Albert Camus, Un Hombre Absurdo Que No Lo Era
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Description

Para hablar de Albert Camus es necesario antes despojarse de algunas ataduras conceptuales que quizá minen un poco la andadura de este camino, que si bien no pretenden descubrir nada nuevo, sí intentan mostrar ciertos atisbos que nos muestren lo que el hombre debiera ser, pero, desgraciada e ineluctablemente, no lo es. Aclaro, me debo curar en salud, como vulgarmente se dice, para tratar de descubrir una verdad que no vislumbro del todo, sino sólo, como ya lo dije, apenas atisbar.
Bien, ¿por qué Camus? Hace aproximadamente cincuenta años conocí a Albert Camus; digo, es un decir, ya que entonces conocí sus obras tanto narrativas como ensayísticas. Así, desde entonces me he unido a él con una fidelidad que está más allá de sus aparentes contradicciones, más allá de las debilidades de un hombre cuya pasión fue vivir su vida conforme las vicisitudes circunstanciales de su tiempo, mismas que asumió a contracorriente y vivió hasta sus últimas consecuencias.

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Informations

Publié par
Date de parution 01 septembre 2022
Nombre de lectures 2
EAN13 9781506548197
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Albert Camus, un hombre absurdo que no lo era
(Análisis seudointerpretativo de su discurso filosófico-literario)
MARIO JIMÉNEZ

Copyright © 2022 por Mario Jiménez.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:2022915009
ISBN:
Tapa Blanda
978-1-5065-4818-0

Libro Electrónico
978-1-5065-4819-7
 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
 
Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.
 
Foto de la portada del libro “El hombre rebelde: Camus” de Alianza editorial, edición de 2013.
 
 
 
Fecha de revisión: 08/05/2022
 
 
 
 
Palibrio
1663 Liberty Drive, Suite 200
Bloomington, IN 47403
845797
Índice
Introducción
IPreámbulo
I.I Poesía y filosofía
I.II Exploración y dilucidación de su pensamiento existencial
I.III Primer intermedio intempestivo: El existencialismo y la literatura
IIEl hombre absurdo
II.I La etapa de su “existencialismo mediterráneo”
II.II Las razones y sinrazones de su “existencialismo mediterráneo”
II.III 2º intermedio intempestivo: Por qué mediterráneo
IIIEl hombre rebelde
III.I La etapa “post-absurda”
III.II El hombre revolucionario versus el hombre rebelde
III.III 3r intermedio intempestivo: La inanidad del ser
IVEl hombre público y político
IV.I La querella Revolución vs Rebelión
IV.II La etapa del “juez penitente”
IV.III 4º intermedio intempestivo: Una cura en salud
VReflexiones finales
V.I De su espíritu griego
VII. De su espíritu mediterráneo
V.III De sus críticos y exégetas
VIConclusión
Bibliografía

