La sumisión de la mujer indígena en la conquista de América
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Colecciones : Tiempo de historia. Año VIII, n.87
Fecha de publicación : 1-feb-1982

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Publié le 01 février 1982
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Langue Español
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Extrait

Mariano Aguirre
Bautismo d. muieres Indlgena, por Fray elrtolomé de Olmedo. (Grabado del $1,;10
30

las culturas sometidas; por el
contrario hubo intercambios
en todos los niveles, aunque
desiguales, tanto en la infraes­
tructura económica como en la
superestructura. Ni Europa ni
América pudieron seguir sien­
do iguales después de 1492. En
la primera se produjo -gra­
cias al trabajo semiservil, y
el metal precioso extraído-­
una expansión económica que
desembocará en la revolución
industrial; en la segunda, una
deculturación de los pueblos
indígenas, y luego un reorde­
na miento de las unidades pro­
ductivas. Cuando se entrelazan
dominados y dominadores co·
mienzan a estructurarse nuevas
formaciones sociales.
Uno de los ámbitos de inter­
cambio -yen el que se van a
verificar varias constantes, en
particular, de la ideología colo·
nial, y, en general, inherentes
al desarrollo de la sociedad ca·
pitalista- es el de las relacio
nes entre el hombre y la
mujer. En este caso no están
en juego sólo las relaciones
dialécticas de sometimiento co­
loniales (europeos/indios;
blancos/hombres de color (pro­
Lo. r.v •• Catolicos, &egún billa r.allzada por Alonso d. Mena. {Relicar¡o del altar lateral blema racial); conquistadores/ de la Capilla R.al d. Granada.1
conquistados), sino también las
interpersonales del mismo or­
den (hombre/mujer) que al ope· Las formaciones sociales in­
Sociedad colonial rar en el espacio colonial ad­dígenas fueron incorporadas a
y ámbito quieren características propias. la cadena colonial europea,
familiar fruto del desarrollo del mer­ Estas serían: hombre blanco·
cantilismo. Se produce un «re· conquistador/mujer india­
Al choque inicial entre espa· clutamiento de pueblos extra­ conquistada, y más tarde:
ñoles, portugueses e indígenas ños --explica Darcy Ribeiro-­ hombre bLanco colonizador
desde fines del siglo xv le si· dispuesto por centros exógenos con mujer blanca oficial (nú·
guió la profunda interrelación de dominación que los convier­ cJeo familiar de la clase domi·
de razas. Se produjo una con­ ten en proLetariados externos nante colonial) y con mujer in·
vergencia de culturas -y no destinados a producir exceden­ dia extraoficial. Cuando se dice
sólo de dos pues en América tes para la manutención de los oficial se quiere significar el
eran muy numerosas las mani· patrones de vida del núcleo código jurídico y moral de la
potencia colonizadora; lo que festaciones socio-culturales con central». Este proceso, me­
características propias, desde diante el cual los pueblos ame­ remite a recordar al código de­
las tribus hasta los grandes im­ ricanos deben enfrentarse a rrotado de las sociedades indí­
perios tributarios-, y una con­ una civilización diferente, y genas. Es así que el carácrer
desigual de la relación hom­frontación de dos modos de con distinto grado de evolu­
bre·rnujer en la sociedad me· producción: el precapitalista y ción científica (piénsese sola·
el capitalista en sus orígenes; mente en las armas de fuego y tropolitana , transportado a
de forma tal que este último el recurso de la navegación), América se readecúa, luego de
un proceso de violencias y va­recuperó, para su consolida­ fue violento. El impacto de la
ción colonial, ciertas formas empresa conquistadora y colo­ cilaciones, dentro del ámbito
económicas y sociales del pri· nial, sin embargo, no produjo mayor de la conquista y coloni·
mero. una mecánica desaparición de zación hasta que se reproducen
31
­

