Nicolás  El Niño Que Hacia Mandados
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Nicolás El Niño Que Hacia Mandados , livre ebook

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Description

Nacido en Colombia, en el seno de una numerosa y auténtica familia, digna representante del departamento deAntioquia y dedicada a las labores del campo, Nodier Arango Lopera, nos entrega su primer relato.
Desde la infancia, Nodier mostró poseer un apasionado espíritu para comprometerse con las actividades fundamentales de su comunidad: el comercio, el deporte y una vocación de servicio que lo han caracterizado toda su vida.
Su compromiso social y su incesante contacto humano, gracias a sus negocios, lo han convertido en un gran observador de la naturaleza humana y ahora, en su edad madura ha decidido dedicar su tiempo libre a escribir las memorias de aquellas personas, momentos y situaciones que le han impresionado y que constituyen ejemplos de vida.
Su espíritu creativo lo ha llevado a tomar como punto de partida hechos reales para escribir historias ficcionadas y enriquecer a sus lectores, mostrando que la voluntad humana puede cambiar un destino lleno de obstáculos en otro de superación.
Un mensaje escrito con un lenguaje claro sencillo y directo pero muy rico en imágenes inolvidables y educativas que ofrecen una rica experiencia para cualquier lector interesado en desarrollarse y crecer como ser humano, mejorando su propia condición.
Una lectura que vale la pena para entender, cómo un niño nacido en el campo, en medio de numerosas carencias, logra cambiar con tenacidad, voluntad y disciplina su propio destino.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 06 mars 2023
Nombre de lectures 2
EAN13 9781669860204
Langue Español
Poids de l'ouvrage 1 Mo

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

NICOLÁS EL NIÑO QUE HACÍA MANDADOS
 
 
La vida al servicio de sus semejantes
Desde el campo hasta los escenarios internacionales, un ejemplo a seguir
 
 
 
 
 
 
 
 
Una histori a de:
Nodier Arango Lopera
 
Copyright © 2023 por Nodier Arango Lopera.
Numero de la Libreria del Congreso:
2022923942
ISBN:
Tapa Dura
978-1-6698-6022-8

Tapa Blanda
978-1-6698-6021-1

Libro Electrónico
978-1-6698-6020-4
 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
 
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
 
Las personas que aparecen en las imágenes de archivo proporcionadas por Getty Images son modelos. Este tipo de imágenes se utilizan únicamente con fines ilustrativos. Ciertas imágenes de archivo © Getty Images.
 
 
 
 
 
Fecha de revisión: 03/01/2023
 
 
 
 
Xlibris
844-714-8691
www.Xlibris.com
848194
CONTENTS
Prólogo
Capítulo I
Infancia y familia
Capítulo II
Crece el espíritu
Capítulo III
La tristeza
Capítulo IV
La alimentación
Capítulo V
El enamoramiento
Capítulo VI
Empresa familiar
Capítulo VII
El deporte
Capítulo VIII
La vuelta en bicicleta alrededor del país
Capitulo IX
Tentaciones y mucho más
Capítulo X
Volver
Capítulo XI
Impulso a la gloria absoluta
Capítulo XII
No todo era gloria
Capítulo XIII
Visitas
Capítulo XIV
Era el día señalado
 
