La disciplina de la imaginación
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Colecciones : Educación y biblioteca. Año 10, n. 95
Fecha de publicación : 1998

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Langue Español

Extrait

OT VOES
La disciplina de la
. . . ,
Imaglnaclon
Conferecia pronunciada por Antonio Muñoz Molina en el Prme
Ciclo de Conferencias "L educación que queremos" organizad
pr el Grpo Editorial Santillana
En la edición E País Digítal en debates está "l eución qu
queremos" e el que s publican las conferencias (hasta ahora Atoni
Muñoz Molina y Caros García Gual "El viae sobre e tiemp o la letura
de los clásics") y colaboraciones de los letores.
Para participar en el debate hay que hacerlo d e w d Ps
Diital <J Jw.p
No creo que pueda avanzarse mucho en la refe­ cativa. Cuando un asunto relacionado con la ense- Antonio
xión sobre el lugar de la literatura y de la palabra ñanza provoca titulares es infaliblemente porque Muñoz
escrita en la enseñanza si no se revisa la absurda y está siendo usado como pretexto para alguna reyera Malina
rígida distancia que ha venido estableciéndose en partidista. Se oculta así, por una mezcla de intereses
España entre lo que se llama educación y lo que se y de falta de interés, lo que cualquier profesor y cual­
1Iama cultura. Los escritores mueros o momifcados quier padre saben y sufen, que la educación, sobre
por la gloria perene cerían, para entendemos, al todo la pública, está sometida a una degradación y
reino de la educación, y los vivos al de la cultura, lo un descrédito cada vez mayores, padecidos en la
cual no debe de estar muy lejos de aquel siniestro misma medida por quienes la imparen y por quienes
refrán del muero al hoyo y el vivo al bollo. El muer­ deberían ser sus benefciarios.
to al hoyo de los manuales, de los apuntes y de los La cultura es un escaparate y ua coarada, en
comentarios de texto, y el vivo al bollo precario, ocasiones de lujo, sobre todo para los gerifaltes de
pero en ocasiones sustancioso, de las conferencias las satrapías autonómicas y municipales que gastan
de postín y de los premios y los convites ofciales. sin el menor escrúpulo de responsabilidad presu­
¿No hubo, hasta hace un par de años, un Ministerio puestaria. La educación es un ofcio que ha sido des­
de Educación y otro de Cultura? Y aun cuando ahora pojado en los últimos años de toda su dignidad
están juntos, ¿alguien se ha parado a pensar si hay pública y de gran parte de su legitimidad moral. Par
alguna relación entre lo que hace la parte educativa alcanzar la categoría de lo culto no es necesario
del ministerio bífdo y lo que hace su lado cultural, saber, sino estar al día. Más que el maestro ilustrado
o lo que queda de cualquiera de los dos después de y perseverante importa el nebuloso gestor de actos
los traspasos a las autonomías? culturales, el interediario que seguramente no sabe
Para ahondar más las diferencias, debe anotarse hacer de verdad nada, pero que se las sabe todas, y
que la Cultura es el campo del prestigio, mientras por lo tanto puede ofecer al político lo que éste más
que la Educación apenas ocupa páginas de verdade­ aprecia y exige, un brillo de moderidad inatacable,
ra relevancia en los periódicos, ni es motivo, en u titular de periódico o unos segundos en la televi­
general, de la atención sincera y preocupada de los sión.
que se dedican al periodismo, y casi tampoco de los Los planes de estudio y las temibles reformas
que se a la política, incluso a la política edu- educativas, que tienen la infatigable virtud de
EI Y BB 9. 19 7
---