Y abiertamente consagré mi corazón a la tierra grave y dolorosa, y a menudo, en la noche sagrada, le prometí amarla fielmente hasta la muerte, sin temor, con su pesado fardo de fatalidad, y no despreciar ninguno de sus enigmas. Así me uní a ella con un lazo mortal.
Hölderlin
Introducción
Para hablar de Albert Camus es necesario antes despojarse de algunas ataduras conceptuales que quizá minen un poco la andadura de este camino, que si bien no pretenden descubrir nada nuevo, sí intentan mostrar ciertos atisbos que nos muestren lo que el hombre debiera ser, pero, desgraciada e ineluctablemente, no lo es. Aclaro, me debo curar en salud , como vulgarmente se dice, para tratar de descubrir una verdad que no vislumbro del todo, sino sólo, como ya lo dije, apenas atisbar.
Bien, ¿por qué Camus? Hace aproximadamente cincuenta años conocí a Albert Camus; digo, es un decir, ya que entonces conocí sus obras tanto narrativas como ensayísticas. Así, desde entonces me he unido a él con una fidelidad que está más allá de sus aparentes contradicciones, más allá de las debilidades de un hombre cuya pasión fue vivir su vida conforme las vicisitudes circunstanciales de su tiempo, mismas que asumió a contracorriente y vivió hasta sus últimas consecuencias.
¿A qué me refiero? Sí, ¿a qué me refiero?
Un día antes de su ejecución, Meursault, el personaje de El extranjero, libro canónico de Camus, reflexiona después de haber perdido los estribos ante las palabras de consuelo del párroco que intenta obtener de él su arrepentimiento por haber matado a un hombre:
“Nada, nada tenía importancia, y yo sabía bien por qué. También él sabía por qué. Desde lo hondo de mi porvenir, durante toda esta vida absurda que había llevado, subía hacia mí un soplo oscuro a través de los años que aún no habían llegado, y este soplo igualaba a su paso todo lo que me proponían entonces, en los años no más reales que los que estaba viviendo. ¡Qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre! ¡Qué importaban su Dios, las vidas que uno elige, los destinos que uno escoge, desde que un único destino debía de escogerme a mí y conmigo a millares de privilegiados que, como él, se decían hermanos míos! ¿Comprendía, comprendía pues? Todo el mundo era privilegiado. No había más que privilegiados. También a los otros los condenarían un día. También a él lo condenarían. ¿Qué importaba si acusado de una muerte lo ejecutaban por no haber llorado en el entierro de su madre?” (6: pág. 53 ).
¿Cómo conciliar entonces este texto maravilloso por su escueta poesía y su honda rotundez, con los del maduro pensador que ante un auditorio se justificaba con lo que podemos llamar apotegma definitorio, de que “ Una revolución no merece la pena de que se muera por ella salvo si asegura sin demora la supresión de la pena de muerte.”? ( 7: pág. 325 ). He aquí un tema que requiere de una interpretación.
Excepcional híbrido entre filósofo y narrador, Albert Camus sobresale por haber llevado a un extremo poco frecuentado la certeza de una condición humana que, a la vez que exalta el amor a la vida, pregona la atroz certeza de que vivimos una existencia absurda ya que después de ella nada existe. Como hombre de su tiempo, defendió la idea de que si bien esta vida no tiene sentido debemos aceptarla como si de verdad lo tuviera y, como tal, debemos hacer de ella una existencia menos absurda de lo que ya es.
Por otro lado, es importante referirse aquí al hecho de que también Camus escribió en forma magistral sobre la miseria de lo que el colonialismo francés ocasionó a los argelinos, quienes para él no eran los “otros”, sino sus compatriotas, sus semejantes; con ellos creció, con ellos jugó y fue a la escuela cuando niño, y como tales, sufrió también su miseria (su madre era una analfabeta que para poder vivir trabajaba de criada). Nunca fue un comunista de vida burguesa que hablaba de los “otros”, de los miserables, pues él también fue un miserable. Quizá por eso fue asimismo un hombre que sabía sentir la vida en sus más elementales disfrutes: la belleza del sol, del mar, del paisaje, de la camaradería y del simple placer sexual. Esa vida era más importante para Camus por lo que nunca pudo aprobar el que fuera necesario romper con aquello que lo había formado, ni mucho menos por medio de la violencia, la tortura y la muerte, como lo aprobaban sus colegas franceses, particularmente Sartre. Por esta razón fue denostado por unos y otros, es decir, tanto por sus compañeros izquierdistas como por sus propios compatriotas argelinos en rebelión y, desde luego, por quienes representaban el estatus colonialista de Francia.
Así, Camus fue un hombre fiel a su destino, si por destino entendemos el de quien no reniega de su origen no importando que con ello le fuera la vida. Camus fue un hombre que prefirió ser excluido de la historia que entonces se estaba desarrollando que traicionar lo que creía y sentía, puesto que si ser revolucionario significaba matar y destruir, entonces no valía la pena luchar por ello, como lo escribió en forma excelsa en una de sus obras, “Calígula”, en voz de su personaje: “Desde ese tiempo sé que yo ya no sirvo para el mundo y que a partir del momento en que renuncié a matar me condené a mí mismo a un exilio definitivo. Los otros serán los que harán la historia” ( 14: pág.173 ).
Este trabajo pretende ser una “interpretación”, desde un punto de vista literario, de esa aparente contradicción y demostrar por qué puede no serlo. Debo aclarar aquí que mi interpretación no es académica y, por lo tanto, no sigue ningún modelo de análisis literario o filosófico, sino simplemente lo que mi intelecto me dicta con base a las experiencias literarias particulares que yo, el suscrito, ha tenido durante su vida. En este sentido, no se esperen encontrar en este ensayo grandes y eruditas elucubraciones académicas, sino simplemente, como ya lo dije antes, una humilde apreciación sobre la obra y actuación de un hombre que descolló no como una gran figura histórica en el campo de la política, la literatura o la filosofía, sino por su visión humanista que nos mostró, con su vida y obra, que el hombre puede vivir una vida, a pesar de su inmanente absurdidad, que la haga digna de ser vivida sin importar todas sus inherentes e ineludibles miserias.
En este entendido, en el primer capítulo de mi trabajo se esbozará una justificación del tema y se tratará de aclarar lo que hay de cierto en su pretendida pertenencia a la corriente filosófica llamada “existencialismo”, como lo menciona, por ejemplo, Mauro Jiménez Ramírez, nada más para hacer referencia a uno de quienes lo hacen: La novela existencial, sin embargo, acotaría con su marcador una especial perspectiva filosófica correspondiente a la desarrollada, sobre todo (sin abordar ahora los precedentes), por una serie de pensadores fundamentales del siglo XX: Martin Heidegger, Sartre y Camus (30 : pág. 17 ). En el siguiente capítulo abordaremos el análisis de su primera etapa como ensayista y narrador, la que hemos llamado de “existencialismo mediterráneo”, así como haremos un esbozo sobre el por qué la hemos llamado así, dado el contexto temporal y geográfico en que se desarrolla. Seguidamente, en el tercer capítulo, trataremos de analizar la etapa que he llamado etapa de “hombre rebelde”, precisamente basado en su obra del mismo nombre, escrita durante su época en la resistencia en la mitad de la 2ª Guerra Mundial, y, acorde con lo esbozado en ella, haremos un intento de interpretación de su contenido y de sus consecuencias, y trataremos de ligarlo con el pensamiento del gran filósofo rumano, E. M. Cioran, en lo que he ll

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