PRÓLOGO
La historia de Nicolás, un joven de origen campesino que dedicó su entero esfuerzo a servir a los demás de diversas maneras, es digna de ser tomada como ejemplo del recorrido digno de un hombre a través de la vida y sus dificultades; que demuestra que el que tiene buenos principios, grandes sentimientos, liderazgo y ganas de servir a sus semejantes, no necesita más que eso para llevar a cabo sus propósitos de vida.
Lo único que poseía Nicolás, era una generosidad nata, una disposición a realizar las tareas que le fueran impuestas, nunca se negó a hacer un favor o a auxiliar a quien lo necesitaba. Demostraba a cada paso con sus acciones, su gran amor a la humanidad y el respeto que le inspiraban sus congéneres, cualidades estas que fueron construyendo un hombre que nunca tuvo miedo de enfrentar lo que le llegara y que desde sus comienzos como el niño de los mandados, aquel que siempre estaba presto a atender las solicitudes de propios y extraños, demostró que con su empeño y ganas de servicio, no necesitaba más, así tuviera que caminar si su bicicleta se dañaba o si debía posponer sus propias necesidades con tal de servir a los demás.
Nunca se preocupó por nada que no fuera su intención de servir ni pidió nada a cambio. Su satisfacción personal colmaba todas sus expectativas. Vivió como quiso y dejó gratos recuerdos en quienes lo conocieron.
CAPÍTULO I
Infancia y familia
Al llegar a este mundo se tiene una historia que vivir y que contar porque para eso el hombre es concebido y nace. Hay que encontrar las razones y el porqué de estar vivo, el propósito y el entendimiento de que se recogerá lo sembrado como una semilla que se reproduce y se da a conocer. Llegar al tope de los anhelos es realizarse y poseer las llaves del éxito.
Eran las siete de la mañana cuando Lía, una joven mujer con gran ternura despertó a su hijo Nicolás que dormía a sus pies, el niño se había quedado ahí para cuidarla y estar pendiente de lo que su mamá necesitara, ella le pidió que fuera a la cocina a traerle una taza de agua de panela con limón, tenía mucha sed y esa bebida era lo único que calmaba la resequedad en su boca por razón de la lactancia. Lía solo había cumplido una semana de haber dado a luz a su hija Sofía y estaba esperando a esas tempranas horas, la llegada de su hermana Matilde que se quedaría con ella durante el día, mientras cumplía el periodo de su dieta de maternidad, la acompañaría hasta el regreso de su esposo Isaías en las horas de tarde, después de su jornada diaria de trabajo.
Nicolás, con apenas cuatro años, era un niño callado, pero atento a todo lo que decían sus padres. Desde los dos años cuando Isaías le dijo que le transmitiría lo que su propio padre le había enseñado a él como un regalo desde su nacimiento, en lo que representaba una estrecha relación entre padre a hijo, el niño aguardaba recibir las enseñanzas que heredaría como si de un tesoro se tratara, tal como lo había manifestado su progenitor. Él sabía que no debía forzar las cosas porque su papá sabría el momento exacto de transmitirle sus conocimientos. Así que esperaba pacientemente.
El niño portaba en su cuello una pequeña cruz que brillaba cuando caminaba y que él tenía en gran aprecio, le gustaba tocarla de vez en cuando para asegurarse que seguía allí. Su abuela, con quien a través de la vida mantuvo una relación de mucho amor y comprensión, se la había colocado el mismo día de su nacimiento como un símbolo religioso y de fe para que lo acompañara por siempre.
En la navidad del segundo año de vida, su padre le regaló un triciclo que lo entusiasmó mucho, asombrando a sus familiares con la facilidad que logró dominarlo desde el primer momento, a pesar de que sus piernas apenas sí alcanzaban los pedales. Nadie podía imaginarse cómo, estos detalles en la vida, más adelante podrían representar una de las grandes ambiciones del muchacho y su amor por el deporte del ciclismo.
Lía era una mujer cariñosa y acostumbraba a abrazarlo y darle un beso en la mejilla cada vez que el niño cumplía sus mandatos y solía repetirle que sería muy bendecido si seguía siendo obediente, ya desde sus tres años, él sabía que nunca iba a defraudar a sus mayores. Nicolás estaba acostumbrado a este trato amoroso y le producían curiosidad las recomendaciones de la mamá, por eso le preguntaba por qué le decía que debía ser obediente, si por su cabeza, jamás había pasado la idea de desobedecer.
–No entiendo mamá
–Ya lo entenderás hijo mío
Ella le respondía que, aunque en ese momento no lo entendiera, la obediencia a sus mayores y sus padres consistía en hacer de buena voluntad las cosas que le pidieran porque ellos siempre querían lo mejor para él
–Recuerda siempre una cosa, todos queremos tu bien, hijo– y él lo sabía, lo sentía en el tono de sus palabras y en lo delicado de su voz, sabía que todos lo querían, su madre, su papá y su abuelita, todos se esmeraban demostrándoselo, por eso, a él no se le ocurría actuar de manera que pudiera agraviarlos.
Nicolás se ubicaba cerca y miraba fijamente a su hermana Sofía entre su cama y ahí, muy calladito, echaba a volar su imaginación, pensaba en un mundo perfecto para toda su familia, un mundo donde a ninguno de ellos le ocurriera algo grave, un mundo pacífico, lleno de colores y armonía gobernado por los mismos niños donde todo era felicidad y ensueño.
Veía a su hermanita como una niña inocente que descansaba plácidamente y, seguramente sería tan obediente como él quería ser siempre; esa virtud de la cual le había hablado la madre y que él se disponía a mantener como una cualidad para que la madre lo admirara y quisiera mucho más. Toda su visión infantil era de bienestar y alegría, veía el mundo como un lugar paradisiaco donde él quería jugar un papel importante a través de la obediencia y la bondad, un sitio donde ni siquiera pensaba que pudiera existir el mal.
Nicolás tenía en su interior una semilla que habían sembrado sus padres y abuela y que había echado raíces de rectitud y honestidad sin límites, sus sentimientos de fraternidad se desarrollaban muy fuertes en un hogar donde compartían la mesa y la comida con enorme amor. Cerró los ojos y se distrajo pensando en ese mundo de fantasía que lo invadía después de haber cumplido con los deberes y los mandados que le pedían que hiciera y que él cumplía a cabalidad y de muy buen gusto.
La madre, naturalmente inculcaba principios y valores en el niño y le hablaba de la humildad y de nunca creerse dueño de la verdad sino recurrir a la voz interior que era una voz divina, que todo lo había creado y debía permanecer en él como una luz tutelar, para que actuara correctamente con rectitud, amabilidad y sencillez. Quería que cuando el niño se encontrara con el mal, tuviera la capacidad de superarlo y de encaminar a aquello

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