¡No Aplastes Este Arcoíris!
69 pages
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¡No Aplastes Este Arcoíris! , livre ebook

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Description

Este libro es la historia de una eterna lucha que trasciende culturas y fronteras. La lucha por la vida y la libertad, no solo individual sino humana. Khezre Haiat conseguirá hacerte reír y llorar, mientras te conduce en un apasionante viaje, desde los coloridos barrios de Irán hasta las costas españolas. En el trasfondo, un grito de esperanza hace reverdecer lo que el hombre da por muerto.


Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 04 octobre 2022
Nombre de lectures 0
EAN13 9781669845690
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

¡NO APLASTES ESTE ARCOÍRIS!
 
 
 
 
 
Khezre Haiat
 
Copyright © 2022 by Khezre Haiat.
Library of Congress Control Number:
2022916791
ISBN:
Hardcover
978-1-6698-4568-3

Softcover
978-1-6698-4567-6

eBook
978-1-6698-4569-0

 
All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording, or by any information storage and retrieval system, without permission in writing from the copyright owner.
 
Any people depicted in stock imagery provided by Getty Images are models, and such images are being used for illustrative purposes only.
Certain stock imagery © Getty Images.
 
 
Rev. date: 09/15/2022
 
 
 
Xlibris
844-714-8691
www.Xlibris.com
846573
 
 
 
 
Dedicado a los buscadores de libertad
Y
justicia del m undo.
Los que van por el camino de la salvación por la justicia y la equidad
 
Este libro cuenta la historia de una niña cuyo padre viaja fuera de Irán con su esposa médica para continuar su educación donde ella nació. Debido a que la madre no puede continuar sus estudios en el extranjero y sufre un choque cultural, a menudo deja a su familia y viaja a Irán. En el último viaje, después de graduarse, la madre viaja para visitar a su familia en el extranjero, y después de vivir allí un tiempo, de repente cambia su comportamiento con llamadas sospechosas y se considera obligada a regresar a Irán de inmediato. Sorprendido por el incidente reciente, el padre saca a la niña de la escuela y la lleva a Irán para investigar el asunto. Allí, la madre no muestra interés en visitar a su hija. La parte principal de la historia tuvo lugar durante la pandemia de corona, lo que añadido a los problemas de la sociedad de esa época, se suma a la dificultad de los acontecimie ntos.
El tema principal de este libro es la confrontación integral de un abogado iraní que aprovecha el poder judicial para ponerlo en contra del padre de una niña, cuya única culpa había sido intentar mantener unida a su familia. El padre, que había nacido durante la guerra entre Irán e Irak y había soportado años de penurias y desplazamientos por la guerra, deseaba brindarle una vida tranquila a su pequeña hija en otra parte del m undo.
El autor de este libro lo escribió con el fin de concienciar a sus lectores acerca de este doloroso evento. Ciertamente, nombrar a personas en este libro pudiendo así poner en riesgo su puesto de trabajo y dignidad humana sería una gran injusticia para ellos. La importancia de escribir este libro se duplica cuando la causa de los hechos inesperados es examinada desde una perspectiva jurídica internaci onal.
Khezre Haiat
 
