Vi La Luz
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Description

Es muy importante siempre, pensar positivamente y saber que todo, absolutamente todo, tiene un principio y un fin y, que por muy difícil que sean las cosas y se pasen pruebas, tribulaciones, desiertos, valles de sombras, de muerte, siempre hay una esperanza y al final verás la luz que tanto anhelas para resolver ese problema, esa enfermedad, ese desafío que de repente llega a nuestras vidas y muchas de las veces pensamos que no tienen solución y no encontramos la salida.
Siempre debes llamar a las cosas como si ya fueran hechas, mira al cielo que de ahí vendrá tu socorro, encuentra el camino que tanto buscas, sabrás cuál es la verdad y la vida que tú anhelas vivir con felicidad y con un corazón agradecido a Dios. Por tu esperanza, fe y dedicación, verás la luz.
Porque después de cada batalla viene el triunfo, el éxito y la prosperidad, para recibir siempre un milagro y decir gracias a Dios por cada día, por cada instante y por cada segundo de mi vida, porque respiro y puedo ver.
Por fin vi la luz y encontré el camino, la verdad y la vida.

Sujets

Informations

Publié par
Date de parution 14 décembre 2022
Nombre de lectures 0
EAN13 9781506549194
Langue Español

Informations légales : prix de location à la page 0,0200€. Cette information est donnée uniquement à titre indicatif conformément à la législation en vigueur.

Extrait

VI LA LUZ
Encontré el camino, la verdad y la vida
 
 
 
 
Mary Escamilla
 
Copyright © 2022 por Mary Escamilla.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:
2022922996
ISBN:
Tapa Dura
978-1-5065-4918-7

Tapa Blanda
978-1-5065-4917-0

Libro Electrónico
978-1-5065-4919-4

 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
 
Fecha de revisión: 06/12/2022
 
 
 
Palibrio
1663 Liberty Drive
Suite 200
Bloomington, IN 47403
849043
ÍNDICE
Prólogo:
Los Genes
Un Amor Verdadero
La Tercera Edad
¡Codependencia!
Posesiva Y Controladora
Fui Abusada De Niña
Amargura En El Corazón
Marcia
Lleno De Complejos
Mi Esposo Se Enamoró
Mamá Soltera
Cuando El Padre Se Va
La Ausencia De Mi Padre
Promesa A Mi Madre
Sobrepeso Y Obesidad
Mi Matrimonio Se Está Acabando
No Soporto Esos Líderes
No Fui Buena Madre
Codicio Lo De Los Demás
Pastor Codicioso
Marcas En La Piel
Con La Mirada Hacia Abajo
El Ladrón
Mi Niño No Ve
Adicto Al Pecado
Un Crimen
Me Enamoré De Otra Mujer
¿Qué Pasó Con Mi Hija?
Inocente E Ignorante
La Engañadora
Epílogo:
Biografía De La Reverenda, Doctora Mary Escamilla
Títulos De Libros De La Escritora Mary Escamilla:
PRÓLOGO:
E S MUY IMPORTANTE siempre, pensar positivamente y saber que todo, absolutamente todo, tiene un principio y un fin y, que por muy difícil que sean las cosas y se pasen pruebas, tribulaciones, desiertos, valles de sombras, de muerte, siempre hay una esperanza y al final verás la luz que tanto anhelas para resolver ese problema, esa enfermedad, ese desafío que de repente llega a las vidas de las personas y muchas de las veces pensamos que no tienen solución y no van a encontrar la salida.
Te sientes derrotado, cansado, atribulado, traicionado y engañado, y piensas que ya es el final, que no hay ninguna esperanza. Pero eso no es cierto, siempre puedes ver la luz y encontrar el camino, la verdad y la vida.
Y eso te conducirá al éxito, a la prosperidad, a la felicidad y a la sanidad en todas las áreas de tu vida; en la familia, en tu matrimonio, en tus hijos, en tus amistades, en lo físico, en las finanzas, en tu trabajo, en tu negocio, porque siempre existe el milagro de vida. La luz siempre va a alumbrar el sendero por donde tú caminas porque Dios va delante de ti y ahí verás realizado tu milagro.
Siempre debes llamar a las cosas como si ya fueran hechas, mira al cielo que de ahí vendrá tu socorro, encuentra el camino que tanto buscas, sabrás cuál es la verdad y la vida que tú anhelas vivir con felicidad y con un corazón agradecido Dios. Por tu esperanza, fe y dedicación, siempre verás la luz.
 
 
 
