Névele ¡Vamos a Ver Quién Pierde!
286 pages
Español

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Névele ¡Vamos a Ver Quién Pierde! , livre ebook

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Description

En NÉVELE ¡Vamos a Ver Quién Pierde!, P. R. Santos relata detalladamente la vida de un hombre nacido en cuna de oro, con suficiente talento e inteligencia para triunfar en la vida, pero con escasa capacidad para librarse de costumbres perniciosas, vicios empedernidos y depravaciones rayanas en la maldad, lo cual lo hace forzar el cauce de su propia existencia y conducirla hacia su total destrucción.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 26 août 2022
Nombre de lectures 0
EAN13 9781669804406
Langue Español
Poids de l'ouvrage 1 Mo

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Névele ¡Vamos a ver quién pierde!
P. R. Santos

Copyright © 2022 por P. R. Santos.
 
Numero de la Libreria del Congreso:
2021925419
ISBN:
Tapa Dura
978-1-6698-0442-0

Tapa Blanda
978-1-6698-0441-3

Libro Electrónico
978-1-6698-0440-6
 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
 
Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, incidentes, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia.
 
Artista de Portada: Yoel Osio
 
 
 
 
 
Fecha de revisión: 09/20/2022
 
 
 
 
Xlibris
844-714-8691
www.Xlibris.com
834471
ÍNDICE
Introducción
Parte 1: Rancho Martina
Capítulo 1En cuna de oro
Capítulo 2¡Un Martina cien por ciento!
Capítulo 3¡Eso es cosa de hombres!
Capítulo 4¡Un regalo mío!
Parte 2: Campo Universitario I
Capítulo 5Nevelencio y Franrené
Capítulo 6¡No! ¡No! ¡No!
Capítulo 7¡Vamos a meterle candela!
Capítulo 8¡Salgan que nos descubrieron!
Capítulo 9¡Yo no voy!
Parte 3: Campo Universitario II
Capítulo 10¿Quién fue?
Capítulo 11¡Tranquilo, Mota!
Capítulo 12¡Quítate del medio!
Capítulo 13¿Qué tiras al agua?
Capítulo 14¡Hombres como tú no mueren!
Capítulo 15¡Pa eso te traje!
Capítulo 16¡Esa tangana es temporal!
Parte 4: Vida laboral
Capítulo 17¡Viviendo como Carmelina!
Capítulo 18¡No juegues con eso!
Capítulo 19¡Si la belleza fuera dinero…!
Capítulo 20¡Si mañana no abre el bar…!
Capítulo 21¡Renuncio ahora mismo!
Parte 5: Libre de jefes
Capítulo 22¡Esa es la única solución!
Capítulo 23¡Dios bendiga este hogar!
Capítulo 24¿Quién tú eres?
Capítulo 25¡El billete es el billete!
Capítulo 26¡Fue una pelirroja!
Capítulo 27¡No, no, olvida eso!
Capítulo 28¡Nos partieron!
Capítulo 29¡Échale tierra y dale pisón!
Parte 6: Nueva etapa de vida
Capítulo 30¡Cásate conmigo!
Capítulo 31¡Cuanto antes sea, mucho mejor!
Capítulo 32¡Fui a ver don estaba el bar!
Capítulo 33¡Mi esposa tiene que ser la perfección en persona!
Capítulo 34¡Mejor tarde que nunca!
Capítulo 35¡Se me perdió mi esposa!
Capítulo 36¡Ya lo tengo!
Parte 7: Ave Fénix
Capítulo 37¡Mi mente t’aún volando!
Capítulo 38¡T’estoy midiendo y no es pa ropa!
Capítulo 39¡Tú no tienes la culpa!
Capítulo 40¡Después que lo entierren!
Capítulo 41¡Voy a mí!
Capítulo 42¿Somos o no somos?
Parte 8: Con las manos en la masa
Capítulo 43¡Primero, uno es mucho; después, mil son pocos!
Capítulo 44¡Yo necesito vivir!
Capítulo 45¡Allá tú con tu cruz!
Capítulo 46¡Yo vuelo bien alto!
Capítulo 47¡Se nos acabó el pan de piquito!
Parte 9: Por los hechos aquí expuestos…
Capítulo 48¡He dicho!
Capítulo 49¡Las pruebas son muy contundentes!
Capítulo 50¡Una peste corruptora!
Introducción
Luego de tres intensas jornadas del juicio oral y público al que fueron sometidos Nevelencio y otros ocho acusados, el Tribunal Judicial dio por cerrado el debate y declaró el proceso concluso para sentencia. Setenta y dos horas más tarde, como se había establecido previamente, las partes fueron convocadas para una nueva audiencia, donde se pronunciaría la decisión final del caso.
La lectur a del fallo del Tribunal estuvo a cargo de su presidente, quien primeramente expuso una versión resumen del complejo y sonado caso, así como las implicaciones corruptoras y antisociales de las actuaciones de los implicados. Entonces particularizó cada causa. Uno por uno, los acusados fueron recibiendo su sentencia a decir del juez, quien a cada acusado le enfatizó los hechos en que el Tribunal Judicial se basaba para adecuarle su castigo.
Estaba en turno ahora el encartado principal del popular caso.
―Señor Nevelencio Martina, como bien expuso y evidenció la Fiscalía, basándose en la abrumadora cantidad de evidencia mostrada, así como en declaraciones testificales de vecinos de conocida reputación social en el vecindario, algunas de las víctimas y otros testigos —declaró sobriamente el juez—, al evaluar su carácter moral y sus motivaciones, me es fácil concluir, más allá de cualquier duda razonable, que usted es una persona de comportamiento altamente vergonzoso, inmoral y amenazadoramente antisocial. ¡Usted, señor Martina, es una peste corruptora que infecta todo y a todos a su alrededor! ―enfatizó.
