Mujer (casi) fatal
178 pages
Español

Vous pourrez modifier la taille du texte de cet ouvrage

Découvre YouScribe en t'inscrivant gratuitement

Je m'inscris

Mujer (casi) fatal , livre ebook

-

Découvre YouScribe en t'inscrivant gratuitement

Je m'inscris
Obtenez un accès à la bibliothèque pour le consulter en ligne
En savoir plus
178 pages
Español

Vous pourrez modifier la taille du texte de cet ouvrage

Obtenez un accès à la bibliothèque pour le consulter en ligne
En savoir plus

Description

Me llamo Blue —podéis añadir aquí cualquier bromita sobre la música Blues—, y soy una mujer fatal en prácticas. Mi objetivo es entrar en la CIA. Por desgracia, tengo un problemilla de nada con los pájaros, y lo máximo que he conseguido acercarme a mi sueño es trabajando para una agencia gubernamental que está perturbadoramente y rápidamente al tanto de todas las fotos sexis que enviamos, de nuestras quejas en grupos privados de Facebook, y hasta de las recetas secretas de la familia para las galletas con pepitas de chocolate.

Sé que como espía soy todo un cliché, el de la agente que trabaja en un despacho pero desea fervientemente hacer trabajo de campo. Sin embargo, tengo un plan: voy a infiltrarme en el hermético Hot Poker Club, donde he localizado a un misterioso y sexy desconocido que estoy convencida de que es un espía ruso.

¿Y una vez dentro, qué? Lo único que tengo que hacer es seducir al supuesto espía sin enamorarme de él, para poder descubrir su verdadera identidad y demostrarle a la CIA mis credenciales de mujer fatal. Yo nunca pierdo la concentración en el trabajo, así que eso será coser y cantar para mí. ¡Ah, sí! ¿He mencionado ya que él es sexy?

Lo estoy haciendo por mi país, no por mis ovarios, lo juro con el meñique.

ADVERTENCIA: Ahora que has terminado de leer esto tu dispositivo se autodestruirá en cinco segundos.

NOTA: Esta es una comedia romántica independiente, a fuego lento, protagonizada por una excéntrica heroína obsesionada por las películas de espías, un ardiente ruso (o no), varias historias aterradores sobre pájaros y un montón de discusiones por mensaje de texto sobre lo monos que son algunos animalitos (o no). Si te parece que algo de todo esto no es lo tuyo, sal corriendo ahora mismo. Si decides quedarte, abróchate el cinturón y prepárate para un viaje lleno de carcajadas que te hará sentirte muy bien.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 27 mars 2023
Nombre de lectures 0
EAN13 9781631428272
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0300€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Mujer (casi) fatal


MISHA BELL

♠ MOZAIKA PUBLICATIONS ♠
Índice



Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19

Capítulo 20

Capítulo 21

Capítulo 22

Capítulo 23

Capítulo 24

Capítulo 25

Capítulo 26

Capítulo 27

Capítulo 28

Capítulo 29

Capítulo 30

Capítulo 31

Capítulo 32

Capítulo 33

Capítulo 34

Epílogo


Extracto de Engaños reales de Misha Bell

Extracto de El titán de Wall Street de Anna Zaires

Sobre la autora
Este libro es una obra de ficción. Los nombres, personajes, y situaciones narrados son producto de la imaginación del autor o están utilizados de forma ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, establecimientos comerciales, acontecimientos o lugares es pura coincidencia.


Copyright © 2023 Misha Bell
www.mishabell.com/es/


Todos los derechos reservados.


Salvo para su uso en reseñas, queda expresamente prohibida la reproducción, distribución o difusión total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, sin contar con la autorización expresa de los titulares del copyright.


