133
pages
Español
Ebooks
2017
Vous pourrez modifier la taille du texte de cet ouvrage
Obtenez un accès à la bibliothèque pour le consulter en ligne En savoir plus
Découvre YouScribe en t'inscrivant gratuitement
Découvre YouScribe en t'inscrivant gratuitement
133
pages
Español
Ebook
2017
Vous pourrez modifier la taille du texte de cet ouvrage
Obtenez un accès à la bibliothèque pour le consulter en ligne En savoir plus
Publié par
Date de parution
10 août 2017
Nombre de lectures
0
EAN13
9781683254270
Langue
Español
Poids de l'ouvrage
1 Mo
Publié par
Date de parution
10 août 2017
Nombre de lectures
0
EAN13
9781683254270
Langue
Español
Poids de l'ouvrage
1 Mo
Roberta Bellinzaghi
Manual
de los
buenos modales
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
Traducción de Nieves Nueno Cobas.
Diseño gráfico de la cubierta de Design 3.
Fotografía de la cubierta de Serena Maggi.
Dibujos de Michela Ameli.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-427-0
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
INTRODUCCIÓN
EL PLACER DE LA CASA
Niños
Adopción
Los hijos de los demás
Reproducción asistida
Comportamientos
Costumbres: los «ritos» domésticos
Familia numerosa
Hijo único
Abuelos
Comidas familiares
Desayuno
ANIMALES DOMÉSTICOS
Perros
Gatos
Peces
Pájaros
INDUMENTARIA Y AFINES
Combinaciones
Accesorios
Joyas
Guantes
Chaqueta
Ocasiones
Frac
Esmoquin
Tight
EL PLACER DE UNA INVITACIÓN
Al aire libre
Aperitivo
Barbacoa
Desayuno
Brunch
Cena
Cena improvisada
Resopón
Cóctel
Tabaco
Pernoctar
Cuando usted es el anfitrión
Cuando el huésped es usted
SENTÉMONOS A LA MESA
Agua
Copas y vasos
Centro de mesa
Alimentos particulares: cómo degustarlos
Fruta
Comportamiento en la mesa
Licores
Menú
Invitado de honor
Vajilla
Cubertería
Cuchillo
Cuchara
Tenedor
Cubiertos varios
Asientos
Tarjetas
Servir en la mesa
Mantelería
Servilletas
UN BUEN VASO DE VINO
Copas
Servir el vino
Maridaje
VIVAN LAS FIESTAS
Nochevieja
Navidad
DE VISITA
Enfermo
Café o té en compañía
Qué llevar
EL PLACER DE LA CONVERSACIÓN
Temas y ocasiones
Discusión
Meteduras de pata
Lenguaje
LA IMPORTANCIA DE UN SALUDO
Besamanos
Cómo saludar
Presentaciones
Darse la mano
COMUNICARSE PARA SENTIRSE CERCA
Tarjeta de visita
Comunicaciones breves
Felicitaciones
Invitaciones
Duelo
Agradecimiento
Fax
Carta
E-mail
Red telemática
Ética del «navegante»
Contestador automático
Teléfono
Teléfono móvil
Telegrama
Felicitaciones
Duelo
Boda
Nacimiento
Televisión
TRABAJAR ES NECESARIO
Jefe
Si el jefe es usted
Si el jefe es… él
Buscar trabajo
Colegas
Currículum
POR LA CIUDAD
Ascensor
Automóvil
Accidente
Información
Pasajeros
Pasos de cebra
Banco
Gasolinera
Farmacia
Médico
Transportes públicos
Correos
Restaurante
Propina
Supermercado
Taxi
NO OLVIDE EL DEPORTE
Natación
Piscina
Playa
Deportes de invierno
UN POCO DE OCIO
Cine
Conciertos y representaciones teatrales
Lecturas
Muestras y exposiciones
LAS OCASIONES PARA RECORDAR
Bautizo
Petición de mano
Primera comunión y confirmación
EL «GRAN DÍA» DE LA BODA
Indumentaria
Ella
Las demás
Él y los demás
Obsequios
Ceremonia
Ramo de novia
Cortejo y asientos en la iglesia
Flores
Música
Rito civil
Lista de bodas
Invitaciones
Banquete
Menú
Gastos
Testigos
EL DOLOR ATRAVIESA LA VIDA
Flores
Funeral
DE VIAJE
Avión y aeropuerto
Agencia de viajes
Automóvil
Autoestop
Barco
Tren y estación
Coche cama y literas
Vagón restaurante
LA VIDA SENCILLA
INTRODUCCIÓN
L a época actual es compleja, los límites de una relación «adecuada» con lo que nos rodea se vuelven cada vez más confusos y a veces nos preguntamos: ¿acaso todo está permitido? Lejos de pretender dar una respuesta de carácter ético o psicológico, no podemos dejar de constatar cuánta necesidad hay de una referencia, al menos por lo que se refiere a las reglas para una convivencia agradable.
