Historias de la literatura
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Colecciones : Educación y biblioteca. Año 3, n. 17
Fecha de publicación : 1991

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Langue Español
Poids de l'ouvrage 1 Mo

Extrait

La literatura es
siempre la lectura
de las obras
originales. Ningún Histora de
comentarlo puede
-ni debe- sustituir
el placer del
contacto directo la Literatura con el poema, la
novela o el ensayo.
Siempre Imporará DSSIER REALIZADO POR
más lo que que
escribió FRNCISCO SOLAO Y SANTS ANSO
Shakespeare,
Cerantes o
Montalgne, que lo
que sobre ellos
dicen críticos o
eruditos. No
obstante, las
historias de la
literatura, o los
manuales, para
decirlo con la Jerga
estudiantil, no
carecen de utilidad
práctica, mientras
sirvan de tránsito
hacia la obra
original. Este es el
sentido de su uso,
además de situar a
la obra en su
propio marco
histórico. En este
dossier se
pretende un
acercamiento, lo
más completo
posible, al campo
historiográfico de
la literatura en dos
grandes apartados:
las universales y
extranjeras, por un
lado, y las
dedicadas a la
literatura española,
por otro. Estos
artículos
aparecieron
anteriormente en el
número 40 de la
revista Leer.
Agradecemos a la
dirección de dicha
revista la
autorización para
publicar estos
trabajos.
17

La tentación
de contener
el mundo
Francisco SolanQ
LIRTU, veosfmil, mezcla de littura y cien­ cmerio literaio munial, un int­A
cia que, desde su propia irradiación cmbio de bienes del esplritu, un mu­
prsonal, prcib las frnteras nacio­ tuo dar y ribir, cono e, juzgarse y vastead en el tiemp,
nales no sólo como una limitción tucire. sólo puede ser apresada
pr la Hislora. A la geogáfca, sino también como una Ese ámbito sofdo pr el viejo L cnsiderda como una
violencia p el espiritu. "Toa litera­ Goethe e el espacio de nuesto siglo Hisloria, en efecto, le
gust delimitar, circunscribir, allana tura -dice el autor del Werther- acaba veinte. A la multiplicción bablica se
terenos, pner fechas y cerificar de­ sintiéndose hatiada dentro de sr mis­ le ha afadido un interambio culturl
funciones. Su métoo se aplic sobre ma sino se siente estimulada y refres­ que es también un veriginoso come­
cda pr el interés de fuera". Goethe cio del esplritu. Vivimos, actualmente, acontecimientos y sucesos, sobre una
fue el crador de la denominación lite-relidad, en fn, de hechos probados o dento de un mecnismo de reiproci­
que pueden ser prbados. Pa la in­ da culturl que pne a nuestro alcan­
vestigación hist6rica nada et vacro ce cualquier obr literaria. Aquello
ni es inoente o vacuo. A su popsito que es considerado, en su pals de ori­
sirve, igualmente, tanto la vestimenta gen, de un interés que excee sus fron-
ters, inmediatamente es traducido y como las armas, las exp­
diciones mantimas como la acu­ dao a conoer más allá de su propi a
faciÓn de la monea o los gegfra. En puridad, en términos
cóigos jundicos. A la mu­ de obviedad pétic, e casi de es­
sa de la historia, ello -que ticta justicia afrmar que la ge-
gaffa es hoy una ilusi6n de los en griego quiere decir doy
ce/ebridad-, csi siempre car6gfos. Sobre los trduclo-
s la rpresenta corona- re, esos seres oscurs que
da de laurel y con un ro­ respiran en moldes de letra
menuda -a quienes Kunder, llo de escrtur entre las
manos. Sin embargo, la con algo más que cortesra,
Litertur y la Historia - reonoce el privilegio de ser
y no hay que olvidar que los veraders tnsmisors
euo es también la musa del esplritu-, reae hoy la más
de la pesfa épica- no han honsa y digna de las funcio­
nes. Son puentes invisible, mantenido entre sf, a p­
sar de la consanguinida, veradermente irnunciables
relaciones demasiado fra­ que, como en la fábula de Kaf­
k no prfan dejar de ser puen­teras. O tal vez se trte de
eso, de que sus relacions les sin dermbarse. Bajo esos
son consangufnes, es decir, puentes discure loa la cultura y,
cnfictivas. sobr ellos, apyado en el metal de
su prtil, cualquier ciudadano puede
sentir la vastea del univero. Es cla­
Goth: el prmer esHmulo ro que, si hay un lugar desde el cual
sentir el muno, la necesidad de disp­D hecho, hat el siglo XI no
ner de él, de encerrlo en unas pgi­hay, que sepamo, historias de la lite
ratra nas, es algo más que una tentación. El ratura, too lo más un intento de com­
universal. El autor alemán entenfa narrador del El Alehp, que es Borges pndiar péticas o clasifcar los géne­
cn esas palabrs el ámbito espirtual y, aemAs, un oscuro escrtor arenti­ros de la retórica. Y, pr supuesto,
en que los pueblos, pr meio de sus no del mismo nombr excluido de los ninguna referencia toavfa a la histora
literaturas, se hablan unos a otos en premios nacionales, vil en un punto universal de la literatur. Hasta la
ve de hablare sólo a si mismos, un luminoso too el univero, pr s610 aparición de Gothe, un monsto in-
18

