REMINISCENCIA
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REMINISCENCIA , livre ebook

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Description

En este ejemplar hay historias con las que cualquier persona se puede identificar.
Una que alguien escuchó por otro alguien que la contó; quizá la vivió, pero nunca la
contó. De todas formas, cualquier parecido con la realidad, puede ser pura coincidencia.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 11 juillet 2023
Nombre de lectures 0
EAN13 9781506550398
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

Reminiscencia
MARIA ISABEL MATHIEU

Copyright © 2023 por Maria Isabel Mathieu.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:2023912754
ISBN:
Tapa Blanda
978-1-5065-5038-1
 
Libro Electrónico
978-1-5065-5039-8
 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
 
Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.
 
Fotografía de portada por: Jorge Enrique Pinzón Acevedo
 
 
 
Fecha de revisión: 07/07/2023
 
 
 
Palibrio
1663 Liberty Drive
Suite 200
Bloomington, IN 47403
853130
Índice
Nació para ser amada
No vuelvo a La Mierda
Amadeo y el Cachaco
Déjate de vainas Celina
Buenos días Doctor Rodríguez
El cristo de las Mercedes
San Rafael en Santa Fe
Mi nietecita negra
Embolia
Introito
A un escritor o un musicógrafo la reminiscencia le trae a la mente alguna escena vivida con mucha anterioridad un tanto baraúnda, que en un momento dado puede relacionar con otro interprete o literato.
Cuando se tiene una memoria fotográficamente prodigiosa, se puede convertir en un problema y a esto se le llama hipermnesia.
La hipermnesia es un fenómeno menos frecuente que la reminiscencia. Esto se debe a que siempre que haya hipermnesia habrá reminiscencia, pero puede darse reminiscencia únicamente.
Parecería un trabalenguas para psicólogos, pero en realidad, es todo lo que hay en el alma del autor de este ejemplar, que ha manifestado en muchas otras de sus obras que es poseedora de una memoria infinitamente prodigiosa que a veces se torna peligrosa.
Y como dice entre otros Susso el Paspi, un comediante colombiano:
“El que lo entendió, lo entendió”.

 
 
 
 
 
 
 
                Un pasado con diferentes matices
                ayudó a formar mi futuro.
                Sonrío a ese pasado
                que siempre estará presente.
                                            Maria Isabel Mathieu

 
 
 
 
 
 
 
Escribo el ayer hoy Y me recordaran mañana.
                    Maria Isabel Mathieu

 
 
 
 
 
 
 
No podemos parodiar el presente
No podemos parodiar el futuro
Podemos parodiar el pasado
Maria Isabel Mathieu
Nació para ser amada
Después de varios intentos fallidos, dolorosos y traumáticos, la pareja logró un embarazo que llegaría a feliz término luego de pasar casi los nueve meses bajo supervisión médica, por lo cual el señor Castillo tomó en arriendo una suite en un hotel muy cerca al hospital en donde nacería su futuro heredero, y en donde convenientemente también tenía el consultorio el eminente doctor Méndez, ginecólogo – obstetra encargado de todo el proceso.
Pues de una gran pareja con clase y elegancia, nació una preciosa niña la que llamaron Bella Aurora. Nació ella bastante sana, de gran tamaño y rodeada de mucho amor, al punto que la madre pasó a un segundo plano muy pronto y para ella, toda muestra de cariño de su esposo hacia la nena, era exagerada con tendencia a malcriarla.
Residían en una casa de campo y allí fue creciendo Aurorita disfrutando de todo lo que le ofrecía la vida y sus padres. Lloraba por todo aquello que su madre quería controlar para educarla mejor. Lloraba porque sí, porque no y por si acaso.
- ¡Ya comiste un helado mi amor! – decía su mamá con mucha dulzura. –
- ¡Papá! – gritaba llorando – ¡Mamá no me quiere dar helado!
- ¡Pero cómo puede ser posible que le niegues un helado a mi hija! –alegaba el señor- ¡No me la hagas llorar!
- ¡Pues te recuerdo que también es mi hija! - y añadió ella – Ya se comió un helado.
- ¡Pues dale otro si ella quiere! – insistió él – no podemos negarle absolutamente nada a la niña. ¡Ella no tiene que llorar por absolutamente nada!
Creció Bella Aurora con papá, mamá, su perro Pastor alemán al que llamó Cumbary D’itu; un ciervo llamado Pinky y su caballo Termidor, el que montaba con mucha gracia siempre seguida por Moises, el indio al que la pareja como una obra de caridad en vista que su familia era muy pobre le permitieron vivir en la hacienda criado por la servidumbre, pues ellos viajaban continuamente y siendo este al menos ocho años mayor que Bella Aurora jugaba con ella hasta convertirse en su más fiel sirviente, mientras que ella se fue transformando en una muy hermosa mujer digna representante de su país, en un gran certamen de belleza que le abrió puertas para salir en portada de revistas, promoviendo productos de belleza tales como: cremas para la cara y el cuerpo, shampoo, esmalte para uñas, rubor, talcos para el cuerpo y colorete para labios. El rubor y color en los labios era para remarcar la belleza del rostro femenino.
Claro está que lo del certamen de belleza fue cuando Bella Aurora ya se había hecho mujer; a la edad de veintitrés años había salido del internado, pero antes se habían mudado a la capital. Y aunque el señor Castillo quería vender la casa de campo, las peticiones de su hija se lo impidieron. ¿O sea que no volveré a ver a Pinky? – preguntaba Bella –
 
