lo atropella, logra esquivar al coche por un lado. El coche se detiene justo a media vuelta. Alex sorprendido y un poco asustado golpea ligero el lado del coche, levanta las manos y brazos y le grita que tenga más cuidado y ella, dentro del coche, solo le gesta y pide perdón con las manos pero él no la oye ni presta atención, él sigue su recorrido y el coche también sigue y se estaciona al lado de la tienda.
Los dos ahora están en la tienda buscando rápido algo que comprar para devorar por qué la hora de la comida corría y al llegar con el cajero ella se da cuenta que por salir del auto de prisa, olvidó sacar su cartera del coche, voltea hacia atrás y ve al mismo joven que casi atropella, con un poco más de pena le pide si le guarda su lugar en línea para ir y volver con la cartera olvidada.
Mientras ella iba y regresaba, él decide pagar por las cosas que ella escogió, ella entra cuando él acaba de pagar por todo, el cajero le señala que él ya pagó. Alex le da la bolsa y le dice,
Toma, esto es tuyo, y los dos salen juntos de la tienda.
Justo al salir, ella le pregunta,
¿Por qué tú pagaste después de que casi te llevo de corbata y después de pedirte que me aguantes para ir por mi cartera?
Él la mira y por primera vez siente un déjà vu, un ya me ha pasado.
Déjame te pago, y rompe la concentración.
No, déjame acompañarte a comer para no comer solos, al menos que te vayas a encontrar con alguien, lo digo porque es mucho lo que hay en esa bolsa.
No, Ella no logró contestar porque en ese momento empezó a llover muy fuerte. Vamos, ella le dice y los dos rápido corren y se meten en su coche. Se presentan uno al otro ya estando ahí juntos. Al comer conversaron, sabían que iban a la misma escuela y que se habían visto algunas veces, principalmente ella lo veía cuando él cruzaba un corredor para llegar al campo de fútbol, mientras ella estaba en un gimnasio en medio de ese cruce donde practicaba volleyball.
Bromeando, él le dice, así pensé que llevabas algo para todo un equipo.
Ni tanto, tú compraste casi la misma cantidad,
Casi pero no igual, le dice.
Los dos tenían, a esa edad, cuerpos de atletas que también, a esa edad, aguantan
todo. Desde ese momento sienten que ahí va a nacer algo más. La plática sigue
mientras afuera sigue la tormenta de lluvia qué moja los vidrios del coche y no permite
ver absolutamente nada.
¿Cuándo juegan?
¿Yo? responde ella, Yo no juego, yo solo práctico con el equipo, la coach me deja practicar con ellas, ahí es donde están un par de amigas, yo no soy parte del equipo y ¿tú?
Pues, sí y no, yo me quedé en el equipo después de que mi hermano, quien era la estrella del equipo, se graduara. Él era bueno, yo no, yo estoy ahí porque el entrenador quiso que me quedara después de que me lastimé, así como tú, también ayudo en las prácticas.
En eso la lluvia cesa.
Gracias por tu compañía Alex, y Carmina extiende su mano.
Gracias a ti por compartir tu tiempo y tu carro. Carmina, ¿te puedo decir Mina?
Te diría que no porque nos acabamos de conocer pero tengo la certeza de que lo vas a hacer aunque te diga que no puedes. Nos vamos, y echó andar el auto, tengo un examen y ya voy un poco tarde.
Entonces, vámonos.
La escuela no estaba lejos y antes de salir del auto intercambian números de teléfono. Alex, al salir del coche ve la nota donde ella escribe Mina y su número de teléfono y ella sale corriendo del coche inmediatamente diciéndole, nos vemos, ya voy tarde. Alex se queda atrás y a mitad del

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