La expresión buenos modales parece trasladarnos a una época distinta, casi perdida en el tiempo. Una época en la que cada uno tenía asignado un papel en el que se reconocía y al que se adaptaba. ¿Hasta qué punto ha cambiado todo eso hoy en día? ¿Acaso no es sólo la superficie la que se ha encrespado dando una ilusión de movimiento? ¿Cuánta conciencia ha alcanzado en realidad el hombre de la sociedad occidental sobre sí mismo y sobre quienes comparten su camino?
Compartir es una palabra «fuerte» y muy usada, pero sobre la que no se reflexiona lo suficiente. Se ha avanzado mucho desde la época en que el buen tono era la medida para dividir a los «buenos» de los «malos», y aún falta avanzar mucho más antes de aprender a aceptar a quienes no son iguales a nosotros.
Se nos puede preguntar entonces qué utilidad pueden tener los buenos modales en un momento de inestabilidad como el actual en el que se proclama: «¡La formalidad ha muerto, viva la informalidad!». Tal vez sea necesario partir de un dato concreto: sin formalidad alguna no podemos reconocernos; encerrados en los límites de la formalidad corremos el riesgo de sofocarnos. Una vez más, sólo el equilibrio de la justa medida, del punto intermedio, puede tratar de dar una respuesta inmediata.
Los buenos modales deben considerarse en su conjunto, sin buscar en ellos sólo una serie de normas ya trasnochadas que se presten con facilidad a la acusación de «hipocresía». Sólo tienen la función de ayudarnos en la búsqueda de una armonía, un equilibrio entre nosotros y los demás, haciendo uso también de esas formalidades exteriores, sin duda no esenciales, y sin embargo útiles para un autocontrol de nuestros impulsos, que están muy lejos de poderse confundir con la simple espontaneidad.
Nuestro «interior» y nuestro «exterior» no son opuestos sino que se superponen y forman esa plenitud, a ser posible armoniosa, que llamamos ser humano. Así pues, los buenos modales consisten en una actitud que no resulta vacía, sino que nace de la conciencia de que nunca conoceremos el misterio profundo que regulará sus consecuencias.
A veces, un pequeño gesto inesperado de «amor» por parte de otro nos produce de improviso una sensación de estupor y maravilla, casi como un pequeño milagro. La atención por una necesidad, la palabra amable en el momento adecuado, la participación en una alegría o un dolor, la comprensión de un «error», así como ser recibido en una casa acogedora y escuchado en un momento difícil, sentarse a una mesa y hallar una sonrisa donde esperábamos indiferencia… Todo eso son los buenos modales hoy en día: algo que nos ayuda a vivir. No una serie de normas a las que hay que atenerse, sino una referencia que nos ayuda a no olvidar ese respeto fundamental que cada uno se debe a sí mismo y a los demás y, precisamente porque se compone de pequeños detalles, nos recuerda que nuestra vida cotidiana está ahí, presente, en cada instante de la vida.
En definitiva, sólo el momento que estamos viviendo nos pertenece de verdad; el instante pasado ya no existe, el futuro aún debe nacer. Así, vistos bajo esta luz, el gesto, la actitud y el comportamiento del momento presente revisten una importancia que quizá no se tiene en cuenta lo suficiente.
EL PLACER DE LA CASA