Publicado por Mozaika Publications, una marca de Mozaika LLC.
www.mozaikallc.com


Traducción de Isabel Peralta


Portada de Najla Qamber Designs
www.qamberdesignsmedia.com


Fotografía por Wander Aguiar
www.wanderbookclub.com


ISBN-13: 978-1-63142-827-2
Print ISBN-13: 978-1-63142-828-9
Capítulo Uno

Meto un dedo en el ano de silicona de Bill.
—¿Qué demonios haces? —exclama Fabio, susurrando horrorizado—. ¡Se lo estás clavando! Tienes que ser más delicada. Cariñosa.
Con un gruñido de frustración, aparto la mano de golpe.
El ano de Bill emite un ávido sonido de succión.
—¿Lo ves? —le digo—. Echa de menos mi dedo. No puede ser que la cosa haya sido tan mala.
—Oye, Blue. —Fabio me mira, entornando sus ojos ambarinos—. ¿Quieres mi ayuda o no?
—Vale. —Me lubrico el dedo y examino mi objetivo una vez más. Bill es un torso de silicona sin cabeza, con abdominales, un trasero y un pene (¿o sería mejor llamar a eso un consolador?) enhiesto, al menos normalmente. Ahora mismo, la pobre cosa está aplastada entre el estómago de Bill y mi sofá.
—¿Qué tal si finges que es tu coño? —La nariz de Fabio se arruga con un gesto de asco—. Estoy seguro que eso no lo atacas como si fuera un botón de ascensor.
—Cuando me masturbo, normalmente me acaricio el clítoris —murmuro mientras me pongo más lubricante en el dedo—. O uso un vibrador.
Fabio simula una sonora arcada.
—No me pagas lo suficiente como para tenerme que escuchar ese tipo de mierdas.
Yo suspiro y describo unos cuantos círculos seductores con el dedo alrededor de la apertura de Bill, y luego introduzco lentamente solo la punta del índice.
Fabio asiente, así que yo meto el dedo más adentro, hasta la primera falange.
—Mucho mejor —dice—. Ahora intenta señalar apuntando entre su ombligo y su polla.
Yo me encojo. Odio la palabra «polla» y cualquier cosa relacionada con las aves. Aun así, hago lo que me dice.
Fabio menea la cabeza con gesto dramático.
—No dobles el dedo. No le estás pidiendo a nadie que venga.
Saco el dedo y vuelvo a empezar.
Esta vez lo meto derecho.
—¡Vaya! —exclamo, después de llegar a la segunda falange—. Por ahí hay algo. Al tacto me parece como una nuez.
Fabio resopla.
— Es una nuez, tontita. La he puesto yo ahí dentro por motivos educativos. La próstata, o el punto P, está más o menos por donde andas tú ahora, pero la de verdad tiene un tacto más blando y suave. Ahora que has llegado hasta ella, masajéala suavemente.
Mientras yo le doy placer a la nuez de Bill, Fabio hace que el maniquí tiemble para simular cómo actuaría un hombre real. Luego empieza a ponerle también voz a Bill, utilizando todas sus habilidades interpretativas de estrella del porno.
«Bill» gime y gruñe hasta que tiene, en palabras de Fabio «el P-orgasmo que los gobierne a todos».
Yo vuelvo a sacar el dedo. Tengo sentimientos encontrados acerca de mi logro.
Fabio me coge por la barbilla y me levanta la cabeza.
—Enséñame la lengua.
Sintiéndome como una niña de cinco años, saco la lengua del todo.
Él niega con la cabeza con aire desaprobación.
—No es lo bastante larga.
Yo vuelvo a metérmela en la boca.
—¿No es lo bastante larga para qué?
—Para alcanzar la nuez, obviamente —Y suelta un suspiro exagerado—. Supongo que no me quedará otra que trabajar con lo que tengo.
Aj. ¿Puedo abofetearle?
—¿Qué tal si trabajamos en su palito?
El suspira de nuevo y le da la vuelta a Bill.
—¿Te has tomado esas pastillas para la garganta que te he dicho?
No es la primera vez que me surgen dudas acerca de mi instructor. La meta de este entrenamiento es sencilla: Quiero ser una espía, lo que implica adquirir habilidades de seductora/mujer fatal. Visualizad el personaje de Keri Russell en la serie The Americans . Según la trama de fondo, ella fue a una espeluznante escuela de espías en la que se daban clases de seducción. De hecho, esas escuelas aparecen mucho en películas de espías rusos... la última salió en Anna . Por desgracia, esas escuelas son más difíciles de encontrar en la vida real. Así que pensé en sustituir eso por contratar a una profesional, pero la prostituta a la que pedí ayuda se negó. Lo mismo que todas las estrellas porno femeninas con las que contacté por las redes sociales. Como último recurso, se lo pedí a Fabio, un amigo de la infancia que ahora trabaja como estrella del porno para hombres. Como está en el porno gay, asegura que es capaz de dar placer a un hombre mejor que cualquier mujer.