Aquí, hay historias de la vida diaria, que suceden en cualquier familia y tú puedes experimentar o estar viviendo una de ellas, pero al saber que hay esperanza, tú verás la luz. Asimismo, encontrarás el camino, la verdad y la vida eterna.
LOS GENES
D OÑA MICAELA ES una señora posesiva, autoritaria y tóxica, a quien le gusta sobajar a personas que nacieron en medio de la pobreza y no quisieron, no pudieron o no tuvieron ninguna oportunidad para cambiar su estilo de vida. Para ella un ser humilde es sinónimo de repugnancia, no quiere ni verlo, evita poner su mirada en él si lo tiene a su alrededor y, ¡que ni se le ocurra acercársele!, porque ella ya está armando un escándalo contra esa persona que se ha cruzado en su camino por error, acusándolo de quererla asaltar, de intentar robarla o hacerle algún daño.
Ella estuvo casada con Alfonso Mejía, un buen hombre que se destacaba como comerciante por ser honrado, trabajador y quien, gracias a su trabajo, le dio a ella muy buena vida. Pero también, quien decidió irse de su casa porque ya no pudo soportar más la tiranía de su esposa, aunque se fue con el corazón herido porque tuvo que dejar con ella a su ser más preciado, a su hijo Gildardo, quien en esa época tenía siete años, era apenas un niño.
Alfonso hubiera querido tener más hijos con Micaela, pero ella echó todo a perder por su temperamento enfermizo y delirante, casi paranoico, se podría decir, con el cual ella se liberaba de los supuestos reclamos que Alfonso le hacía. ¡Qué situación más penosa!... Ese no era hogar, sino un campo de batalla del cual él prefirió escapar. Sin embargo, añoraba estar en esa casa que compró tan ilusionado cuando Micaela aceptó contraer matrimonio con quien, hasta ese entonces, ella consideraba ‘el amor de su vida’.
Todo comenzó como Alfonso lo esperaba, un hogar prometedor, una esposa bella y pulcra que lo hacía muy feliz. Luego, esa etapa fue superada y en mucho cuando el matrimonio se enteró de la llegada de un nuevo ser a sus vidas, ¡su primer hijo venía en camino! Fue algo maravilloso, que les hizo creer que les uniría más en su vida como matrimonio.
Alfonso se desvivió por darle lo mejor a ella y durante todo el embarazo le prodigó la mejor atención médica. Cuando por vez primera ambos tuvieron a su hijo en los brazos lloraron emocionados, sintiéndose los seres más agraciados sobre la tierra y dando las gracias a Dios.
Poco tiempo después Micaela dio un cambio radical en su forma de ser para con su esposo, estaba extraña y se sentía mal. Él sugirió que acudieran a un especialista porque deseaba que ella estuviera bien en todos los aspectos. El médico les diagnosticó que se trataba de un caso de depresión posparto e inició una terapia con Micaela.
Sin embargo, Alfonso notó que el médico se había quedado corto en sus apreciaciones, porque lo que el especialista comentó que podría pasar, que Micaela pudiera mostrar una señal adversa hacia su hijo, no fue así, ella se había vuelto posesiva con el niño y casi no le permitía a su cónyuge estar a ratos con él y mucho menos junto a ella.
En efecto, ella mostraba una marcada animadversión pero dirigida a Alfonso, lo veía con desprecio, le gritaba, lo insultaba diciéndole que estaba arrepentida por haberse casado con él. Y fue así que Alfonso optó por salirse de la recámara conyugal. Muy triste, él seguía apoyando a su esposa casi en todos los deberes, los de trabajar fuera de la casa en su negocio, así como dentro de la casa porque ella no hacía nada.
Él la veía siempre irritable y sentía miedo porque algo malo pudiera hacerle a su hijo. Pero no, más bien ella se exhibía sobreprotectora, más que eso, sumamente posesiva, al grado que en esa casa parecía vivir solamente dos personas, ella y su hijo. Alfonso era ignorado en todo.
En el primer cumpleaños de Gildardo, Micaela lo sacó muy temprano de su casa, se fue con él y regresaron ya entrada la noche. Alfonso estaba allí esperándolos, muy preocupado y con un regalo que había comprado para su vástago. Ella como siempre lo ignoró, hizo como que no lo vio y subió hacia su cuarto llevando a su hijo en brazos. Él no los siguió para evitar cualquier discusión.
Qué lejos había quedado aquella Micaela, ahora ella no le cocinaba, no atendía a su esposo en nada y él sí cumplía en todo como proveedor de su hogar, pero a ella eso no le importaba.
Lo peor fue que cada año, en el cumpleaños del hijo de ambos, ella encontraba un pretexto o inventaba un subterfugio para evitar que Gildardo estuviera cerca de su padre. Esa situación se prolongó hasta cuando ese hijo que él veía crecer pero le era impedido siquiera abrazarlo, cumplió siete años. También al niño le dolía su corazón, él quería abrazar a su papá, pero ella no lo permitía.
Cierto día, Alfonso llegó a su casa llevando como regalo una bicicleta para su vástago, él no reparaba en gastos si se trataba de dar algo a su esposa o a su hijo, pero cuando ella vio aquel juguete, explotó contra él diciendo a gritos.
—¿Acaso estás loco?... ¿Quieres que Gildardo se mate montando ese aparato? ¡No lo voy a permitir, llévatelo!
—Micaela, amor, si sólo se trata de una bicicleta, un juguete que Gildardo está en edad de aprender a usar.
_¡Pues no lo quiero aquí, regrésalo y vete tú también!..
—¡Te estás extralimitando Micaela!... ¡Me preocupa tu actitud y también siento temor por lo que vayas a hacer con Gildardo. ¡Estás mal, es necesario que vayamos con un médico para que te examine!
Nuevamente ella reaccionó gritando.
—¿Me estás diciendo loca?... ¡Loco tú que prefieres vivir aquí como ‘arrimado’. No ves que ni mi hijo ni yo te queremos!
Era tanto el desamor que ella le manifestaba, que él decidió tomar un camino.
—Tienes razón, debo estar loco para insistir en vivir a su lado siendo que me desprecias. Tú ganas, quédate con Gildardo y con la casa, no te va a faltar nada, soy el proveedor y seguiré con mis funciones de varón.
Por su parte ella exclamó:
—¡Vaya, hoy es el día más feliz de mi vida!... Por fin te vas y nos dejas para siempre en paz. ¡Adiós, vete ya!
De esa forma fue como Alfonso decidió irse de su propia casa, llevándose malos recuerdos y el dolor del hijo que tanto amaba, pero cuya presencia le era negada. Al igual que el amor de su esposa y el desprecio que ella le manifestaba.
Las personas cercanas a él, su secretaria y sus empleados, notaron desde aquel día que don Alfonso empezó a desmejorarse, se le veía cansado y agobiado. No obstante, jamá

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