»Como bien se demostró ―continuó el enjuiciador―, usted incurrió repetidamente en la comisión de varios delitos tipificados y sancionados en el Código de Procedimiento Penal vigente. Sus reiteradas violaciones de las disposiciones legales actuales y conductas que conducen al desorden público y la indisciplina social demuestran en usted una falta generalizada de adhesión a las normas sociales imperantes que garantizan la seguridad y la convivencia pacífica de la población.
»Como se comprobó fehacientemente, su domicilio fue utilizado continuamente, con SU anuencia, para receptar, ocultar y posteriormente comercializar objetos provenientes de disímiles robos, estafas, asaltos y otras infracciones de carácter muy peligroso y netamente antisocial ―puntualizó el magistrado―. Dichos hechos lo involucran a usted directamente, señor Martina, en una relación de encubrimiento y complicidad con los varios delitos cometidos por terceras personas.
»Además, y también con SU consentimiento, como se evidenció irrefutablemente durante las audiencias de este juicio, su residencia sirvió de refugio y escondite a ciudadanos delincuentes y antisociales, autores de una extensa lista de delitos variados, con la clara intención de eludir la acción de la justicia, incurriendo usted así en el delito manifiesto y reiterado de obstrucción judicial ―declaró el juez con énfasis―. En muchos casos, señor Martina, usted le facilitó refugio a prófugos de la justicia catalogados como delincuentes altamente peligrosos.
»Como si esto fuera poco, señor Martina ―acentuó el magistrado inclinándose un tanto hacia delante y elevando su tono de voz―, también se le probó de manera irrebatible que usted cometió el delito continuado de proxenetismo. No solo obtenía usted beneficios económicos a costa de otras personas que practicaban la prostitución, sino que puso su vivienda a disposición de prostitutas para que éstas llevaran a cabo sus actividades en ella, también con el objetivo de beneficiarse económicamente.
»Estas actividades ilícitas que con SU anuencia, señor Martina, se llevaron a cabo en SU domicilio con gran regularidad, se ven agravadas, en gran medida, ya que en ellas participaron menores de edad ―declaró el juez, acentuando con énfasis la última frase, lo que dio lugar a un murmullo de censura generalizado en la sala―. Basándose no solo en el amplio peritaje policial realizado, sino también en declaraciones testificales de vecinos de la zona y familiares de las víctimas, la Fiscalía demostró fehacientemente la participación de, al menos, tres menores de edad en dichas actividades ilegales y corruptoras; tres menores de edad cuyas lesiones sociológicas y emocionales resultantes de dichas actividades, según las evaluaciones llevadas a cabo por un equipo de psicólogos acreditados, son traumáticas y posiblemente irreversibles. Todo esto en SU domicilio, señor Martina, con SU anuencia, lo que indudablemente le imputa a usted hechos múltiples de corrupción de menores.»
Nevelencio había mantenido en todo momento su cabeza baja, sus hombros encogidos y su mirada hacia el piso, mientras el presidente del Tribunal lo fustigaba y le ratificaba uno por uno los varios cargos imputados. Sin embargo, cuando el juez le ratificó los cargos múltiples de corrupción de menores, éste levantó repentinamente su mirada y movió varias veces su cabeza de un lado al otro, evidenciando desacuerdo con dicha acusación.
La ratificación de los cargos múltiples de corrupción de menores imputados a Nevelencio provocó cierta conmoción en la audiencia. Sin duda alguna, dichos cargos, juntos al de proxenetismo, agravado por la participación de menores de edad, lo colocaban en una situación bien comprometida.
―Como consecuencia de su alto nivel de irresponsabilidad ―continuó el magistrado, subiendo ligeramente su tono para evitar que el murmullo formado en la sala se incrementara―, su domicilio fue escenario de un grave hecho de sangre. Dicho hecho de sangre puso en peligro la vida de al menos dos personas, quienes gracias a los avanzados servicios de emergencia médica con que cuenta nuestra ciudad, pudieron milagrosamente salvar la vida.
»Como claramente se evidenció durante las audiencias de este juicio, por años, señor Martina, su conducta no ha sido solamente abusiva socialmente, sino pútrida y repugnante ―enfatizó el juez―. Y le reitero, señor Martina, ¡usted es una peste corruptora que infecta todo y a todos a su alrededor!
»Por los hechos aquí expuestos y probados durante las audiencias de este juicio, y teniendo en cuenta la gravedad y el carácter absolutamente antisocial de los mismos ―expuso el presidente del Tribunal a manera de conclusión―, usted, señor Martina, es declarado culpable de todos los cargos impu

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