Celebración de la Santl MIsa, • instanelas de Hernan Cortés. en la isla de Cozumel (1519).
allí las estructuras represivas cial estratificada además por gido, en gran parte, por una
de la liturgia familiar con las color y fisonomía, por 10 que élite blanca. El primer mesti­
adecuaciones necesarias: hogar los antropólogos denominan zaje se concretizó entre espa­
formalmente constituido: el fenotipo: una élite de blancos ñoles e indias. Y con él renacía
hombre europeo o blanco puro o casi blancos y una masa de en tierras americanas la pro­
con su mujer oficial, blanca gente de color -indios y ne­ blemática de la pureza de la
pura o europea, y las amantes gros, mulatos y mestizos, y la sangre cristiana, la sujeción del
indias o mestizas del primero. gama de mezclas de blanco, in­ infiel.
dio y negro, denominados cas­ La cuestión de la sangre pu­
tas». Así mismo, estos autores ra arranca desde la historia de
introducen un matiz funda­ la península ibérica. En el mo­
mental para comprender la his­ mento del ascenso al poder Sangre pura,
toria latinoamericana: «mien­ unificado en Castilla y Aragón dignidad
tras que en la península ibérica de los reyes Católicos los ju­y fortuna
el ingreso. el status y el poder díos tienen un gran poder en
colocaban a la gente en uno u las esferas económicas y no
En 1822, von Humboldt es­ otro estrato. en las colonias son pocos los moros que tra­
cribía en su Ensayo sobre el iberoamericanas el color, al bajan como artesanos y cam­
reino de la Nueva Espaiia que igual que el ingreso. el Slaltls y pesinos para los nobles cristia­
«en España, por así decirlo, es el poder. determinaba la posi­ nos. Es así que tanto los secto­
un título de nobleza no descen­ ción social». res populares cristianos como
der ni de judíos ni de moros. El mestizaje marcó la histo­ la nobleza encuentran en mO­
En América, la piel más O me­ ria americana de manera deci­ ros y judíos a sus contrincantes
nos blanca decide la posición siva -y más aún con la tem­ económicos. Pierre Vilar dice
que ocupa el hombre en la so­ prana introducción del esclavo que «el orgullo de origen. de
ciedad». En 1970 los historia­ negro de Africa-; brindó ca­ limpieza de sangre, compensan
dores Stanley J. Y Bárbara H. racterísticas especiales al desa­ en los vencedores de la Recon­
Stein podían afirmar con certe­ rrollo de su sociedad de clases, quista el temor de la superiori­
za que la «la tragedia de la he­ ya las luchas inherentes a ella. dad material, demasiado sensi­
rencia colonial (en América América Latina es un conti­ ble, del vencido».
nente mestizo, pero todavía re-Latina) fue una estructura so- Para lograr una España apa-
32

Pero al mismo tiempo se res­rentemenle homogénea hubo xv Y XVI. amenazaban la san­
una reestructuración de la so­ gre cristiana. Porque era de guardaban de no «ensuciar» su
ciedad -que en realidad duró 4Csangre pura)!> quien hubiera sangre al exigir estos últimos.
los siglos de la reconquista­ nacido de padres católicos. que La contradicción entre relacio­
en la cual el criterio de «pure­ fuesen a su vez hijos de católi­ nes sexuales deseadas y la pre­
za de la sangre» aseguraba no cos. De tal forma se estructu­ caución de no arriesgar digni­
solamente el estar habilitado raba el control sobre la ascen­ dad, honra y fortuna se saldó
para permanecer en España. dencia que, en realidad, era un consumando el intercambio se­
sino el poder acceder a la élite arma contra los judíos conver­ xual con las indias pero cu~
social y política. sos en España. y contra los in­ briéndose, frente al código de
Las coordenadas de la uni­ dios en América. Un término valores hispánicos, no recono­
dad religiosa en España y los invalidaba a otro muy pTecia­ ciendo a los indios como igua­
de la conquista no se do: la sangre «manchada» no les. inicios
entrecruzan casualmente: en permitía tener dignidad algu­ Por ello, más allá de las di­
1478 se crea el tribunal de la na. y así se eslabonaban muy versas formas del primer en~
en España; en 1492 pronto otras categorías par­ cuentro americano, una cons­Inquisición
Cristóbal Colón arriba al conti­ tiendo desde la sangre: digni­ tante 10 marcó indeleblemente:
nente americano. los reyes Ca­ dad con honra, y honra con de superioridad el sentimiento
tólicos toman Granada y se fortuna. O sea: la relación en­ del español sobre la india; o
producen expulsiones en masa tre racismo y economía. sea: del cristiano sobre el in­
de judíos; 1499: en Granada, Luchando por DIOS y por fi

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