La autora le llamo “Bella Aurora” porque fue bella porque resplandecía antes de la salida del sol, desde su nacimiento hasta su fallecimiento.
Aurora- ¡Voy a extrañar mucho a Termidor! Porque Cumbary D’itu si puede estar en la ciudad con nosotros ¿verdad padre?
- Obvio que si hija. Cumbary también viene. – contesto él –
- ¡Y nadie ha pensado en el indio! – exclamó la señora Castillo-
- ¡Cierto!... ¡Moises! – el indio estaba cerca y Bella tomó sus manos, mientras él bajo la cabeza con respeto- Padre, y si nos quedamos con las dos casas. Moises podrá cuidar a Termidor y a Pinky, nosotros podemos venir cada cierto tiempo para escapar del ruido de la ciudad.
Las cosas se hicieron tal y como Bella Aurora quería; transcurrieron un par de años en los cuales la familia se tomó tiempo para viajar a Europa y aprovechó Bella para tomar un curso de modelaje totalmente gratis que le fuera otorgado por la misma escuela, durante un desfile de modas presentado en el mismo hotel en que se alojaron en Paris; y a pesar de que papá no estaba muy de acuerdo con ello, terminó como siempre complaciéndola; además, porque Bella Aurora les hacía el viaje muy ameno con sus ocurrencias y contando anécdotas de sus compañeras en el internado, el cual ya había terminado, razón por la cual habían decidido hacer el tour.
- Una vez – contaba Bella- preparamos una comedia. A mí siempre me escogían para ser reina, princesa … en fin. No solo por mi tamaño, pero porque era la más bonita del grupo. - la madre interrumpe-.
- Hija deberías ser más modesta; una no debe echarse flores a sí misma.
- ¡Déjala mujer! - exclamó Castillo- sigue con tu relato mi vida.
- Bueno –prosiguió Bella- no les contaré toda la comedia. La cosa es que el escenario estaba arreglado con muchas plantas al rededor, pero cada planta era una interna disfrazada, o sea… vestidas de verde y hasta con guantes verdes; cada una representaba una flor que sólo dejaba ver la cara, sonriendo.
Una manta azul era el agua de la laguna. La flaca Amalia Alemán vestía de príncipe y aunque es un poco más baja que yo, quedamos bien de príncipe y princesa; nos paseábamos alrededor de la laguna. No se cómo podíamos aguantar la risa; porque resulta que a la turca Fortuna Sitton que es tan gorda, no podían ponerla en la obra pues no cabía en ninguna parte.
- ¡Pobre Fortuna! – gritó su madre- ¿la dejaron fuera?
- ¡No fíjate! –contestó entre carcajadas Bella- el fondo del escenario era un cartón muy grande que ocupaba mucho el espacio y lo pintaron casi todo azul con nubes y un sol con sus rayos hacia un lado. En la parte de abajo dibujamos muchas margaritas. A última hora a alguien se le ocurrió que ¡la turca podría actuar! Así que le cortaron la cara al sol, montaron a Fortuna en un cajón allá tras bambalinas. Allí Sitton metió su cara en el hueco y sonriendo pudo participar sin necesidad de entrar al escenario. Pero como fue algo que planearon a último momento no todas sabíamos. Como sería que yo podía reír, porque llevaba un velo atravesado en la cara, pero Amalia que era el príncipe sudaba para no soltar la risa y fue tanto lo que aguantó, que cuando pudo ¡se orinó en los pantalones! Claro que allí nadie se dio cuenta. Cuando la obra terminó comenzamos a decirle a Amalia que tocara el piano.
Ella es muy delgada; la pobre parecía un búho. Usaba gafas muy grandes y casi siempre las tenía en la punta de la nariz.
Total, ella fue la única de las internas, que se metió en clases de piano y eso la hacía sentirse muy popular e importante, porque siempre la estábamos llamando para que tocara “La Cocaleca” y ella acudía gustosa a tocar esa pieza panameña que canta Nenita Henríquez, muy alegre por cierto; pero era la única que no podía bailar como el resto y tenía que repetir “La Cocaleca” una y otra vez a petición de sus compañeras, y nosotras cantando y bailando: - reía -
En la Cocaleca. Quiero Cocaleca
Dame Cocaleca Que la marea esta seca
Todos terminaron la velada ese día riendo a carcajadas.
El señor Castillo falleció a causa de un ataque cardiaco, unos meses después de que su am

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