—Sí, las he estado chupando —le confirmo—. Tengo la garganta adormecida y casi no siento la lengua.
—Genial. Ahora métete toda esa verga hasta la garganta. —Fabio señala a Bill.
Yo calculo con los ojos la longitud de lo de Bill con aprensión.
—¿Estás seguro de esto? ¿No harían las pastillas que el pene también se quedase entumecido? Si Bill fuese real, claro está.
Él arquea una ceja.
—¿Bill?
Me encojo de hombros.
—Pensé que si iba a tener relaciones con él, no debería ser alguien sin nombre.
Fabio me da unas palmaditas en el hombro.
—Las pastillas son solo para que tengas más confianza. Una vez veas que esto te cabe, estarás más relajada cuando te veas en la situación real, y no necesitarás nada que te adormezca la zona. No te preocupes. Te enseñaré a respirar bien y todo eso. En un abrir y cerrar de ojos, serás toda una profesional.
—Vale —me quito mi peluca sexy y la dejo en el sofá. Antes de que Fabio me diga nada, le aseguro que me la dejaré puesta durante un encuentro real.
Así, más cómoda, me inclino y me meto a Bill en la boca todo lo adentro que puedo.
Mis labios tocan la base de silicona. ¡Guau! Esto es más profundo de lo que había sido capaz de tragar con ninguno de mis ex... y ellos no la tenían tan grande. Tengo el reflejo nauseoso muy sensible. En condiciones normales, hasta limpiarme la lengua con un cepillo de dientes me causa problemas. Pero gracias al entumecimiento, el consolador de silicona ha entrado hasta el fondo.
Esto es interesante. ¿Me ayudarán también estas pastillitas a soportar las torturas con agua? Si voy a convertirme en espía, tengo que aprender a soportar las torturas por si acaso me capturan. Por supuesto, las torturas con agua no son mi mayor preocupación. Si el enemigo tiene acceso a un pato... o en realidad, a cualquier pájaro, soltaré todos los secretos de estado del mundo para que mantenga a esa emplumada monstruosidad alejada de mí.
Sí, vale. Tal vez la CIA tuviese una buena razón para rechazar mi candidatura. Por otra parte, en Homeland , otra de mis series favoritas, dejaron que Claire Danes se quedase en la CIA con todos sus problemas. Lo que me recuerda que tengo que practicar para hacer que me tiemble la barbilla cuando yo quiera.
Fabio me da unos golpecitos en el hombro.
—Suficiente.
Yo me aparto y me trago el exceso de saliva.
—No ha estado tan mal. ¿Lo vuelvo a hacer?
Él niega con la cabeza.
—Creo que necesitas un estímulo para mejorar tu motivación.
Sé de lo que habla, así que saco el teléfono.
—Eso es. —Se frota las manos como los villanos de las películas antiguas de James Bond—. Vuelve a enseñarme la foto.
Abro la imagen con el nombre en clave Calentorro McEspía.
Un agente encubierto del FBI sacó esta foto porque andaba tras uno de los hombres que aparecen en ella, pero no de mi objetivo. No. Todo el mundo piensa que Calentorro McEspía es solo un tío cualquiera... pero yo creo que es un agente ruso.
Fabio suelta un silbido.
—Cuanta carne de hombre de primera.
Es verdad. En la foto, un grupo de hombres de aspecto extremadamente delicioso se sientan en torno a una mesa dentro de un banya de estilo ruso: un híbrido entre una sala de vapor y una sauna; solo llevan puestas unas toallas, y en el caso de Calentorro McEspía, un par de gafas de sol no reflectantes estilo aviador que deben de tener algún recubrimiento antiniebla. Con el sudor que perla sus músculos relucientes, todos parecen como salidos de un sueño húmedo que se hubiese hecho realidad.
—Están jugando al póquer —digo—. Por eso yo he estado tomando lecciones de póquer.
—Sí, ya me imaginaba algo así , ya que la foto se llama Hot Poker Club —Fabio pronuncia emocionado las últimas tres palabras—. ¿Te das cuenta de que eso suena como el título de una de mis películas?
Me encojo de hombros.
—Uno de los agentes del FBI le puso el nombre, no yo. Iban tras otro tío que estaba en esa habitación y yo les estaba ayudando como parte de la colaboración entre agencias.
Fabio usa el dedo para agrandar con el zoom a Calentorro McEspía.
—¿Y este es el que te interesa?
Yo asiento y me empapo de la imagen una vez más. Calentorro McEs

  • Univers Univers
  • Ebooks Ebooks
  • Livres audio Livres audio
  • Presse Presse
  • Podcasts Podcasts
  • BD BD
  • Documents Documents