OTS VES
empeorar todo desaste, por defnitivo que éste pare­ sitios, dirán, porque no entienden de música, porque
ni les intersa ni tienen curiosidad. Invadido por los ciera, marginan cada vez más no ya a los saberes
humanísticos, como piensan algunos inocentes, sino bárbaros el reino de la cultura, sin más remedio hay
a todos los saberes por igual: pero al mismo tiempo que devolverlos al gueto de la educación. Y con una
estupidez muchas veces aliada al cinismo, al repudio que el poder político perpeta lo que alguna vez he
llamado la exaltación de la ignorancia, se inviste de le sucede el lamento: la gente no tiene oído, la tele­
cualquier manera y a cualquier precio de los oropeles visión y los deportes los han embrutecido, se organi­
z exposiciones que permanecen desiertas y con­más lujosos de la cultura. Pondré un ejemplo que me
parece de una claridad aleccionadora. Hace unos ciertos a los que no acude casi nadie, se publican
años se celebró en Madrid una magnífca exposición libros y casi no se venden ni se leen más que los éxi­
de Velázquez, con motivo del tercer centenario de su tos más zafos, nuestros índices de lectura son, y aquí
viene la repulsiva y extendida palabra, tercermundis­muerte, a la que acudieron no sé cuántos cientos de
miles de alumnos de enseñanza primaria y de institu­ t. y aceptado este hecho sin molestarse en indagar
tos de bachillerato. En apariencia era una oportuni­ las razones, se acentúa sin embargo el caraval de la
dad de encuentro entre esos dos ámbitos ajenos ent alta cultura y se abandona a su suerte a quienes viven
sí de la educación y la cultura'. Pero, dejando a un extramuros de ella, los que nunca amarán la ópera ni
lado que la mayor pare de los cuadros pueden verse leerán a Joyce n merecern comprender la pintura
modera. a diario en el Prado, y que las colas y las multitudes
difcilmente permitían la contemplación de tantas Los escritores se lamentan de la falta de lectores,
obras maestras, cabe preguntarse con tranquilidad en los concejales de cultura comprueban con resigna­
qué medida estaban adiestrados la mayor parte de los ción que sus salas de conferencias tienden a pera­
necer vacías, a no ser que exhiban en ellas a algún alumnos para mirar y entender la pintura. Si desde
los primeros años de la escuela no se han desarrolla­ fgurón del espectáculo de la cultura, o de la cultura
do en ellos sus habilidades casi innatas para el dibu­ del espectáculo. Pero nadie parece darse cuenta de
jo y la valoración del color; si en los planes de estu­ que la razón principal para que no exista esa asidua
multitud que llamamos el público está en el g foso dio la Historia de España, por no decir la Historia
abierto entre la educación y la cultura, ente el saber Universal, ha sido resumida en un vago híbrido que
y el estar al día, entre el trabajo lento, disciplinado, y antes de la última reforma se llamaba ciencias socia­
les, cuando no en la historia (falsifcada) de su comu­ féril sólo a largo plazo, y la pirueta instantánea con­
nidad autónoma o su comarca; si apenas han tenido cebida para recibir al día siguiente el halago de un
titular y condenada a extinguirse sin dejar ni un ras­oasión de saber cuál es el pasado real del país donde
t de ceniza. viven y de conocer y gozr la literatura del tiempo en
que vivió Velázquez; si es posible que muchos de Con alguna fecuencia, por un impulso rsidual de
ellos, por no saber, no sepan escribir corectamente militancia que me queda de los tiempos en que esta­
ba convencido de que la voluntad libre y la solidari­ese nombre ni ponerle el acento, ¿cómo podrian juz­
gar y disftar esa pintura y mirar esos rostros que dad de los hombres podían hacer más habitable el
para ellos proceden de un mundo tan remoto como el mundo, voy a d conferencias a institutos de bachi­
llerato, y siempre compruebo, con tanto entusiasmo planeta Saturo? Pero ya dije que no se trata de
saber, sino de estar al día, y par estar al día no hay como melancolía, una doble verdad. Primero, que en
que estudiar ni entender a Velázquez, o a Goya, o a esas aulas está el mejor público que puede desear un
los pintores y arquitectos del tiempo de Felipe 11 escritor, el más receptivo, el más limpio de vanidad
cuyas obras se están recordando ahora en El Escorial: y de prejuicios; segundo, que hay muy pocas cosas
basta con haber estado en una exposición, con haber tan hirientes como el contraste entre el dispendio ili­
participado siquiera como fgurantes en el espectácu­ mitado de las ceremonias culturales organizadas por
cualquier ayuntamiento, diputación o comunidad lo de la cultura.
Añadiré un segundo ejemplo, que se repite con autónoma, y la penuria absoluta en la que casi siem­
mucha fecuencia. A un concierto de música clásica pre se desenvuelven los centros públicos de enseñan­
asiste un grupo de alumnos de ESO o Bachillerato, za. Pero ya saben que el nuestro es un país en el que
generalmente inducidos por un profesor voluntarioso al mismo tiempo que se celebran concieros de las
y heroico que los acompaña fera de su horario de mejores orquestas del mundo, muchos de sus conser­
tabajo sin recibir compensación alguna. Empieza el vatorios de m&

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