Algunos fragmentos del libro: “La Celestina” como contienda literaria -castas y casticismos-
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Colecciones : Tiempo de historia. Año IV, n. 40
Fecha de publicación : 1-mar-1978

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Publié le 01 mars 1978
Nombre de lectures 38
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Langue Español
Poids de l'ouvrage 2 Mo

Extrait

Algunos fragmentos del libro:
"La Celestina"
COInO
contienda literaria
-castas y casticismos-
Américo Castro
(,El nacimiento « Todas las cosas
de la novela ser criadas a manera
y drama modernos de contienda o batalla,
en las duze aquel gran sabio
páginas ge Eraclio ...
La Celestina y como sea cierto
no fue que toda palabra
un fenómeno divertido. del hombre sciente
La auténtica novela está preñada,
surgió de ésta
de un se puede dezir
que, de muy hinchada sentimiento trágico
de la vida ». y llena quiere rebentar ... »
Américo Castro Fernando de Rojas
22

América Callro, dl.erpulo
de Glner de 101 Riol y
MenendeL Pldat, mlambro
dallacado del Centro da
eltudlo. HI.t6rlco. y
e mbajador de le Rapubllu
e n Alemania; el autor
fecundo y epe.lonado,
dolido da una origInalidad
de concepto. y un.
exprellvldad lIIerarla de la
que e. muellra .U obra
"La realidad hl.16rlca de
e.pañ • • , qua h.
provocado fuerte.
polémlc ...
íiilSTE libru, qUe aspira a astll1fO l/Ila eUroS/IOII dI! IIwlt'lI­ despruvistas de realidad y de
~ M:r claro en su peque­ .lel1dida honra lu/(:;oll(lI. "ida hisróricamenre captables.
Ji\..'/.. mUestra cómo del caos /i­ .. , {igfuso pudieron surgil- dura­ • * •
bles maravillas. Por lo pronto, La nución hWlI(ma de casta y
ah. está La Celestina. de castizo 11II11ca eSTUVO pre­ El final dd siglo XV. sobre
sente para los histo/'iógra(os de todo desde 1492, presenta di­
• • * los españoles. En las páginas mensiones máximas y culmi­
Nada más cen/ral y a la ve;;: que siguen, e/lector (110 predis­ nanh:s respecto de toda la his­
/l/enos Ie/údo en cuenta que el puesto de antel/WllO a llamar a lUda antt.Tior. Dos soberanos
hecho hlcOIllroverlible de haber lo blanco /legro) notará la dire­ actúan como uno solo, caso
inaudito. España, tanto Casti­surgido la vida colecti\'G lla­ nmcia el1fre Wl enfoque histó­
mada espw101a del entrelace de rico fundado en supuestos rea­ ll a como Aragón , ensancha el
[res t:astas v de tres casi icis­ les, y lus basados s(¡bre la a­ eampo de sus atenciones y ta­
mos: el crisl ¡ano, el jl/dio y el Ira/la idea de-st!r los españoles rcas hada d reino de Nápoles,
1110ro. Y 110 se tiene en el/eH/a, (igl/ras abslraclas, sólo euro­ el norte de Africa, y muy
por haberse hecho de este peas, parladoras de ideologías pronto hacia e l occidente
23