tra universal de Laths, l Historia s puee ve e los anqueles de las ti­pudo descrbiro meiant una henod la litertura de Euard bea. slsima y labriosa enumeración cóti­
von Tunk y el Panoramn de las litera­c, e deir, cn lo m pe do a un
Proyos csros tras europeas de Abe , están ya balbc.
fe del catálogo de la eitoriales. En lo que respa a manuales e­
Toa la litertur L mismo ha sucedido con la Historia citos pr esp ñoles, tal vez el más an­
trágica de la litertura, de Walte tiguo, después de la guera, eitao Como en el alep brgan, tam­
Muschg, editaa pr el Fon o de Cul­ p Atlas en 1946, es el volumen His­bién en una historia universal de la li­
tra Econmica, incomprensiblemente teratur debe estar contenida tod la li­ toria d la lite ratura unive rsal, dirgí­
relegaa a las tinieblas. Con un sabr tertur. Sin embaro, tal vez debido a do pr el pofesor Citaco Pérez Bus­
enciclopdico, Muschg patla de las tmante y reactao pr esp cialistas . la movilidad del méto o empleao o.
leyes interas de la pesfa paa esta­ El libro tenfa un em inente crce di­en su defet. a la extensión de la ma­
blecer la fgura tr gica del peta en la dáctico y ofreía al letor "la espntá­tera -un gan horizonte que lo abc
historia, aplicando al término de trági­ ne deucción de una síntesis hacia las too sin apresar ningtn detalle-, pr lo
co el mismo sentido que humno. Un cmln las escsas historas univea­ más vastas prspctivas unive sales ".
les de la litertu r e ita d s e Su índice er un rcorido pr va­
nuesto pafs -un país, dicho rias literturs nacionales, incluí­
das la holandesa y la Mngara, sea de paso, que sigue igno­
aemás de las literaturas escandi­rndo en sus cátedrs la litera­
navas; de estas óltima se deda tura comparada-. han tenido
que, en sus orgenes, existla am siempr cierto carácter de in­
una "brava humanidad". Otro es­sufciencia calcáre, como las
enumer ciones caótics o los fue consideable, más rgo
so, es el relizdo pr el incansa­balbuces; Bien es cierto que
ble MarUn Alonso, que llegó a afronta esa tarea, compndiar
elabrar una Historia de la litera­td la literatura universal,
tur mundial, e itada pr Eaf en exige un esfero casi titáni­
c. L difcultad, incluso, 1969 en dos g esos vollmenes.
Aiadfa la novead de una selec­tiende al crecimiento, si aia ­
dimos a la extensión de su ob ción de textos, con un índice de
agumentos, sfntesis y análisis de jetivo histórico los problemas
deivados del enfoque, de la las obras; su propsito ea pner
en movimiento a los autores, cn estrc tur ción y del objeto a
el fn de que "los gandes tapics pre isa . Tal vez sepamos,
literarios se conviertan en proye ­aunque no es nada fácil, qué
ción cinematogáfica". Un afto es littura, ¿pro sabmos
antes, en 1968, habla apaecido qué es historia lita? La
histora literra, sostenfa ya la primer versión, en tres vo­
ICmenes, de la Historia de la lite­Barhes, es par dójica , p rque
el pema o el drama, a la vez, ratra universal de Marln de Ri­
es signo de una historia y re­ quer y José Mara Val verde,
sistencia a esa historia. Cu an­ eitaa pr Planeta. Es éste un
trabajo que ofree vedadermen­do se hace historia de la lite­
ratra el estudioso se aleja de te una visión crtica, donde se ha­
la obr literaria (ic y se si­ bla de Homero con "la misma vi-
tia en los espacios de la histo­ vacidad que si fera de nuestro
riogfa. Ahl, en ese lugar, no es ex­ siglo y de James Joyce como si fuera
De hecho, hasta el siglo XIX tato qe un pema sea tratado igual elisabtiano"; un libo contdo como
que una máquina de guerra, que una una naración y que estimula a leer a no ha, que sepamos, <

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