Abrí mis ojos, un sonido terrible me despertó. La habitación en la que vivía toda nuestra familia parecía polvorienta, no entendía lo que estaba pasando. Yo era solo un niño, pero lo suficientemente valiente, así que me levanté y me di la vuelta. Mi otra hermana estaba durmiendo la siesta al otro lado de la habitación, en nuestra casa nadie tenía una habitación propia. Aparentemente algo había sucedido.
¿No había noticias sobre mi padre y mi madre Hanieh?, entonces, ¿dónde estaban los demás? Corrí directo a la puerta, estaba cerrada, así que me acerqué a la única ventana de la habitación, una gran ventana con largas cortinas. Miré hacia afuera, en ese momento, ¡un objeto grande cayó desde arriba!, como un gran búfalo que se hubiera sentado en el barro. Era de color gris y tan gigantesco que sacudió el edificio violentamente después de caer al suelo. Salpicó barro a la ventana, de manera que no pude ver nada, fue como si se hubiera desatado un gran terremoto durante unos segundos.
Al mismo tiempo, se escuchaba la sirena roja de peligro y, en ocasiones, el espantoso sonido de los aviones de guerra. Había mucho humo y polvo afuera de la ventana, yo permanecí confundido por unos segundos acerca de lo que había sucedido. Corrí a la ventana de nuevo y, poniéndome de puntillas, miré con más atención. No se sabía nada y el sonido del fuego antiaéreo era áspero y aterrador.
Me llevé las manos a los oídos para no escuchar nada. A veces llamaba a mi padre: “¡padre! ¿Dónde estás papi?”. En estos momentos, solo podía buscarlo a él, no había nadie en nuestra casa. Después de todo lo que había pasado, la pequeña Soraya estaba sola en ese rincón cuando se despertó, aparentemente tenía hambre.
Dentro de la habitación, una niebla extraña se había extendido por todas partes, y después de unos minutos me provocó una tos fuerte, no podía respirar. La puerta principal estaba cerrada, me acerqué y la golpeé varias veces. Estaba confundido y encarcelado, no sabía qué hacer. Mi hermana pequeña empezó a toser mucho, no paraba de gritar y llorar. La ansiedad se estaba apoderando de todo mi ser momento a momento, pero fui valiente, me encantaban las aventuras y las emociones fuertes. Parecía que mis fantasías infantiles se hubieran hecho realidad.
Fui a la ventana de nuevo y miré afuera, algo grande llamó mi atención abajo, parecía ser lo que había caído del cielo unos minutos antes. Las ventanas estaban embarradas y apenas se podía ver a través de ellas. Desde adentro, el polvo cubría toda la habitación. Pasaron unos minutos, llamé a Soraya. “¡Cálmate!” -le dije- “Baba Seyedekhoda llegará pronto”. Otra terrible explosión se escuchó cerca, todo el cristal del edificio se estremeció violentamente y la puerta del edificio se abrió de repente, aproveché para salir corriendo.
En estos días, toda mi familia vivía en una sola habitación, que era la residencia de las víctimas de la guerra de la ciudad de Mobarak, conocida como Biokyo. Había una habitación en el lado principal del edificio, que tenía forma de U, y dentro había un jardín con naranjos.
Mi padre era maestro de cuarto grado de primaria y tenía una familia llena de niños. Con mucho esfuerzo, había comprado un refrigerador de aire para refrescar nuestra sala de estar durante el calor abrasador del verano. La máquina funcionaba con electricidad y faltaba agua. El precio del aire acondicionado era muy caro. Cuando el refrigerador estaba encendido, el exceso de agua se vertía y regaba los árboles que estaban en el jardín, el ocasional goteo del agua que caía rompía el silencio. Los alrededores de la ventana seguían completamente embarrados.
Cuando la puerta se abrió, corrí hacia el otro lado de la ventana por curiosidad. Detrás de ella, en la lejanía, había un objeto enorme, cuando lo miré pensé que se parecía a un gran tronco de árbol, quizás los bombardeos habían arrancado una rama grande de un naranjo o de cualquier otro árbol y lo habían arrojado allí.
Me acerqué, salía humo por uno de sus extremos. Recogí un trozo de madera de medio metro del jardín y me acerqué, tenía agujeros, era como el tronco puntiagudo de un gran árbol, grande y grueso. Al principio traté de escalarlo, no pude, después busqué algo con un palo en sus agujeros. Tenía mucha tos y llegué a la cima con mucho esfuerzo, por unos momentos me imaginé que estaba montado sobre un animal. Hacía calor, golpeé el cuerpo con el palo que sostenía, cuando de repente escuché a mi padre gritar en voz alta: “¡¡Mahnam ….Mahnam…”. “¿Dónde estás, papi?” -le respondí. Inmediatamente bajé y grité: “¡aquí estoy! Voy.... voy….”, corrí hacia él y abracé sus piernas con fuerza. Sí, era mi padre y Soraya estaba tranquila en sus brazos. Mi padre le tapó la boca a mi hermana con una toalla de tela y de la misma manera me puso otra toalla mojada a mí. Dijo que no debía quitármela, yo pregunté por qué. “¿No ves que está lleno de humo? Vamos con mamá” -respondió. Le susurré de nuevo: “entonces, ¿dónde están los demás?
¿Dónde están Farid, Sudabeh y mi madre?”. “Mi querido muchacho, ¡cuánto hablas!, vamos con ellos. ¡Tranquilízate! Tenemos que salir de aquí lo antes posible” -respondió. La puerta se había quedado abierta, así que salimos corriendo del edificio. Varios camiones de bomberos cruzaban la calle a toda velocidad. El sonido de sirenas continuas, y en ocasiones también del fuego antiaéreo, perturbaban la tranquilidad del hermoso entorno verde. Cruzamos rápidamente la calle.
El jardinero llamó a mi padre: “Sr. Seyed.... ¡¡Seyedekhoda!! ¿Dónde puedo refugiarme?”. Mi padre le dijo en voz alta: “¡Síguenos! ¡Hacia el refugio! ”. Este señor era un hombre grande, sus hijos nos seguían en brazos de su mujer.
En el camino, mi padre iba recitando constantemente palabras árabes y rezos. Observé a todos con ojos curiosos, miraba de un lado a otro tratando de averiguar qué estaba pasando. A veces, le preguntaba a mi padre: “¿qué ha pasado, papá?”, en respuesta, mi padre decía: “hijo, ¡¿puedes estar en silencio?! Solo camina y no hables. La situación es mala, ¡darte prisa!”. Llegamos a la puerta de la escuela donde mi padre era maestro y nos apresuramos a una gran boca de metro cercana. Había un montón de escaleras que descendían. Abajo, la zona estaba llena de niños, hombres y mujeres, cada uno apretujado contra un rincón. El techo era bajo y hacía que se concentrara mucha humedad. El zumbido de hombres y mujeres, y los gritos de los niños creaban una atmósfera especialmente perturbadora, no había calma en el ambiente. Llegamos al final de una esquina, mi madre se acercó rápidamente y me abrazó con fuerza. “Madre… madre…” -dije, yo también la abracé, escuchar el sonido de su corazón me dio un extraño consuelo. “¡Mamá, tengo hambre!” -le dije- ¿qué ha pasado con la comida?, ¿qué ha pasado con

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