la existencia del problema he­
brcocspañol, y pretenden ha·
cel' de aquella casta un acci·
dente o un cuerpo extraño sin
mucho sentido. no se dan
cuenta de que los judíos de
origen español continúan
llamándose españoles, _scfar­
dim ... En ningún otro lugarde
Europa su patl'ia ocasional se
encarnó en e llos. ni ellos en
ella. No hay judlos qUe se de·
nominen colectivamente _po­
lacos .. o _a lemanes» .
• • •
Si para los propios españoles
su pasado es hueso duro de
rocr, no nos asom bremos si en
e l extranjero se producen
n!acciones extrañas en quie­
~\ nes se enfrentan de golpe con
el hecho ineludible de loS tres
casticismos españoles. ¿Hasta L ,
que punto es esta civilización
europea? Yocn .. -'O que SI lo cs. y
me afirmo cada vez más en la
idea dt, que, pese a la Inquisi­
ción y a todo Jo restante, mu­
chas obras españolas llegaron
a ser altamente ilustres. jus­
tamente por la peculiar. pro­
blemática y polemica estruc·
tura de la vida española. Ante
los inadmisibles juicios a que
comienza a dar lugar la acep·
Lación de mis modos de ver, lo
.. ¿Oue pi'o .... c:ho le 1' •• elene, mil ... ''''dur .. ? .. , p,.vunu. M,lib •• y e.ntlO r •• poncll; real de estos de ver. he
.. S.ñOfe, el que quler. com.r el '''', qultl primero 1,. plum ..... de aclarar en cuanto me sea
posible lo escl;to en mis li­
atlántico. Con Carlos V. en Europa. Ese atroz desgarrón bros. Digo asi. que lo creado
1519. el imperio se encamina tendrá inevitables y muy Se·
por gentes de casta judia en
hacia lo descomunal. La Tie­ rias consecuencias -de carác· los siglos XV y XVI es tan es­
rra. al ser circunvalada. s .. : ter sobre todo cconóm ko se
pañol como es americano y L"S
hace tema de expcrh:ncia vi­ cr~Ja hasta hace poco. Los es·
ingles lo hecho y t!scrilo por
\iblc, y deja de ser una csfcl'a pañoles de casta hebrea que pt!rsonas de abolengo irlandés
ideal o incógni tao España y permanecieron en la Pentnsu·
y católicas de religión en los
Portugal pasaban en muy bn.!­ la. tambien Intclaron una
Estados Unidos y en Inglate­
ves años de una situación co­ larga vida de insl..'guridades.
rra.
It.!ctiva de escaso-relieve. a ci­ tensa de angustias y rcedos. e
• • • mas dl.!slumbrantl.'S de pud\.:­ indinada pOI' necesidad hacia
no. A más bajo nivel. como un lo inesperado y lo excesivo. El Pero no C::'LUy polemizando.
rumor tenue de voces rotas y sino afirmando simplemente no haber tenido en CUl..'nta eSe
dispersas, muchos millares de el hl..'Cho de haberse dirigido voluminoso e ineludiblc fe·
mi intercs hacia el posil ¡vo y españules. sin más horizonte nómeno h3 retardado mu<.:ho
afectivo que España. vagan en la <.:omprensión de lo aconte· valioso resultado del drama y
busca de impl"Ovisados hoga­ de la angustia de la vida espa· ciclo en España entr'c 1492 y
res por las uri lIas del Medi (\.."­ ñola. Mi fórmu la del _"bir 1600.
• • • rráncu. por el pró;\imu dcsviviendose . carga 1..,1
Oriente)' por donde pueden en Quienes ho} gustan de ignurar acenlO sobre el vivir. El interes
24

La Celestina fue un caso de li­ como un rasgo de epoca n'na­por los aspectos isla micos y
centista. La Celesthla se abre judaicos de la estructura es­ teratura caballeresca «a lo al­
paso en Europa por su pro­pañola de "ida Se orienta ha­ cahuético y a 10 rufianesco .. ,
cia la faz española de lo islá­ blematismo, tan auténtico un fenómeno literario sin an­
como inquietante, mico y lo judaic.:o. tecedentes, sólo inteligible y
convivible para quien se aden­• • • • • • tra en lo único de su realidad,
Tras de la obra de Fernando de La literatura tremendamente Esa realidad consiste en cómo
Rojas, dt' Juan dd Encina. de fueron vividas. renejadas y angustiada y personal de la
gran parte de la lill:raLura y utilizadas, y mental e imagi­ época española ahora obser­
dcl saber del siglo XVI. vamos vada, fue pórtico y vía para el nativa mente recreadas, las
percibiendo el dcsesperado futuro literario de Europa. Y circunstancias de lugar y
desconcierto que hizo posible el «caos litigioso» era el de un tiempo en las cuales la vida
tan espléndidos frutos en el connicLO de casticismos, el de interior de Rojas se desespe­
arca de la cultura. raba y se iluminaba -y supe­ cómo se podía existir como
• • • persona, de cómo era posible su «caos litigioso». Desde
1492, la litel'atura amplia el poseer honra, de cual iba a ser El problema judeoespañol (lo
el sentido de los valores vigen­radio de sus di mensiones so­repito) me impona sólo en la
ciales y enfila energicamenlc tes, de las promesas de reden­medida t'n que permite convi­
ción, la de la cristiana y la de su proa hacia el porvenir, La vir ideal y \'italmL'ntc con
la judaica. Quienes no entren conciencia del «caos litigioso» unas cuantas figuras excelsas.
en el juego entrechocado de se hará siempre presente en que se crearon a SI mismas
estas circunstancias y en el una u otra forma, no sólo gracias a un conflicto y a una
brega sin rL'poso, que parece
hay especial inten.!s en con­
vertir en oquedad histórica.
Por fortuna no lo conSL'guidn.
porque la realidad posee mas
fuerL.a que cuanto se haga por
disfrazarla u ocultarla, Y la
realidad es que la presión
ejercida sobre los mejol' dota­
dos de la casta hispanohebrl.!a,
abrió a la cultura española
perspectivas nacionales e in­
ternacionales antes inexisten­
tes (La Celestina, Luis Vives.
Pedro Núñez, Garcia de Orla,
Francisco de Vitoria, Juan de
Valdés. Miguel Servct, el tea­
tro iniciado con Juan del En­
cina. la novela picarl.!sca, la
pastoril, la mística y en rela­
ción con los nuevos rumbos
iniciados con La Celestina, la
novela de M

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